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Hemeroteca Diagonal
Cuando Ramón Fernández Durán dice futuro
El anuncio por parte del militante ecologista Ramón Fernández Durán de que iba a poner los medios para procurarse una muerte digna ha venido acompañado de distintos homenajes en varios puntos del Estado español. Cofundador de Ecologistas en Acción, Fernández Durán ha mantenido un discurso militante desde los comienzos del período democrático, pero, como han apuntado en los homenajes –en forma de reunión o de texto– algunas de sus amigas y compañeras, no es posible valorar su figura ciñéndose tan solo a su pensamiento macro, sino que para comprender su huella hay que tener en cuenta la actividad micropolítica y el establecimiento de puentes políticos que se ha trabajado Fernández Durán.
“Ramón es un mito que pertenece al procomún” exageraba, tal vez, la filóloga Chusa Lamarca durante la presentación de los dos últimos libros de Fernández Durán en la librería madrileña Traficantes de Sueños. “Ha creado un estilo de militancia dulce y generoso”, valoraba en el mismo acto el miembro del Observatorio Metropolitano Emmanuel Rodríguez. “Es una persona a quien la palabra ‘compañero’ se le queda pequeña”, sostiene Miguel Romero, editor de la revista Viento Sur.
Para evitar, quizá, homenajes demasiado almibarados, los actos de reconocimiento a la trayectoria de este militante ecologista han orbitado en torno a sus dos últimos libros (El Antropoceno. La expansión del capitalismo choca con la biosfera y La quiebra del capitalismo global 2000-2030). Con estos dos ensayos Fernández Durán ha tratado de cerrar parte de su reflexión y abrir debates que la humanidad en su conjunto, y muy especialmente los movimientos sociales, se verán obligados a abordar cuando se explicite el colapso civilizatorio en el que –sostiene el autor de El Antropoceno– ya estamos inmersos.
El colapso que viene
“El antropoceno sería una nueva época de la tierra, consecuencia del despliegue del sistema urbanoagro- industrial a escala global, que se da junto con un incremento poblacional sin parangón histórico”. Estas palabras del primero de los libros introducen una de las tesis del mismo: el impacto de la actividad humana basada en el uso de combustible fósil a precios asequibles –petróleo, gas y carbón, principalmente– es ya irreversible: “la destrucción se está produciendo ya”, resume Luis González Reyes, amigo de Fernández Durán y miembro también de Ecologistas en Acción.
Así, según plantea el autor de El Antropoceno, la guerra larvada que el ser humano, guiado por el sistema capitalista, ha entablado contra la naturaleza y la reproducción de la vida, ha marcado los últimos 30 años. Ese combate asimétrico, que hasta ahora están perdiendo millones de personas en el Sur global, se ha “ganado” hasta ahora en lo que se conoce como el Norte, a través del mito del desarrollo y del crecimiento del Producto Interior Bruto, por encima de consideraciones ecológicas, políticas y sociales.
Además de su implicación en el movimiento ecologista, Fernández Durán participó en el movimiento anti OTAN de los años '80, las campañas contra el 1992 y el FMI de los primeros '90, el Movimiento contra la Europa de Maastricht y la Globalización Económica o, más recientemente, la Red por las Libertades y el Diálogo, para denunciar el juicio del sumario 18/98.
La ilusión, fomentada durante la época de la “globalización feliz”, de que los recursos naturales y el trabajo invisible de cuidados (realizado casi en exclusividad por mujeres) eran infinitos y de que más tecnología solventaría los problemas generados en el siglo XX y el comienzo del XXI, se revela como un espejismo ante la confluencia de la crisis energética, el cambio climático y el colapso ecológico global.
Sólo quienes no han abierto los ojos en las metrópolis del Norte y algunas élites de los países emergentes; quienes se siguen guiando por el consumismo desaforado y el derroche de recursos como el agua y la energía, son capaces de negar el cambio que viene, opina Fernández Durán.
En el segundo de los ensayos que se están presentando estos días, Fernández Durán se atreve a mirar el futuro. “Habrá quien califique este libro como pesimista pero, en realidad, lo que pretende es prepararnos para el comienzo del colapso de la civilización industrial”, expone Luis González Reyes, quien será el encargado de desarrollar durante los próximos años aquellos aspectos que Fernández Durán apunta en este capítulo introductorio.
La quiebra del capitalismo
La voluntad de hacer pronósticos, de pensar el futuro, es otro de los aspectos que destacan las personas cercanas al pensamiento político del autor de La Quiebra del Capitalismo Global: 2000-2030. Así, Miguel Romero cree que Durán plantea en sus escritos “la obligación moral y política de luchar contra la catástrofe”.
La tesis de este ensayo es que el encadenamiento en 2030 de los picos del petróleo, el gas y el carbón provocará el colapso del ‘capitalismo global’, y dará lugar a escenarios desconocidos para la humanidad pero que pueden preverse y prepararse. En este punto, se producen algunas de las reflexiones más controvertidas de este corpus, ya que el autor de El Antropoceno sostiene que los mundos menos modernizados y urbanizados serán los que puedan afrontar en mejores condiciones las inevitables transformaciones provocadas por este colapso. Por el contrario, desde el Observatorio Metropolitano, Emmanuel Rodríguez cree que Fernández Durán subestima “la capacidad de apropiación de las alianzas de las élites”. Además, Durán también se pregunta qué hacer con las metrópolis: ¿es posible y, sobre todo, es deseable una vuelta al campo, teniendo en cuenta que el sistema agroindustrial ha acabado con el campo como se conoció hasta el siglo XX? El autor plantea estas preguntas, que probablemente tendrán que responder las generaciones que viven hoy el comienzo de una crisis que durará probablemente siglos, aventura Fernández Durán.
En cualquier caso, la ruptura histórica que anticipa este militante dará paso a un tiempo de incertidumbre, que planteará a nuestras sociedades dos escenarios extremos: un colapso caótico, brusco y humanamente brutal o un decrecimiento “más suave, ordenado y justo”. Modelos que previsiblemente entrarán en conflicto, aunque, como apunta Fernández Durán, “lo más probable, a día de hoy, con las tendencias en curso, es que predominen los escenarios de barbarie sobre los otros”. Para evitar el peor de los paisajes posibles, Fernández Durán apela a la capacidad de los movimientos sociales de reforzarse y articularse entre sí, una vez que los Dioses del capitalismo global y los capitalismos regionales que vengan después, se vengan abajo. Y deja un lugar para el optimismo al exponer su creencia de que “fluctuaciones inicialmente pequeñas” conduzcan a la transformación del sistema. Porque, como ha dejado dicho Ramón Fernández Durán, el futuro no está escrito.
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