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Música
La enseñanza musical resiste en Andalucía
La huelga del profesorado en conservatorios pone de manifiesto la fragilidad que sostiene la enseñanza musical en Andalucía.
“La música está relegada a un segundo plano. Somos una enseñanza complementaria y eso nos resta importancia ante la sociedad. Muchos creen que tenemos recogidos a los niños”. Son palabras de Estefanía Carrillo, profesora en el conservatorio Paco de Lucía (Algeciras, Cádiz). Se muestra contenta pese al estrés sufrido en los últimos meses. Desde el 17 de abril, los docentes interinos de los conservatorios andaluces, es decir, la mayoría del profesorado, están inmersos en una huelga indefinida in crescendo. Un pulso que, pese a no torcer el brazo del Ejecutivo andaluz, se ha sumado a una alta conflictividad en la educación que ha costado el cargo a la consejera Adelaida de la Calle. En juego, la calidad de la enseñanza pública musical.
Laura Campos, subdirectora del conservatorio Muñoz Molleda de La Línea (Cádiz), es tajante en relacionar estabilidad y éxito educativo. “El índice de abandono que tienen los alumnos con un profesor distinto cada año es mayor que los que continúan con un mismo docente”. Para Campos, esto se debe a la cercanía e individualidad que caracteriza la enseñanza musical. “Esta enseñanza requiere transmitir el gusto por la música y crear cierta afinidad profesor-alumno. Por eso la continuidad es fundamental”.
“Hay una limitación de plazas como estrategia para reducir personal”, denuncia la profesora Estefanía Carrillo
Los efectos no se quedan en los cambios de plantilla de cada curso. Sebastián Alcoy, secretario de enseñanza de Comisiones Obreras en Cádiz, explica que la interinidad viene acompañada de una alta movilidad, con consecuencias en la enseñanza durante el curso. “En la mayoría de casos, el profesor se va a vivir al lugar de trabajo, su familia no. Esto acaba generando un agotamiento físico y mental que se traslada a los estudiantes”.
Para corregir esta precariedad de las plantillas, que en los conservatorios alcanza el 70% según datos de CC OO, la Junta de Andalucía convocó en marzo oposiciones al cuerpo de profesores de Música y Artes Escénicas para junio de 2017. Concretamente, esta convocatoria afecta a once de las 60 especialidades: flauta travesera, guitarra, guitarra flamenca, percusión, piano, saxofón, trombón, viola, violín, danza contemporánea y lenguaje musical. Para 200 plazas ofertadas se han presentado 2.210 solicitudes. Aunque la razón de la convocatoria viene de arriba, de Luxemburgo. El 14 de septiembre de 2016, una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea acusaba a España de abusar de las contrataciones temporales en las administraciones públicas. De ahí que la Junta insista en que las oposiciones “responden al objetivo de cumplir con la recomendación europea de disminuir la interinidad hasta situarla en niveles del 8 al 10%”. Sin embargo, el acelerón dado por el Gobierno andaluz ha cogido desprevenidos a los profesores de Música y Artes Escénicas, que han acabado yendo a la huelga por iniciativa de CC OO, que considera las oposiciones impuestas y sin negociar.
La Junta se apoya en el respaldo de UGT, USTEA, CSIF y ANPE en la Mesa Sectorial de Educación para continuar adelante, aún con el Parlamento andaluz en contra. Una huelga que, más allá de la guerra de cifras entre administración y sindicato, ha tenido efectos. “Los padres entienden que los profesores hagan huelga, pero ha habido preocupación por alumnos que se han estado quedando atrás en la preparación de la prueba de primero de profesional”, lamenta Campos.
Alcoy critica el agravio que suponen estas oposiciones para el profesorado que ya ejerce en Andalucía. “No se convoca en ninguna Comunidad, salvo Baleares, que tiene la barrera del idioma. Eso significa que vendrán muchos profesores de todo el Estado. No tienen más remedio que presentarse. Muchos aprobarán y obtendrán plaza, pero querrán volver a su tierra y no consolidaremos plantillas”. La Junta lo niega y asegura que “el temido efecto llamada ha sido muy limitado”. Tanto Alcoy como Carrillo apuntan a “intereses políticos” del Gobierno andaluz para lanzar estas oposiciones con tan poco tiempo. Pedro Guil, director del Paco de Lucía, resalta la necesidad “de estabilizarlos [a los interinos], pero no de una forma fría y deshumanizada. Hay que aunar la entrada de nuevos profesores, tienen derecho, con las personas que llevan años concatenando contratos”.
La precariedad también afecta a las infraestructuras. Es el caso del conservatorio Paco de Lucía, que carece de edificio propio, compartiéndolo con el IES Isla Verde. “No son las [infraestructuras] apropiadas para este servicio educativo. No podemos estudiar música si no hay un ambiente acústico adecuado”, se lamenta su director. “Gracias al empuje de nuestra comunidad educativa”, la Junta se ha comprometido a construir un edificio propio, aunque no hay fecha concreta. Donde sí han empezado las obras es en el centro Ramón Garay de Jaén, aunque se prevén retrasos, y mientras, sus enseñanzas se reubican en varios centros de secundaria. La subdirectora del Muñoz Molleda admite que su edificio necesita reformas. “El edificio está cediendo y se están generando varias grietas, aunque es seguro”, matiza. Para Campos el problema se resume en que “los conservatorios vamos creciendo y necesitamos más espacio”.
Pese a problemas laborales y de infraestructuras, la enseñanza musical resiste en Andalucía. La matriculación ha crecido en los últimos diez años. En el curso 2006-07, los estudiantes matriculados en disciplinas musicales eran 22.597. En el curso actual son 27.505. Carrillo entiende que el aumento de los estudiantes se debe a la labor de los conservatorios, no de la Junta. “Hacemos muchas actividades, vamos captando alumnos y se desbordan las solicitudes. Porque las plazas se dan con cuentagotas”.
Carrillo considera que hay una limitación de plazas como estrategia para reducir personal. “Los gobiernos creen que la música no aporta nada. Antes no teníamos pruebas de acceso ni límites de edad. Ahora sí, de forma que cuando termina un tramo de edad, empieza a entrar el siguiente. Eso limita la entrada de estudiantes más mayores, más disciplinados”. Campos explica que de 93 alumnos que tienen en el Muñoz Molleda en el cuarto curso de elemental solo se autoriza 43 en primero de profesional. “Esto supone que haya estudiantes que aprueben y se queden sin plaza”. Viejo escenario. En junio de 2016, conservatorios malagueños denunciaron que 50 estudiantes aprobados del grado elemental de música se quedaron sin plaza para acceder al estudio profesional. La Junta atendió a razones.
las Dificultades no ensombrecen la vocación de los docentes. “Esta enseñanza es muy gratificante”, asegura Carrillo. Tampoco su futuro, gracias a la protección de la ciudadanía, en opinión de Guil. “Andalucía es la comunidad que más fuerte apostó por las enseñanzas artísticas. Una sociedad acostumbrada a esto no permitiría su recorte sin más”.