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Colombia
Alejandra Miller: “Negociar el desarme sin transformaciones estructurales es un descalabro”
Han pasado siete años desde que se firmaron los Acuerdos de Paz en Colombia entre el gobierno y las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia —Ejército del Pueblo (FARC-EP). El Instituto Kroc de Estudios Internacionales para la Paz y por medio del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para la Paz en Colombia, cifra en su último informe de seguimiento de la implementación del Acuerdo, que va hasta finales del año 2021, en un 30% el porcentaje de aspectos implementados del Acuerdo de Paz en Colombia. Añaden que el 19% de las medidas se encuentra en un estado intermedio de implementación, el 37% en estado mínimo y el 15% aún no ha iniciado su implementación.
El informe señala además que el ritmo de la implementación debe aumentar para que logren completarse todos los compromisos en 2031, 15 años después de su firma y año que se ha fijado para el fin de la implementación. Por último, El Instituto Kroc identificó un retraso significativo en la adjudicación y asignación de derechos territoriales, con sólo el 1% de la meta total de tres millones de hectáreas adjudicadas hasta octubre de 2022. Se trata sin duda del punto más delicado de los Acuerdos de Paz.
Pese a los Acuerdos de Paz aún existen grupos armados residuales y actores híbridos con intereses más allá de los políticos, pero sobre todo, el conflicto se ha enquistado entre el ELN y el gobierno colombiano
Desde el principio de las negociaciones hubo reticencias de algunos sectores en participar en los diálogos. En la actualidad existen grupos armados residuales y actores híbridos con intereses más allá de los políticos, pero sobre todo, el conflicto se ha enquistado entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno colombiano, quienes aunque han conseguido mantener una serie de conversaciones hacia un acuerdo, los secuestros hasta el reciente aviso, seguían siendo una práctica habitual del ELN lo que pone en riesgo la continuación de las conversaciones. Por otro lado, los recientes abusos de grupos como el autonombrado Estado Mayor Central de FARC a comunidades, han llevado al presidente Petro a suspender el cese al fuego bilateral con ese grupo.
Para Carlos Velandia, excomandante y directivo nacional del ELN de 1972 a 2004, quien se desempeña actualmente como promotor de la paz, el anuncio del ELN de la liberación de todos los secuestrados y el descongelamiento de las conversaciones de paz, entre las delegaciones del gobierno y del ELN “eran las decisiones esperadas”. Para el exguerrillero, también conocido anteriormente como Felipe Torres “es dialogando que se se busca el fin del conflicto armado y la paz para todos”.
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En la misma línea del diálogo y de la urgencia de continuar negociando con todo tipo de grupos armados se haya Alejandra Miller. Actualmente es la Directora General de la Agencia Presidencial para la Reincorporación de Colombia, una entidad adscrita a la Presidencia de la República de Colombia desde 2023, que acompaña y asesora a las personas que se desmovilizaron individual o colectivamente de grupos de autodefensas y organizaciones guerrilleras para apoyar su tránsito a la vida civil.
Hemos tenido la oportunidad de hablar vía telefónica con Miller, excomisionada de la verdad, sobre los avances que el gobierno del presidente Petro está realizando respecto a los Acuerdos de Paz, hacia lo que el nuevo gobierno colombiano denomina la Paz Total. Alejandra Miller es economista y profesora de la Universidad del Cauca, desde hace 20 años hace parte del movimiento feminista por la paz y ha ocupado varios cargos públicos, por ejemplo, se ha desempeñado como secretaria de gobierno del departamento del Cauca, posiblemente uno de los más afectados por el conflicto, también ha sido comisionada para el esclarecimiento de la verdad y ha acompañado el proceso de reintegración social de las personas que han dejado las armas.
¿Por qué se mantienen las dificultades para entregar las tierras prometidas en los acuerdos?
