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Literatura
La frontera
En 'La frontera' (1989) Anna Mitgutsch retrata a una sociedad intolerante a través de la historia de Marta y su hijo Jackob, un niño autista.
Waltraud Anna Mitgutsch nació en Linz (Austria) en 1948. 'Entre mujeres', 'Cara a cara' y 'La frontera' son sus tres novelas traducidas al español. Todas ellas fueron publicadas por Ediciones B en los años noventa. Basilio Losada e Isi Feuerhake fueron los traductores. Pese a no haber ninguna edición actual, se pueden encontrar, con un poco de suerte, en librerías de segunda mano.
“Cuando una mujer escribe, escribe para todas las que han callado –mil años y callan todavía– y callarán.”, escribió Marina Tsvietáieva. W. Anna Mitgutsch escribe por las mujeres que han callado y parece tomar de ellas la gran fuerza de su voz. Eso al menos se desprende de una lectura de 'La frontera' (1989), novela en la que Mitgutsch retrata a una sociedad intolerante a través de la historia de Marta y su hijo Jackob, un niño autista.
Jakob es diferente a los otros niños. Apenas habla, reacciona de forma inesperada a los estímulos que hay a su alrededor, puede ponerse a gritar o dar vueltas sobre sí mismo de forma repetitiva. El proceso de exclusión y aislamiento comienza bien temprano, cuando Jackob se diferencia de la norma. Su madre quiere acceder a su mundo, relacionarse y aprender con él sus códigos. Madre e hijo intentan, con dificultad, crear un mundo propio en el que poder sobrevivir. Sin embargo, su intento se ve frustrado, primero por un marido controlador, y más tarde, por los psiquiatras y psicólogos a cuyas consultas Marta acude en busca de respuestas y donde solo obtiene indiferencia, aparte de una misma acusación repetida de su culpabilidad de los problemas de comportamiento de Jackob. Ser madre es ser culpable, parece constatar Mitgutsch agriamente a través de las distintas miradas médicas.
La novela es un intento de describir la alteridad, eso otro que abruma a las demás madres e hijos y hace que vecinos y viandantes juzguen con miradas de reojo y gestos de incomprensión. 'La frontera' retrata también una sociedad profundamente hipócrita, que hace cambiar de colegio y de casa a madre e hijo en varias ocasiones. Entre todos esos cambios la protagonista consigue dejar a su marido y emprender en solitario una nueva vida en otro lugar. Comenzar y recomenzar parece el sino de quienes no se resignan.
En esta novela Anna Mitgutsch consigue trasladar al lector la fuerza opresiva con la que madre e hijo son marginados y expulsados repetidamente de la sociedad. Mitgutsch quiere abrir los ojos del lector, quien casi puede oír el grito de ayuda de una madre sola. Y bien puede ser, por eso, considerada una novela incómoda, difícil por momentos, dolorosa incluso, para quienes empaticen con la protagonista, pero cuya fuerza no puede ni debe ser eludida. En su fuerza reside su verdad.
“Esta frontera era el lugar más inhabitable, era la picota en la que uno estaba siempre expuesto y solo, marginado por los demás. Solo un creciente alejamiento de ella hacía crecer la seguridad y la certeza de tener derecho a la vida.” La protagonista espera que un día ese lugar en el mundo pueda ser más habitable y entonces, el mundo ser un poco más humano, digno de confianza y amor. Con esa leve esperanza cerramos las páginas esta novela desesperada y necesaria a partes iguales, más conscientes de que la lucha por vivir es la única que no tiene fin.