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Feminismos
Pamela Palenciano: “No puedo ser sorora con una mujer solo por serlo”
Con motivo de su presencia en Cáceres con su nuevo monólogo No solo duelen los golpes, entrevistamos a la monologuista y activista feminista Pamela Palenciano.
Pamela Palenciano ha vuelto a Extremadura con su monólogo vivencial No solo duelen los golpes. En él da pistas de las sutilezas del amor romántico y combate sin descanso contra un sistema patriarcal. Sin coraza y en primera línea de trincheras, no da tregua en los escenarios en pos del feminismo. En tiempos en los que ya se comienza a hablar de una cuarta ola feminista, Palenciano muy probablemente sea uno de sus buques insignias en el Estado español. Pamela practica la humildad y la sororidad minimizando sus premios y colectivizando sus logros
Buscas incomodar, remover conciencias, pero ¿cómo te gestionas toda esa catarsis cuando baja el telón?
Nadando mucho, paseando con mis perros en el bosque, practico la escucha activa con una profesora, veo pelis a veces que no son feministas para desconectar (risas), en definitiva busco cosas que me vuelvan a centrar y colocar en mi; porque la "revolveúra" que yo tengo es corporal. Es verdad que mi vivencia y mi monólogo están colocados, pero mi cuerpo vibra cada vez que lo hago.
Porque es verdad que hacer el monólogo veinte veces al mes es revolverte veinte veces al mes. Aparte que te quita un tiempo brutal de creatividad porque me deja muy hecha polvo, se me va la vida, se me va el cuerpo física y emocionalmente. No solo hago el monólogo, también realizo charlas y talleres.
Si dentro del feminismo progre hegemónico de toda la vida hay lugares de poder y se bajan de él, entonces avanzamos. Mientras tanto será una pugna
Trato de inventarme y recolocarme emocionalmente, pero también es verdad que el ambiente en el Estado español está muy crispado y quieras o no eso me afecta porque yo llevo un discurso de bandera bajo el paraguas del feminismo. Pero intrínsecamente estoy hablando de un derecho que lo que reivindica son los Derechos Humanos. No hablo solo de hombres y mujeres sino de otras desigualdades también.
¿En los momentos críticos, te sientes reconfortada, reconocida y amparada por el movimiento feminista y por otras compañeras? ¿El monólogo ha recibido premios o reconocimientos?
Esta última vez sí me he sentido muy respaldada con gente como Miguel Lorente, que está moviendo apoyo institucional, y más a otra escala con compañeras feministas que me dicen "lo que necesites". Pero, por ejemplo, en cuanto a seguridad integral yo llevaba una racha que iba y venía sola a los monólogos y ahora de nuevo me acompaña mi pareja. Ahora mismo las que más me están cuidando son la gente de mi barrio, el pozo de Vallecas. Se ha corrido la voz y tengo a toda la gente pendiente de cualquier movimiento o extraño que acceda al barrio. Es lo bonito de volver al concepto de lo colectivo. Es como: “¿estás amenazada?, no me importa porque voy a cuidarte”. Me parece una cosa súper bonita.
Historia
Desmontando los mitos sobre el anticlericalismo
La quema de iglesias ni empezó en 1936 ni se ha realizado solo por parte de la izquierda.
Y el Monólogo a nivel nacional e internacional está reconocido porque hay un discurso de cambio. Porque en una hora y media condensa lo que podría impartirse en diez talleres. Lo que hace es que a través de mi vivencia se refleja un impacto de espejo que hace que se revuelvan en sus vidas y empiecen a cuestionarse, a sanar o incluso, como dicen muchas, “me ha salvado la vida, he dejado a mi maltratador gracias a tu monólogo. Aunque mis amigas me lo decían, pero hasta que no lo he visto no he abierto los ojos”. Y a mí eso me parece brutal porque es lo que yo quería que me hubiera pasado en mi adolescencia.
Respecto a los premios, recibí el premio Godoff de Teatro del público hace un par de años, y dos reconocimientos, uno el premio de “Las Mujeres luchadoras”, en Fuenlabrada, y el del “8 de Marzo”, en Getafe. Otro tipos de premio no, al estar posicionada con un discurso del feminismo anarquista y no encasillarme con ningún partido, es como que me quieren pero hasta un punto (risas). Pero cuando me hablas de premio, yo lo considero que no es como algo a mí sino al movimiento.
