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Marruecos
M’barek Bouhchichi: “En Marruecos no conocemos nuestro continente, no conocemos su riqueza ni su historia, nos atrae más Europa”
M’barek Bouhchichi (Akka, 1975) es alto y negro. En Marruecos entra en la categoría de africano, que es como llaman a quienes vienen de los países del sur del Sahara. Solo que Bouhchichi, aún siendo muy del sur, de la región del Souss Massa, no proviene del sur de la frontera, es uno de los miles de marroquís de piel negra que son vistos como extranjeros en su propio país, en una sociedad donde está extendida la idea de que África son los otros. Precisamente Bouhchichi reflexiona sobre ese ocupar siempre el lugar de un otro a través de su obra.
Sobre esta identidad escondida ha venido Bouhchichi a hablar a Madrid en el marco de Entretanto, el programa de activades que entre marzo y septiembre de 2021 ha acompañado a la exposición “Triología marroquí”, en el Reina Sofía. La iniciativa es fruto de la colaboración entre el Museo, la asociación Grigri Projects, Medialab Prado y Casa Árabe. En esta última institución, el martes 21 de septiembre el artista visual reflexionaba ante el público sobre el lugar de la población negra en Marruecos en la mesa “Presencia e invisibilidad africana”. Los días siguientes los pasó visitando otro sur, el que se encuentra más allá de la M-30, con el proyecto “Nuestras medallas”, una propuesta que involucraba a jóvenes del IES Pradolongo, en el madrileño barrio de Usera, en la realización de unas medallas de cerámica, un reconocimiento hecho por ellos mismos para sí mismos.
Mientras el alumnado del taller visita la exposición dedicada a Marruecos en el Reina Sofía, conversamos con Bouhchichi sobre identidades invisibilizadas y encuentros entre los sures.
¿Cómo se relaciona Marruecos con su población negra?
Creo que es una relación bastante vaga, pues es una relación donde no se asume una presencia negra, una marrroquinidad negra, una piel negra marroquí pero, al mismo tiempo, esa relación existe. En la imagen oficial la vemos ausente o reducida al campo del trabajo o de la clase, de manera muy definida. Voy incluso a utilizar una palabra que es un poco dura, se trata de domesticar: tomar, desnaturalizar, situar en una estructura, en una casilla, para poder controlar mejor, ¿para controlar qué? Para controlar la invisibilidad, cuidar una imagen oficial, que a la vez tiende hacia el blanqueamiento.
¿Desde una perspectiva personal y colectiva cómo se vive en esta estructura?
Solo puedo hablar de mi experiencia que es una experiencia bastante particular. A lo largo del tiempo yo siempre he sido interpelado por esta cuestión del origen etc, son preguntas cuya respuesta era siempre que yo venía de otra parte, que mis orígenes estaban en otro lugar. No conseguían situarme geográficamente: yo pertenecía al sur, pero pertenecía sobre todo a un espacio que en el imaginario marroquí es el desierto. Pero el desierto en un sentido de ausencia, es decir, no van a darte el nombre de una ciudad o pueblo, sino el desierto, es un nombre ausente, es como un gran territorio no bien definido, que refleja justo la idea de la muerte, de la ausencia, de la invisibilidad.
No conseguían situarme geográficamente: yo pertenecía al sur, pero pertenecía sobre todo a un espacio que en el imaginario marroquí es el desierto. No van a darte el nombre de una ciudad o pueblo, sino el desierto, es un nombre ausente, es como un gran territorio no bien definido
¿De qué manera reflejas esta experiencia en tu trabajo?
Algo que me interesa mucho, por ejemplo, es partir a la búsqueda de nuestra estética, de nuestra manera, de lo que llamo el cuerpo inteligente, la mano inteligente. Esto lo encuentro en formas estéticas que desafían la estética occidental, lo encuentro en lo que se ha llamado en un momento dado la artesanía. Me interesa mucho ir a buscar todos los estereotipos que están relacionados, los oficios que están ligados a menudo a las comunidades negras, a saber el trabajo de la forja, la relación con el fuego, el trabajo de la cerámica, la servidumbre, y desde ellos intentó mirar desde la horizontalidad lo que es un medio de construir otro idioma artístico y liberar un discurso. Entonces parto de un yo a un nosotros. Yo digo a menudo que mi trabajo invita siempre a otro lugar, está ahí pero nos va a llevar a la reflexión, a la consideración de otros espacios.
En Marruecos se habla de las personas de piel negra que proceden de los países del sur como africanos, ¿hay un rechazo a considerarse a sí mismos parte del continente?
