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Especulación
De plaza histórica a templo del ‘fitness’
Una congregación religiosa pretende construir un macrogimnasio que supondrá el derribo de una decena de edificios del casco antiguo de Hortaleza. La oposición vecinal agota sus opciones para detener un proyecto aprobado por el Ayuntamiento.
Cuando tecleas ‘Hortaleza’ en los buscadores de internet, la primera imagen que aparece es de la plaza de la iglesia de su casco antiguo. El templo neomudéjar dedicado a San Matías, levantado en el siglo XIX, es símbolo de este distrito madrileño situado al noreste de la capital, y también vestigio del pueblo agrícola que fue hasta su anexión a Madrid, en 1949, por decreto franquista.
Desde entonces todo ha cambiado en Hortaleza excepto la plaza de su iglesia, que ha permanecido milagrosamente intacta ante la presión urbanística de las últimas décadas, que plagó de bloques de viviendas lo que fueron tierras de labor. Sin embargo, a la plaza también le ha llegado su hora: la congregación religiosa San Vicente de Paúl pretende levantar un macrogimnasio a solo cinco metros del templo decimonónico derribando una decena de edificios, algunos con más de 150 años de antigüedad.
Agrupaciones que forman parte de Ahora Madrid han apoyado un recurso en los tribunales contra el proyecto
El denominado ‘Plan Especial Paúles’, promovido por la congregación francesa que es dueña de buena parte del casco antiguo de Hortaleza, contempla la construcción de un gimnasio que será explotado comercialmente por la empresa Ingesport, propietaria de la marca de gimnasios Go Fit, con la que gestiona varios polideportivos municipales privatizados en Madrid durante los gobiernos municipales del Partido Popular, entre ellos el de Vallehermoso, el de mayor dimensiones de la ciudad.
Los padres Paúles, como son conocidos en Hortaleza, llevaban años buscando el visto bueno del Ayuntamiento a su proyecto, aunque siempre se topaban con el rechazo de la Comisión de Protección del Patrimonio Histórico del Consistorio. Sin embargo, este organismo municipal acabó dando luz verde a la propuesta de los promotores el 22 de mayo de 2015, solo dos días antes de las últimas elecciones locales, al eliminar la protección estructural de los dos edificios más antiguos de la plaza, cuya construcción es anterior a 1870.
De hecho, cuando los Paúles llegaron a Hortaleza, los edificios hoy amenazados ya estaban ahí. La congregación se hizo en 1896 con la antigua quinta del Conde de Torrepilares, donde los religiosos levantarían después su imponente convento, que en la Guerra Civil fue el cuartel de la XI División de Infantería del Ejército Rojo bajo el mando de Enrique Líster. El edificio sería más tarde colegio, gestionado en sus últimos años por la asociación ultracatólica Lumen Dei antes de convertirse, en 2012, en la nueva sede de la Escuela Superior de Imagen y Sonido CES.
Los Paúles llevan décadas amortizando con diferentes operaciones sus terrenos en Hortaleza, y ahora pretenden derribar edificios que albergan actividades parroquiales y caritativas para ubicar un negocio que se sumará a la cadena de gimnasios adquirida en 2015 por Mutua Madrileña y el multimillonario Juan Abelló, que posee una de las mayores fortunas de España.
La plaza del disenso
Superado el escollo de la Comisión de Patrimonio, el proyecto del gimnasio no encontró dificultades en el nuevo gobierno municipal de Manuela Carmena. José Manuel Calvo, el delegado del Área de Desarrollo Urbano Sostenible, incluso presumió de la tramitación del proyecto en el Pleno donde fue aprobado, en mayo de 2016, con los votos a favor de Ahora Madrid y Partido Popular. “Cumple con la normativa urbanística y no se han producido alegaciones. Es un plan todo nuestro”, defendió el edil, que forma parte de la dirección de Podemos en la capital. “Continuamos con el urbanismo del PP”, le respondió entonces la concejala socialista Mercedes González, mostrando la oposición de su grupo. En aquel Pleno, el ahora portavoz de los populares en el Ayuntamiento, José Luis Martínez Almeida, llegó a felicitar a Calvo por culminar un proyecto que el gobierno de Ana Botella dejó inconcluso.
El proyecto del gimnasio no recibió ninguna alegación vecinal porque en Hortaleza nadie lo conocía antes de su aprobación. Cuando la noticia empezó a propagarse por las redes sociales, el vecindario reaccionó con incredulidad y estupefacción. “¿No hay ningún sitio mejor para levantar un gimnasio?”, fue un comentario recurrente en el barrio, donde otro gran gimnasio, situado a tan solo 400 metros en línea recta de la plaza de la iglesia, languidece tras su cierre durante los peores años de la crisis.
