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Genocidio
“Tengo miedo de lo que le puedan mandar hacer en Gaza”
Las tropas israelíes tienen tan pocas bajas en el frente gazatí que los medios de comunicación de su país les pueden poner nombre. Incluso les ponen cara en fotografías y añaden algún detalle de su historia personal, como su ciudad de origen o el recorrido que habían tenido dentro del ejército israelí. El pasado 29 de mayo fue el caso de Uri, Ido y Amir, tres jóvenes soldados de entre 20 y 21 años de edad que murieron en Rafah. Accedieron a un edificio donde había unos explosivos por detonar y cuando el dispositivo estalló, el edificio se les cayó encima. Algunas fuentes israelíes apuntan a que el explosivo podría haber sido una trampa intencionada.
Hay otras muertes entre las filas sionistas que los medios de comunicación israelíes no están contando ni con nombres, ni con fotografías ni con historias personales. Desde el 7 de octubre, día del ataque de Hamás contra el sur de Israel, al menos 10 soldados judíos se habrían suicidado tras no superar lo hecho y visto en el frente de guerra. Este dato incluye la franja de Gaza pero también los alrededores, puesto que algunos de los suicidios tuvieron lugar mientras la batalla seguía rugiendo en los kibutz cercanos al enclave.
Desde el 7 de octubre al menos 10 soldados israelíes se habrían suicidado tras no superar lo hecho y visto en el frente de guerra
Una investigación del diario israelí Haaretz publicada este 11 de mayo puso el tema encima de la mesa después de que las consecuencias psicológicas graves entre los soldados israelíes no pasaran de ser un tabú en la prensa de su país. Semanas atrás, en El Salto Diario nos habíamos hecho eco de algunos casos que sugerían una ruptura moral entre combatientes recientemente desplegados en la franja de Gaza. Como el caso de un soldado israelí de 25 años, diagnosticado con Trastorno por Estrés Postraumático tras regresar del enclave, que abrió fuego contra su amigo en un apartamento en Tel Aviv. Antes, otro soldado regresado desde Gaza abrió fuego contra sus compañeros de unidad al despertarse en medio de una pesadilla.
Algunos de los suicidios que han tenido lugar desde octubre sorprenden los expertos consultados por Haaretz, porque se dieron mientras los combates seguían activos en el sur de Israel. El patrón más habitual, indican, es que el trauma aparezca una vez la guerra ha terminado, provocando despertares bruscos entre imágenes, luces y sonidos.
“Estoy asustada por lo que pueda ver en la franja de Gaza”
Aunque vaya protegido con el mejor equipamiento de guerra, un hijo es siempre un hijo. Los miles de soldados israelíes desplegados en Gaza desde octubre dejan atrás familias que sufren por su seguridad y madres que preferirían que sus hijos no tuvieran que marcharse.
“Estoy confundida y asustada”, explica Tally, israelí de unos 50 años. Está concentrada frente a la Knesset, el parlamento israelí en Jerusalén, en un campamento que demanda un alto el fuego que libere a los rehenes. La concentración pide también la dimisión del ejecutivo y está plagada de carteles con el rostro de Benyamin Netanyahu, primer ministro israelí, tachado por una cruz de color rojo. Tally denuncia que los líderes israelíes no tienen a los cautivos y a los soldados en el centro de sus prioridades. “No puedo llevar mi vida con normalidad mientras los rehenes están en Gaza y mientras me levanto cada día con noticias de otro soldado muerto en la franja”, declara a El Salto Diario.
La preocupación por los soldados la sufre en carne propia. Su hijo acaba de regresar a casa después de estar tres meses y medio desplegado en Gaza como reservista. Pronto lo volverán a llamar a filas. “No tengo palabras para describirlo”, dice apartando la mirada llorosa cuando se le pregunta cómo es tener un hijo en el frente: “estoy asustada por su vida. Y tengo miedo de lo que le puedan mandar hacer. De lo que pueda ver. Y de cómo le afectará todo esto”.
Tally desconfía del gobierno de Netanyahu, al que querría ver fuera del poder, y asegura que su misión es hacer presión para que cuando su hijo vuelva a entrar en Gaza como soldado, el ejecutivo que gobierne Israel sea uno en el que ella pueda verse más reflejada: “quiero que el gobierno que le dé órdenes y que le diga qué hacer sea un gobierno que tome las decisiones adecuadas”. Según esta madre, su hijo ha regresado de la franja sin hablar demasiado. “Lo que ocurre allí es realmente horrible. Él ahora está en Israel intentando vivir su vida de nuevo. Mi responsabilidad es cuidarlo”.
