Opinión
Día por la Despatologización de la Transexualidad: transitar para ganar todas

Pese a que algunos manuales médicos sigan incluyendo el ‘trastorno de identidad de género’ o ‘disforia de género’, la realidad es tozuda: cada vez más nos empeñamos en desmontar esa narrativa. Aún con varias leyes en diferentes puntos del trámite parlamentario, los movimientos por los derechos de las personas trans tienen todavía mucho por hacer.

Ley Trans en el Congreso de los Diputados
Foto de familia de la plataforma Trans en el Congreso de los Diputados. Dani Gago
Activista trans y consejera Estatal del Área LGTBI de Podemos
20 oct 2018 10:00

Hoy, día 20 de octubre, como cada tercer sábado de de Octubre desde el año 2009, celebramos oficialmente el Día Internacional de Lucha por la Despatologización Trans. Las personas cuyo sexo asignado al nacer no se corresponde con el verdadero son, 11 años después de la aprobación de la Ley de Modificación Registral de Nombre y Sexo en Marzo de 2007 (popularmente conocida como “Ley de Identidad de Género”) consideradas como enfermas mentales, pues esta ley instauró la exigencia del diagnóstico de ‘trastorno de identidad de género’ o ‘disforia de género’, que tenía que proveer un psiquiatra o psicólogo clínico, y que comprobaba mediante pruebas y tests plagados de estereotipos y que atentaban directamente contra los Derechos Humanos. Cuestiones sobre promiscuidad, mezclar la orientación del deseo con la identidad como si fueran excluyentes, o cuestionamientos sobre varios aspectos de nuestras vidas han sido el pan nuestro de cada día, durante más de once años.

Según ésta Ley aún vigente, menores y personas de nacionalidad no española están excluidas de poder cambiar su mención de sexo en su documentación oficial. Además, el actual ordenamiento jurídico, exige que las personas que sí puedan cumplir todos los requisitos previos están obligadas a pasar un proceso médico durante un mínimo de dos años, habitualmente un proceso de hormonación, se quiera o no. Cosa de singular importancia, pues ello produce tomar una medicación cuyos efectos secundarios implican esterilización, así como asumir que todas las personas en esta situación están disconformes con sus caracteres sexuales corporales. El requisito de tratamiento médico durante al menos dos años supone dificultades en todos los aspectos del día a día donde la documentación oficial juega un papel: tomar un avión en el aeropuerto, hacerse la tarjeta de transporte, realizar una transacción en el banco, ser correctamente mencionada en las listas de clase, o pasar pruebas de selección y poder acceder a un contrato de trabajo, son sólo algunos de esos obstáculos de ese limbo legal donde nos convertimos en personas impostoras de nosotras mismas, donde estamos continuamente expuestas a que cualquiera pueda desclasificar una información de índole estrictamente personal, y en definitiva, a dar explicaciones permanentes sobre quienes somos, y por qué somos quienes somos frente a quienes el Estado se empeña en decirnos que deberíamos ser.

Si bien en el Estado Español se instauró la patologización de la transexualidad mediante estos requisitos médicos-legales, a nivel internacional esta consideración patológica de nuestra identidades viene de muy atrás. Concretamente, en dos manuales internacionales, el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) de la Asociación de Psiquiatría Norteamericana, y el CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) editado por la OMS. En la primera de ellas la inclusión de esta realidad de forma patologizante ya se produjo en los años 80, mientras que en la segunda, al mismo tiempo que desaparecía la homosexualidad como trastorno en los años 90 se incluía la transexualidad (y el travestismo, cuestión diferente pero que, por la falta de educación en diversidad sexual, seguimos empeñados en mezclar socialmente).

La inclusión del ‘trastorno de identidad de género’ o ‘disforia de género’ (malestar del individuo sobre sus caracteres sexuales primarios y secundarios) en estos manuales es importantísima por dos motivos: por un lado, porque por el funcionamiento tanto de los sistemas de salud públicos como privados (como en EEUU, con seguros médicos que reembolsan tratamientos y procedimientos a través de estos diagnósticos aprobados en dichos manuales) estas categorías garantizan que en aquellos casos (que no son todos, pues hay personas que no conviven con ese malestar y aceptan, a pesar de las dificultades sociales, sus cuerpos) donde sean necesarios tratamientos e intervenciones de carácter médico, se pueda dar mejor cobertura en su acceso a una población tradicionalmente precarizada y marginada (ahí está el dato del 85% de paro en personas trans). Por otra parte, las unidades diagnósticas referidas en ambos manuales trasladan la idea de que las personas trans están todas cortadas por el mismo patrón: todas tienen un malestar profundo con su corporalidad, odian sus genitales, y tienen un odio intrínseco a cómo son sexadas por el resto, por lo que necesitan “cambiar”.

