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Energías renovables
¡Comeréis placas!
¡Comeréis placas!
¿Suena exagerado? Pues no lo creo, más bien me parece descriptivo. Si la recalificación de suelo agrícola como suelo industrial apenas tiene requisitos cuando se trata de instalaciones fotovoltaicas, debe ser porque para alguien da igual plantar olivos que plantar placas. O específicamente para el caso del proyecto “El Enjambre” en Órgiva, arrancar almendros para monocultivar paneles solares.
Un lugar en el mundo
Órgiva es un pequeño pueblo de la Alpujarra de Granada. No muy lejos del mar, siempre a los pies de la Sierra Nevada. ¿Somos pocos? ¿Somos hippies? ¿Somos catetos? Somos algo más de 5000 habitantes humanos. Sin duda, muchas almas que aman la Tierra y todo lo que hay de sano y bello en ella. Somos gente de muchos lugares decidiendo vivir en un espacio rural de España, que en vez de vaciarse se llena. Para muchas personas es nuestro pueblo, órgiva es el lugar elegido para criar peques y para co crear un mundo dónde, como dijo José Luis Sampedro, se pueda vivir siendo lo que cada uno es. Órgiva es un lugar especial y, a la vez, un lugar como cualquier otro.
Granada tierra de rapiña
Para los especuladores, Órgiva es un lugar como cualquier otro. Un territorio tan válido como otros para sacrificar la vida rural a la especulación y a una supuesta transición energética que no es ni justa, ni verde, ni sostenible. Para el “Laboratorio de investigación y acción territorial” de la Universidad de Granada, la situación es muy clara y lo que estamos viviendo es colonialismo energético.
Lo que sucede en Granada, se repite con el mismo formato en Aragón, en Galicia, en Cáceres, en Almería, y muchos lugares más. La lista (de daños) parece interminable.
Volvamos a Órgiva
Las protestas contra el proyecto fotovoltaico en la vega de Tíjola — FV Disposol en El enjambre—, llevan meses pero la última semana aumentó la intensidad y cientos de personas se presentaron vestidas de luto en la puerta del Ayuntamiento. Hay más de 80 vecinos citados durante los días 3 y 4 de julio para firmar las actas de expropiación de las parcelas que atravesaría la línea eléctrica para “evacuar” la energía captada por los paneles.
El Alcalde Raúl Orellana dice que no se puede hacer nada para frenar las expropiaciones y que el Ayuntamiento es “un mero tramitador”. Sin embargo, hay quien cree que sí se podía (y aún se puede) hacer algo para evitar que la tierra que produce comida sea dañada para aumentar la burbuja renovable. Para empezar, la recalificación del terreno del emplazamiento de agrícola a industrial, compete al Ayuntamiento. Y sin esa recalificación no podría instalarse ningún “huerto” solar. Y poco sentido tiene declarar la utilidad pública y expropiar, para construir una línea eléctrica que no conduciría electricidad. El Alcalde también dice que la empresa promotora, Disposol, podría judicializar el caso si se negara el desarrollo de su propuesta. Es verdad. Y también es cierto, que Ayuntamientos como el de Vegadeo en Asturias que se negaron al destrozo, ganaron en los tribunales e impidieron la industrialización de tierra agrícola.
Lo que no dice el Alcalde, es que en la Memoria técnica presentada por FV Disposol ante la Junta de Andalucía en enero de 2023, cuando solicitaron la declaración de utilidad pública de la línea eléctrica, aparece un segundo desarrollo fotovoltaico colindante a nombre de Esperola. Y también olvida, el Alcalde que “casualmente” Disposol SL y Esperola Regis SL comparten la misma administradora y única socia, Evgeniya Kholopenko.
Digo olvida porque no se puede decir que no supiera. Las sospechas de un posible fraude de ley se advirtieron en el pleno del gobierno local de Órgiva en varias ocasiones. La práctica de fragmentación intencionada de pequeños proyectos podría constituir un delito y debería ser estudiada como ya se hecho en otros lugares como Huesca ¿Acaso esta sospecha no sería suficiente para frenar cautelarmente las expropiaciones?
Estuve en las manifestaciones y sé que la mayoría del pueblo se solidariza con quienes están directamente afectados: los agricultores expropiados, las personas obligadas a vivir con vistas al destrozo, la comunidad de regates de Tijola (se pretende hacer pasar la línea por el trazado de la acequia), etc. También sé que para algunos, las expropiaciones son un problema de otros. Lo que casi nadie sabe es que Disposol SL tiene concedido un punto de conexión de 20kV con la sub-estación eléctrica de Órgiva de 220 kV, para muchos peligrosa y obsoleta. Así, cualquier inversión extra se cubriría a través de las facturas de electricidad de todos. Y aunque la energía se “exporte” y los beneficios de revender permisos se los lleven los “promotores”, los platos rotos se pagarían localmente. Extractivismo de manual.
Cría buitres y (no sólo) te sacarán los ojos
¿Cómo se frena a los fondos buitre? Puede parecer utópico eso de frenar la emisión monetaria y el endeudamiento que conlleva pérdida de soberanía. Hace rato que ni siquiera son los Estados los “dueños de la fábrica de dinero”. Se sabe que los promotores de proyectos fotovoltaicos y eólicos están especulando con los precios de reventa. Localmente, lo que sí se puede hacer es evitar que el capitalismo sin capital sea declarado de utilidad pública. Y sin utilidad pública, no hay expropiación forzosa.
La utilidad (pública) del mal
¿Puede ser útil el mal? ¿Puede ser útil destrozar el medio ambiente bajo el supuesto de protegerlo? Para los promotores del destrozo y del simulacro de transición energética, los daños serían mínimos en 'El Enjambre' ¡Y Órgiva queda tan lejos de Valencia, y los beneficios (privados) de la reventa de permisos son tan tentadores! Para los vecinos y sus minifundios, para los regantes de Tíjola y para todos los habitantes del pueblo, la cosa cambia. Los daños, ni son mínimos, ni son necesarios. Y la utilidad de pública, no tiene nada. ¿O es que vamos a llamar utilidad pública a la especulación?
Sandra Ferrante estudió Sostenibilidad y Desarrollo Económico en varias Universidades, “aprendí sobre el amor a la Tierra trabajando con indígenas y campesinos de los Andes. Alpujarreña por adopción, nómada por definición”.