Medio ambiente
El caso Salvatierra: sobre la gestión de residuos y las “gestiones residuales”

Otra denuncia de la política de la Junta de Extremadura en la gestión de proyectos de “desarrollo” centrada, esta vez, en el macrovertedero de Salvatierra de los Barros y su relación con problemáticas similares en Nerva o Aznalcóllar.
Concentración Salvatierra de Barros
Una de las concentraciones en contra del proyecto de macrovertedero en Salvatierra de los Barros. Alfonso Vázquez Atochero
Antropólogo y Doctor en Comunicación Audiovisual (UEx)
14 dic 2022 07:00

En 2012, un Pablo Iglesias aún poco conocido por la opinión pública afirmaba que hacer política era cabalgar sobre contradicciones. A partir de ahí supo crecer políticamente (a pesar de esas contradicciones) y generar polémicas alcanzando altas cotas de popularidad mediática y una revolución en la narrativa política y electoralista desconocida hasta entonces en nuestro país. Sigue siendo un líder y generador de opinión entre los suyos y objetivo principal de la diana mediática de sus enemigos. Diez años después de aquel controvertido discurso, Guillermo Fernández Vara, más talludito y más ducho en retórica y discursiva parlamentaria que el mesías de la formación morada, ha demostrado que no ha aprendido la lección de la “nueva política”. El PSOE extremeño lleva una legislatura repleta de contradicciones, pero las gestiona con menos elegancia que las camisas de Alcampo que viste Iglesias. La fábrica errante de baterías, la mina de litio y los vaivenes de opinión del cacereño alcalde budista y, más recientemente, el macrovertedero de Salvatierra de los Barros, son sólo algunos ejemplos. Y cito estos casos por ser de reciente eclosión, como los brotes verdes de ZP, pero no podemos olvidar problemas anquilosados, como la vergüenza de las comunicaciones ferroviarias que tantos quebraderos de cabeza dan a un César Ramos que tan pronto se muestra compungido como agresivo con los usuarios que se remiten a él en su twitter para narrarle sus desventuras en los trenes extremeños.

Pero vayamos al asunto de los residuos y reflexionemos sobre los antecedentes para comprender los peligros a los que nos enfrentamos. En 1998, la localidad de Nerva, en Huelva, vivió un punto de inflexión en su devenir que marcaría el desarrollo —o subdesarrollo, según se mire— en años venideros: la instalación de un vertedero de residuos industriales que “generaría riqueza y puestos de trabajo”. Aún no estábamos tan concienciados con la conservación del entorno o la gestión de residuos, ni familiarizados con conceptos como economía circular o desarrollo sostenible. El Fondo Social Europeo financiaba infraestructuras públicas con las que ni habíamos soñado, al mismo tiempo que Bruselas exigía, a cambio, el cumplimiento de una serie de medidas conservacionistas. Algunas, tan evidentes como complejas, pues hasta ahora la gestión de aguas residuales y residuos sólidos urbanos —por poner un ejemplo tan sencillo como cercano— no había sido una preocupación real en nuestro país, pero era ya un problema de sobra conocido por nuestros vecinos al norte de los Pirineos.

Hay infraestructuras que dejan más hambre que beneficios y, para dejárnoslo claro, en primavera de 1998 llegó a los medios la noticia del desastre de Aznalcóllar, causado por la rotura de una balsa minera propiedad de la empresa sueca Boliden

Para entrar en el selecto club europeo se exigía cumplir la etiqueta y las galas protocolarias; y estas medidas ambientalistas eran parte del contrato. Había alegría presupuestaria y esa situación era idónea para soñar con un mundo mejor; la novísima Red Natura 2000 establecía una serie de directivas para conservar los ecosistemas europeos y nada parecía indicar que estábamos construyendo un ritmo de vida trepidante en el que índice de basura per cápita crecería de manera alarmante y su gestión se convertiría en un problema (bueno, algunos ya lo sabían, y obtenían buen lucro de ello). ¿Sería Nerva la elegida para la nueva utopía? Eran los tiempos de Borbolla y de la larga resaca de la Expo: buen tiempo para el populismo. Pero no nos dimos cuenta de que hay infraestructuras que dejan más hambre que beneficios y, para dejárnoslo claro, en primavera de 1998 llegó a los medios la noticia del desastre de Aznalcóllar, causado por la rotura de una balsa minera propiedad de la empresa sueca Boliden.

Lean sobre Boliden, una corporación a la que, en los años 60, le cerraron en su Suecia natal una rentable mina de oro. Rentable económicamente, pero un desastre con el entorno. Sin embargo, fuera de sus fronteras, ni ética ni responsabilidad. Y, como poderoso caballero es don dinero, la causa siguió un tortuoso camino judicial aún sin resolver con una montaña de dinero pública dilapidada y los bolsillos de los empresarios nórdicos aún intactos. La mina entraba en una pausa forzosa, para tratar de paliar los daños causados y evitar males mayores. El vertedero de Nerva siguió adelante. Veinticuatro años después, continúan las polémicas: en primavera de 2022 la Guardia Civil interceptaba en el puerto de Sevilla un barco con 7.500 toneladas de residuos peligrosos, provenientes de Montenegro (de momento, país extracomunitario) y el Ministerio de Transición Ecológica paralizó el traslado pendiente de 40.000 toneladas más.