Pese a la consideración de la transexualidad como un trastorno, la realidad es tozuda: cada vez más nos empeñamos en desmontar esa narrativa aparentemente común del “cuerpo equivocado”

Uno de los fenómenos más interesantes de estos diagnósticos es tanto el referido a la parte económica, como a la voluntad neutralizadora de encontrar una episteme, un sentido común que vaya a la raíz de tanto supuesto malestar: los diagnósticos se aplican a individuos específicos, y por tanto individualizan.

Y sin embargo, la realidad es tozuda: cada vez más nos empeñamos en desmontar esa narrativa aparentemente común del “cuerpo equivocado” (¿acaso hay algún cuerpo equivocado sin sociedad con ideas equivocadas?), de la aspiración al “querer ser” y no la aceptación del “ya soy”, o del destino gris y marginal no por falta de oportunidades sociales, sino por elección propia.

Porque detrás de la lucha diaria de muchas personas trans subyacen preguntas de profundo calado en nuestras sociedades: ¿quién soy? (una de las preguntas importantes de la humanidad), ¿cómo me construyo en base a la mirada de los demás?, ¿qué es lo que consideramos que es un hombre y qué una mujer?, ¿cuales son las violencias, los estereotipos, las oportunidades que tendremos en base a esas palabras que marcan el “deber ser” social, los maŕgenes y los puntos ciegos de una estructura patriarcal que llevamos arrastrando durante siglos?

Éstas son las verdaderas preguntas que enmarcan a esta lucha. De forma paralela, los diagnósticos, que se crean por el sistema económico en el que estań inscritos los sistemas de salud, también contienen una voluntad neutralizadora de encontrar una episteme, un sentido común que vaya a la raíz de tanto supuesto malestar: los diagnósticos se aplican a individuos específicos, y por tanto problematizan a personas concretas, sin entrar en el gran melón de la cuestión: ¿por qué tenemos a cada vez más personas incómodas por no poder entrar en esos ideales de hombre y mujer ideales que se nos venden como adalides de éxito social? ¿Por qué ser “hombre” o “mujer” tiene un significado (y un significante) cada vez más estrecho? ¿Pueden conseguir estos requisitos médicos, estos diagnósticos individualizantes de forma patológica trasladar ideas que permanecen inmutables en la base de la construcción de nuestras identidades y nuestras sociedades?

Porque cuando surge el debate sobre si las mujeres trans pueden ser sujeto del feminismo, de si una mujer es solo aquella equipada con ciertos pares de cromosomas, gónadas o genitales, o de si alguien es discriminada solo por haber nacido con una vulva entre las piernas, y no por la lectura social que se tenga acerca de lo que se entiende por “mujer” nos estaremos preguntando (u obviando) una reflexión necesaria acerca de los límites de ciertas palabras que abarcan muchísimo más de lo que aparentemente son, o más bien, de lo que se nos ha dado a entender.

Por todo ello surgió este día de lucha. Un día fruto del trabajo de los colectivos más al margen de las instituciones, el de los saberes y poderes oficiales, que incluso cuestionaba el statu quo de estas mismas estructuras y poderes institucionales, y que a nivel más pragmático nacía con los objetivos concretos de retirar la categoría de ‘disforia de género’, abolir los tratamientos de normalización binaria a personas intersex, propiciar el libre acceso a tratamientos hormonales y cirugías sin tutela psiquiátrica, ofrecer una cobertura pública y luchar contra la transfobia en todos los niveles (instituciones, medios de comunicación y sociedad civil)

Pese a la reciente irrupción de las valientes familias de menores en situación de transexualidad y de la visibilidad adquirida, y de logros históricos como el anunciado esta mañana por el Ministerio de Justicia del Gobierno de España sobre la rectificación registral de los menores trans, varios de estos objetivos aún no se han materializado.

A pesar del rechazo al autobús naranja, muchas personas seguimos teniendo menos derechos y oportunidades

A pesar del rechazo al autobús naranja por parte de una sociedad que declara que con los niños no hay que meterse, muchas personas seguimos teniendo menos derechos y oportunidades. Situaciones como la de ver quién eres cuestionado, día sí y día también, y que llevan, no por tendencias individuales, sino por presiones y cuestionamientos sistemáticos, a intentar quitarse la vida a muchos Alan-s, muchas Thalía-s, muchos Ekai-s. Ese es el territorio hostil por el que aún, a 20 de octubre de 2018, debemos transitar. Cuando ese transitar debiera ser un transitar social de ideas que sean más amables con la diversidad, con el relajo de unas normas sexuales y de género que no nos hacen mal a las personas trans, sino a todas.

