Huelga feminista
#VengoAHablarDeMiHuelga

Desde la Fundación de los Comunes lanzamos una serie de artículos para preguntarnos colectivamente por las líneas que definen el momento presente. Pensar desde los movimientos, sin cortapisas, desde dentro de los procesos es para nosotrxs, la base imprescindible de toda política.

Durante este mes de febrero y hasta el 8 de marzo, la discusión colectiva que hemos invitado a alimentar trata de responder a dos preguntas en torno a la huelga feminista internacional del 8M, ¿cuál es tu huelga? ¿Qué significa una huelga feminista?

Manifestación feminista
Manifestación feminista Bárbara Boyero

8M: ¿Cuál es tu huelga?


Nuria Alabao

Mi huelga es la del trabajo autónomo. Es decir, la de las que no podemos parar legalmente porque no nos ampara el derecho de huelga. Ser autónoma en realidad es un “allá te las compongas con lo tuyo”. Por una parte, es la forma en la que el trabajo “creativo” se configura hoy día, y por otra, uno de los trucos que han encontrado las empresas –amparadas por las sucesivas reformas laborales– para no tener que hacerse cargo de las trabajadoras. En realidad, el Estado también se inhibe, ya que tampoco provee de esos derechos –o lo hace de forma muy parca–.

Por tanto, ¿cómo paramos las autónomas? Somos el país de Europa con más trabajos temporales y la mayoría los ocupamos mujeres porque partimos de peores condiciones que arrastramos de lejos y de un desigualdad de partida que está relacionada con que seamos nosotras las que nos encargamos de las tareas del hogar y los cuidados. Así, la precariedad, que ya es una cualidad intrínseca y cada vez más extendida de nuestro mercado laboral, se ceba más en las mujeres. O sea, si los empleos están cada vez más degradados, con salarios más bajos y mayores cotas de inseguridad, podemos estar seguras de que los peores lugares los ocupan las mujeres. Por ejemplo, el 72% de las jornadas parciales en España son para nosotras, que el año pasado firmamos el 80% de los contratos temporales. Por supuesto, la mayoría no lo ha elegido, sino que no ha encontrado otra opción. Con estos minijobs ya sabemos que no se puede vivir, es decir, tener un trabajo ya no garantiza salir de la pobreza. El porcentaje de trabajadoras pobres en España es el segundo más alto de la UE, tan solo superado por Rumanía.

La precariedad, que ya es una cualidad intrínseca y cada vez más extendida de nuestro mercado laboral, se ceba más en las mujeres

Entonces, tenemos un paisaje laboral muy degradado, en el que las peores consecuencias de la crisis están recayendo sobre nosotras. Y además, la retirada del ya parco estado del bienestar provoca una intensificación del trabajo de cuidados que ya sabemos está realizado mayoritariamente por mujeres –menos guarderías, ayudas a la dependencia, plazas de residencias, etc–. Es decir, perdemos terreno en el trabajo pagado y en el no pagado. Mi huelga es pues, una que pone estas cuestiones en el centro, que aprovecha la emergencia del movimiento para hablar de trabajo, el visible y el invisible y de sus consecuencias sociales. También de renta ¿por qué no? Ante este paisaje y las expectativas de empeoramiento, la huelga feminista tiene que pedir también la Renta Básica.


Marisa Pérez Colina

Mi huelga es, para empezar, un llamamiento a la reformulación de este instrumento de lucha para adaptarlo al contexto social y económico que nos toca. Porque el paro de la cadena de producción en la fábrica fordista —por recurrir a la imagen más clásica— para forzar un cambio en la relación de fuerzas entre capital y trabajo a favor del segundo, ya hace tiempo que perdió buena parte de su potencia de fuego, neoliberalismo global mediante. Ante los cambios introducidos en el sistema económico desde los años 70, desde la deslocalización hasta la desalarización social, pasando por la desvinculación entre derechos y empleo, entre acceso a renta y empleo o entre identidad social y empleo, la huelga laboral ha dejado de ser la forma más eficaz y potente de resistencia a la explotación y a la precarización de las condiciones de vida de segmentos cada vez mayores de población.

