We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Elecciones generales del 28 de abril
El PSOE gana las elecciones y el PP, hundido, deja de ser la casa común de la derecha
Pedro Sánchez recupera los resultados del socialismo ganador y podrá disponer de tiempo para decidir qué propone a las dos fuerzas principales con las que puede pactar: Unidas Podemos o Ciudadanos.
Victoria rotunda del PSOE, que no lo tendrá difícil para gobernar si el partido asume la puesta en marcha de un Gobierno de coalición con Unidas Podemos y no opta por gobernar en solitario. Pedro Sánchez ha conseguido recuperar los porcentajes tradicionales del PSOE en una legislatura extraña y polarizada, marcada por la ofensiva de la derecha. El presidente del Gobierno en funciones ha conseguido enarbolar el miedo a la estrategia de la tensión que han enarbolado PP, Ciudadanos y Vox.
La rectificación del rumbo por parte de Pablo Casado en los últimos debates no han surtido efecto, quizá incluso ha empeorado la perspectiva del PP, que se derrumba en un hundimiento sin precedentes. El liderazgo de Casado está puesto en duda, y los casos de transfuguismo a Ciudadanos y Vox pueden seguir goteando de aquí a las elecciones municipales y autonómicas de mayo.
Unidas Podemos ha sobrevivido a su propio entierro y tendrá muchas llaves para gobernar junto con el PSOE en la próxima legislatura, pero sus resultados son un pinchazo respecto a 2015. El partido de Pablo Iglesias pierde el primer puesto en la Comunidad Autónoma Vasca, y Catalunya En Comú tampoco revalida los resultados de 2015 y 2016. Aún así, la campaña electoral de Unidas Podemos, y sobre todo el apoyo crítico al PSOE durante la “interinidad” de Sánchez tras la moción de censura, marca una línea de trabajo para el partido morado. Rechazar ser muleta y exigir una entrada con honores en el Gobierno —es previsible que el PSOE reduzca el peso específico de los ministerios que ofrezca— es una buena noticia para Unidas Podemos.
Pero cabe una posibilidad distinta, y es que Ciudadanos rectifique una vez más su rumbo, y ocupe el papel de socio de Gobierno. La suma da, y en 2015 y 2016 no dio, pero Ciudadanos tiene la tentación de asestar, en el próximo ciclo, la última estocada al Partido Popular, que corre riesgo de desvanecerse hasta la desaparición. La extraña campaña electoral de Albert Rivera ha pesado menos que un posicionamiento hábil durante la pasada legislatura, aprovechando el vacío de poder en el PP y lo que se ha confirmado como las “primarias de la derecha”.
La extrema derecha encuentra su límite
Vox, el fenómeno político de 2019, ha encontrado un techo claro. En torno al 10% de la población ha comprado su propuesta de regeneración por la vía del recorte de derechos civiles y de continuismo en las políticas económicas neoliberales. Pero las advertencias sobre la capacidad que iba a tener el partido de Santiago Abascal de captar un voto oculto no se han cumplido. Parece claro que el voto obtenido por Vox ha sido sustraído del PP, que ha visto como lo que se ha llamado su escisión se ha comportado como tal.Abascal seguirá instalado en la estrategia de la tensión, a imagen y semejanza de lo que ha hecho la Lega en Italia, y el PP, después de ensayar con las inyecciones de gasolina —contra Catalunya y contra las mujeres, especialmente— debe definir si sigue siendo un partido de centro conservador o si se define de otra manera. Lo que estas elecciones han dejado claro es que el PP ya no es la casa común de las derechas.
Catalunya tiene voz propia
La gran ganadora de los comicios en Catalunya ha sido la confluencia de ERC con sectores desgajados de En Comú Podem. La candidatura encabezada por Gabriel Rufián ha subido seis puntos sus resultados de 2016 y ha obtenido una victoria meridianamente clara, en una comunidad donde el PSC ha recuperado los buenos resultados de la era anterior a la crisis territorial. El mayor desgarro lo ha sufrido En Comú Podem, que ha perdido la primera posición y diez puntos respecto a 2016. El batacazo no ha sido tanto para Junts per Catalunya, que pierde en comparación a los resultados de Convèrgencia. PNV recupera su lugar natural como la fuerza más votada en la Comunidad Autónoma Vasca, donde Unidas Podemos retrocede también. Bildu aumenta sus apoyos de dos a cinco escaños.Pero, al margen de los resultados en Catalunya, el miedo a la quiebra completa entre territorios ha sido un factor decisivo para la victoria de Sánchez. El PSOE ha aglutinado un voto que apuesta por la concordia y, habrá que ver hasta dónde, por el diálogo en Catalunya. Buena noticia para la historia de España que los discursos golpistas y revanchistas no obtengan mayoría en los territorios ajenos a las demandas de autodeterminación.
Pocas opciones de repetición electoral
Los resultados facilitan al PSOE un beneficio importante en esta época convulsa: tiempo suficiente para evaluar sus posibilidades y establecer las pautas que Ferraz estime oportunos para un posible pacto con Ciudadanos o con Unidas Podemos, pacto que tendrá que ser auxiliado por alguna de las fuerzas nacionalistas. Pedro Sánchez tiene la mano para decidir si quiere profundizar en el modelo neoliberal de la Unión Europea, para lo que tendrá que aparecer con Albert Rivera como vicepresidente o bien afrontar una legislatura con Unidas Podemos, legislatura con los poderes en contra y condicionada, por los morados, a una recuperación de derechos sociales y laborales.Sánchez tiene tiempo para estudiar las posibilidades y tratar —si así lo desea— de acercar a Ciudadanos —en la noche electoral, Rivera se ha postulado como oposición—. Con ese pacto, poco posible a las 12 de la noche del 29 de abril, quedaría zanjado el espíritu de la emergencia nacional con el que la derecha ha naufragado en los comicios del 28 de abril. Sánchez, en la madrugada, ha vuelto a abrir la posibilidad de ese gobierno entre socialistas y Ciudadanos. Está claro que si no se produce el acuerdo no será porque el presidente no le haya abierto la puerta en campaña. Para la izquierda, se abren dos opciones, la de probar, por primera vez en la historia, un acuerdo a la portuguesa, que desafíe desde la cautela el dictado de Bruselas o contemplar una reordenación de régimen con PSOE y Ciudadanos como actores principales. Llueve menos, pero las próximas horas permitirán saber si se produce el acuerdo PSOE y Ciudadanos que no sumó en 2016.
Relacionadas
Partidos políticos
El evitable ascenso de Vox en 2019
El año ha estado decisivamente marcado por la emergencia del partido de Santiago Abascal. Hasta cinco elecciones han puesto a prueba la crisis de representación que vive España.
Elecciones generales del 28 de abril
Iglesias rechaza darle la investidura gratis a Pedro Sánchez
El rey considera buena opción esperar hasta proponer un candidato a la investidura y Albert Rivera rechaza el compromiso por escrito de Pedro Sánchez para abstenerse.
Elecciones generales del 28 de abril
No es país para elecciones
Y el partido que te financia se hunde en el Llamazarismo o inevitable levedad del ser.
Una vez más, la mejor lectura/interpretación la ha brindado UP (otra cosa, será si la estrategia estará a la altura). La pata territorial de la tremenda crisis de régimen no se ha resuelto y requiere valentía a la par que audacia. También la crisis social, económica (nuevamente al caer) y los movimientos geopolíticos (UE, Trumpismo Imperial OTANista vs Multirateralismo China/Russia, crisis ecologíca, necropolítica, neoliberalismo tardía de la industria de guerra, etc...)