Fascismo
Del fascismo en la sociedad del espectáculo

Aquello que se negaba hasta la saciedad hasta hace poco (...) saca hoy músculo.
Espectáculo
17 nov 2017 15:23
Con algunos cambios, no dejamos de asistir –con verdadero asombro– a lo que el situacionista Guy Debord (1996) llamó la sociedad del espectáculo. Una sociedad dogmática, marcada por la imagen, basada en el desarrollo y regida por el sistema capitalista que se pretende homogénea –pero no lo es– en la que todo ha sido objetualizado y mercantilizado –hasta la vida misma. Una sociedad en la que somos espectadores, nada más, espectadores que asisten, día a día, a la gran ceremonia de la realidad que habitamos, que se nos presenta en una gran multiplicidad de manifestaciones –sin apenas tener voz ni voto en ellas. 

La sección de deportes que dura más que las noticias. Las discusiones infinitas en las erre erre ese eses. La indignación en 140 caracteres. La banalización del sexo –uno de los más mágicos y pericolosos acontecimientos– a través de las muchas a pe pés que existen hoy día. La nueva política. La cibernética –basada en producir información para analizar cómo reaccionamos y actuamos ante ella. Los temas que importan. La publicidad. El running, y el spinning, y el padel, y el strongismo –acompañado de sacrificio, esfuerzo y si luchas lo consigues. Las tendencias infinitas. Los influencers. Los sueños que nos venden –pero no se compran. La mentira que repetida mil veces se convierte en una verdad. La vida que hemos de comprar. El contrato que no queremos –pero hemos de firmar. La felicidad mercantilizada… 

Pero en esta sociedad que nos habita, las cosas han cambiado sobremanera con respecto a los tiempos del grandérrimo filósofo que le dio nombre. No somos meros espectadores, que también pensamos, y hacemos. Y en esta cuestión, nos estamos manifestando fascinantemente bien. 

No sólo somos espectadores, también desplegamos espectáculo. El machismo, el racismo, la homofobia, la globalización, la explotación, la pobreza, la esclavitud, el extractivismo, el sometimiento al mercado, el control, la seguridad, la vigilancia permanente, el amor de las películas, las necesidades innecesarias que determinan nuestro ser, las muy múltiples maneras en que la violencia se ha adherido a nosotros, la virtualidad de gran parte de nuestras relaciones, la indiferencia ante lo que nos es ajeno –pero de lo que participamos sobremanera, la precarización de nuestro devenir, el control de un pasado –pasado– por el que se justifica el presente –fracaso– para imponer un futuro –que no se ve, la censura selectiva, la corrupción infinita...

Mientras mueren millares de personas cada día –en millares de espacios-tiempos, mientras la violencia machista y los feminicidios proliferan en todas partes, mientras se secan nuestros ríos –y queman nuestros bosques, mientras nos roban –por cualquier cosa, mientras la lucha de clases se desfigura –porque nos quieren hacer creer que los de abajo alcanzarán algún día a los de arriba, mientras los pueblos se extinguen mucho a mucho, mientras la privatización se mete –cada vez más rápidamente– en todas partes, mientras hay gente sin casas y casas sin gente, mientras va desapareciendo toooooda una caterva de saber-hacer que nos es imprescindible, mientras la guerra es la continuación de la política y la economía por otros medios –y se hace fuerte en cada rincón del planeta, mientras el sometimiento a la realidad irreal que se proyecta sobre nosotros no cesa en su expansión… la sociedad del espectáculo no ha estado quieta del todo, que ha movido ficha. 

Aquello que se negaba hasta la saciedad hasta hace poco, aquello que nunca se fue, saca hoy músculo. La sociedad del espectáculo es fascista. Y así lo estamos demostrando constantemente. Cuando temerosos de rebelarnos ante quienes se están cargando nuestros sueños, pagamos nuestra rabia con el resto. Participando de la xenofobia –tanto sutil como ferozmente– sin pararnos a pensar en qué estamos haciendo. Odiando reactivamente a quienes pretenden activa e idealistamente subvertir el orden de las cosas. Entregándonos en cuerpo y alma a los brazos de la producción y la mercancía dominantes. Mirando para otro lado cuando una mujer es acosada, violada o asesinada –dudando muy mucho de ello. Defendiendo los estados-nación –ahora, tan de moda, con banderas– que muy bien engañados –manipulando la historia, mancillando el sentido de un sinfín de cosas, enfrentándonos entre nosotros, jerarquizándolo todo, burocratizando cada paso que damos, proyectándose aquí y acullá, entre otras muchas acciones– nos ha traído hasta aquí. Renunciando a la vida. Delegando nuestro devenir en manos ajenas. Actuando como polis vestidos de civil. Creyendo en los consensos impuestos. Posicionándonos de parte de un sistema que nos ahoga sosegadamente para que la hostia parezca siempre menor… 