“Cuidados”: exigentes y extenuantes faenas, ni elegidas ni vocacionales o no, al menos, en el estado actual de no socialización ni reparto de las mismas

Pero aún en tiempos en que parar “la producción” era una de las formas más eficaces de restablecer o inventar derechos, la división sexual del trabajo enviaba al limbo de la “reproducción” a un ingente porcentaje de las tareas realizadas por las mujeres. Limbo del no reconocimiento y, por lo tanto, de la no valoración ni social ni económica de todos los trabajos que siempre han sostenido el mundo: parir, criar, educar, atender a la salud, sostener las redes de relación (en la familia, en el espacio político), atender las situaciones temporales o transitorias de dependencia, etc. Poner, en definitiva, la materia prima que hace posible la vida, esto es, los seres humanos, en el centro. Eso que ahora se llama “cuidados”, algunas veces desde una cierta idealización y esencialización que conviene evitar, pues estamos hablando de exigentes y extenuantes faenas, ni elegidas ni vocacionales o no, al menos, en el estado actual de no socialización ni reparto de las mismas.

En suma, mi huelga quiere ser huelga social y no solo laboral, para incluir todas las producciones de valor hasta ahora ignoradas en los cómputos económicos, sociales y políticos.


¿Qué significa una huelga feminista?


Ana Encinas

En abril del año pasado, Cristina Cifuentes declaraba en una entrevista con El País que “cuando te reúnes con hombres y te haces la rubia, consigues muchísimo más”. La presidenta de la Comunidad de Madrid trataba de explicar su visión del feminismo después de una entradilla que narra lo intenso de su ritmo de trabajo destacando su apariencia. La conversación transcurre entre estilismos y vida íntima antes de declarar que: “aún existen muchos micromachismos y tenemos que seguir reivindicando la igualdad”. Esta concesión, muy mínima, la realiza después de considerar que la energía invertida en la erradicación del discurso heteropatriarcal, racista y neoliberal es un intento anacrónico de terminar con una situación que ya no existe. Para Cristina Cifuentes, “esta fase está ya superada, la igualdad legal existe”.

Asumían, Cifuentes en sus respuestas y El País en el enfoque de la entrevista, el ideal neoliberal de la igualdad de género donde la mujer es igual que el hombre en todas las esferas. El discurso meritocrático de la igualdad de oportunidades que se olvida de la reproducción y la sostenibilidad de la vida. En la conversación no parecer existir la intención de trasladar el hálito feminista que sí está presente en otras declaraciones públicas de personas reconocidas que trasladan por televisión o redes sociales consignas feministas sin contextualizarlas en el marco de nuestras sociedades, al Norte y capitalistas.

El significado de una huelga feminista tendría que interpretarse teniendo en cuenta su inclusión dentro de un mercado globalizado y de un sector público sometido a los poderes financieros a través del endeudamiento. Una huelga feminista para tiempos de precariedad laboral donde los cuidados, cuando no se trasfieren a personas más precarizadas, se interpretan como una dificultad en la consecución de objetivos.

Este tipo de instrumentalización del discurso feminista invisibiliza la situación de buena parte de las mujeres y trata de redefinir sus fundamentos adaptándolos a las reglas del sistema. Es un mensaje que termina por institucionalizarse en forma de “feminización” y se aleja de la raíz crítica del movimiento feminista resignificando sus valores. Esta práctica ha sido muy evidente en el último año en medios de comunicación convencionales y representantes políticos vinculados al PP y Cs y ha tenido varios grados de sutilidad en personas vinculadas a la cultura y sectores que se definen de izquierda.

