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Música
“El público infantil es el más sincero que hay; si no les gustas, se van”
Con letras que mezclan pedagogías libertarias, demandas y enseñanzas infantiles, la Banda del Cante Pirata demuestra que hay otras formas de hacer música para peques.
Es la hora del vermú y Kike ‘Contramaestro’ —otrora Kike Babas— baja del escenario para enseñar la coreografía de la siguiente canción. El polifacético artista, que ha combinado incontables proyectos musicales y editoriales en la escena roquera madrileña, en cámara lenta indica al público —compuesto de decenas de peques y familias— que han de levantar una rodilla y luego la otra. Primero parsimoniosamente y luego rápido, muy rápido, pues hay que bailar ‘pogo’. “¿Sabéis quiénes son La Polla Records? ¿Y Eskorbuto?”, pregunta ante el mutismo de la sala. Acto seguido comienza el tema ‘Canción de los Monstruos’, que acaba con una catarsis de benjamines y benjaminas saltarinas que bien podrían resistir un concierto de cualquiera de los grupos anteriormente mencionados.
El Salto Madrid celebra la Fiesta del Solsticio Pirata en La Villana de Vallekas, acompañadas de la tripulación de La Banda del Cante Pirata. Es el primer evento infantil organizado por el periódico y las expectativas se cumplen.
Familias entregadas bailan en proa mientras en popa corren las birras. Letras que mezclan pedagogías libertarias, demandas y enseñanzas infantiles se acoplan a la perfección en la sala. Ana ‘La Capitana’ (voz), Rober ‘Pirata Roberts’ (piano), Jorge ‘Jack Espárrago’ (guitarra), Javi ‘Perla Blanca’ (batería), Rober ‘Barbacoa’ (bajo) y el anteriormente mencionado Kike ‘Contramaestro’ (voz) acaban la actuación con el tema ‘Piojos’ y, tras tomar un pequeño respiro, atienden a El Salto en una soleada y ventosa mañana.
¿Cómo surge este proyecto? ¿Cuál es su génesis?
Rober ‘Barbacoa’ (R.B.): Este proyecto surge para financiar una escuelita donde llevamos y llevábamos a nuestros peques. En la escuela había mucho artista y lo que hicimos fue hacer un disco que empezó con cuatro canciones. Grabamos el disco antes de actuar.
Kike ‘Contramaestre’ (K.C.): El proyecto del que habla Rober se llama Jardín Pirata que es una escuela libre en la Sierra Norte de Madrid —en Lozoyuela—. Fue una acción de financiación. Propusieron que si se hacía un disco podríamos venderlo y recaudar dinerillo que siempre es necesario. Lo primero que surgió fue el disco, no la banda. Juntaron a un montón de padres y madres para que se les ocurriesen canciones y a raíz de ahí se articuló un disco apoyado por músicos de la Sierra. Entre las composiciones de la gente del Jardín Pirata más las ayudas de los músicos se hizo un disco. Y ya, una vez hecho el disco y cubierta la parte de financiación del proyecto fue cuando surgió la idea entre varios ‘mapis’ —madres y padres— del proyecto de juntarnos y hacer una banda.
El Jardín Pirata es una experiencia asociativa de Educación Vivencial. ¿Nos podéis explicar qué es eso?
Ana Capitana (A.C.): Somos una asociación de madres y padres que creemos que otra educación es posible y nos juntamos para que las necesidades de nuestras peques estén más respetadas.
Pirata Roberts (P.R.): Ya lo dicen las estrofas de la canción ‘En mi Escuela’. Un sitio donde solo entras si quieres entrar, donde no tienes que estar sentada, eliges lo que vas aprendiendo.
A.C.: Hay libertad. Dentro de un espacio preparado y acompañado por personas que les dan la contención y el cariño necesarios para que esas peques puedan encontrar lo que verdaderamente buscan sus pasitos.
De hecho, yo tenía por aquí que una de vuestras canciones empieza con “En mi escuela la primera condición es que si no quiero entrar, no entro. Esto es totalmente transgresor ¿no?
A.C.: Eso es y además es así en el Jardín Pirata.
Jorge ‘Jack Espárrago’ (J.J.E): Cuando tu llevas a tu peque al cole hay una negociación en la puerta normalmente de si quiere ir o no. Otro de los pilares es que se intentan respetar los ritmos de aprendizaje de cada peque. Cada uno cada día elige lo que quiere hacer y hay acompañantes que les ayudan a conseguir los objetivos que tengan cada día.
A.C.: Como también dice la canción, no roban descubrimientos. No se enseña, es el peque el que descubre. Las adultas tenemos muchas ganas siempre de enseñar todo lo que sabemos y si tu dejas a las peques ellas mismas descubren el camino que desean.