Deseo de dinero, deseo de ejército, deseo de policía y de Estado, deseo fascista, incluso el fascismo es deseo. (…) Fascismo rural y fascismo de ciudad o de barrio, joven fascismo y fascismo de excombatiente, fascismo de izquierda y de derecha, de pareja, de familia, de escuela o de despacho; cada fascismo se define por un microagujero negro, que vale por sí mismo y comunica con los otros antes de resonar en un gran agujero central generalizado (…) Si el fascismo es peligroso se debe a su potencia micropolítica o molecular, puesto que es un movimiento en masa. 
—Mil Mesetas 
Gilles Deleuze y Félix Guattari 

Ahora que nuestros agujeros microfascistas están potenciando un gran agujero macrofascista que no sabemos hacia dónde nos llevará, ahora que hemos tomado más parte que nunca en el espectáculo del que sólo somos marionetas obsoletas, ahora que la lógica de la locura capitalista es soberanamente poderosa, ahora que la deriva se ha convertido en la brújula de nuestros pasos… la cuestión no está únicamente en resistir y luchar nada más, pues tenemos que revisar por qué estamos así. No es baladí que el fascismo vuelva hoy a campar a sus anchas allá por donde se mueve, y que se niegue. 

En España podemos afirmar que Franco lo hizo muy bien. En Francia la tensión es más que palpable. Alemania vuelve a tener nazis en su congreso. Grecia se asfixia mientras los poderosos la prostituyen. Los fundamentalismos intolerantes ganan terreno –frente a la pasividad de nuestros gestores. América Latina entera se encuentra de nuevo al interior de una vorágine político-económica muy bien orquestada por el Imperio. Rusia continúa en su esquizofrenia. El comunismo capitalista chino se ha convertido en la batuta del gran orden geopolítico. Estados Unidos, totalmente destroyer. Oriente Medio en permanente implosión. El riquísimo continente africano gestionado y abandonado por sus explotadores, la guerra está en todas partes… 

La originalidad del capitalismo es que ya no cuenta con ningún código. Hay residuos de código, pero ya nadie cree, ya no creemos en nada. El último código que ha sabido producir el capitalismo ha sido el fascismo. 
—Derrames 
Gilles Deleuze 

Nada más nihilista que el presente que habitamos para darnos cuenta de lo que afirmamos. No estamos ante algo aislado, que está en todas partes y, de una forma u otra, no dejamos de participar de su propagación. 

Nunca se fueron los tiempos oscuros, ¿qué espacios queremos cohabitar? 

Sobre este blog
Blog donde pensar lo político desde la filosofía. Nuestra intención es la de difundir y compilar pensamiento politico construido desde, entre y para los pueblos de las periferias del Estado Español. Enfocaremos el blog desde sus problemáticas mas específicas. Sin ser extensivos y a modo de ejemplo: Luchas por los territorios, procesos de comunalización, colonialismo interno, despoblamiento de los territorios rurales, reapropiación del patrimonio histórico, artístico y natural, maternidades, desarrollos productivos.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Fascismo
Fascismo La líder de Bastión Frontal, Isabel Peralta, condenada a un año de cárcel por delito de odio
La Audiencia Provincial de Madrid confirma que clamar “les vamos a plantar cara, muerte al invasor” atenta contra la “dignidad del colectivo de inmigrantes marroquíes".
#40371
3/10/2019 14:28

La verdad es que ontologizar el fascismo sacándolo de la historia misma y decir que el momento histórico del espectáculo es fascista es directamente saltarte todo análisis mínimamente dialéctico para caer en el típico parloteo deshistorizado que trata de aplicar categorías fuerza de su propio contexto.

0
0
#40359
3/10/2019 11:53

Verdadera mierda

0
0
#3647
23/11/2017 22:43

Basura.

3
4
JVTG
23/11/2017 22:42

Puf, amighiño; vaya cagalera mental tan densa que tienes. El predictor de texto de mi móvil escribe con más coherencia. No lo tomes a mal, ¿vale?

0
1
P
26/11/2017 10:27

Más razón que la Guardia Civil tienes!! Si es que no pué ser tanto pensar sin saber escribir...