Según el ejército israelí, 291 soldados israelíes han perdido la vida en Gaza desde el inicio de la ofensiva terrestre en el enclave. Las fuerzas armadas afirman que más de 40 de estas muertes son a causa de fuego amigo o de accidentes con sus propios explosivos. La cifra de bajas supera los 638 uniformados si se incluyen los que murieron durante la ofensiva de Hamás del 7 de octubre. Los partes de guerra israelíes incluyen más de 500 heridos de gravedad. Aunque las bajas son menores en comparación con los más de 45.000 muertos que las tropas israelíes han causado en Gaza —si se suman los 10.000 desaparecidos bajo los escombros—, se trata de cifras elevadas si se comparan con los estándares israelíes.
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“Es muy difícil entender lo que estamos viviendo si no vives aquí”, asegura esta mujer israelí en una entrevista elaborada antes de la ofensiva terrestre contra Rafah: “somos un país muy diverso y todos vamos a quedarnos en este territorio, así que por el bien de todos tenemos que encontrar la manera de hacerlo, porque creo que hasta ahora no lo hemos hecho”. Desde hace meses, añade, “todo el mundo está muy sensible”, pero espera que con el paso del tiempo “algo nuevo pueda llegar”.
Cuando la entrevista ya había terminado, Tally pide añadir unas declaraciones más. “Quiero hablar de la gente de Gaza”, dice esta madre de un soldado israelí: “creo que fuera de Israel piensan que no nos importan. Nos importan y mucho. Pero estamos tan traumatizados y asustados, que parece como si no fuera así”. La israelí lamenta el sufrimiento de niños, mujeres y ancianos en la franja. Sin embargo, manifiesta que “mucha gente del enclave se unió a Hamás” —una idea cuestionable pero extendida en Israel—, y reconoce que no sabe qué hacer con esta información. “Aún estamos tratando de reconstruir nuestra confianza”, lamenta Tally: “ahora mismo estamos intentando salvar nuestra vida y la de nuestro país”, proclama: “y creo que es comprensible que esta sea nuestra prioridad”.
El “ambiente maravilloso” de los soldados israelíes en Gaza
A pocos metros del campamento contrario al gobierno donde protesta Tally hay una concentración de signo opuesto. Las Madres de los Soldados, el grupo que la convoca, exige al ejecutivo israelí que abandone la idea de un alto el fuego y que ejerza máxima presión sobre Gaza. Son madres religiosas que si bien manifiestan preocupación por sus hijos desplegados en la franja, no quieren que la guerra se detenga hasta la victoria “absoluta”. Una de sus líderes, Hanna Katan, atiende El Salto Diario. Ella es madre de siete soldados. “Nuestros hijos están luchando en una guerra que no hemos elegido ni empezado”, justifica Katan, doctora de profesión. “Es una guerra en la que se ve la diferencia entre el día y la noche, entre la justicia y la crueldad, entre ser un ser humano y ser otra cosa”.
“Hay que forzarlos a la rendición mediante el estrangulamiento absoluto. Ni comida, ni agua, ni medicinas, ni combustible. Es lo más humano que podemos hacer”
Las Madres de los Soldados, que se reúnen a menudo con ministros del gobierno para mostrarles apoyo, rechazan un alto el fuego temporal como medida para rescatar a los prisioneros israelíes. Alegan que daría tiempo a Hamás para reorganizarse, y quieren que Israel ahorque al enemigo para que sean los líderes israelíes quienes pongan el precio al rescate de los cautivos. “Hay que forzarlos a la rendición mediante el estrangulamiento absoluto. Ni comida, ni agua, ni medicinas, ni combustible. Es lo más humano que podemos hacer”.
Como todo Israel, Katan recuerda que Yehya Sinwar, líder de Hamás en Gaza y uno de los autores intelectuales del ataque del 7 de octubre, fue uno de los presos palestinos liberados durante un intercambio con cautivos israelíes en 2011. Un nuevo pacto como este, avanza, liberaría a muchos “terroristas”. “Todos nosotros queremos que los cautivos regresen ahora mismo. Hay que trabajar con el corazón, pero también con la lógica. Estos crueles terroristas no saben lo que significa la compasión. Tenemos que utilizar nuestras herramientas para asegurarnos que el precio de estos cautivos sea extremadamente bajo porque Hamás se esté rindiendo. Si hacemos un alto el fuego, pondremos más gente en peligro”.
Aunque los Estados Unidos patrocinen la ofensiva israelí en Gaza y hagan poco más que propaganda política para distanciarse de la barbarie que financian, en Israel hay quien ve a la potencia estadounidense como un factor limitante. “Si vuestros hijos estuvieran en Gaza, no ayudaríais al enemigo con combustible y suministros”, argumentan las Madres de los Soldados. Ellas reman en otra dirección y “suplican” al gobierno israelí que actúen con firmeza en Rafah.
