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Granada
Granada: la ciudad que queremos
“He visto entregada esta tierra a aventureros de la política, a advenedizos que hacen de ella asiento de su cretina vanidad y base de su mezquino interés. Los que hacen de la política una profesión exclusiva y excluyente (como una propiedad) suelen hablar de conflictos entre ideas y realidades. La diferencia entre ellos y nosotros es esta: para ellos, las realidades de un país son los intereses creados; para nosotros, las realidades de un país son los dolores creados por esos intereses.” (Blas Infante)
Nuestra ciudad y los que la habitamos, los que sufrimos diariamente sus carencias y anhelamos permanentemente su regeneración dentro de un marco diseñado para la vida, la equidad y la esperanza, nos encontramos inmersos en un cambio de época. Esta mudanza de época habrá de cambiar forzosamente una parte de nosotros; la “Era de la Ciudades” ya está aquí y con vertiginosa velocidad comienza a imponerse. Será desde las ciudades desde donde se construya y venga a reflejarse el mundo del siglo XXI y en nuestras manos se encuentra la posibilidad de que se diseñe sobre un modelo de un nuevo municipalismo que transite hacia la ampliación democrática, el empoderamiento social y la reconexión de las instituciones al bien común.
Es por ello, que un grupo de mujeres y hombres, de trabajadoras granadinas y granadinos, lanzamos esta propuesta y la apuesta de regir nuestro futuro y el de Granada lejos del Neoliberalismo, la especulación inmobiliaria y la desigualdad. Apostamos, pues, por una lógica y una acción basada en el interés colectivo que asuma las propuestas ecológicas que nos impone la lógica del cambio climático, que contribuya a la disminución de desigualdades, que recupere la ciudad para uso y disfrute de los ciudadanos y traslade la justicia social al ámbito cotidiano mediante una alternativa política innovadora que no se base en caminos tantas veces transitados y que no aportan ningún tipo de solución radical. Nosotras y nosotros entendemos la política como una pasión, no como una forma de vida ni de perpetuarse en la instituciones. Estamos empeñados en defender nuestras calles, defender nuestros barrios... DEFENDER GRANADA.
La ciudad que queremos debe diseñarse desde el modelo de una sociedad abierta frente a la xenofobia y protectora de los ciudadanos contra la lógica imperante globalizadora
La ciudad que queremos debe basarse en lo común como un espacio de protección de la cotidianidad de las personas. Esta “política de lo común” la entendemos desde un planteamiento de clase y que busque la lógica del autogobierno. La ciudad que pretendemos no tiene porqué establecer agravios comparativos con el resto de ciudades y territorios de Andalucía, sino la colaboración con las mismas en plano de igualdad. Ninguna ciudad “debe nada a Granada”; los que han expoliado nuestros recursos y capacidades de desarrollo tienen, a lo largo de nuestra historia, nombres y apellidos y no hay que buscarlos más lejos. Desde Granada y con el resto de Andalucía, desde la vida cotidiana de las personas, hemos de crear las bases materiales que sinteticen la política común como la articulación de la democracia activa, la generación cooperativa por los ciudadanos del valor y la apropiación entre todos de los servicios públicos, del mismo modo que debe negarse el pago la monstruosa deuda ilegítima creada por anteriores consistorios y que lastran y lastrarán permanentemente cualquier gobierno municipal. La ciudad que queremos debe diseñarse desde el modelo de una sociedad abierta frente a la xenofobia y protectora de los ciudadanos contra la lógica imperante globalizadora. Debemos construir comunitariamente el tejido de la heterogeneidad y el respeto a las diferencias.
La Granada que queremos, basada en el empoderamiento social, implica aumentar de forma sustancial las capacidades institucionales y colectivas de gobierno en la esfera local que acoja a las personas migrantes, que encare los retos de la transición energética y que lleve a un control público de los alquileres y el acceso a la vivienda y a los suministros básicos estableciendo una manera de acceso igualitario y no comercial de los habitantes alejada de modelos como EMUVYSA . Hay que luchar decididamente contra la emergencia habitacional y la pobreza energética y por el derecho a de la ciudad frente a la mercantilización de sus espacios y la especulación inmobiliaria.
Debemos recuperar los servicios públicos para beneficio de la ciudadanía: EMASAGRA (en manos de una multinacional francesa), el transporte público urbano (cedido desde tiempos inmemoriales a la empresa ROBER S.A.), la energía eléctrica (donde ENDESA actúa a su antojo ofreciendo un servicio caro, malo y excluyente para amplios sectores de la clase trabajadora que sufre especialmente los abusos de la empresa eléctrica en los barrios de la Zona Norte), el servicio de recogida de basuras y de tratamiento de residuos, todos ellos deben ser cien por cien públicos . Del mismo modo, debe de acabarse con el expolio de espacios públicos (Mercado de San Agustín), plazas y calles y con la venta de bienes propios de la ciudad y de edificios de titularidad municipal abriéndolos y equipándolos para el uso y disfrute de los ciudadanos.
