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Feminismos
Más de 40.000 mujeres abarrotan Bilbao en una manifestación unitaria
“Se acabó el negocio de los cuidados”. Bajo este lema, más de 40.000 mujeres recorrieron anoche las calles de Bilbao en una manifestación unitaria convocada por el movimiento feminista de Euskal Herria. Había ganas de manifestación. La afluencia masiva se ha repetido en todas las capitales vascas y en los municipios. El movimiento feminista se ha recompuesto tras la pandemia, que lo dejó tocado. Con fuerza, unidad y una idea muy clara para el futuro, anunciaron que están preparando una huelga feminista general de cara al otoño. Ya han comenzado las negociaciones con sindicatos y agentes sociales para articularla. El feminismo en Euskal Herria sigue siendo anticapitalista y antirracista y quiere hablar de dinero.
Cada territorio ha puesto el foco de los cuidados en el asunto que ha elegido su red provincial: la brecha salarial en Donostia, la brecha salarial de las pensiones en Iruñea, condiciones dignas para los trabajos feminizados en Gasteiz y el negocio de los cuidados en Bilbao. “En la Comunidad Autónoma Vasca, de las 370 residencias para personas mayores, 277 son privadas”, han advertido en el discurso final de Bilbao. Las trabajadoras del SAD continúan con el convenio colectivo bloqueado, el 72% de las trabajadoras del hogar internas trabajan más de las 60 horas semanales previstas legalmente y la brecha salarial asciende a más de 9.000 euros anuales, alertan.
Los discursos finales de esta convocatoria se han centrado en aspectos laborales: la privatización de los cuidados, la brecha salarial, los convenios laborales del SAD, las pensiones
El capitalismo se asienta en la división sexual de los trabajos y en esa división, las mujeres migradas y las racializadas están al final de la cadena: “A las mujeres migradas se nos imponen los trabajos de cuidados, muchas veces no cobramos el salario legal correspondiente y, encima, recibimos amenazas de los empleadores cuando no tenemos papeles”, leía la representante de Mujeres del Mundo. “Y en el caso de las mujeres gitanas, el racismo estructural es tan fuerte que ni siquiera tenemos acceso a los empleos precarios de cuidados. El antigitanismo nos cierra todas las puertas al mercado laboral“, añadía su compañera de Amuge.
La huelga general es su apuesta para reivindicar el final de la división sexual laboral a través de un sistema público y comunitario de cuidados: “¡Se os acabó el negocio de los cuidados! El feminismo es la alternativa y el movimiento feminista es potencia, somos fuerza, somos deseo y somos resistencia”.
El aplauso más alto de las manifestantes tuvo lugar cuando las portavoces reivindicaron el fin de la ley de extranjería y regularización para todas. El más divertido, cuando al acabar pidieron al público que se fueran a tomar un pote al Casco Viejo. Hubo kalejira y, seguramente, una noche larga acompañada de viento sur.
Este año han salido a las calles de Bilbao más de 40.000 mujeres, según la Ertzaintza; en 2018, más de 60.000, según la Policía Local
Abolicionistas desconocidas y comunistas
A diferencia de otros territorios, las manifestaciones del movimiento feminista en Euskal Herria han sido unitarias. Los colectivos abolicionistas y los que no consideran a las mujeres trans como sujetos políticos legítimos del feminismo participan en la coordinación del 8 de marzo. El movimiento feminista vasco autónomo se caracteriza por su madurez y experiencia en el pasado a la hora de gestionar conflictos y mantener a raya a comisarias políticas. Como ya explicó la convocatoria de 2022, el feminismo vasco autónomo se centra en buscar consensos entre las compañeras.
Los colectivos que nunca han participado en las asambleas del movimiento sí han hecho convocatorias paralelas: un centenar de abolicionistas se ha concentrado en Gran Vía 75 -el inicio de la manifestación era en Gran Vía 85- para silbar a las manifestantes a su paso. Por su parte, el grupo de mujeres del movimiento comunista, Itaia, realizó su convocatoria a las 18.30h en la plaza Indautxu.
Trabajo doméstico
Txefi Roco: “Las trabajadoras del hogar son el último eslabón de la cadena”
El Gobierno ha asumido de forma “paliativa y deficitaria” la reivindicación histórica del derecho a la prestación de desempleo para las trabajadoras del hogar, sostiene Txefi Roco, de la asociación Trabajadoras No Domesticadas, ya que muchas mujeres siguen sin tener acceso al subsidio temporal.
Todo por amor
La manifestación del 8M ha empezado a la altura de la sede del Gobierno vasco con una performance realizada por el colectivo Trabajadoras No Domesticadas. Una mujer disfrazada de policía hacía desfilar al grupo de trabajadoras del hogar mientras las arengaba: “¿Juráis trabajar 24 horas al día sin descanso, sin vacaciones, sin sueldo digno?”, preguntaba. “¡Sí, todo por amor”, respondía el ejército de limpiadoras. “¿Juráis renunciar a vuestro tiempo personal, a vuestros proyectos, a vuestros deseos y a vuestras aspiraciones?”. “¡Sí, todo por amor!”, volvían a responder. La agente siguió planteando escenarios patriarcales comunes, hasta que las trabajadoras se insubordinaron y corearon “¡insumisión, insumisión!”.
“Como mujer migrada tengo una lista muy larga de reivindicaciones”, explicó Silvia González, quien participó en la performance ataviada de peluca y bayeta. “La militancia feminista me ha empoderado, me ha ofrecido conocimiento, qué derechos merezco y qué obligaciones tengo, cómo hablar en público, me ha ayudado a organizarme y a aprender de las demás. Me ha enseñado insumisón”, aseguró.
Tras el arranque a las 19.30h, la manifestación se fue nutriendo de los márgenes de la Gran Vía: miles y miles de mujeres se incorporaron de las aceras tras dejar pasar la cabecera. Cuando esta llegó a la calle Buenos Aires, El Salto preguntó al coche patrulla de la Ertzaintza que escoltaba el inicio qué cálculo hacían: “El coche que cierra la manifestación aún está en la Gran Vía a la altura de la calle Doctor Areilza, por lo que calculamos que hay más de 40.000 manifestantes”. La foto de Bilbao dio la vuela al mundo en 2018, cuando la manifestación del 8M fue portada del NY Times. Aquel año, la Policía Municipal cifró en 60.000 a las manifestantes.
A lo largo de la jornada de ayer, a través de distintas performances y acciones, el movimiento feminista, agentes sociales y sindicatos calentaron motores para la huelga general. En Iruñea y Bilbao, feministas entraron en las Oficinas de Extranjería. Los sindicatos ELA y LAB se concentraron, respectivamente, frente a la Diputación de Bizkaia y Sabin Etxea, la sede del PNV, para denunciar las privatizaciones del sistema de cuidados que realizan las instituciones públicas guiadas por criterios neoliberales.
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