“No hubo alegaciones porque la gente no desayuna leyendo los boletines oficiales”, sostiene la arqueóloga Rosa Domínguez, portavoz de la Plataforma en Defensa del Casco Antiguo de Hortaleza creada tras la aprobación del Plan Especial, y que recopiló más de un millar de firmas contra el proyecto en unas semanas. Los representantes de Ahora Madrid en Hortaleza tampoco tuvieron información del proyecto antes de su aprobación, como confirma Yolanda Peña, la portavoz del grupo de Manuela Carmena en el distrito.
La FRAVM considera que el Ayuntamiento atenta contra un bien protegido y cree que se vulnera la ley
“Conocimos el proyecto unos días después de su tramitación, y nuestra reacción fue de alarma y de solicitar información para valorar las consecuencias, y en cuanto se creó la plataforma, acudir a las reuniones y manifestaciones para escuchar al movimiento vecinal”, explica Yolanda Peña. Las agrupaciones de Podemos e Izquierda Unida de Hortaleza, partidos que forman la confluencia que gobierna el Ayuntamiento, han contribuido a financiar el recurso presentado en los tribunales contra el gimnasio por la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio (MCyP), admitido a trámite en septiembre de 2017 por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
El recurso, apoyado también por el PSOE y diferentes colectivos de Hortaleza, solicita declarar nulo el Plan Especial porque los edificios condenados a la piqueta estaban protegidos tanto por la normativa urbanística como por la Ley de Patrimonio de la Comunidad de Madrid. Además, expone que la aprobación del Plan Especial no contaba con el “preceptivo” informe de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid. De hecho, este organismo dependiente del Gobierno regional mantiene paralizado el proyecto de forma cautelar para evitar “daños irreversibles” en el patrimonio arquitectónico y arqueológico de Hortaleza mientras analiza el impacto del edificio, que también repercutirá en la movilidad de un entorno, el casco antiguo, formado por un entramado de calles estrechas.
La intervención de este organismo se produjo después de que la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio alertara mediante un escrito de la construcción del gimnasio porque, como aseguran desde la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento nunca remitió el expediente del proyecto, aunque afecte a un casco histórico incluido el Catálogo Geográfico de Bienes Inmuebles del Patrimonio Histórico con la figura de protección específica de yacimiento arqueológico.
“En este caso el Ayuntamiento de Madrid está atentando contra la integridad de un bien protegido y vulnerando la ley”, afirma con rotundidad Vicente Pérez, responsable de urbanismo de la FRAVM. Sin embargo, ni la oposición vecinal, ni la intervención de la Comunidad de Madrid, ni siquiera el recurso presentado en los tribunales han provocado que el Área de Urbanismo del Ayuntamiento dirigida por José Manuel Calvo haya replanteado el polémico proyecto, porque lo consideran “legalmente impecable”.
“Hay que darle una segunda oportunidad al casco histórico de Hortaleza recogiendo las peticiones y demandas de vecinos y vecinas, y a partir de ahí buscar las soluciones de consenso y respetar los valores arquitectónicos y patrimoniales”, reclama Pablo Carmona, concejal de Ahora Madrid que votó en contra de su propio grupo ante otros planes urbanísticos polémicos como el que condenaba a la desaparición al Taller de Precisión de Artillería para levantar un edificio de viviendas de lujo. Sin embargo, como todos sus compañeros de grupo, apoyó el gimnasio de los Paúles. “Nos tendríamos que haber opuesto —admite ahora— y tenemos margen para rectificar, como solicitan los vecinos”.
Desde el sector crítico de Ahora Madrid apuntan que la actuación del Ayuntamiento en episodios como la operación Chamartín demuestra que en el entorno de la alcaldesa existe la premisa de proyectar “seguridad y firmeza” a los inversores en operaciones urbanísticas, algo que explicaría la resistencia a revisar proyectos como el gimnasio del casco antiguo de Hortaleza. Carmena, que es vecina de este distrito, afirmaba en una reciente entrevista a Hortaleza Periódico Vecinal que “habrá que resolver” el conflicto generado por el gimnasio, y recordaba que desde el Ayuntamiento se habían explorado alternativas como realizar una permuta de terrenos para que los promotores pudieran construir el edificio en otra parcela menos problemática.
El concejal Calvo aludió también a la permuta —que finalmente se descartó por inviable— cuando los representantes de Ahora Madrid en Hortaleza le trasladaron su rechazo a la destrucción del patrimonio de su barrio en una reunión celebrada en enero, donde el concejal se limitó a emplazar a sus compañeros a un próximo encuentro con los promotores del gimnasio para que puedan “valorar el impacto” del proyecto “con conocimiento de causa”. Para Calvo, la construcción del gimnasio no tiene marcha atrás, como ya había trasladado a los miembros de la plataforma vecinal el año pasado. Entonces afirmó, según señala a El Salto una de las personas que participaron en la reunión, que asumía los costes electorales que tendrá el proyecto para Ahora Madrid en este distrito. Un empeño que compromete a los representantes de la formación en Hortaleza ante sus vecinos. “Por nuestra parte, estamos haciendo todo lo que está en nuestra mano por proteger el casco histórico y lo seguiremos haciendo”, sentencia la portavoz del partido en Hortaleza.
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