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Elecciones
Hablan los abstencionistas del 9J: “Solo volvería a votar si creyese que realmente sirve de algo”
Los resultados de las elecciones europeas del 2024 en España han tenido como resultado un 50,78 % de abstención, es decir: 18.111.070 personas han decidido no ejercer su derecho al voto. En base a estos resultados, cabe decir que la primera fuerza política en España en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 no ha sido la derecha, sino la abstención.
Si bien es cierto que en España la tendencia a la abstención es menor cuando se trata de elecciones generales frente a las europeas, y que no es una novedad que gran porcentaje de población decida no votar en estos comicios (56, 19% de abstención en 2014 y 55,10 % en 2009; a excepción de 2019, con un 35,70 % de abstención, lo que se explica por su coincidencia con elecciones municipales, autonómicas y algunas locales), no deja de ser llamativo que los medios den estos porcentajes por sentado y no pongan el foco en que, en nuestro país, más de la mitad de la población decide no participar en unas elecciones europeas que tienen un indudable impacto en nuestro país a nivel político, económico y social.
Las elecciones europeas, frente a las generales, constituyen en términos de ciencia política unas ‘elecciones de segundo orden’, señala Rojo
A este fenómeno, dentro de un contexto democrático, se le conoce como desafección política, una manifestación social que el Diccionario Enciclopédico de Comunicación Política define como “un sentimiento persistente de extrañamiento respecto a las instituciones, valores y líderes políticos existentes […] relacionado con la falta de eficacia”. Algo que, en periodos electorales, se materializa en forma de abstención.
El politólogo e investigador José Miguel Rojo explica por qué, en el contexto de las elecciones europeas en nuestro país, se dan altas tasas de abstención: “La percepción generalizada de la población española es que no son unas elecciones que nos vayan a repercutir mucho, lo que evidentemente no es cierto, pero la lejanía respecto a Europa y la propia complejidad del funcionamiento de la Unión Europea genera esa percepción". Las elecciones europeas, frente a las generales, constituyen en términos de ciencia política unas ‘elecciones de segundo orden’, de acuerdo —en palabras de Rojo— “a la importancia percibida de la decisión de lo que está en juego”.
Este politólogo hace hincapié en que no existe un solo tipo de abstencionista, explica: “Dentro del gran porcentaje de personas que se han abstenido existen muchos perfiles, hay quien ha ejercido la ‘abstención activa’, es decir, como una protesta y manifestación del desencanto con el funcionamiento de la política; y también los hay que simplemente han hecho valoración del coste que tenía ir a participar frente a los beneficios que podían obtener o lo que consideraban que estaba en juego”.
“Esta vez he decidido no votar porque siento una tremenda desafección hacia los organismos de la Unión Europea”, explica Noelia Sánchez
Por lo que, dentro del abstencionismo, existen dos corrientes principales: quienes no votan en señal de protesta, y quienes no lo hacen porque no consideran que sea relevante hacerlo. Lo que explicaría por qué en España el porcentaje de abstención en las elecciones europeas es mayor que en las elecciones generales que, en palabras del investigador, “son las elecciones donde siempre hay una mayor movilización”.
Laura Libertad Fernández, ciudadana de 28 años y residente en Murcia, explica por qué estas son las primeras elecciones en las que ha decidido abstenerse: “Es la primera vez que me abstengo en unas europeas porque tengo el sentimiento de que mi voto no valdría para nada, da igual qué partido gane porque todos tienen muy poco margen de actuación, están atados a otro poderes superiores, como el económico”.
Unos argumentos que confluyen con los de Noelia Sánchez, de 30 años y natural de Albacete: “Esta vez he decidido no votar porque siento una tremenda desafección hacia los organismos de la Unión Europea. Creo que tendría que cambiar la posición de la Unión Europea a nivel internacional con respecto a Estados Unidos, Israel, Ucrania… Y marcar posiciones propias en base a los intereses de la población europea y el fin de las guerras imperialistas. Con la normalización de relaciones de gente como Meloni creo que se están sentando las bases de un futuro muy negro que no se soluciona votando a la socialdemocracia”.
Nacho Navarro, de 31 años y censado en Alicante, tampoco ha votado estas elecciones, pero al contrario que Laura y Noelia, él no lo ha hecho nunca: “No creo en la política de partidos. Ni un cambio de siglas ni la irrupción de un nuevo partido me dicen mucho, solo veo ansias de poder y culto al líder por encima de ideas y necesidades sociales”.