Sí, hay un rechazo, hay un rechazo enorme. Estamos tan acostumbrados en Marruecos a mirar al norte que no nos interesa lo de más abajo. Por tanto no se tiene una imagen real de la realidad, no conocemos nuestro continente, no conocemos su riqueza ni su historia. Nos atrae más Europa, Occidente. Es muy problemático para mí porque no se puede mirar al otro si no se mira a nuestro lado, a nuestros vecinos, tenemos historias comunes, compartidas.
Vives en un espacio muy concreto: algo así como en el sur del norte africano, y en el norte del sur global, ¿qué perspectiva te da esta situación?
Me reconforta siempre, de hecho, anclarme en la zona que conozco, mi zona de confort donde tengo las herramientas, las claves , el imaginario. Todos esos elementos, esas claves, esa forma de caminar, de ver, de colaborar, de trabajar, de estar con la colectividad, este aspecto cultural animista, todos esos elementos están ahí para nutrir nuestra mirada. Así, concluiría que al final nos equivocamos, nos equivocamos cuando buscamos en el norte desde el sur, nos perdemos. Por otro lado creo que, según se mire, cualquier lugar es tanto un “norte” como puede ser un “sur”.
Cuando vemos en Marruecos un hombre con la piel negra decimos que es africano, y así nos disociamos completamente de nuestra africanidad, eso crea una pérdida de mirada, de identidad. Veo Marruecos como algo muy fragmentado que necesita un vínculo, tiene necesidad de una mirada, de un modelo más bien, que ha de construir por sí mismo.
Cuando vemos en Marruecos un hombre con la piel negra decimos que es africano, y así nos disociamos completamente de nuestra africanidad, eso crea una pérdida de mirada, de identidad
Los movimientos negros y antirracistas han atravesado unos años muy intensos en Estados Unidos o Europa, ¿ha llegado esta lucha y este debate a la población negra en Marruecos?
Fui muy solicitado cuando pasaron los sucesos en Estados Unidos para intervenir, para hablar de la cuestión racial. Creo que en Marruecos estamos en combates más complejos, respecto a los combates que se dan en otras latitudes. Afuera estas cuestiones ya están puestas sobre la mesa, nosotros ni siquiera hemos llegado hasta ahí. Cuando yo busco hoy entre todos los discursos políticos, intelectuales, post independencia nunca encuentro un partido político que tome eso como idea a defender, no hablamos de eso, es tabú y es una pena, porque pasamos de largo, mientras hablamos de tolerancia: que en realidad es un palabra sin sentido, una no palabra, porque qué quiere decir tolerar al otro. Por otro lado nos encontramos también en una idea muy económica que es una trampa también, nuestra relación con el resto del continente es una reproducción de un camino norte sur, en este caso sur sur, y que no tiene en absoluto condiciones de igualdad. Porque la forma en la que se mira, de acercarse, no es de igual a igual.
Por ejemplo, en wolof para hablar de un árabe del norte dicen naar, naar es un nombre árabe para decir fuego, eso significa mucho históricamente: estos tipos que venían para incendiar las aldeas, capturar personas y servir a la industria negrera. Son huellas que aún quedan, hay que trabajar en ello, hay que cambiarlo antes de entablar una relación.
¿Hay en cierto modo una idea de supremacía blanca ahí, fuera del mundo que se piensa como blanco?
Desgraciadamente, hay esta tendencia hacia la blanquitud, lo ves en este mercado de productos de blanqueamiento de piel, productos para el cabello... en la actitud, es como si se tuviesen que mostrar que unos son más blancos que otros. Kamala Harris que se considera de piel negra en los Estados Unidos, en Marruecos sería blanca. El pueblo africano tiene una idea de la civilización que debe ser aterrizada, debe revelarse como un pueblo productor de pensamiento.
Has estado impartiendo un taller con adolescentes en un instituto de Usera, un barrio del sur, con población que en muchos casos tampoco encaja con el imaginario de qué es ser español.
Como tengo formación pedagógica para mi era importante no caer en esta especie de egoismo, de trabajar solo en las cosas que me interesan.
Quería hablar de la emancipación. Yo también vengo del margen, de la periferia, de la invisibilidad, es por eso que esto me interesa mucho de hecho, esta idea del estigma, de las medallas que podemos regalarnos a nosotros mismos, apreciando todo lo que tenemos, dentro de un fondo de reparación personal. Ofrecer esto para crear una constelación con los otros, porque es con los otros que caminamos. Trabajar en un barrio del sur, eso me interesa. Y siempre tengo ganas como profesor de dar esperanza, mucha esperanza.