Durante siete años, después de la firma de la paz, el expresidente Duque tomó la decisión política de no cumplir lo pactado entre el gobierno nacional y las antiguas FARC-EP. Esto generó un rezago enorme en términos del cumplimiento de los Acuerdos de Paz y una situación muy precaria en términos de seguridad. Es así como las disidencias fueron tomando fuerzas. Es por esta situación que el punto uno, sobre la reforma rural integral, no pudo ser implementado como se había pactado.
El gobierno actual, desde hace ya dos años, venimos trabajamos fuertemente para erradicar ese rezago en el cumplimiento. Nosotras insistimos desde la Agencia para la Reincorporación que los firmantes son sujetos de la reforma agraria, esto no estaba contemplado, nosotras ahora hemos planteado que no son beneficiarios de unos recursos, sino que son sujetos políticos que hacen parte del proceso de implementación. Además es que los excombatientes, están muy ligados al campo, de origen campesino, su factor de arraigo principal es la tierra. Esto garantiza que no vuelvan a la guerra. Estamos haciendo por tanto una tarea muy fuerte con la Agencia Nacional de Tierra. Hemos desatrasado, entregado poco más de 4000 hectáreas a los distintos ETCR (Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación), donde hay 100 o 150 familias en cada uno, para que tengan tierra suficiente y puedan lograr su reintegración a la vida civil.
¿Porqué el ELN continúa secuestrando si se encuentra en un alto al fuego?
Una parte de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, para poder salir totalmente del conflicto, tiene que ver con apostarle al diálogo, a las negociaciones, a los sometimientos, con todos los actores que están hoy en armas. El ELN es uno de estos actores armados históricos y por eso es importante mantener una conversación política, hay que insistir, trabajar arduamente. Como todo proceso hay enormes dificultades, pero es parte de lo que tiene que irse solventando en la conversación, en el diálogo.
Es inaudito que el ELN siga secuestrando, ellos trabajan en una argumentación económica fundamentalmente. Yo creo que durante las negociaciones debería de haber un mecanismo de sostenimiento económico, durante el cese al fuego, para las personas que están en armas pero comprometidas. Para evitar que haya secuestros, extorsiones o actos delictivos en general que se utilizan para mantener económicamente a los grupos armados. No es algo nuevo, pero hay que preservar la posibilidad de que este diálogo se siga adelantando, que se lleguen a acuerdos y se llegue en un momento a lo que el gobierno le llama la Paz Total. En la Comisión de la Verdad le llamamos “La Paz Grande” que significa que ya no haya grupos armados en el país, buscando simultáneamente cambios estructurales, reformas para avanzar en términos de desigualdad y de inclusión que requieren varios territorios en toda la nación.
Desde la Comisión de la Verdad encontramos que es muy difícil resolver el tema de los grupos armados en el país, de cualquier origen: político, delincuencial o híbrido, por la vía de las armas o de más guerra
¿Qué política se está ejecutando desde el gobierno ante los grupos armados?
Desde la Comisión de la Verdad encontramos que es muy difícil resolver el tema de los grupos armados en el país, de cualquier origen: político, delincuencial o híbrido, por la vía de las armas o de más guerra. Sabemos que los que terminan pagando los platos rotos es la sociedad civil, las comunidades y por tanto este esfuerzo de trabajar negociaciones políticas con grupos armados políticos, pero también diálogos socio jurídicos, con grupos que no son considerados grupos políticos, ligados por ejemplo al narcotráfico, pero que también es importante avanzar en su desarme. Esta insistencia de mesas de negociación con las guerrillas y bandas delincuenciales, son necesarias y urgentes, pues sin duda alguna, controlan territorios, pueden estar vinculados a actividades económicas y políticas. Es mucho más complejo, que solo un desarme.
Es por eso que se tiene que hacer por la vía de los pactos. Se va avanzando, con dificultades con estas bandas, porque son complejas, no median diálogos sobre transformaciones de país, pero sí sobre narcotráfico, sobre su poder en los territorios. Necesitamos hacer acuerdos que contengan el desarme con estos grupos, que contribuyan a una paz no fragmentada, sino completa, total.
¿Qué tipo de relaciones tiene el partido Comunes con el gobierno del presidente Petro?