“La Banda del Cante Pirata lo que hacemos no es un espectáculo, es un concierto. No hacemos un espectáculo para peques, ni sacamos magia ni nada de eso… Es un concierto de verdad”
Vuestras letras tienen mucho de pedagogías libertarias. Le cantáis una cumbia a un palo ¿Qué es un material no estructurado?
A.C.: Es cualquier cosa que no está pensada para eso en concreto. Un palo, una caja, una piedra, una tela, arena… Cualquier cosa que sirva para jugar sin que te digan cuál es el juego.
K.C.: Y que no esté estructurado es que no está ya construido. Si te dan el coche con las dos ruedas tienes un material estructurado. Si coges un trozo de cartón y dices que es un coche, pues ahí trabajas la imaginación.
Vuestra puesta en escena es una fiesta. Kike, ¿cantar para peques permite más versatilidad?
K.C.: Yo diría que los peques son un público más sincero que el público adulto. El público adulto va a un concierto y de alguna manera estás obligado a permanecer. Al peque si le gustas se queda, si no le gustas, bosteza o se va. Es un público al que hay que convencer desde la más pura sinceridad. En cuanto a lo que es tocar, por lo menos en mi experiencia, yo me doy igual cuando hago conciertos para adultos como cuando hago conciertos para peques. Y calculo que cualquiera de mis compañeros toca la guitarra o el piano o el bajo o la batería, esté en el proyecto que esté con la misma posición de músico. La Banda del Cante Pirata lo que hacemos no es un espectáculo, es un concierto. No hacemos un espectáculo para peques, ni sacamos magia ni nada de eso… Es un concierto de verdad.
J.J.E.: Eso es una de las cosas que diferencia esta propuesta, que realmente tocamos lo mismo que tocaríamos en un grupo para adultos. Tocamos muchos estilos diferentes y no es una música hecha especialmente para peques.
A.C.: De hecho, decimos que es un concierto familiar, porque también les cantamos a las madres, a las abuelas incluso cuando vienen. Y yo creo que se lo pasan bien también. Hay un feedback, ves que bailan, ves que se ríen y eso también te da a ti nutrición ahí arriba.
P.R.: A mí me pareció muy bonito en el momento creativo del disco el descubrir la cantidad de gente de la escuelita que hacía música y el ver como cada cual sacaba un tema con un estilo distinto que aportaba más a redondear el disco. Yo personalmente tenía ganas de que las peques escucharan un disco variado, que no fuera canciones infantiles, sino que fueran estilos reales que existen en el mundo adulto y que son musicalmente interesantes.
Por ahí iba mi próxima pregunta porque mezcláis letras para peques con música para adultos ¿Cómo se consigue el equilibrio?
K.C.: Creo que es algo natural. No sabría distinguir qué es música para peques y qué es música para adultos. En nuestra banda picoteamos un poco de la música popular. Hacemos rumba, rock, rap… es todo música de la calle y si se cambiaran las letras serían para adultos perfectamente.
J.J.E.: Yo lo quiero hilar un poco con el tema del respeto a la infancia. A veces pensamos que las y los peques por ser peques no pueden entender ciertos tipos de música y yo creo que es algo instintivo y natural. El bailar, el hacer música y el disfrutar de la música. ¿Por qué les vamos a negar estilos y tiene que ser todo música simplona y superrepetitiva?
A.C.: De hecho, yo creo que es algo que agradecen las peques. Agradecen que sea música a secas, sin estar pensada para ellas.
¿De dónde salen las letras? ¿Tenéis algún peque que os asesora?
R.B.: Pues mira, una de nuestras canciones sí está hecha por una peque, ‘La canción de los Monstruos’.
A.C.: Es una canción que hizo un peque para quitarse una pesadilla que tuvo.
R.B.: La canción de ‘Por qué’, por ejemplo, tiene mezcla de preguntas que están en el aire, preguntas que se hacen las peques y preguntas que nos hacemos nosotras como madres y padres.
Javi Perla (J.P.): Yo quería decir que las letras no son para peques. Yo desde que lo empecé a escuchar encontré un doble sentido que está muy orientado al adulto también. Por ejemplo: “No me persigas con el abrigo que no tengo frío”. Eso es una llamada que nos hacen a nosotros para que sepamos que la temperatura se la quieren regular ellos.
“La experiencia parte de la propia maternidad de cada una de nosotras. Y las canciones pasaron un examen en cada una de nuestras casas con cada uno de nuestros peques”
K.C.: La experiencia parte de la propia maternidad de cada una de nosotras. Y las canciones pasaron un examen en cada una de nuestras casas con cada uno de nuestros peques. Hubo varias frases o detalles que los peques no veían y lo cambié para que les llegase.
R.B.: Y, como todo proceso creativo, yo creo que tiene también una parte terapéutica y una parte de exorcizar las cosas que estás viviendo tú en la crianza.
Cambiando de tema, ¿falta ocio para las familias? ¿Falta ocio militante y activista inclusivo?