No deja de ser extraño lo que está ocurriendo en Salvatierra de los Barros, visto lo acontecido en los últimos meses con otros proyectos de “desarrollo”. Y no lo es porque hasta ahora los servicios propagandísticos de la Junta de Extremadura han venido explotando de manera regular una serie de iniciativas que no dejaban de caer como castillos de naipes

También veinticuatro años después de aquel fatídico 98 en la vecina provincia de Huelva, salta en prensa regional extremeña la noticia de que una empresa murciana está tramitando la Declaración de Impacto Ambiental para abrir un macrovertedero en el término municipal de Salvatierra de los Barros (1.600 habitantes). Las dimensiones, 90 hectáreas frente a las las 30 de su homólogo de Nerva, la distancia de los centros industriales que producirían esos residuos, la falta de infraestructuras (la localidad está comunicada por una red de carreteras comarcales y provinciales incapaces de asumir el volumen de camiones que traerían esos residuos) y los desmanes y mentiras de este tipo de negocios, levantan las sospechas. También colabora en ese sentido el silencio de la Junta de Extremadura; la presencia del alcalde socialista en las primeras manifestaciones, como si fuera un vecino afectado más y su ausencia cuando se comienzan a dilucidar las complicidades de ciertas administraciones; la inexistencia de noticias claras y el boicot del grupo Vocento (diario Hoy), que dedica un cuarto de página a un ciclista que se ha caído de la bicicleta pero ignora una concentración de un millar de personas pidiendo la no apertura de un negocio que supondría el fin de la resiliencia ecológica de la zona.

No deja de ser extraño lo que está ocurriendo en Salvatierra de los Barros, visto lo acontecido en los últimos meses con otros proyectos de “desarrollo”. Y no lo es porque hasta ahora los servicios propagandísticos de la Junta de Extremadura han venido explotando de manera regular una serie de iniciativas que no dejaban de caer como castillos de naipes: la fábrica de baterías, que generó enfrentamiento dialéctico entre territorios, o la mina de litio que no iba a ser, según el alcalde de Cáceres, y que ahora tal vez sea, según el presidente de Extremadura y que podría ser con garantías según, ¡sorpresa!, el mismo alcalde de Cáceres en su renovada actitud frente a la tan amada como denostada infraestructura. Sin embargo, en la localidad de la Sierra Suroeste todo el proceso se ha ido desarrollando de manera velada, sibilina si se quiere, y no ha sido hasta la aparición en el Diario Oficial de Extremadura (DOE) que la opinión pública ha sabido de su existencia. Sí lo sabrían las instancias políticas regionales y adláteres, el ahora ex-alcalde y los vecinos que vendieron los terrenos a un precio anormalmente abultado y, a posteriori, se llevaron las manos a la cabeza por lo hecho.

La reacción popular no ha tardado en aparecer y es bonito ver cómo la ciudadanía defiende sus tierras, su entorno, su forma de vida tradicional y respetuosa con el entorno y sus derechos: manifestaciones, presencia mediática, activismo... Sin embargo, no se puede bajar la guardia. El camino por recorrer es duro y arduo. Y no faltará quien venda su dignidad por treinta monedas de plata.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Granada
Granada La Calahorra exige respeto para su acuífero y la paralización de la planta de Biogás y dos macrogranjas
La Plataforma la Calahorra en Acción y Ecologistas en Acción Granada se manifiestan el próximo 30 de noviembre para denunciar las consecuencias que ambos proyectos tendrían en el acuífero que abastece de agua a la región.
Sevilla
Sevilla Los vecinos del centro de Sevilla se levantan contra la venta de su pulmón verde
La Plataforma vecinal Pulmón Verde Sevilla denuncia que el Ayuntamiento de Sevilla ha incumplido la promesa de convertir el solar en un espacio verde para el vecindario
Opinión
COP29 Lobbistas del mal, vendehumos y activistas en la COP29
VV.AA.
Los participantes de la COP29 tienen una composición muy distinta a lo que la primera cumbre de las partes tenía pensado, desde activistas que se desplazan para plantar cara al poder fósil hasta quienes utilizan sin pudor la cumbre para enriquecerse
Genocidio
Genocidio El Tribunal Penal Internacional emite orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el CAED de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el Estado español.

Últimas

Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.
Más noticias
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.
Dana
Encuesta Tres de cada cuatro personas en España ligan la virulencia de la dana con el cambio climático
Una encuesta realizada por More in Common señala que una amplia mayoría de la población considera que el país está mal preparado para adaptarse a los fenómenos extremos que trae la crisis climática y debe hacer más esfuerzos al respecto.

Recomendadas

València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.