Migración
Nos quitan el trabajo

El empleo no se ha distribuido en la misma proporción que el trabajo con malas condiciones. ¿Cuántas migrantes conocen ustedes que sean funcionarias, administrativas en las grandes empresas, dependientas en los grandes almacenes? Podemos decir que les hemos dado el trabajo y nos hemos quedado con el empleo.
Trabajo domestico
El trabajo interno lo realizan principalmente mujeres, muchas de ellas migradas. Álvaro Minguito
Ongi Etorri Errefuxiatuak
12 mar 2021 08:00

Las migrantes nos quitan el trabajo, afirman personajes políticos interesados en que veamos a las personas migradas como enemigas. Y hay quienes, teniendo a sus progenitores cuidados por mujeres migradas, se hacen eco también de esta cantinela. Sorprendente. Y, más aún, que sea precisamente quienes así piensan los que dicen que quien no trabaja es porque no quiere. ¿En qué quedamos?

Los migrantes nos quitan muchísimo trabajo, es cierto. Sobre todo, nos han quitado el trabajo que los autóctonos no queríamos hacer. Por ello, deberíamos estar muy agradecidos. Estoy con el pintor Antonio López cuando dice en una reciente entrevista “me encantaría que aplaudiéramos, como se hizo a los sanitarios, a la gente del campo que trabaja para que comamos”.

Las personas migrantes nos han quitado el trabajo que los autóctonos no queríamos hacer

Sin duda, ha habido desde hace años una transferencia importante de trabajo de la población autóctona a la población migrada. Los cuidados de personas dependientes -mayores y criaturas-, empleadas del hogar, trabajos agrícolas, la hostelería, repartidores de servicio a domicilio... Trabajos que han pasado a ser realizados por migrantes, en general en condiciones duras, incluso penosas. Tareas no reguladas por contratos ni convenios, con largas jornadas, bajos salarios, en muchas ocasiones siendo la calle su lugar de trabajo, bajo las inclemencias del tiempo, en invernaderos a altas temperaturas. Muy pocos de estos trabajos son o han sido considerados empleos.  Pero son trabajos socialmente necesarios, esenciales incluso. Y sería más propio decir que les adjudicamos estos trabajos en lugar de que nos los quitan.

Tildar de útil esta transferencia de trabajo de la población autóctona a la población migrada, e incluso como beneficiosa para ambas partes, sería una manifestación de cinismo por nuestra parte. Sería optar por una sociedad instalada en la injusticia, donde los trabajos más penosos o no deseados estarían adjudicados a grupos sociales determinados, esclavos, castas inferiores, mujeres o migrantes.

Aceptar esta situación como normal equivaldría a cosificar a las personas migradas. Entender que nos quitan el trabajo, en el mismo sentido que lo hacemos cuando hablamos de nuestra lavadora, sería considerar a otros seres humanos instrumentos para nuestro bienestar. “Pedimos mano de obra y llegaron personas”, advertía el escritor suizo Max Frisch, refiriéndose a quienes emigraron a Suiza en los años 60 procedentes de España, Portugal e Italia.

Por desgracia, en esas estamos. Los trabajos con peores condiciones laborales ‘corresponden’, por una ley no escrita, a la población migrante y, de manera más específica, a quienes están en situación administrativa irregular. Habría que preguntarse si la Ley de Extranjería no está diseñada precisamente para obligar a estas personas a aceptar estos trabajos. “Flaqueza es ayudar al más poderoso”, dijo Camoens.

Esta situación tan injusta, quitarnos de encima los trabajos penosos, permite reservar para la población autóctona esa parte del trabajo que llamamos empleo. La población migrada tiene trabajo, la población autóctona tiene empleo. El empleo es un tipo de trabajo con condiciones que el trabajo a secas no tiene. El empleo implica una relación social en la que están regulados por contrato y/o convenio los derechos y condiciones laborales (salario, jornada, horario, derecho a desempleo y jubilación…). Sin obviar que hay espacios intermedios de empleo precario que comparten muchas de las condiciones del trabajo sin derechos. Espacios en los que conviven trabajadores autóctonos y migrantes en situación regular.

Quitarnos de encima los trabajos penosos permite reservar para la población autóctona lo que llamamos empleo
El empleo no se ha distribuido en la misma proporción que el trabajo con malas condiciones. ¿Cuántas migrantes conocen ustedes que sean funcionarias, administrativas en las grandes empresas, dependientas en los grandes almacenes? Podemos decir que les hemos dado el trabajo y nos hemos quedado con el empleo.

El mensaje de ‘nos quitan el trabajo’ busca generar miedo a que nos quiten el empleo y que sea la propia clase trabajadora la que construya un muro que condene, aceptando como normal, a la población migrante a permanecer en el lado del trabajo sin derechos, tan rentable para el sistema.

¿Qué sentido tiene que una persona necesite un permiso para poder trabajar? La Ley de Extranjería no da derecho a trabajar, más bien obliga a trabajar sin derechos. Alguien se está beneficiando del trabajo irregular, y no es la sociedad en su conjunto. En caso de regularización, la aportación fiscal neta de los trabajadores en situación irregular se incrementaría por encima de los 3.250 euros anuales, y, a finales de 2019, el número de trabajadores en situación irregular se estimaba entre 400 y 500 mil, según el informe de Investigación por Causa (junio 2020). La cuenta es sencilla.