A.C.: Sí y eso es parte también de lo que nos hace llegar aquí. Creo que cada vez también somos más exigentes con lo que queremos y lo que no y ahí se abre una brecha en la que nos situamos. Y realmente me gustaría que hubiera más propuestas similares.
K.C.: A la sociedad le falta ocio para peques y hay que combatirlo. Con días como hoy, con propuestas como la de este nuevo blog de El Salto vamos creando una especie de submundo alternativo.
“La crianza absorbe tanto que yo la vivo como una militancia. Yo estoy aquí criando a mis criaturas y es mi granito de arena de contribución para este mundo”
Claro porque, ¿qué pasa con la militancia cuando una se hace madre o uno se hace padre?
K.C.: Qué es más obligatoria
A.C.: Es más obligatoria, pero yo voy a decir que tienes mucho menos tiempo para ella. Y que la crianza absorbe tanto que yo la vivo como una militancia. Yo estoy aquí criando a mis criaturas y es mi granito de arena de contribución para este mundo.
R.B.: Nos llevamos a nuestros hijos a los ensayos y aquello se convierte en un jardín. Tenemos que hacer un esfuerzo mayor al tener hijos.
K.C.: Los ensayos de La Banda del Cante Pirata son peculiares porque es un cruce entre un ensayo y una microescuela. La gente llega a ensayar y llega con sus peques porque es lo que hay y entonces estás tocando y tenemos que parar de repente porque Rober tiene que dar una manzana al peque y luego hay que parar porque el otro está llorando y se ha pillado un pequeño disgusto o cantar con la niña en brazos incluso en el escenario
Yo [a Ana Capitana] te he visto dar de mamar en el escenario entre canción y canción.
A.C.: Pues ya has visto mi militancia [risas]
J.P.: Conciliación familiar [risas]
Antes de llegar aquí cada uno vivíais la música por diferentes caminos. ¿Alguna vez habíais pensado en crear algo así?
J.P.: Pues yo desde hace un tiempo tenía pensado en hacer algo para peques. Estuve intentando armar algo con gente de mi pueblo y al final no cuadró, no estaba yendo para el lado que a mí me gustaba hasta que llegó el disco de La Banda del Cante Pirata a mis manos y flipé enseguida cuando lo escuché. Más tarde terminé conectando con la gente de una forma o de otra y tuve la suerte de terminar tocando con ellos.
J.J.E.: Yo llegue también un poquito más tarde al grupo. Llegué a la Sierra para llevar a mis peques al Jardín Pirata y antes de que empezaran me acuerdo de que hubo una fiesta en La Puebla [Puebla de la Sierra] y me compré el disco. En el viaje de vuelta, oyéndolo, me acuerdo de ir diciendo que me gustaría tocar en esa banda. Cuando entré al Jardín Pirata me pilló por banda el amigo Barbacoa; se había enterado de que yo tocaba la guitarra y me metí.
K.C.: No, jamás imaginé que iba a hacer música para peques, y de hecho el origen del disco fue viendo a un compañero de música con el que tenemos vinculación emocional y admiración, que es Yo soy Ratón. Estábamos viéndole unos cuantos del Jardín Pirata y fue cuando a una compañera, Leti, se le ocurrió y me decía “Kike, hay que hacer algo así que para financiación vendría guay, un disco para niños”. Yo le dije que estaba flipando, que no. Me insistía con un “venga que tú seguro que sabes, que cantas en otros grupos”. Y yo le repetía que yo canto en grupos de adultos, y que un grupo para niños sería complicadísimo. Dije no y a los cinco o seis días me vino una canción. Y entonces ya volví a Leti y le dije que tenía un ‘nananeo’. Y ya se fue abriendo al resto de padres y madres del Jardín Pirata. Y empezamos a ver los ‘nananeos’ de cada una y nos dimos cuenta de que de pronto podía ser un ‘sí’.
Tú has tenido incontables proyectos, ¿este quizás sea el más arriesgado?
K.C.: No [risas] No, pero tiene el mismo riesgo que tienen el resto de todos los proyectos y con las peculiaridades que tiene. El público con el que estás es un público infantil y yo he aprendido un montón con este público por lo que te decía antes, porque es el público más sincero que hay. Es enfrentarte a un público que no va a fingir y si no les gustas, se van a ir. Desde ahí es un reto absoluto el convencer y también es un riesgo.
Algo que añadir…
R.P.: Sí, la alegría que da ver desde el escenario caras de madres y padres aburridos que vienen a traer a sus peques para que se entretengan un domingo por la mañana y en la primera canción empiezan a sonreír y a poner cara de sorpresa, como diciendo “oye, oye, que esto lo voy a disfrutar yo también”. Y están el resto del concierto con la sonrisa en la boca y bailando más que sus peques. En primera fila, disimulando como que quieren acompañar a sus peques pero es que quieren estar ahí.