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Música
Dignidad para la música extremeña
Hoy me he parado a ver el cartel del Extremúsika y se me ha puesto cara de imbécil. Me parece insultante que un festival que se realiza íntegramente en Cáceres y se paga en gran parte con dinero público extremeño (participan la Junta de Extremadura, la diputación de Cáceres, el Ayuntamiento de Cáceres y la Fundación Extremeña de la Cultura en su organización y patrocinio) no tenga ni un solo grupo extremeño de renombre entre sus más de sesenta artistas.
Me parece insultante que un festival que se realiza íntegramente en Cáceres y se paga con dinero público extremeño no tenga ni un solo grupo extremeño de renombre entre sus más de sesenta artistas
Hace años sí era habitual ver grupos extremeños en el cartel. Recuerdo a Los Niños de los Ojos Rojos, a Cárnica Sound, a Gecko Turner, a Sínkope, a la Bruja Roja, entre otros. Yo mismo toqué tres veces con El Desván del Duende en este festival. Sin embargo, parece que a la actual productora (a pesar de estar gestionada por extremeños) no le interesa lo más mínimo apoyar la música de nuestra región y, lo que es peor, desde las instituciones y organismos culturales, año tras año, festival tras festival, nadie parece interesarse por corregir este sinsentido.
Música
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No entro a valorar —por respeto a ellos— ni la calidad musical ni el caché de los artistas incluidos en el cartel de este ni de otros festivales, por supuesto. Pero estoy seguro que hay más de quince, y más de veinte, grupos y solistas extremeños de muy distintos estilos (pop, rock, folk, rap, flamenco, jazz…) con calidad suficiente y un caché asequible para formar parte de cualquier festival que se gestione en nuestra región.
Pero estoy seguro que hay grupos y solistas extremeños de muy distintos estilos con calidad suficiente para formar parte de cualquier festival que se gestione en nuestra regiónPero, claro, esto no va sólo de música, sino también de intereses, de favores creados, de negocio puro y duro. Y de algo que nadie suele denunciar abiertamente, menos aún desde nuestros cargos públicos culturales: cuando un grupo extremeño toca en uno de estos festivales realizados en Extremadura pero de proyección nacional o internacional (Extremúsika, Womad, Stone And Music, Badasom, Contempopránea, etc.) suele hacerlo por “rellenar expediente”, casi siempre a las peores horas del programa o en escenarios secundarios y, por lo general, peor pagado que el resto.
Pero, claro, esto no va sólo de música, sino también de intereses, de favores creados, de negocio puro y duro¿Es consciente de esto el público extremeño? ¿Se para a pensar alguien, de las miles de personas que asisten a estos festivales, la realidad oculta en la mayoría de ellos? Y lo más importante: ¿Se puede saber qué más hay que hacer, qué más hay que demostrar dentro y fuera de nuestras fronteras, para que se valore nuestro trabajo con más respeto y conciencia artística en nuestra propia tierra? Llevo más de veinte años haciéndome estas mismas preguntas.
¿Se puede saber qué más hay que hacer para que se valore nuestro trabajo con más respeto y conciencia artística en nuestra propia tierra?Mientras en todos y cada uno de los festivales que se realizan en Extremadura no se exija a los promotores (a los que se les paga con dinero público extremeño) contratar a un porcentaje de al menos el 20% de artistas extremeños (y tal vez me quedo corto), nuestros recursos culturales y nuestra proyección musical seguirán estando insuficientemente gestionados, y nuestras productoras e instituciones seguirán siendo injustas con nuestros músicos y músicas, incluso humillantes con nuestro propio arte, con nuestra propia cultura. No pierdo la fe en que esto cambiará. O, mejor dicho, lo cambiaremos.