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Insólita Península
Nacimiento de un río rojo
Desde la localidad onubense de Nerva surge una carretera en dirección norte que conduce hasta el nacimiento del río Tinto. El 7 de agosto, el paisaje parecía tan seco que temí no encontrar una gota de agua en el origen de este río de color rojizo. Algo despistado con este pensamiento, me costó encontrar el lugar en cuestión y solo lo logré cuando, en el conjunto minero de Peña de Hierro —hoy convertido en espacio visitable—, me informaron de que tenía que volver sobre mis pasos y bajar por un sendero que quedaba al borde de la carretera. Resumo la ubicación del lugar para mayor precisión: desde Nerva hay que tomar la carretera HV-5011 en dirección norte; al cabo de dos kilómetros y medio hay que coger un desvío a la derecha (dirección mina de Peña de Hierro) y pasar por debajo de la carretera principal; después de 50 metros, el nacimiento del río Tinto queda a la derecha. Es necesario bajar por un sendero escarpado para situarse junto al agua.
Me pareció que el lugar tenía un aspecto extremo. Entre árboles caídos con la corteza quemada, silencio y rocas rojas, aparecían los tonos naranjas y rojizos del río. El 7 de agosto de 2021 era un sábado con veraneantes de interior, así que no estuve solo durante el breve paseo en el que fui remontando una a una las pequeñas acumulaciones de agua de un caudal diminuto. El agua escasa fluía sin descanso y rompía el silencio con un pequeño salto: apenas un hilillo para salvar un desnivel.
Ascendí unos cien metros en dirección norte hasta que dejé de ver agua. Me detuve ante la última lámina rojiza e intuí que en ese lugar podía situar el nacimiento. En todo caso, para mayor seguridad, le pregunté a un hombre que estaba dando a su hija informaciones muy precisas sobre la coloración de las aguas y me confirmó que sí, que estaba ante el lugar del nacimiento.
Todo en ese espacio tenía el aire de un lugar irrepetible. Los colores del agua parecían variedades de sangre, de vino. Y, sobre todo, parecía mentira que entre la sequedad de la tierra fluyera el agua en los días más cálidos del verano
Todo en ese espacio tenía el aire de un lugar irrepetible. Los colores del agua parecían variedades de sangre, de vino. Y, sobre todo, parecía mentira que entre la sequedad de la tierra fluyera el agua en los días más cálidos del verano. Pero fluía y pude intuirla llena de vida. De una vida invisible pero cierta.
Tras desandar el camino y volver a la carretera, me detuve ante los carteles que informan sobre este espectáculo que me había dejado algo aturdido. Uno de ellos contiene información sobre el carácter singular del entorno: “[El río Tinto] es único en el mundo, tanto por sus colores como por sus características ambientales. Sus aguas son rojas, muy ácidas, y con condiciones muy difíciles de soportar para la mayoría de los seres vivos. Pero precisamente por eso pueden vivir en él gran cantidad de microorganismos que se alimentan solo de minerales y se adaptan a condiciones extremas (…). El río se caracteriza por el color rojizo de su cauce y amarillo-ocre de sus orillas, originado por la actividad minera desde su paso por Peña de Hierro”. Otro cartel abunda en detalles: “La pirita es un sulfuro de hierro. Los microorganismos se alimentan del mineral, oxidándolo, y produciendo como desecho un tipo de iones de hierro y azufre (ion férrico e ion sulfato) que dan ese particular color sangriento al río”.
Ambos carteles cuentan que la NASA se interesó por las formas de vida del río Tinto debido a la probable similitud entre sus condiciones ambientales y las del planeta Marte. Desde que conocí este asunto, me dio por imaginar frases de inicio para este artículo que incluirían expresiones como “fuentes de un río marciano” o “aguas próximas a Marte”. Luego descarté estas ideas y me dediqué a buscar informaciones sobre qué conclusiones había extraído la agencia espacial de sus investigaciones sobre el río. Entre lo más reciente que he encontrado, una nota de prensa de octubre de 2018 del Centro de Astrobiología (CAB), entidad española asociada al Nasa Astrobiology Institute, explica que un estudio liderado por el CAB detectó “la presencia de cianobacterias en muestras de roca profunda de la Faja Pirítica Ibérica (zona en la que nace el río Tinto en la provincia de Huelva)”. La nota de prensa señala que este nicho ecológico pone de manifiesto la gran versatilidad de las cianobacterias “y permite plantear nuevos modelos sobre su origen y evolución, así como la presencia de organismos similares en biosferas actuales o primitivas en otros planetas o lunas”.
De modo que en el interior de una tierra extrema salpicada de láminas de agua rojiza anidan posibles explicaciones para las biosferas de otros planetas y lunas. No resulta difícil imaginarlo. El origen del río Tinto asoma cargado de misterios sobre cualquier origen.