Es necesario abordar esta huelga desde la perspectiva de la crisis de los cuidados y las contradicciones con las formas del capitalismo neoliberal

El 8 de marzo volveremos a salir a la calle en una huelga feminista que, se presiente, será numerosa. Muchas pararemos el trabajo -remunerado o no- y el consumo, pero es necesario abordar esta huelga desde la perspectiva de la crisis de los cuidados y las contradicciones con las formas del capitalismo neoliberal. Porque para reivindicar un cambio de enfoque que sitúe la vida en el centro y demandar las circunstancias que nos permitan compaginarla de verdad con un empleo estable y remunerado de una manera justa hay que unir la lucha feminista con la lucha por el derecho a la vivienda o con la defensa de la sanidad pública, por dejar sólo dos de los numerosos espacios de organización social abiertos. El camino del empodramiento de la mujer no podrá hacerse sin asumir la realidad de que el trabajo en la esfera de hogar aún sigue recayendo en gran medida en las mujeres, que conforman sociedades desiguales y que tienen realidades diferentes. Cada reivindicación tendrá que ser, primero, por la vida. Si no, seguiremos sin estar todas.


Nuria Alabao

Estamos en un momento de emergencia fuerte del feminismo. Un momento, donde podemos sacar cientos de miles de mujeres a la calle, en el que ocupamos además: medios, foros públicos, redes sociales… Podemos augurar un ciclo de movilizaciones fuertes. Pero precisamente la historia del feminismo nos enseña que se pueden conquistar derechos formales –cuotas, leyes contra la desigualdad, etc– y visibilidad social al mismo tiempo que perdemos terreno en el ámbito laboral. Hoy, el empeoramiento de las condiciones de trabajo de las mujeres durante la crisis así parece indicarlo. Por tanto, cuando las liberales de Cs dicen que no quieren ir a la marcha porque es “ideológica”, o porque “contesta el sistema”, no hay que escandalizarse, no hay que pedirles su apoyo. Para este camino no necesitamos esa compañía. ¿Acaso a una mujer profesional que no puede hacerse cargo de las tareas del hogar le interesa que las trabajadoras domésticas tengan los derechos que ahora se les niegan? Es posible que de llegar a tenerlos muchas de estas profesionales liberales no pudiesen pagar por ese trabajo. Quizás entonces se tomarían en serio que son tareas que han de ser socializadas para que no recaigan injustamente en nosotras que a menudo, tenemos que pagarlas “con nuestras carreras” –la minoría que puede acceder a ellas–.

¿Sororidad? Toda la necesaria con las que no quieren la igualdad de las mujeres a costa de otras mujeres. Este es tiempo de poner en el centro de la lucha feminista otra vez la cuestión laboral –la degradación del trabajo todo cuyas peores consecuencias nos acaban afectando a nosotras–, y las especificidades de género que hacen que los trabajos feminizados estén aún peor. Las luchas de las Kellys, las trabajadoras domésticas o las recientes huelgas de Berska marcan el camino. La Huelga feminista es un buen momento para hablar de estas cuestiones.


Marisa Pérez Colina

Una huelga feminista en abstracto no sé, pero esta huelga feminista concreta, convocada para el 8 de marzo del 2018 responde, a mi juicio, a una suerte de 15M del movimiento feminista a escala global. El nos queremos vivas argentino prende, en 2017, como un potente aullido internacional que expresa un hasta aquí hemos llegado radical en el campo de la expresión más extrema de las violencias machistas: el de las agresiones físicas más bestias, esto es, las violaciones y los feminicidios. La huelga del próximo 8M extiende la vindicación feminista al ámbito de la explotación patriarcal. Significaría, por lo tanto, una denuncia de la invisibilización del denominado “trabajo reproductivo” no reconocido ni como trabajo ni como productivo; de la feminización de la pobreza vía relegación de las mujeres cis y trans a los sectores laborales más descualificados y peor pagados; del racismo institucional y social que añade a la discriminación de género la discriminación vía origen geográfico y étnico; de la no socialización de las tareas de cuidados y la resistencia a su reparto igualitario entre todos los miembros de la sociedad, sea cual sea su sexo biológico y/o su identidad de género.

Esto en lo que atañe a las impugnaciones. Pero la huelga de mujeres del 8M parece anunciar, además, un nuevo episodio de una serie insurreccional de alegría y potencia política feminista. Se está hablando de revolución feminista y de tercera ola. Se quiere decir, entre otras cosas, que el feminismo no es solo un denuncia de las condiciones de vida de las mujeres, que no es solo una pelea de mujeres y para mujeres. Que es, además y sobre todo, una propuesta de transformación profunda de lo que entendemos por economía y por sociedad. Un movimiento subversivo cada vez más complejo y rico, gracias a las contradicciones y aportaciones introducidas por los feminismos negros, decoloniales, trans, queer y de todas las rebeldías en guerra contra el supremacismo del BBVAh (Blanco, Burgués, Varón, Adulto y Heterosexual).