0
1
Ioanna
21/11/2017 1:45

Dolorosamente ilustrativo, escéptico al futuro pero fiel retrato de nuestro tiempo.

6
2
Esteban Charpentier
19/11/2017 14:46

Agudo y real. Felicitaciones!

12
2
Sobre este blog
Blog donde pensar lo político desde la filosofía. Nuestra intención es la de difundir y compilar pensamiento politico construido desde, entre y para los pueblos de las periferias del Estado Español. Enfocaremos el blog desde sus problemáticas mas específicas. Sin ser extensivos y a modo de ejemplo: Luchas por los territorios, procesos de comunalización, colonialismo interno, despoblamiento de los territorios rurales, reapropiación del patrimonio histórico, artístico y natural, maternidades, desarrollos productivos.
Ver todas las entradas
Líbano
Líbano Cinco décadas sin paz ni justicia en Líbano
El país mediterráneo conmemora el 50 aniversario desde el inicio de la guerra civil, un conflicto cuyos crímenes no se han juzgado y cuyos desaparecidos no se han encontrado
La vida y ya
La vida y ya Días de vacaciones
No somos conscientes de que la lluvia depende, en un porcentaje altísimo, de ellas. Sin plantas hay menos lluvia. Sin lluvia las semillas no germinan. Así funciona.
Economía social y solidaria
Tecnología Inteligencia Artificial y economía solidaria: ¿posibles aliadas?
¿Cómo debe relacionarse la economía solidaria con una tecnología que vulnera derechos humanos y ambientales constantemente? Cooperativas e investigadoras tecnológicas animan al movimiento a perderle el miedo y a utilizarla de manera crítica.
Multinacionales
Multinacionales Maersk y las rutas de complicidad con el genocidio israelí en Gaza
Crece la presión internacional contra la naviera danesa que está aprovisionando a Israel de armas para cometer el genocidio de Gaza en contra de las medidas cautelares tomadas por la Corte Internacional de Justicia.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.

Últimas

Eventos
Taller de podcast El Salto invita a estudiantes a explorar las posibilidades del formato audiovisual
Proponemos un taller de guion y producción de programas para estudiantes de comunicación y periodismo los días 24 de abril y 8 de mayo.
Ayuntamiento de Madrid
Residuos La “motosierra de Almeida” no frena la oposición social al cantón de la limpieza en Montecarmelo
Los vecinos no entienden por qué el Ayuntamiento madrileño no accede a construir el cantón en una parcela técnicamente viable y que no afectaría a miles de niños y la única zona verde del barrio.
Crisis climática
Crisis climática La UE se entrega al ardor guerrero mientras descuida la crisis social y la emergencia climática
Varios países de la UE ya están recortando drásticamente en servicios públicos y estado del bienestar para poder costear el aumento del presupuesto militar.
Opinión
Space X Los viajes al espacio y el efecto Katy Perry
El 2024 fue el año más caliente desde que hay registros, mientras que Katy Perry y un puñado de millonarias nos deleitaron con su viaje espacial cortesía de Jeff Bezos.
Estados Unidos
Estados Unidos La buena sintonía entre Trump y Meloni
Como era de esperar, los mandatarios mostraron afinidades políticas e ideológicas. La italiana insistió en la idea de “fortalecer Occidente”.
Series
Series Masculinidad hegemónica o plomo: la sátira contra los hombres en ‘The White Lotus’
La serie culmina de forma trágica, llevando al extremo la lógica neoliberal, y se cuestiona si es posible una transformación que no termine cooptada por el propio patriarcado.

Recomendadas

Historia
Historia Cuando la solidaridad antifascista reunió a musulmanes, judíos y cristianos en la España republicana
Marc Almodóvar y Andreu Rosés rescatan a los combatientes árabes de la Brigadas Internacionales en el libro ‘Moros contra Franco. El antifascismo y la Guerra Civil española en el mundo árabe’.
Valencià
València Duelo colectivo y brecha de género, las consecuencias de la dana en la salud mental
Más allá de lo material, el sufrimiento mental continúa golpeando las vidas de l´Horta Sud. Mujeres cuidadoras y colectivos vulnerables encabezan un luto que todavía no ha encontrado descanso.
Galicia
Galicia La UE cava hondo: litio gallego para el nuevo militarismo europeo
En pleno rearme ordenado desde Bruselas, Galicia entra en el tablero geopolítico como potencial proveedor de litio para la industria de defensa. Un enclave de alto valor ecológico en Doade (Ourense) se convertirá en cantera para baterías militares.