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País Vasco
Eva Silván: “Atender a la abstención y a la agenda alavesa puede ser clave en las elecciones vascas”
Eva Silván (1975) asegura de que estas son unas elecciones diferentes y augura una campaña decisiva en la que “primará más la marca que los candidatos”. Prefiere hablar de un cambio de ciclo electoral, en vez de ciclo político, y mira con interés los nuevos liderazgos generacionales que afloran en cada partido. Silván es feminista y vive como “una oportunidad perdida” que no vaya a haber una mujer lehendakari. Recibe a El Salto revisando la última encuesta del sociómetro vasco. Es una de las politólogas de referencia en Euskadi y una de las caras visibles del análisis en las noches electorales en la radio televisión pública vasca, EITB. Le esperan meses de intenso trabajo y se prepara para una campaña electoral sobre la que planea un posible sorpasso de EH Bildu al PNV.
Es la primera vez que siento que estas elecciones son decisivas, qué hay partido. Más allá de lo evidente, ¿por qué son tan importantes?
Hay tres claves: una intensa competencia electoral que nos lleva a hablar de un empate técnico, el fin de un ciclo electoral con un desgaste del PNV y un aumento de confianza en EH Bildu, que genera una posibilidad real de sorpasso. Y un relevo en los liderazgos. Estas elecciones son diferentes.
Hablas de ciclo electoral y a los partidos, sin embargo, los oímos hablar de cambio de ciclo político. Más allá de la posibilidad o no de sorpasso. ¿Realmente hay un cambio de ciclo o es más un marketing político?
Hay un relevo de liderazgos y eso automáticamente supone un cambio, pero que haya un relevo en el liderazgo no significa que vaya a haber otra forma de hacer política, que vaya a haber una ruptura. Veremos si es algo simbólico o sustantivo, un cambio en la construcción de alianzas y en las maneras de hacer política.
En EH Bildu el cambio parece más profundo, el pasado de Otxandiano nada tiene que ver con la figura de Otegi, por ejemplo. En el PNV, en cambio, cuesta más ver el cambio porque la figura de Ortuzar sigue muy presente y su candidato, Pradales, comparte muchas semejanzas con su antecesor, Urkullu. Sus mensajes, además, son más continuístas. En el caso del PSE, Andueza tiene que conseguir conectar con el cambio.
Que no hayan apostado por una mujer denota que las estructuras dentro de los partidos no están cambiando tanto
En un momento tan decisivo y en pleno cambio, ¿por qué crees que tanto EH Bildu como el PNV han apostado por hombres para la lehendakaritza?
Ellos se sienten seguros en política. Que no hayan apostado por una mujer como candidata nos habla de una falta de confianza en ellas. No les transmiten seguridad. Esto denota que las estructuras dentro de los partidos no están cambiando tanto. A día de hoy, el cambio parece más simbólico que sustantivo. A las mujeres se las expone en los momentos de incertidumbre y se las aparta en los decisivos. Es una oportunidad perdida.
Pradales y Otxandiano tienen demasiados atributos iguales y si no son capaces de diferenciarse, lo que primará será la marca del partido
Dos propuestas muy distintas, pero a nivel de liderazgo me cuesta ver las diferencias. Hombres, de mediana edad, blancos, previsiblemente heterosexuales, con formación académica y con largas trayectorias en sus partidos. ¿En qué se diferencian más allá de sus programas electorales?
A priori no parecen ni muy carismáticos ni especialmente comunicativos. Parece que ambos están más en el pensamiento que en la comunicación. Tienen demasiados atributos iguales y si no son capaces de diferenciarse lo que primará será la marca del partido. Los partidos en momentos de cambio no suelen arriesgar y han preferido no dedicarle tiempo a construir nuevos liderazgos e innovar. En Euskadi se tiende a arriesgar poco.
A mí siempre me parecen sugerentes las segundas espadas, pueden ser el futuro. Veo dos figuras clave, Oihana Etxebarrieta en EH Bildu y Joseba Diáz Antxustegi en el PNV ¿Qué te sugieren?
Ambos representan a la generación millenial, apostar por ellos hubiera sido más rupturista y representaría un cambio más visible. En el caso de Oihana Etxebarrieta, además, es una mujer y la responsable de feminismo en el partido, donde está todo el trabajo por hacer si hablamos de distribución y ejercicio del poder. Los partidos se deben a sus jerarquías y tienen que afianzar las confianzas de sus militantes. El mensaje de cambio habría sido más real.
En el caso de Joseba Diaz Antxustegi representa juventud y es alavés, que en estas elecciones es un territorio muy estratégico; y, además, tiene un fuerte ascendente en el partido, quizás le falte una espontaneidad que irá adquiriendo en campaña. Sin embargo, los candidatos a lehendakari pertenecen a la generación boomer, hay un cambio con respecto a los anteriores, pero de facto está por ver si ponen en marcha nuevas formas de hacer. Eso lo tendrán que demostrar.
A las mujeres se las expone en los momentos de incertidumbre y se las aparta en los decisivos
Álava va a ser decisiva ¿Crees que los partidos la entienden? Tengo la sensación de que interesa sólo por su valor electoral, pero que los partidos no hablan para ella. Somos el territorio con mayor intercambiabilidad política.
La competencia en Álava es enorme, entran en juego todos los partidos, se reparte el mismo número de escaños, pero con menor densidad de población y tiene una capital, Vitoria, que concentra el 75% del voto. Es, sin duda, la gran batalla y los partidos saben de su valor electoral.
