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Multinacionales
Repsol en la escuela: verter petróleo, lavar la imagen
La sistemática labor ecocida de Repsol está teniendo en estos días una difusión en los medios que, a buen seguro, no está gustando demasiado a los gerifaltes de la compañía. Y eso a pesar de que dicha difusión está contando con la “desinteresada” colaboración de algunos medios que, como El Mundo, siempre están dispuestos a defender los intereses patrios por encima de todo.
Sin embargo, ni el constante falseamiento de la realidad a través de la publicidad ni la manipulación informativa son suficientes para Repsol a la hora de lavar la imagen de una compañía que en 2009 ya fue nominada a los Climate Greenwash Awards, un “premio” otorgado a aquellas empresas que hacen de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) un mecanismo para lavar su imagen disfrazando sus verdaderas prácticas y sus consecuencias de compromiso con el medioambiente.
En este contexto, la escuela se ha convertido, desde hace años, en otro terreno de acción en el que Repsol, con la connivencia de las administraciones educativas y el colaboracionismo de ciertos pedagogos chic, desarrolla su labor de ocultamiento de la realidad depredadora de la trasnacional petrolera.
Proyectos Zinkers
El pasado noviembre, el profesorado del instituto donde trabajo recibía en su correo “corporativo” (de Gmail) una inquietante información que, es de suponer, llegó a las bandejas de entrada de todo el colectivo docente aragonés. En el texto correspondiente, un asesor de un centro de formación del profesorado de la región nos invitaba cordialmente a participar en unos “Talleres Digitales” organizados por la Fundación Repsol en colaboración con el Servicio de Innovación y Formación del Profesorado del Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón. En dichos talleres se nos invitaba a “descubrir” cómo poner en práctica en “vuestra aula” los “Proyectos Zinkers para Primaria y para Secundaria, innovadores programas educativos sobre los retos de la energía, el cambio climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”.
Dichos proyectos no son nada nuevo. En realidad, Zinkers no es más que la ampliación de otro proyecto dirigido exclusivamente a secundaria (eWORLD) ofertado al profesorado hace dos años y que este mismo curso ha sido ampliado a Primaria. El asesor de formación autor del correo mostraba interés en señalar la razón de dicha ampliación: “durante los últimos años [eWORLD] ha tenido muy buena acogida en los centros de secundaria”.
La escuela se ha convertido en otro terreno de acción en el que Repsol desarrolla su labor de ocultamiento de la realidad depredadora de la trasnacional petrolera
La implicación de las diferentes administraciones educativas regionales en la difusión de dichos cursos y en darle “empaque” a los mismos queda clara. Así, en el caso de Aragón, la presentación de los mismos a finales del pasado noviembre estuvo a cargo del “equipo de Educación de Fundación Repsol”, convenientemente acompañado por la flor y nata de los y las especialistas en “innovación” educativa de la administración aragonesa: Gustavo Arce Fustero, Jefe de Servicio de Innovación y Formación del Profesorado del Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón y Cristina Bohanna, asesora técnica de innovación educativa del Gobierno de Aragón.
Esta situación no se da únicamente en Aragón. Otros gobiernos regionales que, según aparece en la web del proyecto, estarían colaborando con Repsol serían los de Castilla y León, País Vasco, Cantabria, Extremadura o Castilla La Mancha.
Pedadogos on sale
Espacios ajenos a las administraciones públicas como por ejemplo la web Educacion 3.0 forman parte de la red de difusión de la farsa petrolera (entre otras), publicando en su web varios artículos publicitarios tanto del proyecto eWORLD como de Zinkers.
En el artículo titulado “Zinkers: contenidos de energía y cambio climático para Primaria y Secundaria” podemos leer en sus primeras líneas: “La energía, el cambio climático, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la calidad del aire, la movilidad sostenible, la economía circular… Estos son algunos de los temas que aborda el programa gratuito Fundación Repsol Zinkers” basado, añaden, “en el rigor y la neutralidad tecnológica para afrontar el reto de la transición energética”. La presentación del mismo está repleto de esa nueva jerga pedagógica que tanto parece gustar al emprendimiento pedagógico (“disciplinas STEAM”, “iniciativa blended learning”, gamificación...) así como la referencia continuada a la Agenda 2030. Un artículo anterior referido a eWORLD destaca en su entradilla: “Con un aprendizaje dinámico y colaborativo, los alumnos de Secundaria mejoran en competencias clave y construyen un mundo más sostenible”.
El colaboracionismo ecocida cuenta, por supuesto, con renombrados pedagogos, en este caso con, entre otros, Chema Lázaro —co-creador del Proyecto eWORLD— y Javier Espinosa. Ambos, Premio Nacional de Educación. Ambos, trabajando hombro con hombro con “profesionales expertos de Repsol en el ámbito de energía, innovación y sostenibilidad”. La maraña pedagógica se completa con una serie de docentes nombrados “embajadores” de los proyectos que nos ayudan a comprender todas las ventajas del uso de los materiales proporcionados por Repsol.
Y como todo innovador proyecto educativo que se precie, cuenta además con la colaboración de una gran empresa tecnológica. En este caso, tanto Repsol como Microsoft y su plataforma Teams buscan “contribuir a concienciar a niños y jóvenes de la importancia de un uso eficiente de la energía y fomentar su espíritu crítico”. Una plataforma cuya versatilidad, dinamicidad y eficiencia, no nos dejan de recordar, encaja en perfectísima comunión con la viscosa pedagogía petrolera.
Grandes trasnacionales petroleras y tecnológicas en perfecta cópula (literalmente) contranatura con las administraciones educativas; docentes y pedagogos “estrella” cuya actitud sumisa no se sabe si es producto de la ignorancia, de la mediocridad o, sencillamente, de intereses crematísticos. Ese es el contexto en el que se mueve la escuela actualmente ante el reto de un posible colapso climático. No solo hay que mirar al cielo para descubrir la amenaza. Ésta se encuentra en nuestras subjetividades y en la manera en que el poder confabula para doblegarlas ante sus propios intereses.