Huellas de África
Un regalo (II/V)

El relato que sigue, en cinco entregas, es resultado de un trabajo periodístico de horas de entrevista con dos personas procedentes de África, que han preferido permanecer en el anonimato. Lo que aquí se narra no son hechos excepcionales, sino la realidad que enfrentan miles de personas que quieren llegar a Europa. A fin de que el relato fuera lo más fiel posible, he retirado mi voz y dejado que sean ellos, en primera persona, quiénes cuenten cómo ocurrió todo.

Huellas de África 2
Huellas de África en Sevilla. Un regalo Pedro Román

En Anambra éramos felices. Puede que no tuviéramos móviles, parques de atracciones o videojuegos, ni fuésemos al cine, pero disfrutábamos de cada risa y saboreábamos la compañía de la familia y amigos como no he visto en ningún otro lugar. La felicidad allí no residía en lo que se tenía, sino en lo que se hacía. Esto nos permitía saborear cada momento por lo que era, y lo mejor de los momentos es que perduran en el tiempo en forma de recuerdos. No se rompen, no se pierden ni se deterioran.

Recuerdo que a la salida del colegio íbamos a un pequeño terraplén que había a escasos metros de allí, usábamos palos para simular una portería y nos quedábamos esperando a Sunday. Era el chico más conocido del barrio e iba a un curso más que nosotros; él tenía doce y nosotros once años, por lo que tardaba algo más en salir de clase. Todos le admirábamos; jugaba al fútbol bastante bien, y algunos, debo reconocer, le teníamos un poco de envidia. Recuerdo perfectamente el día que llegó al colegio con su nuevo regalo y, viéndolo ahora con perspectiva, me resulta extraño comparar lo que supuso en nuestro grupo de jóvenes y la naturalidad con la que todos los chavales aquí en España tienen uno. Sunday estaba radiante, lo transportaba en una bolsa de basura, abrazándolo como quien lleva el mayor tesoro del mundo.

Ir a trabajar a Europa y poder enviar dinero a la familia era el sueño de muchos jóvenes en Anambra

Ezigbo Ututu! (“Buenos días”) —gritó Sunday en medio del patio.

-Ezigbo Ubosi, Sunday, ¿por qué estás tan feliz hoy? —enseguida nos dimos cuenta de que llevaba algo con mucho cuidado en la bolsa negra de plástico, y unos pocos nos acercamos— ¿Qué llevas ahí? Sunday se inclinó sonriente hacia nosotros y simuló que hablaba en voz baja, pero en un tono claramente audible para todos los que estaban por allí cerca.

-Otu onyinye. (“Un regalo”) —Varios chavales, curiosos, se nos unieron, intentando ver qué traía Sunday consigo— Me lo ha regalado mi tío, lo ha traído desde Europa, que como sabéis ahora trabaja allí —se escuchó un murmullo de admiración entre los que estábamos a su alrededor.

Recuerdo que, desde pequeños, Europa se nos presentaba como el lugar mágico al que iban algunos afortunados a trabajar cuando terminaban sus estudios. Decían que allí todo el mundo vestía como el presidente e incluso tenían coches como el suyo. Los edificios en Europa eran todos enormes y todas las calles y carreteras, absolutamente todas, estaban asfaltadas. La gente podía comprar lo que quería cuando quería y las tiendas estaban repletas de comida de todo tipo. Ir a trabajar a Europa y poder enviar dinero a la familia era el sueño de muchos jóvenes en Anambra. Cuando alguien volvía de Europa para visitarnos se convertía en un acontecimiento que reunía a todo el barrio. Se trataba de una idea muy inocente de Europa y del mundo en general, claro que éramos muy pequeños todavía. Cuando nos dimos cuenta, toda una multitud de jóvenes se agrupaba en torno a nosotros.

En Anambra, la actividad más divertida que los jóvenes podían hacer al llegar el fin de semana no era salir a beber con los amigos y entrar a una discoteca a bailar, íbamos a la selva a cazar

-Y es algo que vamos a poder usar todos —añadió Sunday, agitando la bolsa - Pero hay que usarlo con cuidado, no se puede perder. Allí en Europa tienen muchos de estos, pero aquí dice mi tío que nadie tiene uno igual— una enorme sonrisa blanca y mellada iluminaba su cara. No había altanería alguna en sus palabras, su felicidad residía más en poder compartir aquello con todos nosotros, que en el mero hecho de tenerlo.

