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Medio ambiente
Colectivos estudiantiles y climáticos ocupan universidades españolas contra la crisis climática
En un momento donde las consecuencias de la crisis climática son cada vez más visibles y donde se acerca un invierno condicionado por la subida de precio de las facturas, se hace evidente que el cambio requiere encontrar nuevas formas de acción en las reivindicaciones climáticas. Una de ellas es la reapropiación de los espacios universitarios para exigir que la academia tome partido formalmente, una iniciativa que ha tomado forma en el Estado en el mes que arranca.
Así nace End Fossil: Occupy!, un paraguas internacional bajo el que diversos movimientos climáticos tratan de seguir esta línea de acción, tal y como detallan en el manifiesto elaborado para esta ola de acciones: “Ya es hora de cambiar drásticamente el rumbo, y las universidades deben ser las primeras en exigir a los gobiernos que actúen en esta emergencia conforme al conocimiento científico disponible y comportarse de acuerdo a esta realidad”.
Las tres premisas base de la iniciativa que arranca este mes son sencillas: justicia climática, liderazgo joven y ocupar hasta ganar
En España, las movilizaciones comenzarán en noviembre con presencia en, al menos, Madrid, Barcelona, Granada, Asturias y Galicia. El tipo de acción variará según el lugar y la experiencia de los colectivos presentes, pero todas ellas girarán en torno a la reapropiación de los espacios universitarios y la denuncia de “la hipocresía y las contradicciones que representa una universidad financiada por el capitalismo fósil”, tal y como argumentan portavoces del movimiento. Las tres premisas base son sencillas: justicia climática, liderazgo joven y ocupar hasta ganar.
El proyecto nace a partir de las investigaciones de financiación de las universidades estadounidenses. Poco a poco, indagando en quién paga lo que se estudia, alumnado de todo el mundo ha decidido tomar sus espacios académicos para decir “basta”. Por eso, entre septiembre y diciembre de 2022, la juventud del movimiento por la justicia climática se dispone a ocupar cientos de escuelas y universidades de todo el mundo. Para Elena Cañete, activista de End Fossil, el objetivo está claro: “Lo que buscamos es cambiar el sistema acabando con la energía fósil, uno de sus grandes pilares que impide una transición justa tanto desde la perspectiva climática como social”, detalla.
La intromisión del capitalismo fósil en el ámbito académico está a la orden del día. La Cátedra de Energía de Iberdrola, la Cátedra de Energía y Pobreza respaldada por Naturgy y Endesa, la Cátedra de Energía y Sostenibilidad de British Petroleum son solo algunos ejemplos de la larga lista de cátedras y estudios universitarios financiados por empresas eléctricas
La intromisión del capitalismo fósil en el ámbito académico está a la orden del día. La Cátedra de Energía de Iberdrola, la Cátedra de Energía y Pobreza respaldada por Naturgy y Endesa, la Cátedra de Energía y Sostenibilidad de British Petroleum son solo algunos ejemplos de la larga lista de cátedras y estudios universitarios financiados por empresas eléctricas.
Es precisamente esto lo que moviliza a los colectivos, pues consideran que “para una transición justa que no deje a nadie atrás, el conocimiento no puede estar condicionado por las empresas e industrias que a día de hoy lo financian”, tal y como afirma Alba del Río, también activista del movimiento. Ante un obstáculo de carácter tan sistémico, la ocupación aparece como una forma de acción que señala la raíz del problema, ya que “es perturbar la normalidad, y perturbar es gritar alto y claro al resto de la sociedad que nuestra casa está en llamas”, asegura Del Río.
Tal y como lo plantean las convocantes, en un momento de emergencia hay que exigir medidas ambiciosas. Se niegan a fingir que la normalidad que les ha tocado vivir está bien, dicen. Ya no es una lucha por el futuro del estudiantado, sino por el presente. Por esto, declaran que “ocuparemos para exigir el fin de los combustibles fósiles”. Esta forma de acción muestra una fuerte esperanza por el cambio, la posibilidad de reconstruir los espacios universitarios. Se trata de “demostrar que otro mundo es posible, mostrando e imaginando colectivamente la sociedad justa que queremos crear: libre de opresiones, y donde la vida esté en el centro, no la ganancia”, expresan desde el colectivo.
La evidencia de una catástrofe global es hoy real. Con acciones de desobediencia civil, los colectivos climáticos exigen a los gobiernos, cuenta con firmeza Cañete, “acción inmediata para limitar los crecientes impactos de la crisis climática, tanto a nivel estatal como global”, reclamando “justicia social en la necesaria transición a un nuevo sistema socio-económico”. Exigen así que la comunidad académica sea “honesta en la asunción del consenso científico sobre el clima y consecuente en su comportamiento”, sentencia.
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Excelente iniciativa. A ver si algunas de las muchas chispas prenden la hoguera.