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Minería
Sobre la minería de litio y la sostenibilidad en Cáceres
En esta estrategia por rentabilizar la sostenibilidad se crean entramados y redes empresariales y financieras, públicas y privadas, complejas de seguir y, por ende, también difíciles de fiscalizar, como es el caso de la red de intereses que hay detrás de la explotación de la mina de litio en Cáceres.
“… los mercados financieros mantienen una enorme burbuja de carbono, con más acciones de combustibles fósiles cotizadas en los mercados mundiales de capitales de lo que podríamos permitirnos quemar si quisiéramos prevenir el peligroso cambio climático”. (Óscar Reyes, Cambio Climático S.A., 2016, p. 96).
La estrategia neoliberal contra el cambio climático supone una visión sesgada de la sostenibilidad, viciada de origen, basada en exceso en los mercados de capitales, pero sobre todo apoyada en fondos públicos, porque los riesgos son demasiado elevados para las bienhechoras empresas innovadoras que dicen querer luchar contra el cambio climático.
En realidad, se “conceptualiza el calentamiento global principalmente a través de complejos cálculos de culpa sobre las huellas de carbono individuales en vez de, por ejemplo, estudiar las políticas petroleras internacionales o la historia de los movimientos sociales que han alcanzado cambios estructurales de tal magnitud que pueden aliviar el calentamiento global” (citado por Lohmann, 2012, p. 240).
Lo cierto es que el cambio climático, su lucha o impulso, tanto da, es una mercancía más que se va a valorar según lo que sea más rentable para los inversores. Así funciona la dinámica de acumulación capitalista.
En esta estrategia neocon por rentabilizar la sostenibilidad se crean entramados y redes empresariales y financieras, públicas y privadas, complejas de seguir y, por ende, también difíciles de fiscalizar, como es el caso de la red de intereses que hay detrás de la explotación de la mina de litio en Cáceres. ¿Quién es quién en esa red? Con ser eso importante, no es suficiente, lo interesante es conocer su posición central en la estrategia climática, que no es otra que la neoliberalización del clima.
Los mismos fallos en la financiación realizada por el BEI a proyectos africanos se repiten ahora en Extremadura
En particular, por saber algo más de ese entramado cuyo último eslabón es la empresa australiana Infinity Lithium, aliada del lobby empresarial Alianza Europea de Baterías, cabe destacar el papel del organismo europeo EIT InnoEnergy, que cuenta, entre otras cosas, con un programa de formación que comprende ocho másteres de energías sostenibles y renovables, incluyendo entre ellos uno de energía nuclear (el súmmum de la sostenibilidad), con precios de matrícula de quince mil euros anuales.
Mientras que el socio financiero de ese entramado que afecta a Extremadura, dentro de ese proyecto global de neoliberalización del clima, es el desconocido Banco Europeo de Inversiones (BEI), una institución financiera “escondida en los bosques de Luxemburgo”, cuya propuesta de bonos verdes (títulos de deuda) fue respaldada por la Comisión Europea (miembro de la Troika, junto al BCE y el FMI).
Los resultados de las inversiones del BEI en África en proyectos de energía y de minas han tenido destacables efectos sociales negativos (como ya publicó el 10/08/2017 un grupo de periodistas liderado por Laurence Soustras en el periódico La Marea). Y curiosamente esos mismos efectos perversos se repiten ahora en Extremadura punto por punto. Veámoslos.
Los mismos fallos en la financiación realizada por el BEI a proyectos africanos se repiten ahora en Extremadura. Son siete vicios que se tapan sucesivamente con siete velos de ignorancia. Vayamos por partes y comencemos con el primer baile, señalando los siete vicios.
Vicio 1. Una vez tomada la decisión de inversión se quedan fuera los socios locales. Así lo demuestra en nuestro caso no solo el hecho de que el alcalde de Cáceres haya manifestado su oposición al proyecto de la mina, sino que tampoco se ha contado, por ejemplo, con las entidades locales y regionales de banca ética que se dedican a las mismas actividades que supuestamente financia el BEI o “banco verde”.
Vicio 2. En el Consejo de Administración del BEI los socios locales solo tienen un papel consultivo, pero no ejecutivo ni por tanto decisivo. Y ello pese a que en nuestro caso el representante de Infinity Lithium afirme estar en contacto con todos los representantes políticos del consistorio cacereño. ¿Con qué finalidad si ya está todo el pescado vendido desde Europa? Más aún, ¿qué representantes públicos extremeños han estado presentes en las negociaciones con el BEI?