Pero no estoy buscando premios, solo que me dejen vivir y trabajar en paz, que me dejen hacer mi trabajo porque creo que vivo en un país con una supuesta libertad de expresión. Si me hubiera pasado esto en el Salvador, lo entendería por una coherencia por una cuestión cultural del país salvadoreño del tema violencia. Pero me vuelvo a vivir aquí, que supuestamente hay apertura, y me encuentro con esta histeria, que por eso digo lo de “península histérica”.
¿Crees que el término “sororidad” pudiese estar manido ya antes de ser aceptado por la RAE, o que quizás sea uno de los estandartes de esta cuarta ola feminista?
Ojalá fuera el estandarte, pero nos cuesta porque hay una cosa que no nos hemos trabajado, que han sido todos nuestros dolores y heridas que teníamos como mujeres y niñas, y nos cuesta mucho vincularnos desde el respeto y el reconocimiento. Hay todavía mucho vínculo desde la competitividad. Cuando digo esto, se suelen enfadar mucho conmigo, pero lo que realmente estoy haciendo es autocrítica, es mejor decirlo para ponernos todas en alerta.
No puedo ser sorora con una mujer sólo por serlo, yo voy a ser sorora con una feminista que trabaja por los derechos humanos
La idea que plantea Marcela Lagarde de una “sororidad romántica”, me parte el alma porque no puedo ser sorora con una mujer solo por serlo. Puede ser una maltratadora de sus hijos, puedo ponerme a su lado si ha sido víctima de violencia machista, pero darle caña porque maltrata a sus hijos/as. No puedo serlo con una mujer que va a ocupar un poder desde una práctica patriarcal. Yo voy a ser sorora con una feminista que trabaja por los derechos humanos.
¿Y sabes por qué? Porque estamos perdiendo procesos, vamos a resultados.
¿Has hecho red con otras feministas que están en primera línea de trincheras?
Sí. Las primeras que me llamaron el otro día fueron María LLopis y Alicia Murillo, Barbijaputa me escribió, Irantzu Varela... y lo hicieron para decirme estamos aquí, vivimos lo mismo que tú. Es verdad que me dicen “No estás sola” o me preguntan que necesitas, aunque el día a día tengas que vivirlo sola.
Violencia machista
Pamela Palenciano presenta en Cáceres el monólogo por el que ha recibido amenazas machistas
Hoy viernes 25 de enero tendrá lugar en la ciudad de Cáceres, el monólogo de la feminista
Pamela Palenciano “No sólo duelen los golpes”. La representación tendrá lugar en el Ateneo de Cáceres a las 19 horas.
Se ha trabajado la propuesta de presentar la ley de ciberacoso al Congreso de los Diputados/as. Sí que está cambiando el panorama, como el movimiento es tan diverso, sí que he sentido como un “todes a una”, trans, las feministas radicales, las abolicionistas, las interseccionales, etc. Para mí ese es el objetivo común, si viésemos que el enemigo es uno y que está muy armado y fuésemos todes a una, yo tengo un pálpito de que este 8 de marzo va a ser más heavy que el anterior.
Si dentro del feminismo progre hegemónico de toda la vida hay lugares de poder y se bajan de él, entonces avanzamos. Mientras tanto será una pugna.
Has recibido denuncias de diversa índole, por “apología al maltrato al varón” o por “incitación al odio hacia el varón”. Esta situación me recuerda al poema de Goethe de Ladran (Kläffer), el cual decía:
En busca de fortuna y de placeres
Más siempre atrás nos ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos
¿Te justifica esto la lucha?
Se me viene a la mente la frase de mi abuela, “Quien se pica, ajos come”, entonces sí me merece la pena. Es muy costoso a nivel físico y emocional, pero cuando voy viendo que a nivel de la individualidad de las que estamos haciendo proyectos al otro lado de la trinchera hay apoyo y avance, pues me motiva. Lo que me falta ahora mismo es la diversificación de estrategia de la lucha. Es decir, sino todas podemos estar en la calle por mil y una razones, porque la lucha no solo está en la calle, pues hay que diversificar los lugares de lucha.
