We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Antiespecismo
Hartas ya de estar hartas
Decía algo parecido parte de una canción de Serrat: “Ya me cansé, de preguntarle al mundo por qué y por qué...”. Una de mis favoritas, sin duda. Reivindico hoy este tema debido a la situación tanto global como nacional, con respecto a desequilibrio absoluto, injusticia y precariedad por doquier y en todos los ámbitos. Sobre todo por lo que respecta a los animales y a la cada vez más intolerable obsesión del animal humano por destruir, torturar y matar a cualquier ser vivo que no sea un supuesto “sapiens”.
Es sabido que la agresividad y la violencia en humanos corresponde en su mayoría a alguna patología psicológica (esquizofrenia, trastorno bipolar, estados depresivos agitados o trastorno de conducta en la infancia). Pero lo más inconcebible es que esa ansia de sangre esté ejercida por políticos y administraciones públicas. No irán asesinando por las calles, pero desde luego trabajan por defender la muerte antes que la vida.
Lo vemos a diario también en los tribunales. Se desoye o antes se multa a quien defiende una vida animal. Los ayuntamientos encierran sin posibilidad de escape a gatos y a palomas en las ciudades, o se sacrifican cotorras sin la más mínima opción de darles una oportunidad. Algunos ayuntamientos abogan por piensos anticonceptivos, pero son contados.
Las leyes no acompañan en las reivindicaciones ya no animalistas, sino conservacionistas. Ningún ser vivo animal, sea doméstico o silvestre, está a salvo de las garras del poder. El que no es cinegético (término inventado para seguir matando) es odiado porque interfiere en la actividad humana interesada, o se inventan excusas biológicas y naturalmente absurdas para seguir masacrando (lobos, ratas, de nuevo palomas, etc.).
Por si fuera poco todo lo ya establecido por la sociedad para su propio interés, la derecha se abre paso al poder vendiendo “cenas de 5 pesetas” (sopars de duro, en catalán) para conseguir votos justamente de personas que también son explotadas y/o no recibieron educación en el respeto sino todo lo contrario. Los domingos escopeta al hombro y a cazar con el padre y el tío, que tiene mucha experiencia.
Es triste, porque aún ahora he conocido gente joven aquí en el que es mi pueblo desde hace 2 años, menores también, que van a cazar porque lo han mamado desde pequeños. Y lo preocupante es que hay miles de pueblitos que viven así. Porque es tradición familiar. He llamado, en varias conversaciones, a su espíritu infantil innato de amor y empatía. Pero, o no lo procesan o reconocen disfrutar matando. Me resulta inconcebible e hiriente, pero me mantengo calmada y procuro darle la vuelta a todo. Su última respuesta siempre es por la tangente y volviendo al origen: “es que es tradición.”
A mi edad me resulta ya poco sorprendente cualquier cosa, no por sabia, más bien porque siempre creo que no puedo ver u oír nada peor que lo ya experimentado... Y la sorpresa aparece terrorífica cada día, cada puñetero día...
Con todo esto pido, ruego, solicito, que quien tenga en su mano educar, quien sea un joven con tradiciones sangrientas adquiridas, sea capaz de hacer una pausa y analizar, llamar a la verdadera capacidad de amar que lleva dentro, a ser si no crítico al menos reflexivo y vea si realmente lo que hace es lo que quiere hacer. De ellos depende todo.
Son muchas en esta amarga lucha por los inocentes sin voz, son muchas las que están hartas, muy hartas de que las leyes no cambien, de salvar vidas perdiendo casi las suyas, muy hartas de pesadillas que no son sueños, hartísimas de que cuando lo fácil es respetar y proteger, todo se vuelva no poder parar ni un segundo a respirar y retomar fuerzas, porque no hay tiempo para los animales.
La hartura, y el número de hartas es inconmensurable, pero tan grande e interminable como la fuerza y la gran red que formamos todas, aquí y en cualquier rincón del mundo, casa, aldea o gran ciudad. Y en esta red se sustenta toda la ayuda que tienen los animales. Es inimaginable lo grande y lo fuerte que es.
Un día, las hartas de estar hartas serán escuchadas, habrán sido la base de un futuro para ellos. Son cientos los frentes abiertos y cada una de nosotras, las activistas, estamos no solo en manifestaciones que son visibles, sino lo más importante, estamos tras el telón alimentando colonias, rescatando torturados perros de protectoras y particulares, de granjas, aves urbanas, animales salvajes heridos o huérfanos por la caza. De todo ello pueden dar fe centros de recuperación de fauna, veterinarios, grupos de defensa animal, madrinas que recaudan dinero, grupos de lucha contra la lacra de la tauromaquia, abogados por la defensa animal...
Hartas de que ni las leyes ni fondos públicos apoyen lo más simple de todo: la vida.
Es una enorme red en todos los chats, redes sociales, conversaciones telefónicas que la gente que no participa desconoce por completo.
He aquí una oda a todas las hartas de estar hartas. Un reconocimiento a muchos años de trabajo y esfuerzo al límite.
Un aplauso del alma a todas, que les sea reconocido el trabajo con respuestas políticas y leyes verdaderas. Por todos los animales. Amén.