Con mucho cuidado, y algo de teatro, Sunday fue desenvolviendo el paquete cubierto con bolsas de basura. Prácticamente el colegio al completo se encontraba ya a nuestro alrededor, expectante. Y allí estaba. Todos nos pusimos a gritar y a dar saltos maravillados, conocedores de las horas de diversión y disfrute que nos esperaban con aquella maravilla venida de Europa. Podríamos invitar incluso a chavales de otros colegios. Era igual que el que utilizaban los profesionales, seríamos como aquellas estrellas famosas y multimillonarias que veíamos en periódicos y revistas. Nos lo fuimos pasando entre todos los jóvenes del colegio, brillante e impoluto, increíblemente suave al tacto, de color anacarado y dinámicos dibujos de naranja fosforito. Un balón de fútbol de los de verdad. En aquel momento nos sentíamos los niños más afortunados del mundo.

Los peligros en Nigeria forman parte del día a día, desde caer de un andamio en un día de trabajo, hasta sufrir el ataque de un animal en una excursión a la selva

La tarde se desarrolló entre risas, empujones, gritos y muchas carreras. Disfrutábamos moviéndonos y haciendo todo tipo de ejercicio. Desde aquel día, a la salida del colegio, todos esperábamos a que llegara Sunday con su balón de verdad y jugábamos hasta el anochecer.

Luego llegaba el sábado, y ahí gozábamos con la naturaleza. En Anambra, la actividad más divertida que los jóvenes podían hacer al llegar el fin de semana no era salir a beber con los amigos y entrar a una discoteca a bailar, allí íbamos a la selva a cazar. Salíamos por la mañana temprano equipados con cuerdas, redes y grandes machetes y dedicábamos todo el día a perdernos en la selva. Esta enorme superficie de árboles se extiende más de sesenta mil kilómetros cuadrados al suroeste de Nigeria, llegando hasta la República de Benín, por lo que hay que saber muy bien por dónde se mueve uno si no quiere perderse. Abundan los chimpancés, con los que había que tener mucho cuidado de no enfadarlos, y los elefantes a los que intentábamos no acercarnos demasiado. Como es de imaginar, tuvimos más de un accidente allí en la selva. Los peligros en Nigeria forman parte del día a día, desde caer de un andamio en un día de trabajo, hasta sufrir el ataque de un animal en una excursión a la selva: era parte del día a día y los jóvenes lo sabíamos, crecíamos con ello y, de alguna forma, nos fortalecía. Recuerdo como uno de mis mejores amigos, Joseph, se sobrepasó tratando de atrapar lo que creíamos que era una especie de Dasymys, un roedor típico de Nigeria. Le avisamos de que introducir el brazo en aquella madriguera era peligroso, pero no nos hizo caso. Resultó que en aquel momento ya había otro animal en el interior del agujero, algún tipo de felino que al ver el brazo de Joseph se lanzó a por él, destrozándolo. A pesar de los intentos por parte de los médicos, nunca recuperó la movilidad en dicho brazo. Esto no le impidió seguir viniendo con nosotros a la selva los fines de semana.

Empezaba a ser consciente de que sería casi imposible que todos mis hermanos y yo consiguiéramos buenos trabajos, y solo nos quedaría trabajar en el campo

A los catorce años recuerdo que la idea de viajar a Europa comenzó a abrirse paso en mi cabeza. Aunque éramos felices, yo no era estúpido y sabía que mis padres tenían que hacer grandes esfuerzos para poder mantenernos a mis ocho hermanos y a mí. Incluso empezaba a ser consciente de que sería casi imposible que todos mis hermanos y yo consiguiéramos buenos trabajos, a pesar de nuestros estudios, y solo nos quedaría trabajar en el campo. El hermano de uno de los vecinos vivía en uno de esos países lejanos de Europa y contaba que había conseguido un buen trabajo. Su familia podía costearse la manutención de los más pequeños, e incluso ahorrar algo de dinero. Empecé a imaginarme a mí mismo trabajando en países fascinantes y enviando regalos y dinero a mis hermanos y a mis padres. Veía los aviones allá a lo lejos en el cielo y me preguntaba cómo sería ir hasta un lugar tan distante y diferente, con tal cantidad de personas distintas y tantas ciudades grandes. Se trataba de una idea que aparecía sobre todo por las noches, en la tranquilidad de mi cama y que yo mismo pensaba que era más un sueño infantil e inalcanzable, que un plan de futuro. Al menos, fue así hasta que mi padre sufrió el extraño accidente que puso todo patas arriba. Un percance que descompuso nuestra familia, tumbó todos los planes, todo nuestro futuro, haciendo que tuviéramos que dejar nuestras vidas tal y como las conocíamos y comenzar uno de los periodos más duros de mi vida.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Huellas de África
Una estela en el cielo (V/V)
En Abuya está el último obstáculo que separa a Maduabuchi de su viaje a Europa. Pero a la mayoría de ciudadanos se les niega el visado.
Huellas de África
Planes de futuro (IV/V)
Maduabuchi jamás hubiese pensado que viajar a Europa fuera tan peligroso y costoso. El panorama se presentaba desolador, pero no por ello se dio por vencido.
Huellas de África
Todo se vino abajo (III/V)
Con dieciséis años, Maduabuchi se ve obligado a buscarse el sustento en la calle y comprobar las difíciles condiciones en las que trabaja la población nigeriana
Comunidad de Madrid
Pobreza Denuncian una ola de suspensiones cautelares injustificadas en el Ingreso Mínimo Vital
La Seguridad Social vuelve a dejar sin el cobro de la prestación del IMV a familias empobrecidas por no ser capaz de comprobar la renovación anual de un certificado, denuncia la Plataforma RMI Tu Derecho.
Represión
Condenadas a 3,5 años de cárcel Una manifestación recorrerá Madrid este sábado para mostrar el apoyo a las seis de La Suiza
El futuro de las activistas condenadas a tres años y medio de cárcel está en manos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos después de la condena del Supremo y la inadmisión del recurso por parte del Constitucional.
Siria
Siria Las cicatrices de Siria: una historia de pérdida, nostalgia y renacimiento
Tras 14 años de violencia, guerra y exilio, el exilio sirio intenta reunir los pedazos de sus vidas perdidas, recuperar sus recuerdos y, tal vez, olvidar el dolor y sufrimiento extremo que han soportado a lo largo de todos estos años
Trabajo sexual
Anneke Necro “Es imposible hablar de porno sin analizar cómo hemos llegado hasta aquí en materia de placer”
Hablar de cómo se ha construido el deseo en nuestra cultura occidental es una de las motivaciones que Anneke Necro persigue en su primer texto, ‘Deseo disidente: las políticas del placer’.