El Partido Comunes, antiguas FARC, es un derivado del proceso de paz. Ha venido haciendo ejercicio político en la escena institucional. Tiene 10 diputados en el congreso, cinco en la cámara de representantes y cinco en el senado. Ellos han venido trabajando en distintas campañas electorales. En la más reciente obtuvieron poco más de 120 candidatas en todo el país. Creo que el partido Comunes es el reflejo de haber dejado las armas para hacer las transformaciones por la vía de la democracia, de la política. Al final es uno de los resultados positivos de una negociación política con un grupo armado político, como eran las antiguas FARC. Ahora es un partido de gobierno también que se suma a las iniciativas de transformaciones que propone el gobierno en distintas áreas. Tenemos que garantizar la protección de las personas del partido Comunes para que tengan todas las garantías para el ejercicio de su participación política en el marco de la democracia.
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¿Cuál sería el mejor escenario para lograr la paz?
Lo que se está haciendo en términos de la Paz Total, de las negociaciones tanto con grupos armados políticos como aquellos que no son considerados políticos, más delincuenciales, es fundamental. Sin embargo, creo que no podemos seguir aferrándonos en que se avance en estas negociaciones. Hoy las guerras, en general en el mundo y en Colombia, no son guerras puras, donde solo hay grupos políticos o solo hay delincuentes. Los grupos armados cada vez son más híbridos, ejercen la gobernanza local o nacional, lo que se llama la gobernanza criminal, aunque no tengan idearios políticos muy claros y sin duda alguna, también otros ejércitos históricos han visto la necesidad de introducirse en el narco para sostenerse. No son guerras puras en términos de actores, sino que hay muchas circunstancias híbridas. Yo creo que las negociaciones con ambos grupos son fundamentales. Porque nos contribuye sin duda al tema del desarme.
Negociar el desarme sin transformaciones estructurales es un descalabro. Hicimos una negociación en el 2016 con la guerrilla más importante de América Latina, las antiguas FARC y siete años después repetimos, no en las mismas dimensiones, pero estamos otra vez con grandes problemas de seguridad asociados a las armas. Desarmar para no transformar la realidad, tampoco es una buena fórmula porque no permite que haya cambios estructurales, profundos.
Desarmar para no transformar la realidad, no es una buena fórmula porque no permite que haya cambios estructurales, profundos
En este gobierno ha sido difícil porque ha habido una enorme oposición a que se toquen esas estructuras históricas, de privilegios, de sectores que han dominado la política, el poder en todos sus escenarios. No les gusta que se cambie esa realidad, que se toquen esos privilegios, para que las comunidades, los territorios, los pueblos indígenas excluidos históricamente en la construcción de la nación se incluyan. Esto ha dificultado mucho el ejercicio de gobernar. Pero vamos haciendo la tarea. Transformaciones que son necesarias y que están haciendo su trámite en el congreso, con enormes dificultades, pero que van avanzando. Otras que no pasan por el congreso, como la reforma agraria. Colombia ya tiene poco más de 200 mil hectáreas compradas en todo el país, este gobierno ha hecho más que cualquier otro en términos de reforma agraria. Estamos en el camino de hacer dos cosas, negociaciones y las transformaciones que requieren el país. De las negociaciones saldrán otras cosas innovadoras, que sumen, siempre y cuando podamos hacer cambios estructurales profundos, como la estructura de la tenencia de la tierra, una de las más concentradas del mundo.
Cierro con un mensaje, cuando fui comisionada de la Comisión de la Verdad, después de escuchar a mujeres y personas lgtbiq+, víctimas del conflicto armado, reconocimos que este proceso no se puede hacer sin lo que hicieron las mujeres. Lo que hicieron las mujeres durante la guerra y lo siguen haciendo, como sacar a sus hijos de la guerra, la soberanía alimentaria, la resistencia profunda, nos ha dado un acumulado fundamental para conseguir cualquier cambio, cualquier transformación. Las mujeres sostuvieron al país durante la guerra y creo que tienen unos importantes aportes que hacer para la paz y la transformación.