We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Frontera sur
Frontera Sur: 30 años de políticas migratorias fallidas
Hace 30 años que se registró la primera muerte en el Estrecho. Desde entonces más de 1.700 personas han muerto o desaparecido intentando llegar a nuestras costas.
El 1 de noviembre de 1988, hace hoy 30 años, se documentaba la primera muerte de una persona migrante en la Frontera Sur. El cuerpo de un joven de 23 años nacido en Nador (Marruecos) que perdió la vida intentando llegar a las costas españolas apareció en la playa gaditana de los Lances. Pagó 35.000 pesetas para viajar junto a 21 personas más en una patera que naufragó. Solo cuatro de ellas llegaron con vida a tierra.
Después de estos 30 años, al menos 6.714 personas han muerto o desaparecido intentando llegar al territorio español según datos de Andalucía Acoge. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) cuenta 239 personas muertas y 279 desaparecidas solo en lo que llevamos de año, aunque estima que por cada fallecimiento contabilizado, hay dos de los que no se tiene constancia.
Las organizaciones que trabajan en el ámbito de las migraciones y la Frontera Sur denuncian que, en estos 30 años, no se ha puesto remedio a esta problemática. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) asegura que “llevamos 30 años con las mismas políticas migratorias que provocan sufrimiento y muerte en nuestras costas” y demanda “la creación de vías seguras y legales para no obligar a refugiados y migrantes a tomar rutas cada vez más peligrosas como atravesar el Estrecho y el mar de Alborán”.
“Una política migratoria centrada en el control no va a disuadir a nadie que haya decidido emigrar para conseguir una vida mejor en otro país”
Para esta organización “las medidas centradas en la externalización de fronteras a través de acuerdos de cooperación no garantizan el derecho de asilo y además están provocando que las mafias del tráfico de persona se lucren con la necesidad de dichas personas”.
Andalucía Acoge publica un informe en el que se recogen todos los casos de muertes en procesos migratorios en la Frontera Sur y que concluye que “una política migratoria centrada en el control no va a disuadir a nadie que haya decidido emigrar para conseguir una vida mejor en otro país. Ninguna ruta queda cerrada definitivamente”.
Centros de Internamiento de Extranjeros
Archidona, estado de excepción permanente
La organización denuncia que “la arbitrariedad y el parcheo son el eje transversal en las políticas migratorias, la ausencia de recursos de acogida se mantiene, la muerte sigue acompañando a la inmigración”.
También la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha lamentado “la inacción de los Gobiernos españoles y europeos, a pesar de la sangría cotidiana e insoportable que vivimos en la Frontera Sur del Estado español, donde existe constancia de que casi 8.000 personas han perdido la vida desde que hoy hace 30 años, naufragara la primera patera en nuestra costas”.
La Asociación define las políticas migratorias como “una política racista, de un racismo institucionalizado que tiene como consecuencia que las personas pierdan su vida durante las migraciones” y añade que “son políticas fracasadas alimentadas por el negocio de la xenofobia, que no consiguen cumplir sus objetivos declarados de control y rechazo pero que, por el contrario, provocan enormes sufrimientos y, como se ve, miles y miles de muertos”.
APDHA considera que “poco se ha hecho para impedir que estas muertes se sigan produciendo y mucho para hacer de la represión, el encierro y las expulsiones, la única política de gestión de los flujos migratorios” y, en este sentido indica que “los miles de millones de euros dedicados a levantar vallas, alambradas, concertinas, patrulleras, externalización de fronteras y alta tecnología para reforzar las fronteras hacen que las personas cada vez se vean obligadas a migrar por rutas más peligrosas”.
Fronteras
Improvisación en la acogida de migrantes en Málaga
Se utilizan instalaciones portuarias abandonadas. Convierten el Albergue Municipal en alojamiento habitual para mujeres y menores recién llegados, que duermen en el suelo o en sillones en módulos prefabricados. Las personas migrantes desembarcan en el “Muelle Uno” y son llevadas hasta la “Casa de Botes”. Desencuentro entre la Subdelegación del Gobierno y el Ayuntamiento.