Por su parte, Ángel (nombre ficticio), de 28 años y residente en Madrid, ha decidido abstenerse, como Laura, también por primera vez: “Siempre he votado a la izquierda del PSOE y ahora creo que existe una brecha brutal entre el afán transformador y la labor de gobierno. Para mí habían dos asuntos irrenunciables: la derogación de la ley mordaza y la cuestión de la vivienda. Su renuncia a lo primero y la absoluta incapacidad para atajar lo segundo deja claro para qué ha servido mi voto. El único argumento que les queda es ‘frenar a la ultraderecha’ y estoy harto de que eso les de oxígeno. Solo volvería a votar si creyese que realmente sirve de algo, y la experiencia de estos años me ha dejado claro que no es así”.
Pablo, de 31 años, también natural de Murcia pero residente en Valencia, nos cuenta: “No he votado por hartazgo, considero importante hacerlo pero venía muy cansado de tres convocatorias anteriores en las que ahora siento que estaba eligiendo a quien dar de comer en vez a un representante que se preocupase por los problemas reales y del día a día. Siento que la juventud está olvidada y que se han centrado en el corto plazo porque con la pirámide poblacional invertida el caldero de votos está en otro sitio”.
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Estos testimonios, si bien están demasiado lejos de considerarse una muestra representativa, pueden ayudar a entender cuáles son los factores que influyen en una abstención que representa a la mitad del país, entre los que destacan la escasa confianza en la autonomía de la Unión Europea para tomar según qué decisiones a nivel internacional; la sensación de falta de compromiso de la izquierda en sus promesas electorales a escala nacional y, por tanto, europea (la mayor tasa de abstencionismo se da entre los votantes de izquierdas); la percepción de que el voto no sirve para cumplir con las políticas prometidas sino para mantener a los dirigentes en el poder; o directamente la deslegitimación absoluta de nuestro sistema político.
Una abstención dividida entre quienes, como explica el politólogo José Miguel Rojo, no votan como señal de protesta, y quienes no lo hacen por considerar que no sea útil hacerlo.
No sería descabellado plantearse que, en vistas del panorama, la primera fuerza política en España no es derechas ni de izquierdas, y que ni siquiera está institucionalizada: la desafección política, materializada en periodos electorales —sobre todo europeos— a través de la abstención, es la gran olvidada de la agenda pública.
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Muy buena la conexión con el artículo de Yago, igual os olvidáis que EN TODAS LAS ELECCIONES LA MAYORIA ES LA ABSTENCIÓN, para mi lo esencial no es un papel más o menos, sino lo que se hace día a día, últimamente se dedica mucho esfuerzo a buscar un planteamiento-liderazgo PERFECTO, olvidando que ninguno de los avances que se puedan logran son para siempre y que la mejor manera de que nos ignoren ES QUE NO PLANTEEMOS TODAS LAS OPCIONES (ahora no toca, hay que formar (-nos) a todos los machistas no ir tan deprisa para cargarse nuestros privilegios, etc).
Muy buena la conexión con el artículo de Yago, igual os olvidáis que EN TODAS LAS ELECCIONES LA MAYORIA ES LA ABSTENCIÓN, para mi lo esencial no es un papel más o menos, sino lo que se hace día a día, últimamente se dedica mucho esfuerzo a buscar un planteamiento-liderazgo PERFECTO, olvidando que ninguno de los avances que se puedan logran son para siempre y que la mejor manera de que nos ignoren ES QUE NO PLANTEEMOS TODAS LAS OPCIONES (ahora no toca, hay que formar (-nos) a todos los machistas no ir tan deprisa para cargarse nuestros privilegios, etc).
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Muy buena la conexión con el artículo de Yago, igual os olvidáis que EN TODAS LAS ELECCIONES LA MAYORIA ES LA ABSTENCIÓN, para mi lo esencial no es un papel más o menos, sino lo que se hace día a día, últimamente se dedica mucho esfuerzo a buscar un planteamiento-liderazgo PERFECTO, olvidando que ninguno de los avances que se puedan logran son para siempre y que la mejor manera de que nos ignoren ES QUE NO PLANTEEMOS TODAS LAS OPCIONES (ahora no toca, hay que formar (-nos) a todos los machistas no ir tan deprisa para cargarse nuestros privilegios, etc).
Yo solo entiendo la abstención de gente muy joven que si no está vinculada a un entorno político arraigado tiene otras preocupaciones y no se siente identificad@ con el sistema. Me cuesta mucho más entnder a gente mayor de 25 que ya ha votado y por ver frustradas sus espectativas decide abstenerse sabiendo que eso no mejerará las cosas. Creo que es mejor votar al menos malo que dejar que gobiernen los peores