Álava tiene una agenda política propia que cada vez está más acentuada y puede ser determinante para ganar las elecciones. Osakidetza preocupa más que en el resto de los territorios y la agenda verde, las políticas sociales y el agro también son claves. Además, es donde el PNV parece sufrir un mayor desgaste.
Sorprende, por ejemplo, la candidatura de Otxandiano por Álava, que puede ser percibida como oportunista al ser vizcaíno. No es una elección que vaya a llevar a EH Bildu a movilizar más votos en Álava. El localismo alavés es muy importante y tengo dudas de que los partidos estén asumiendo su agenda. Se está hablando mucho de industria, que en Álava es importante como lo es también el primer sector, y que tiene que aparecer con propuestas concretas.
El territorio al que mirar ya lo tenemos claro, pero sobre el electorado ¿hay alguna clave?
Hay que mirar cómo se manifiesta el voto joven y el de las mujeres. En principio, EH Bildu está atrayendo el de los jóvenes. Sabemos también que las mujeres votan para parar las políticas regresivas, que suponen un retroceso en derechos, lo que beneficia a los partidos progresistas. En este contexto, PNV tendrá que mostrar que es un partido que tiene los anclajes suficientes para resistir un envite de estas características.
Otra clave es el votante abstencionista crónico que en Euskadi es elevado y que, además, está atravesado por la variable de la desigualdad social. La gente con menor nivel de renta vota menos y tradicionalmente está infrarepresentada en el Parlamento. A eso también hay que atender.
Una vez me dijeron que una campaña electoral se centra en comunicación, candidatos y temas estrella. ¿Sobre qué temas crees que va a girar esta campaña?
La primera clave es preguntarse de qué van a ir estas elecciones, si de gestión o de desgaste, si de continuidad o cambio. Parece que EH Bildu no está apostando por la impugnación a la acción del Gobierno, sino por la cautela, por reconocer al PNV como un actor clave y postularse como la alternativa. Por su parte, el PNV podría activar el miedo a que EH Bildu gane las elecciones para movilizar el voto que ha perdido a lo largo de este ciclo electoral. Lo que sabemos es que el estado de ánimo que predomina en la sociedad vasca es el de preocupación y no tanto el de impugnación, esto puede explicar el comportamiento de los partidos. Pero en un escenario tan ajustado sí que podemos anticipar que será una campaña muy intensa.
A mí me gusta la adrenalina y la velocidad electoral, pero tengo miedo al barro político. ¿Dónde están los límites?
Una parte de la campaña se va a producir en las redes donde hay una oportunidad enorme para la segmentación de mensajes y para llegar a nuevos públicos, pero también de generar burbujas que nos dificulten saber qué está pasando. Esa es la potencialidad y el riesgo del entorno digital. Veremos si los partidos lo utilizan para hacer llegar propuestas o para generar campañas oscuras. Muchas veces no es tanto lo que hagan los partidos, sino su ecosistema, bots o cuentas anónimas que hacen campaña por un candidato y que pueden crear un clima tenso.
Te esperan meses de mucho trabajo. El análisis electoral sigue copado por los hombres, ¿cómo lo enfrentas?
Es cierto que hay una tendencia en los análisis a qué sean los hombres los que explican y contextualizan. “Los hombres te explican cosas”. Ellos se extienden, después hablas tú, tienes menos tiempo, y concluyen matizando tu intervención, pero no hay hostilidad, son detalles que me tomo con ironía e intentando ser rigurosa. Nos toca ganarnos un espacio que también nos pertenece, pero aquí estamos para cambiar las cosas.
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Dice la entrevistada politóloga que NO se fían mucho de las mujeres para Lehendakari. Euskal Herria Bildu en las pasadas ya tuvo a Maddalen Iriarte. Esta vez toca Otxandiano teniendo gente donde escoger, dentro de una coalición tan asentada.
El PNV, está muy quemado al tener tantos años ejerciendo el poder. . .¡Con un Estatuto sin completar! Muchos clientelismos, entre familiares, prevaricaciones, exámenes, filtrados y compromiso con el PP, al que "metió" en las instituciones.
Hay demasiada diferencia entre EH Bildu y el bipartidismo de conveniencia.
Elkarrekin Podemos está funcionando en ayuntamientos y muy bien. Sumar es un movimiento de división, resta y nadie sabe quién maneja el "guiñol"; esto hay que decirlo por que se habla entre la gente de aquí. Como dato en FENE pueblo de Yolanda Díaz, en las pasadas elecciones obtuvo 304 votos, es una "colocadora" de sus adeptos.
Buen análisis. Pero al igual que en en este, en casi todos o todos de esta índole, echo en falta, más allá de la más que discutible Ley D'Hont ( hay otras bastante más represenativas del voto), algo que se debería denunciar, el hecho de que cada una de las tres provincias vascas cuentan con el mismo numeo de diputados: 25. Obviaré calificarlo, háganlo los lectores. Estafas similares y aún más escandalosas se perpetran en otras Comunidades de España como en Canarias, o la reciente de Galicia, 10 diputados fijos por provincia más otros 35.
Pero alma de cántaro, esa igualdad de 25 estuvo (en su día) pactada por los partidos; así como el 3% para obtener representación de esa ciudadanía vasca. Los demás nos acercaremos a nuestra idea política con el voto a las urnas.