Los Derechos Humanos deberían llamarse Derechos de las Personas, para que algunos entiendan que se trata de derechos que los individuos portan consigo, como parte sustancial de su propio cuerpo, cuando sus cayucos besan las playas de Canarias.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Almería
Almería Un desalojo en Níjar deja sin alternativa habitacional a setenta trabajadores del campo
El próximo martes en la localidad almeriense, epicentro de la producción agrícola, se ejecutará el desalojo del Cortijo El Uno, en San Isidro donde habitan sesenta trabajadores del sector y familiares, sin otra alternativa habitacional
Esclavitud
Esclavitud La esclavitud y la guerra digital
Solo conocemos dos tipos de minería: la basada en el diésel y la realizada por esclavos. La rebelión y la desobediencia se han vuelto obligaciones morales para toda criatura que aún se considere humana
Opinión
¿Abolición o legalización? Tratos, Trata de Blancas, Prostitución, Trabajo sexual
En la vorágine de amnistías pa´arriba, pa´bajo, o invitaciones al transfuguismo, la vida sigue y para bastantes personas “esclavas sexuales” nada agradable. El tema que ocupa sólo tiene que ver con tratos políticos de actualidad, para alcanzar el pod
Infancia
Infancia Reforma de la ley de infancia: cinco claves para proteger a las madres protectoras
El Ministerio de Infancia y Juventud ha iniciado un proceso para ampliar esta norma aprobada en 2021. Varias organizaciones dan las claves para evitar el castigo a las madres protectoras.
Israel
Israel Israel lleva de nuevo a Gaza al borde de la hambruna con su bloqueo de suministros más prolongado
“Hay días que no puedo permitirme comer”, comenta Muhammad, residente en la ciudad de Gaza, donde regresó con su mujer y su hijo después de la tregua del 19 de enero, tras más de un año desplazados.
Granada
Urbanismo 146.574 m² de solares vacíos en Granada por disfrutar
“¿Y si estos espacios no estuvieran esperando al próximo gran inversor? ¿Y si ya fueran nuestros?” esta y otras reflexiones sobre la especulación inmobiliaria en un proyecto artístico exhibido en el Centro José Guerrero
Música
Kiliki Frexko “No me interesa el arte político que te dice qué pensar o cómo deben ser las cosas”
Tras años de trabajo colectivo, Kiliki Frexko presenta su primer proyecto en solitario. ‘Iltze 1’ es un paso adelante en su trayectoria, donde mezcla referencias, explora nuevos sonidos y habla desde un lugar más personal, sin perder el filo.
Galicia
Galicia Un municipio gallego demanda a la Xunta por la contaminación del embalse de As Conchas
Los vecinos de la comarca de A Limia llevan a la Xunta ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia por la contaminación provocada debido a la cría intensiva de ganado porcino y avícola en esta zona de Ourense.
Opinión
Opinión Es el militarismo, amigo, el militarismo
¿Puede que si el militarismo es la solución para todo, realmente no solucione nada, sino que realmente sea el problema?

Últimas

Salario mínimo
Salario mínimo PSOE y Sumar intentan llegar a un acuerdo para no perjudicar con el IRPF a los trabajadores con el SMI
La ministra de Hacienda ha confirmado que sería “algún tipo de medida que permita compensar a aquellos pocos trabajadores” en la situación de tener que tributar con el salario mínimo.
Guerra en Ucrania
Conflicto bélico Rusia y Ucrania acuerdan un principio de alto el fuego marítimo a instancias de Estados Unidos
La Casa Blanca emite dos comunicados que coinciden en señalar una tregua en el Mar Negro y en prometer trabajo para el final de los ataques energéticos por ambas partes.
Israel
Genocidio Mercadona vende tampones y patatas procedentes de Israel
En 2024 se produjo una reducción de las importaciones de tampones y patatas israelíes. Mercadona es una de las plataformas que trabajan con estos productos.
LGTBIfobia
Manifestación Plataforma Trans planta cara a la transfobia con una manifestación contra el odio
La convocatoria el 29 de marzo denuncia un contexto internacional antiderechos. La organización pide a partidos y sindicatos que se sumen a la marcha porque la transfobia es un problema social, y por lo tanto también político, explican.
Madrid
Madrid La Sareb amenaza con el desahucio a dos jóvenes activistas en Carabanchel
Cadete 7, el bloque en lucha del que el ‘banco malo’ prevé desalojarles de forma inminente este jueves 27, fue el primero recuperado por el movimiento de vivienda de Madrid en 2013 tras haber permanecido deshabitado desde 2008.
Opinión
Opinión Bretón no es un monstruo, ni Martín el nuevo Capote
Frente a la libertad sin peros que defienden unos, la responsabilidad de muchos: la de ciudadanos y librerías que se niegan a comprar o vender, respectivamente, el libro que Anagrama ha tenido a bien materializar.
Gasto militar
Gasto militar “No nos resignamos a la guerra”: 70 organizaciones rechazan la deriva militarista de la UE y el Gobierno
Más de 70 organizaciones y personalidades de la cultura y el activismo firman un manifiesto que rechaza la escalada belicista y el rearme frente a una posible agresión rusa.

Recomendadas

Residencias de mayores
Residencias Fondos de inversión y residencias: la mano invisible que retuerce los cuidados
Mientras DomusVi, en manos del fondo de inversión ICG, ya es la empresa con más residencias privadas del Estado, residentes, familiares y trabajadoras explican lo que supone que las prácticas especulativas acunen la vejez de las personas.
Feminismos
Irene García Galán “La memoria feminista hay que construirla desde abajo, desde nuestras casas”
‘Hilaria’ (Errata Naturae, 2025) es un libro dedicado a la tatarabuela de Irene García Galán, pero también un ensayo político que navega a través de la memoria feminista, el antipunitivismo y el anarquismo.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Colegios underground en Járkov después de tres años de guerra
La ciudad ucraniana construye escuelas subterráneas, preparadas para aguantar ataques balísticos y nucleares.