Sobre este blog
Palabras en movimiento es el espacio en el que, desde la Fundación de los Comunes, queremos poner en común y, sobre todo, en discusión, análisis críticos con respecto a la realidad que nos rodea.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Huelga feminista
Represión Siete participantes de la huelga feminista del 2018 son condenadas a un año y medio
La sentencia exige a las activistas catalanas más de 26.000 euros de indemnización a la empresa ferroviaria, así como hacer frente a las costas judiciales.
8 de marzo
8 de marzo Los feminismos andaluces llenan las calles un 8M marcado por el apoyo al pueblo palestino
Decenas de miles de mujeres se movilizan en las convocatorias del 8M de los feminismos diversos centrados en denunciar el genocidio en Palestina y la defensa de los derechos de las mujeres trans
Represión
Euskal Herria Denon Bizitzak Erdigunean Donostia celebra un guateque para pagar las multas de la huelga feminista general
El goteo de multas ha empezado esta semana. La primera asciende a 800 euros, 400 con pronto pago. El 30 de noviembre hubo 24 identificadas y 5 detenidas solo en la capital guipuzcoana.
#8462
14/2/2018 15:11

Erre que erre con que las huelgas laborales ya no son herramienta. Tragando con el discurso neoliberal...Será que no hay ejemplos de victorias actuales entre quienes plantan cara en los centros de trabajo. Ains...

0
0
Anónima P
9/2/2018 14:30

Desde mi situación laboral no activa participaré en la huelga feminista con el no consumo y la manifestación.
Ahora bien, disiento de la valoración de que las huelgas ya no sirven. Esa opinión forma parte de la ideología capitalista en esta fase neoliberal. En otras huelgas donde trabajamos mujeres y hombres se han conseguido éxitos frente a la patronal por hacerla en piña y sin sembrar divisiones.
Por otra parte, los cuidados y la procreación propia (alerta ante el apoyo a la explotación de útero y a la violencia prostituyente) y a la crianza han perdido peso en la vida de las mujeres. La carga que ha aumentado es compartirlos con la búsqueda de ingresos en el mercado de trabajo aún más precarizado y con menos ayudas sociales.
Mi trabajo profesional es asalariado y público. Cuando hago huelga pierdo parte importante de mi salario y aun así muchas tareas laborales tengo que cumplirlas antes o después (huelga de un dia más simbólica ante compañeros varones y jefas mujeres que perjuicio al sistema).
En fin, menos individualismo liberal o diferenciador de identidades y más unidad entre mujeres trabajadoras y recabar más unidad de trabajadores y compañeros hombres por presión feminista.

4
0
Sobre este blog
Palabras en movimiento es el espacio en el que, desde la Fundación de los Comunes, queremos poner en común y, sobre todo, en discusión, análisis críticos con respecto a la realidad que nos rodea.
Ver todas las entradas
República
Movimiento republicano “Hasta que se vayan”: lema de la segunda Marcha Republicana fijada para 2025
En junio de 2025 la marea republicana se propone llevar a cabo una segunda demostración de rechazo a la monarquía. En la edición de este año se movilizaron miles de personas de distintos puntos del Estado.
Literatura
Gabriela Wiener “Me pregunto si es posible hacer libros que cambien el discurrir del mundo”
La escritora peruana afincada en Madrid ha publicado recientemente ‘Atusparia’, una novela que recorre el pasado, el presente y un posible futuro de su país, un territorio de represión pero también de luchas por el territorio y por el porvenir.
Comunidad de Madrid
La uni se ahoga Ayuso recula ante una comunidad universitaria en lucha: acepta los 169 millones del Gobierno para profesores
El gobierno de Ayuso está planteando una “propuesta alternativa”, que enviará al Ministerio de Ciencia, quien expresaba por carta que “no es comprensible ni explicable” el rechazo a la inyección económica.
Palestina
Palestina “Es nuestra tierra”: colonos israelíes acampan en la frontera con Gaza para lograr un regreso permanente
Envalentonados, un grupo de ultranacionalistas israelíes están acampando cerca de la frontera con la Franja de Gaza para ser los primeros en establecer ahí su nuevo hogar.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
PSOE
Congreso del PSOE El PSOE borra la Q y el ‘plus’ de las siglas LGTBIAQ+ y los colectivos responden: “Se trasladará en violencia”
Unas enmiendas aprobadas durante el 41º Congreso Federal del PSOE piden excluir a las mujeres trans del deporte femenino y eliminan la ‘Q’ y el ‘plus’ en las siglas del colectivo queer en los documentos internos del partido.