Yo prefiero drenar la rabia con ironía en el escenario, que ir pegando galletas por la calle o atemorizar gente en las redes
Y plantearse si hay que responder con violencia reactiva, hay que replantearse cómo lo vamos hacer. Yo sé que es muy radical lo que estoy diciendo, pero quizás haya que desobedecer ciertas cosas, quién plantea la desobediencia o cómo desobedecemos, como puede ser el caso de Juana Rivas. O como realizar una huelga de hambre o la acampada de las chicas de Sol de este verano. Esto lo hablo mucho con mi suegra que fue guerrillera en El Salvador, sobre todo porque no va a ser una lucha de dos años y podemos ir relevándonos.
¿Has pensado aluna vez que entre esas denuncias que recibes de hombres heridos en su masculinidad pudieses recibir alguna de “Antonio”?
Sí, sí tengo miedo de que en una actuación reciba violencia física real de algún grupo o individuo. Aunque me digan que no estoy sola, al final mi cuerpo lo llevo yo puesto.
“Catarsis colectiva”. ¿Es como se podría definir esta cuarta ola del feminismo, cuánto de activismo y compromiso y cuánto de moda vs capitalismo ves en ella? El miedo a la manipulación en las bases…
Prefiero a chicas sin discurso agarrando el feminismo a través de ciertas modas o personajes tipo Frida Khalo y que puedan agarrar el discurso cuando ellas puedan, que gente joven en ralities tipo Gran Hermano. Porque no todas llegamos al feminismo de golpe, fuimos agarrando conciencia como pudimos.
Y como hay una lucha tan fuerte del discurso teórico ya en las bases, ya nosotras no somos tontas, somos bastantes sabias. Como es el caso de la gestación subrogada, que al final nos viene de una buenitis que una apoya a la otra para tener hijos/as. No, perdona, eso es capitalismo puro y duro.
Si te hago la pregunta, ¿Pamela Palenciano eres abolicionista, te sientes cómoda?
No, no me siento cómoda. Porque es verdad que mucha gente me ha comentado que mi discurso es abolicionista, aunque ahora mismo no me quiero encorsetar, aunque sí voy a aplaudir a la mayoría abolicionista y, sí necesitan mi apoyo, yo puedo acuerpar.
Por culpa del capitalismo nadie reconoce los cuidados como una heroicidad
Pero sí hay un tema, y es que las trabajadoras sexuales están en minoría en el feminismo; pero, por otro lado, sí se centran en una libertad individual de yo con mi cuerpo hago lo que quiero, y dejan de pensar en el simbólico y en la lucha, ahí me hace ruido, ahí dejo de escucharlas.
Has publicado un libro, Si es amor, no duele (Alfaguara), de manera conjunta con tu compañero Iván Larreynaga, donde se destripan los mitos del amor romántico. ¿Cómo valoras la experiencia? ¿Se puede vivir de ello?
Este libro es un logro de Iván. Es mi historia pero él ha sido el encargado de "capitulizarlo". En Alcalá de Guadaira (Sevilla), en un Instituto, están haciendo una obra de teatro muy bonita que se llama como el libro, con un guión que nace a raíz de él. Es una manera de hacer llegar el mensaje cada vez más lejos, me gustaría que cada vez más IES se sumaran a la iniciativa.
El libro se acompaña de unas ilustraciones preciosas de la salvadoreña Sonia Lazo, que te ayuda a situarte en la historia. Además, Alfaguara no solo no censuro ni una línea sino que personalmente nos animó a ser más explícitos. Y nosotras, bueno, cobramos un euro por autora, cualquier persona que escriba un libro debería cobrar más, al menos las minorías potentes.
Pamela, eres mama de un niño de cuatro años, en los últimos tiempos se ha empezado a poner el foco en la crianza de los hijos varones, ¿cuáles son los retos diarios a los que te enfrentas?
Con mi hija Lia ha sido más fácil. Le podía dejar ver cuentos de princesas y luego ponerle Mafalda o Pipilastrum, porque prohibir hubiera sido un error. Y con mi hijo Nahuel, confío en que tenga un referente de una masculinidad, menos hegemónica, más libre y más cercana al feminismo, en su padre.
Por eso a mí me gusta más estar cerca de mujeres rurales, porque es estar cerca de corazones y estómagos, no de cabezas
Cuando, por ejemplo, salimos a comprar ropa, nunca le digo lo que es de chico o chica, y él elige libremente y va mezclando en su libertad. Pero no le digo "eso NO" coartándole su libertad, ni en colores ni en superhéroes, porque eso lo alejaría.
Ivan: El entorno ya le está afectando a Nahuel, a veces llega a casa diciendo que su camiseta es de niña, y dialogamos con él para, desde ya, empezar a colocarte en una posición espejo para que adopte con normalidad.
