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Opinión
Los lobbies armamentistas, también el vasco, nos quieren llevar a la guerra

A finales de junio pasado terminábamos la redacción del libro Conversión de la industria militar en Euskal Herria. Para no fabricar más guerras (ZAPateneo kultu elkartea, 2024), cuya primera parte tiene el título de ¡Que viene “la guerra”!, dedicada a analizar e investigar el porqué de los tambores de guerra que resuenan por Europa desde finales de 2023.
La sorprendente conclusión a la que nos llevaba una investigación fundamentada en numerosos documentos, es la de que desde inicios del actual siglo había comenzado a organizarse de una forma estructurada el lobby de la industria militar europea, quien en dos décadas, a partir de una estrategia de infiltración en los ámbitos de decisión política de la Unión Europea (UE), había ido alcanzando cada vez mayor capacidad de influencia en las políticas continentales, hasta el punto de conseguir su objetivo: hacer de la apuesta por una nueva carrera de armamentos el principal leitmotiv de la UE, algo para lo que, indudablemente, les han sido muy útiles tanto el comienzo de la guerra en Ucrania, como la anunciada nueva política Trump con respecto a la defensa de Europa.
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Lanaren Ekonomia Fusilak, dronak eta interes ekonomikoak: heriotzaren negozioa.
En ese texto demostramos también cómo la angustia de la posibilidad de guerra extendida en Europa había sido azuzada de forma coordinada desde finales de 2023 por algunos de los principales voceros del lobby militar europeo, Von der Leyen, Borrell o Macron, con el objetivo de facilitar el ambiente social que propiciara en 2024 la aprobación (como así ocurrió) de un documento primordial para sus intereses: la Estrategia Industrial Europea de Defensa, complementada con un Programa Europeo de Inversiones en Defensa. Esas medidas prevén inversiones en la industria armamentista que se vieron incrementadas posteriormente con la aprobación del Plan de Acción Inmediata para la Industria de Seguridad y Defensa, del Banco Europeo de Inversiones, o la creación del Comisario de Defensa que propuso la propia Von der Leyen en las elecciones de junio.
Pero, ya avisábamos de que los objetivos del lobby militar iban más allá, y que sus siguientes metas consistían en la emisión de deuda conjunta respaldada por todos los Estados miembros; que los gastos en defensa puedan quedar excluidos del cómputo a la hora de contabilizar el déficit; o que el próximo marco presupuestario incluya una partida de 100.000 millones de euros a la industria militar.
El lobby militar europeo sigue avanzando en su capacidad de influencia en las políticas europeas hacia una nueva carrera de armamentos que incrementa los riesgos reales de una guerra
Todas esas medidas acaban de aprobarse (alguna de ellas sustanciosamente incrementada en su presupuesto) en el marco del denominado Plan de Rearme de la UE, implementado como respuesta a otra de las cuestiones que planteábamos en el libro: la lucha de intereses entre los lobbies armamentistas de Estados Unidos y Europa, pues, como allí comentábamos “Trump viene a decir algo así como ¿Así que os vais a gastar vuestra pasta dándosela a vuestros amigos del lobby armamentista europeo, y para mis amigos del lobby industrial USA que son quienes hacen posible que Estados Unidos os defienda (y me financian la campaña electoral) solo las migajas? Pues que os defiendan Von der Leyen y Borrell”.
En este sentido, sorpresas, pues, muy pocas, el lobby militar europeo sigue avanzando en su capacidad de influencia en las políticas europeas. Aunque ello conduzca a una nueva carrera de armamentos que, además de incrementar los riesgos reales de una guerra, va a suponer esquilmar los ya maltrechos presupuestos de gastos sociales de todos los países europeos.
En el libro comentábamos también que no teníamos datos concretos sobre un lobby militar vasco, pero pocos meses después apareció Zedarriak, cumpliendo su papel de impulsor del sector y llamando a debatir sobre la “oportunidad” de invertir en él. Tenemos intención en próximos textos de tomar parte en ese debate público, pero creemos que previamente habría que tener muy en cuenta una cuestión: el contexto real en el que estamos, y no el que nos quieren hacer creer los interesados lobbies militares y sus tambores de guerra.
En la actualidad asistimos a la descomposición de un sistema social, el capitalismo (o esa Escandalosa Cosa como, con sobradas razones, prefiere llamarle Amaia Pérez Orzoco), en fase de crisis terminal, quien en su huida hacia delante en búsqueda de la acumulación permanente (sustentada en la explotación del trabajo productivo, la expropiación del trabajo reproductivo y la expoliación del planeta) nos está abocando a un precipicio donde convergen todas las crisis que ha ido generando: crisis de desigualdad salvaje y trabajo precario mal remunerado; crisis de cuidados y reproducción social; crisis migratoria y de violencia racializada; crisis ecológica (calentamiento global, extinción de especies, desaparición de ecosistemas, agotamiento de materias primas y energías fósiles), y crisis política que propicia la proliferación del patriarcado, el autoritarismo y el militarismo, tal y como explica e interrelaciona Nancy Fraser en Capitalismo caníbal.
Desde el antimilitarismo proponemos un gran auzolan para la conversión de la industria militar en producción civil de utilidad social que cuestione el sistema productivo y haga posible una Euskal Herria sin fabricación de guerras
En ese contexto el Gobierno Vasco afirma que “la industria armamentística y la industria militar van a tener un desarrollo muy potente en los próximos años,(…) tenemos la suerte en Euskadi de poseer unas industrias (…) que trabajan mucho para ese tipo de ámbito, creo que es una oportunidad para nuevos productos”. Además, su nuevo plan industrial ha sido encargado a una consultora, Zabala Innovation, con vinculaciones directas en el sector de la industria militar, poniendo en evidencia que el ejecutivo vasco forma parte de quienes siguen defendiendo que el objetivo fundamental es aumentar la riqueza, entendida como acumulación de capital, aprovechando las oportunidades de negocio que se presenten.
Con todo ello los gobernantes vascos nos arrastran al abismo, aunque termine realmente estallando esa guerra con la que buscan asustarnos para que cedamos a sus pretensiones de belicistas. Es lo que tiene impulsar el rearme y rodearse de los lobbies armamentistas para quienes la posibilidad de guerra no es un problema, sino un magnífico negocio.
Es desde ahí desde donde creemos que se debe abrir el debate, y desde donde pensamos que quienes apostamos por transformar la realidad deberíamos plantearnos las posibles iniciativas a poner en marcha, para que los lobbies militares y sus tambores de guerra no nos roben la posibilidad de futuro. Desde el antimilitarismo tenemos una propuesta: un gran auzolan para la conversión transformadora de la industria militar en producción civil de utilidad social que cuestione el sistema productivo y haga posible una Euskal Herria donde no se tome parte en la fabricación de guerras.