Últimas

Violencia machista
Violencia sexual Las artes escénicas de Granada apoyan a las denunciantes de agresiones sexuales en la escuela de teatro
Organizaciones, profesionales y personas vinculadas a las artes escénicas granadinas firman un comunicado donde expresan su apoyo público y sin fisuras a las denunciantes de abusos sexuales por parte del director de La Seducción, Marcos Julián, y señalan la necesidad de protocolos específicos para lograr espacios escénicos seguros
Exclusión sanitaria
Exclusión sanitaria Casi 30.000 personas fueron expulsadas del sistema sanitario en los últimos 32 meses
Un informe de Médicos del Mundo detecta casi 70.000 barreras en la sanidad pública, que sufren principalmente las personas en situación irregular. Mientras, la ley para retornar a la universalidad en la atención permanece en trámite.
Urbanismo
Opinión Desordenación del territorio de la mano del Gobierno regional de Madrid
La Comunidad de Madrid impulsa, mediante tramitación de urgencia, un proyecto de ley Omnibus que afecta a diez leyes regionales con cambios de calado.
Más noticias
México
México Mar en Jaque: Trampas al agua
En esta entrega de la serie sonora sobre la salud de las costas mexicanas exploramos cómo actividades como la pesca y el marisqueo, al extraer especies de los ecosistemas, pueden comprometer su equilibrio
Lobo
Fauna amenazada La última llamada para frenar la desprotección del lobo pasa por Berna
El Comité Permanente del Convenio de Berna relativo a la Conservación de la Vida Silvestre y del Medio Natural en Europa decidirá esta semana si acepta la propuesta de la UE de rebajar el estatus de protección del 'Canis lupus'.
Lobo
Opinión El lobo, la democracia y el infierno
La protección del lobo es una cuestión de interés general y de defensa del equilibrio ecológico, pero también de autodefensa democrática contra los discursos de odio y de polarización extremista que están envenenando la convivencia.

Recomendadas

Sevilla
Palestina Dabke: zapateado colectivo para preservar la identidad palestina ante el genocidio
El grupo de dabke Haweia se encuentra realizando una gira por diferentes ciudades del Estado español para “preservar y promover la identidad cultural palestina utilizando el arte” frente al genocidio que está cometiendo Israel en el territorio.
Melilla
Melilla Encerradas en la ciudad frontera: las trabajadoras marroquíes en Melilla se han cansado de esperar
Desde que en 2020 se cerrara la frontera con Nador, muchas personas marroquíes que hasta entonces podían desplazarse entre ambas ciudades, se han visto empujadas a un callejón burocrático. Un informe documenta las trabas con las que se encuentran.
Kurdistán
Hawzhin Azeez “Encarcelar a Öcalan es encarcelar a toda la nación kurda”
La académica kurda Hawzhin Azeez reflexiona sobre la actualidad de Kurdistán, la posible (pero remota) reactivación de los diálogos de paz en Turquía y la importancia de las mujeres kurdas para la liberación de su pueblo.
PSOE
Congreso Federal del PSOE Sánchez activa el recambio de barones díscolos y compra tiempo sobre la financiación catalana
El 41 cónclave federal del PSOE confirma que Pedro Sánchez no tiene rival en el partido socialista y que varias federaciones en crisis interna, con Madrid a la cabeza, van camino de tensas primarias.