We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Fronteras
Caravana de Madres Centroamericanas: porque el mismo camino andamos
La Caravana de Madres Centroamericanas busca a personas migrantes desaparecidas y se enfrenta a la negación extrema de estos derechos en el tránsito, que puede llegar al secuestro, desaparición e incluso el asesinato.
A mediados de octubre recibimos una llamada de Carovane Migranti de Italia, en la que nos invitaban a Ongi Etorri Errefuxiatuak y Caravana Abriendo Fronteras a participar en la Caravana de Madres Centroamericanas de Migrantes Desaparecidos.
Les pedimos un par de días para responder porque no veíamos muy claro el sentido de nuestra participación en esta Caravana de Madres.
Finalmente decidimos aceptar la invitación porque podríamos fortalecer las relaciones con otros grupos a nivel internacional, en este caso con el Movimiento Migrante Mesoamericano, e iniciar contactos con grupos locales que colaboran con la Caravana de Madres en los distintos Estados de México. Eran razones suficientes para hacer la maleta y aquí estamos ahora tres miembros de OEE/Caravana Abriendo Fronteras junto a tres camaradas de Carovane Migranti.
Llevamos seis días de caravana y ya se nos han despejado todas las dudas que podíamos tener sobre si los objetivos del viaje eran verdaderas razones o sólo una disculpa para viajar con la conciencia tranquila.
Definitivamente en OEE/Caravana Abriendo Fronteras y Carovane Migranti compartimos la concepción estratégica del Movimiento Migrante Mesoamericano, organizador de la Caravana, sobre la necesidad de crear un movimiento global por el reconocimiento del derecho a migrar y la defensa de los derechos de las personas migrantes.
Es necesario levantar un movimiento social mundial que sostenga la lucha política por el derecho a migrar y los derechos de las personas migrantes
Compartimos la idea de la migración como un derecho universal a una práctica consustancial al género humano desde su aparición en el planeta. “Hombro con hombro, codo con codo, migrantes somos todos” es uno de los lemas de la Caravana.
Es necesario levantar un movimiento social mundial que sostenga la lucha política por el derecho a migrar y los derechos de las personas migrantes.
Un movimiento global para luchar contra las causas de la migración forzosa: las guerras y la violencia generalizada; la pobreza extrema consecuencia del modelo jeconómico extractivista y devastador del hábitat del pequeño campesinado en todo el planeta; la negación de la igualdad por razones de género, orientación sexual, religión, etnia…
Un movimiento global también para defender los derechos de las personas migrantes en el tránsito hacia los países de destino. Esta Caravana que busca a personas migrantes desaparecidas se enfrenta a la negación extrema de estos derechos en el tránsito, que puede llegar al secuestro, desaparición e incluso el asesinato.
Un movimiento global para la defensa de las personas migrantes en el país de destino. Derecho a residencia legal, techo, permiso de trabajo, salud y educación.
Un movimiento articulado en sus organizaciones y sus objetivos que debemos tejer en redes, con la energía de la araña, tal como nos instaba el chamán que nos habló en San Cristóbal de la Casas en el paso de la Caravana. O como nos animaba a hacerlo, en el mismo acto, la anciana zapatista con sus palabras “¡Ánimo, ánimo! No hay otro camino que la bendita organización”.
Estas mujeres, muchas de ellas campesinas, de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, nos lo han explicado sin necesidad de palabras. No nos ven como pasajeros extraños a ellas, nos han aceptado con la naturalidad que obedece a la necesidad
¿Qué pintamos entonces aquí seis europeas acompañando esta Caravana de Madres Centroamericanas? Estas mujeres, muchas de ellas campesinas, de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, nos lo han explicado sin necesidad de palabras. No nos ven como pasajeros extraños a ellas, nos han aceptado con la naturalidad que obedece a la necesidad. Muchas de ellas tienen su esperanza puesta en su diosito, al que se encomiendan, pero todas, sin excepción -como el escalador que agarrado a una roca pide ayuda y oye la voz de Dios que le ofrece su mano a lo que el desesperado escalador a punto de caer al vacío responde ¿hay alguien más?- reconocen que es la organización la que les permitió transformar su dolor en práctica de lucha. La transformación que se ha producido en su vida les permite entender sin extrañeza, la presencia de seis europeos entre ellas porque entienden, y nos han hecho entender, que “el mismo camino andamos”.