El teatro como herramienta política y de concienciación y escenarios asequibles al público. ¿Cómo valorarías más de una década utilizando esta fórmula como altavoz del discurso feminista?
Si yo no hiciera teatro, no podría seguir con este proyecto. Seguiría dando una charla en primera persona, pero el teatro me permite crear personajes donde entro o salgo (aunque autobiográficos), me permite poner distancia a ciertos niveles y que llegue más profundamente el mensaje. Antes me veían más como víctima y los chicos me decían que los metía a todos en el mismo saco. Pero con el teatro, Antonio está dibujado y está presente, y aunque hablo de tres tipos de hombre, a Antonio lo pongo siempre primero porque es el que más daño me hace. Lolo e Iván son hombres que se están construyendo, por eso los dejo al final y por eso ocupan menos espacio.
¿En qué proyectos estás inmersa actualmente?
Estamos en un proyecto de teatro, “La mochila”, donde tenemos bastante trabajo, es un proyecto con mi hermana y otras compañeras salvadoreñas. Aunque nos censuran un poco el discurso, porque hablamos de “PatriarTado” y “Capitan Vismo” para adaptarlo a la infancia como dos seres malos que se unen en “Machispo” y esto a algunos profes no les gusta porque dicen que eso es política.
Y ahora estoy inmersa en dirigir, quiero dar ese salto, porque he visto que en la figura de dirección puedo buscar una historia de acompañamiento con otras mujeres que van a contar su propia historia. He empezado a ensayar con mi hermana hablando sobre la historia de su vida, hablando de violencia en general, contando su relato de cuando llegó a Madrid y todas las vicisitudes de los casting constantes de trabajo, de piso...
Si reconozco mis privilegios en voz alta, de soy cis, soy blanca, soy heteronormativa, entonces alguien puede mirarse, pero es que el espejo de víctima es el más fácil
Y, por último, hemos iniciado hace poquitos días un curso online con Celia Garrido de Relatoras, que se llama “Una experiencia transformadora”, donde primero hablaremos de violencia, después de rabia y escucha, sobre todo, del trabajo con adolescentes, y al final sobre el arte en general como una herramienta sanadora.
Digo últimamente, en el Monólogo, que yo prefiero drenar la rabia con ironía en el escenario que ir pegando galletas por la calle o atemorizar gente en las redes.
¿Cuál es esa pregunta que te gustaría que te realizaran en una entrevista y no llega?
Pues casi que no me preguntan qué le diría a los chicos que son maltratadores, casi siempre me preguntan: tú qué le dirías a una chica que esté viviendo esto, y yo digo: y tú, ¿por qué no me preguntas que le diría a un tipo que esté ejerciéndolo?
Como chicas ya tenemos un montón de espejos donde mirarnos de empoderamiento, de lucha, de rebeldía, hay ya miradas de amor entre mujeres. Pero ¿los maltratadores donde se miran? ¿En un espejo de odio social? ¿De sanción? ¿En el de los privilegios? No sé pero no hay espejos para maltratadores, abusadores violentos. Si reconozco mis privilegios en voz alta, de soy cis, soy blanca, soy heteronormativa, entonces alguien puede mirarse, pero es que el espejo de víctima es el más fácil.
La idiosincrasia de Extremadura es que es una de las regiones más amplias a nivel territorial y de carácter rural con mucha población mayor. ¿Qué mensaje te gustaría lanzarles de cara a este 8M?
Como mujer andaluza, de dos regiones muy cercanas, lo que tengo que decirles es GRACIAS, por esa resistencia tan brutal y tan fuerte con tanto amor. Ellas han hecho lo que han podido, que no es ni más ni menos que sostener el cuidado de la vida, y nadie se lo reconoce. Por culpa del capitalismo nadie reconoce los cuidados como una heroicidad, sino que es algo que te viene dado y hay que cuidar. Y mira no, perdona, si las mujeres dejan de cuidar, el mundo se cae.
Tengo que agradecer los ratos tan buenos que he pasado en la cocina de mi abuela, lo que he aprendido y lo bien que he comido. He aprendido cosas tan importantes de la propia existencia de estar en el mundo, frases sabias del corazón. Por eso a mí me gusta más estar cerca de mujeres rurales, porque es estar cerca de corazones y estómagos, no de cabezas.