Debemos erradicar de la agenda festiva de la ciudad las conmemoraciones de carácter excluyente y totalitario, con la “Fiesta de la Toma”
La ciudad que queremos debe establecer una política cultural donde primen las necesidades ciudadanas frente a la actual “política cultural” monopolizada por unos pocos y que no aporta ni atiende a la diversidad cultural. Debemos compaginar y dinamizar las festividades tradicionales con su componente lúdico-popular , recuperar la calle y los espacios públicos en ellas y erradicar de la agenda festiva de la ciudad las conmemoraciones de carácter excluyente y totalitario, con la “Fiesta de la Toma” (2 de enero). Hay que poner en valor y preservar el rico patrimonio de la ciudad. Ha de definirse una agenda cultural diversa, con plena participación ciudadana y de calidad que liquide el actual modelo casposo que padecemos y debemos terminar con la demagogia imperante en cuanto a La Alhambra y Sierra Nevada y las lógicas mercantilistas asociadas a ellas que pretenden vendernos su explotación comercial como “panacea universal” y fuente de recursos para Granada.
El avance digital e internet van a facilitar –ya, de hecho, lo hace– el “pensar en local y actuar en global”, frente al presupuesto contrario y no por un desaforado canto o supervaloración de la ciudad, sino por la propia complejidad que ha adoptado el sistema y que hacen mucho más sencillo y práctico el primer presupuesto. Las ciudades ponen en nuestras manos un poder que no está al alcance de los Estados (con mucho peso, pero envueltos en su rutina y su burocracia) en las materias de atención de los ciudadanos y la salvaguarda de sus derechos: el apoyo a las luchas laborales de las mujeres (y de otros sectores excluidos) y la defensa de la escuela y la sanidad pública debe ser un eje fundamental de nuestra política municipal y convertir nuestro ayuntamiento en la última trinchera de protección y cobertura de las necesidades básicas como nuestro deber inexcusable.
La limitación y control del turismo por el turismo debe ser otro de los múltiples ejes en donde se sustente nuestra política. Hoy en día, este recurso se encuentra en manos ajenas; precariza y degrada el empleo, gentrifica y destruye la ciudad y es el último pelotazo del sistema neoliberal: muy poco pan para hoy y hambruna segura para el mañana. Por lo que es necesario acotar y limitar este pelotazo, disminuirlo y dejarlo en unos niveles aceptables que no supongan un peligro para la propia pervivencia de la ciudad como un espacio vivo y socialmente aceptable. Hay que limitar y controlar los apartamentos turísticos, la especulación hotelera, la invasión de franquicias de sourvenirs... que llenan bolsillos ajenos. Hay que fomentar y proteger el comercio de barrio y tradicional.
Finalmente, a tenor de los tiempos y por la salud y el futuro de los ciudadanos, debe acabarse con el grado de contaminación inaceptable que padecemos y que se encuadra dentro de la lucha contra el cambio climático y la transición energética que, indiscutiblemente, debemos afrontar y que es una exigencia humana y legal.
Y frente a todo este ramillete de buenas y necesarias intenciones que mostramos ¿que camino debemos seguir? Pues sobre los tres ángulos del triángulo equilátero que conforman la agenda urbana como construcción del COMÚN (ECOLOGÍA URBANA para los espacios y entornos; ECONOMÍAS CIUDADANAS para la producción y el consumo y BIENESTAR DE PROXIMIDAD para personas y colectivos) proponemos:
- Un gobierno a pie de barrio que acerque a los mismos las políticas municipales, creando un modelo urbano de proximidad y que esté ligado a los problemas y desarrollo cotidiano.
- Incluir y cooproducir políticas urbanas con la participación de todo el tejido comunitario, sumando saberes, compartiendo experiencias y articulando y diseñando políticas para cada una de las necesidades y carencias que se nos presenten.
- Extender y favorecer el auto gobierno y la toma de decisiones en cada distrito y barrio impulsando la acción comunitarias. Pretendemos favorecer e impulsar el asociacionismo, crear redes inteligentes de poder al servicio de los ciudadanos.
- Abrir la gestión a la ciudadanía.
- El decidido apoyo a la innovación y creatividad social que nos amparen y blinden ante las recurrentes crisis del Capitalismo.
Ante el modelo de ciudad insostenible que venimos padeciendo y que va a agravarse, estas y muy sucintamente, son nuestras propuestas.
Todos los que conformamos DEFENDER GRANADA somos trabajadores y no venimos a vivir de la política. Hemos venido para quedarnos, para apostar decididamente por una ciudad habitable, equitativa, justa y solidaria. Sobre la base del desarrollo sostenible asumimos el reto de construir una agenda de habitabilidad que venga de conjugar las lógicas ambiental y urbana. Y para todo ello, apostamos por tejidos industriales y comerciales articulados en las comunidades, en los barrios, interconectados para resolver las necesidades de la comunidad y que generen sociabilidad. Será desde ahí, desde donde surjan redes y ecosistemas cooperativos, cadenas de creación y compartidas del valor para unas economías verdes y circulares.
Desde el Feminismo, la Solidaridad, la Democracia Real es desde donde se transforman las sociedades. La vieja política ha demostrado ser ineficaz y capaz de absorber y deglutir cualquier iniciativa que parta del terreno que hace estéril su insana sombra.
Vamos a defender nuestras calles, a defender nuestros barrios… vamos a DEFENDER GRANADA.