Últimas

Galicia
Galicia Exámenes en castellano en la CRTVG: un retroceso histórico tras 40 años de consenso
La cadena que dirige Alfonso Sánchez-Izquierdo permite por primera vez elegir entre gallego y castellano en los exámenes de acceso, generando dudas sobre el futuro de la lengua gallega en los medios públicos de Galicia.
València
València CGT interpone una demanda por la muerte de un trabajador que limpiaba un garaje inundado por la dana
El 18 de enero, A. J. Torres Paredes, de 45 años y empleado por Becsa, murió a causa de un accidente laboral mientras limpiaba un garaje en Benetússer.
Análisis
Análisis Andrew Tate, señor de la soledad
Hay quien ha sugerido que los hombres jóvenes se sienten atraídos por Andrew Tate porque sufren una escasez de contacto social. Pero quienes se acercan a Tate no alivian su soledad, sino que la intensifican.
Ayuntamiento de Madrid
Ayuntamiento de Madrid Almeida condena a la extrema precariedad a los recursos de alojamiento para personas vulnerables
Desde el pasado 28 de enero, las familias con menores en tratamiento médico solo podrán residir en los albergues públicos durante un máximo de tres días, tal y como ha denunciado este lunes la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre.
Más noticias
Minería
Minería 33 millones de euros para la mina de litio en Cañaveral, cuya titularidad sigue en disputa legal
33 millones de euros para el proyecto extractivista de Cañaveral, procedentes de dos convocatorias del PERTE VEC, mientras permanece en disputa judicial la titularidad de explotación de la mina.
Reducción de jornada
A 37 horas y media El Consejo de Ministros aprueba la bajada de horas, cuyos apoyos en el Congreso son una incógnita
Se espera que la norma llegue al Congreso en primavera gracias a la tramitación de urgencia. Al igual que tantas otras leyes esta legislatura, arribará a las Cortes sin todos los apoyos amarrados para aprobarla. Junts es el gran interrogante.

Recomendadas

Colombia
Colombia Guerra a muerte en el Catatumbo entre el ELN y las disidencias de las FARC
Los enfrentamientos entre las guerrillas en el estado de Catatumbo, fronterizo con Venezuela, ha provocado el desplazamiento de 50.000 campesinos y la declaración del Estado de Conmoción Interno por parte del presidente Gustavo Petro.
Cine
Cristalino “El acento de Andalucía Oriental sigue escondido en el cine y es importante que se nos escuche”
Acaba de ganar el Premio Carmen a la Mejor Interpretación Masculina Revelación y este sábado se juega la misma nominación en los Goya por su interpretación de Florent en ‘Segundo Premio’.
Estados Unidos
Estados Unidos Trump compromete 60 años de ‘paz americana’ con el cierre de la USAID y la ayuda al exterior
El Gobierno de EE UU congela toda la ayuda humanitaria e interviene la USAID, la mayor agencia global de cooperación internacional, a la que acusa de ser un refugio de “lunáticos radicales”.
Cáncer
Día mundial contra el cáncer Las mujeres con cáncer de mama que viven en áreas desfavorecidas tienen un año menos de supervivencia
El acceso a los mismos tratamientos contra el cáncer de mama depende del código postal. Lo dice un estudio pionero de la Escuela Andaluza de Salud Pública que vincula la salud de las enfermas con sus características socioeconómicas.