Aún con varias leyes en diferentes puntos del trámite parlamentario en la cámara baja (Ley de Igualdad LGTBI, que incluye medidas para la población trans, y una Ley Integral Estatal de Transexualidad con medidas en el ámbito laboral sanitario, educativo, en deportes, prisiones), éste es el verdadero trabajo que como movimiento y como sociedad nos queda por hacer. La de conseguir un mundo donde cada vez más gente, sea como sea, sonría cada día un poquito más.

Libertades
Mil maneras de ser personas trans

En Construcciones identitarias. Work in progress la fotógrafa y activista Mar C. Llop reflexiona sobre la diversidad de relaciones, tránsitos y experiencias que implica la vivencia trans.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
Opinión
Laicismo Cementerios públicos, enterramientos y ritos religiosos
Que el Estado español se define constitucionalmente como aconfesional parece, más que una realidad, un objetivo que se antoja a muy largo plazo.
Opinión
Opinión Sindicalismo que gana: la clave no es la unidad, sino organizar a las mayorías
Mientras el anarcosindicalismo debate estructuras, las plantillas siguen desmovilizadas. La verdadera batalla es organizar a las mayorías. Sin victorias concretas, incluso el modelo más puro es papel mojado.
#24872
23/10/2018 0:10

Es más complejo de lo deseable

0
1
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.
Grecia
Grecia Frontex pone de nuevo la mirada en Grecia
En enero de 2025 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos acusó a las autoridades griegas de llevar a cabo devoluciones forzadas de manera sistemática.
Comunidad de Madrid
Memoria histórica Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
El Salto acompaña a un contingente internacional de políticos, políticas y activistas en una ruta en memoria de los brigadistas internacionales que acudieron a luchar a España contra el fascismo, en un ejercicio inspirador para el presente.
Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Crisis climática
Balance climático El Mediterráneo se consolida como zona especialmente vulnerable al cambio climático
Las víctimas de la dana suponen dos tercios de las muertes por fenómenos extremos en Europa en 2024, según un informe conjunto de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial que hace un balance climático del continente el pasado año.

Últimas

Eventos
Taller de podcast El Salto invita a estudiantes a explorar las posibilidades del formato audiovisual
Proponemos un taller de guion y producción de programas para estudiantes de comunicación y periodismo los días 24 de abril y 8 de mayo.
València
València CGT denuncia graves incumplimientos del plan de inundaciones en la dana de València
Un informe incorporado a la causa judicial señala la falta de seguimiento de los propios protocolos autonómicos en el día de la tragedia y la víspera.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Educación El Gobierno de Ayuso deberá pagar 1.000 euros a una profesora por el exceso de horas lectivas
Según CCOO, hasta 6.500 profesoras y profesoras se podrán acoger a esta sentencia que supone una penalización a la Comunidad de Madrid por el exceso de horas extras que realiza el profesorado.
Laboral
Laboral El sindicato ELA alerta sobre la salud mental de las trabajadoras en intervención social
“Somos un instrumento de contención porque tratamos con población muy dañada, estamos en mitad del sándwich”, explica la educadora social Vanesa Núñez Moran.
Ayuntamiento de Madrid
Huelga de basuras Huelga indefinida de basuras en Madrid desde el 21 de abril tras romperse las negociaciones
Los representantes sindicales fuerzan el paro para obligar a las empresas subcontratadas por el Ayuntamiento a escuchar sus propuestas. El Ayuntamiento fija servicios mínimos del 50 %.

Recomendadas

Poesía
Culturas Joan Brossa, el mago que jugó con la poesía para reinventar el poder de la palabra
Casi inabarcable, la producción creativa de Joan Brossa se expandió a lo largo —durante medio siglo XX— y a lo ancho —de sonetos a piezas teatrales, pasando por carteles o poemas objeto— para tender puentes entre el arte, la política y el humor.
República del Sudán
Sudán Cara a. Un Sudán en guerra
Se cumplen dos años de una guerra que ya deja más de 13 millones de personas desplazadas y más de ocho millones de sudaneses al borde de la inanición.
Andalucía
Memoria histórica La inanición de la memoria andaluza
Las políticas públicas de memoria en Andalucía se encuentran en un estado de paralización que pone en duda la voluntad de la Junta por la reparación efectiva.