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Katan y sus compañeras aseguran que van en son de paz. “Queremos que el mundo sepa que como nación judía queremos la paz. Rezamos tres veces al día por la paz. Shalom, que significa paz, es la palabra más importante que tenemos en hebreo. Esta guerra no nos la hemos buscado, pero no tenemos más elección que asegurarnos que esto no ocurre nunca más”, dice en referencia a los ataques de Hamás del 7 de octubre. Si Israel no elimina la milicia palestina, augura Katan, ataques similares podrían esparcirse “por el resto del mundo”.
Que ambicionen la paz no quiere decir que imaginen un futuro al lado ni conjunto con los palestinos. “No lo sé”, responde Katan cuando se le pregunta si algún día verá una coexistencia real entre israelíes y palestinos: “podríamos hablar de la otra parte del mundo, pero lo que quiero antes que eso es la coexistencia entre judíos”. En ese sentido, esta orgullosa madre de siete soldados israelíes celebra “las cosas buenas que la guerra ha traído”: “sabemos lo que ocurrió meses antes de la guerra, cuando había cuestiones políticas que dividían nuestra población”, dice en referencia a las protestas contra el conocido como golpe judicial del gobierno de Netanyahu: “pero esta guerra nos está haciendo más fuertes, más unidos y más judíos”.
Lo relaciona con lo que ocurre dentro de la franja de Gaza. A diferencia del hijo de Tally, que cuando regresa a casa apenas menciona palabra, Katan asegura que sus hijos soldado desplegados en el enclave palestino están “muy contentos”. Dice que hacen piña “en un ambiente maravilloso” y que “debaten sus sueños entre hermanos” mientras “sienten que están haciendo cosas importantes”.
El asedio medieval contra Gaza ha provocado decenas de muertes por hambre y fallecimientos incontables debido a la falta de medicamentos y material médico. Aunque sobrevivan, la severa malnutrición de estos meses marcará a miles de niños y niñas por el resto de sus vidas con problemas psicológicos y físicos. Preguntada si como doctora tiene dudas sobre las consecuencias del asedio sobre la población gazatí, Katan es taxativa: “No”, dice rechazando la pregunta: “nuestros cautivos no están recibiendo atención médica. Este es el tema, y no otro”.
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El horror fascista en estado puro. Es como si toda Alemania hubiera apoyado a los nazis. Es estremecedora esta deshumanización de un pueblo en el siglo XXI. Me ha dejado totalmente conmocionado aunque ya lo sabíamos, pero estas madres...
Espantoso 😱😱😱
Ser madre no te convierte en buena persona automáticamente, ahí tenemos a esa máquina paridora de monstruos tan contenta de haberse conocido. Y como ella muchas más. Y padres.
Espantoso!
Una sociedad deshumanizada es capaz de justificar sin atisbo de compasión el peor de los crímenes, asesinar a miles de niños, niñas, bebés...adultos, destruir toda la sociedad. Solo son capaces de ver sus frívolos problemas. Realmente, es triste. Mucho.
¿Que habeis hecho en la tierra santa?...El que ha hierro mata, a hierro muere...Aquel que sea el más fuerte, el más poderoso, el mejor poseedor de armamento, que sea condescendiente, dialogante, ecuánime…tu otro, tiene también sus razones…Sin paz, no habra descanso...
Me faltan palabras para expresar el horror que me producen estos testimonios. Temo que ambas madres, sobre todo la segunda, necesitarían años de reeducación para liberarse del adoctrinamiento que embebe sus mentes. No siento empatía por ellas, no lamento su dolor. Me ahorraré poner por escrito lo que le deseo a Katan y a sus hijos.
Sin palabras... Un poco de contexto no estaría mal. Convivir con un pueblo oprimido, explotado, usurpado y despojado de su tierra estaba bien hasta el siete de octubre. Entiendo que las madres sionistas no vean más allà, quieren encerrar de nuevo a "la fera ferotge" y que el pueblo reste en "paz", shalom. ¿Quien decide que la etnia nativa palestina tiene menos derechos que la entidad sionista colonial y sus ciudadanos de "israel"? ¿Cuándo es legítima la lucha Palestina por su tierra y sus recursos? ¿Cuándo la "defensa" ante los oprimidos sublevados empezará a ser ilegítima? A las cien mil personas asesinadas? ¿Por qué unos son rehenes aunque sean militares y los otros son prisioneros aunque sean criaturas?The answer is blowing in the wind