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Global
Bin Salman, Trump y los problemas de Macri protagonizan un G20 contestado en las calles de Buenos Aires
Miles de personas han salido a las calles de Buenos Aires para rechazar las políticas del G20 y el FMI en un contexto de crisis total causado por el proyecto de Mauricio Macri.
Rodeada de fuertes medidas de seguridad y aislada completamente del resto de Buenos Aires mediante controles y vallas policiales, la cumbre del G-20, que tiene lugar los días 30 de noviembre y 1 de diciembre en Argentina, ha quedado marcado por las reacciones de los líderes internacionales a la presencia de Mohammed Bin Salman, hombre fuerte del reinado saudí, del que es príncipe heredero. Su sincero saludo con Vladimir Putin y su conversación con el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, se producen pocas semanas después de que la prensa internacional atribuyese a Bin Salman la orden de eliminación física del periodista Jamal Khashoggi.
Mientras en la recepción oficial las miradas cambiaban desde Bin Salman hasta el presidente estadounidense, Donald Trump, que acude a Buenos Aires con la intención de presionar al máximo al Gobierno chino, en las calles de la capital argentina tenía lugar una marcha de movimientos sociales y organizaciones de izquierdas que se saldó con al menos doce detenidos, contabilizó Clarín. La justificación de las detenciones fue que algunos de los activistas portaban walkie talkies para organizar las columnas de la marcha. Al margen de las detenciones, no se produjeron otras escenas de violencia reseñables, según refleja la prensa argentina.
Cientos de organizaciones acudieron al acto central de protesta, que transcurrió entre la avenida 9 de Julio y el Congreso argentino. La Confluencia Fuera el G20 y el FMI, más organizaciones clásicas como el Movimiento Socialista de los Trabajadores, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, la Central de Trabajadores de la Argentina o el Frente Popular Darío Santillán, marcharon entre gritos contra el Fondo Monetario Internacional y los mandatarios internacionales reunidos en el centro de convenciones Costa Salguero, en el distrito de Palermo.
Nora Cortiñas, madre fundadora de la plaza de mayo, leyó el comunicado de cierre de la manifestación consensuado por hasta 55 organizaciones, que expresó el rechazo a “la sumisión del gobierno de Macri a las políticas que impulsa el G-20, como el acuerdo con el FMI que nos condena a una deuda ilegítima e impagable y al ajuste eterno”.
Al mismo tiempo, en el interior se escenificaba la dificultad de llegar a acuerdos en los tiempos de Trump. El presidente estadounidense “plantó” a Mauricio Macri, su homólogo argentino, en el saludo protocolario y, tras una reunión posterior con él, involucró al propio Macri en un conflicto con el Gobierno chino de Xi Jinping, que inició con su presencia en la cumbre una visita oficial a Argentina. Con un país devastado por el programa económico neoliberal, la inversión china se presenta como una de las últimas tablas de salvación del macrismo. Los medios argentinos abren sus portadas digitales subrayando que el fuego espoleado por Trump sitúa a Macri en una posición incómoda en el nivel exterior, aún más débil en el interior.
Pero sólo el príncipe heredero saudí ha restado protagonismo al presidente Trump y al expresidente George Bush, artífice de la primera guerra de Estados Unidos contra Iraq, fallecido el 30 de noviembre. La conversación informal de Bin Salman y Macron, captada por las cámaras, refleja el, hasta ahora, nulo compromiso por parte de los principales países a la hora de señalar la responsabilidad de la coalición saudí en el conflicto de Yemen, una guerra en la que, se calcula, 14 millones personas se encuentran en riesgo de hambruna y que ha sido calificada por la ONU como la principal catástrofe humanitaria del momento actual.