¿Qué tienen pensado para la población cacereña y limítrofes ante un eventual problema de contaminación severa por causa del litio?, ¿a dónde piensan evacuar a la población?
Vicio 3. La finalidad última es canalizar fondos públicos y recursos hacia el sector privado con la excusa del desarrollo, pero sin contabilizar las bajas humanas y medioambientales. Solo se ensalzan las opiniones a favor, pero no se calculan los posibles riesgos y pérdidas para la población receptora, a la que se bombardea con los maravillosos y estupendos puestos de trabajo que se van a crear.
Vicio 4. Los proyectos financiados por el BEI en África han supuesto que entre un cuarto y casi la mitad de ellos impliquen nuevos reasentamientos de la población. ¿Qué tienen pensado para la población cacereña y limítrofes ante un eventual problema de contaminación severa por causa del litio?, ¿a dónde piensan evacuar a la población?
Vicio 5. Falta de control por parte del BEI que debe confiar en que sean los propios inversores quienes cumplan su parte, ya que el banco no cuenta con personal suficiente para fiscalizar toda su cartera de préstamos. Esto significa que acaban aceptando los estudios de impacto de los propios inversores, que se convierten así en juez y parte.
Vicio 6. La migración desde las zonas pobres hacia los centros urbanos incentiva a que el BEI realice grandes préstamos, olvidando o subestimando otros proyectos del sector primario (agricultura, ganadería, turismo) que requieren menor financiación y son más directamente controlables por el tejido empresarial local.
Extremadura es de las regiones españolas con mayor superávit ecológico
Vicio 7. “De todos los efectos y productos del desarrollo, la ignorancia es el dominante” (Larry Lohmann). Esto es, se obvia el conocimiento de la población local, receptora de la inversión extranjera, por considerarse inferior frente al mayor conocimiento y sabiduría del donante. Y ello pese a que Extremadura es de las regiones españolas con mayor superávit ecológico.
A estos vicios económicos les siguen, en lógica consecuencia, una serie de burradas e ignorancias políticas y financieras deliberadas que agrupamos en el siguiente baile de los siete velos de ignorancia.
1º Velo: Falta de información y transparencia en las actuaciones de inversores y empresas. De esta forma los mercados de productos financieros “verdes” tienden a priorizar soluciones parciales y aisladas frente a los necesarios cambios estructurales.
2º Velo: Ignorancia sobre las condiciones específicas (históricas, políticas, sociológicas, culturales) de una población que influyen en los niveles y velocidad de reducción de los efectos de prácticas no sostenibles.
3º Velo: Se ignora la igualdad social. Al aplicar la lógica de maximización en su análisis de coste-beneficio, se ignora dónde se consiguen las reducciones de prácticas no sostenibles. ¿Qué sentido tiene un proyecto minero, por muy ecológico que sea su proceso productivo, en una región que ya cuenta con superávit ecológico?
La clave para enfrentar el cambio climático empieza por reducir el poder de las transnacionales
4º Velo: Se ignora la imposibilidad de cuantificar las compensaciones a quienes sufren las prácticas contaminantes y nocivas. Se ignora la inexistencia de sistemas de inspección y vigilancia europea del cumplimiento de los contratos. Se ignora que no son cuantitativamente comparables las distintas alternativas sostenibles, ni entre sí ni con las prácticas no sostenibles.
5º Velo: Ignorancia del conocimiento local y autóctono sobre gestión sostenible, provocando pérdidas de distintos tipos: de conocimiento, de población, de fuentes de sustento, etc. Promoviendo un discurso aporofóbico contra las poblaciones menos desarrolladas según PIB, pero más avanzadas ecológicamente, lo que muestra el verdadero interés en mercantilizar el clima y el medioambiente.
6º Velo: Ignora las causas del cambio climático, “esto es, el histórico excesivo y malintencionado uso por parte de una minoría global de la capacidad de la tierra”.
7º Velo: El diseño complejo de los mercados de productos financieros ‘verde’ elimina el debate público, más necesario que nunca, sustituyéndolo por una máscara de jerga y burocracia que casi nadie entiende. Se invisibiliza así el papel de los verdaderos actores contra el cambio climático, desplazando el protagonismo hacia los principales agentes contaminantes, las empresas transnacionales.
Y es que, en definitiva, la clave para enfrentar el cambio climático empieza por reducir el poder de las transnacionales.