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Elecciones generales del 28 de abril
A la caza del voto rural
Cómo se comporta históricamente el voto rural y qué estrategias se han desplegado para obtenerlo en estas elecciones.
Lo rural es diverso, es enorme y es distinto. Distinto a lo urbano, que es donde centramos todas las miradas. La gran ciudad es el centro a partir de lo que todo gira y se subordina. A partir de esa subordinación todo lo rural ha pasado a ser un apéndice de lo urbano y ha ido perdiendo importancia conforme las actividades económicas que lo sustentan (generalmente sector primario y un incipiente turismo rural de escaparate para el urbanita) iban perdiendo necesidad de personas que lo conservasen.
La concentración de tierras, la mecanización y la pérdida de usos tradicionales han afectado gravemente al campo. Y es la pescadilla que se muerde la cola. Si cada vez más personas migran a la ciudad (especialmente jóvenes), no hay remplazo generacional, con lo cual hay más concentración de tierras, menos servicios, más mecanización y vuelta a empezar.
Sin embargo, últimamente se habla mucho de la España rural, y en especial de la faceta de la España “vaciada”, que tienen mucho en común. Víctimas de un sistema económico que premia a lo grande y castiga a lo local, cercano y pequeño; parecen haberse unido para decir basta. ¿Pero de qué “basta” estamos hablando? Con este pequeño artículo pretendo cincelar alguna de las líneas que guían a lo rural en cuanto a la política institucional.
Dinámicas electorales y de representación
En las distintas elecciones, las circunscripciones rurales han tenido algunos patrones comunes claves para los grandes partidos a nivel estatal y los importantes partidos nacionalistas periféricos.Podemos observar que las dinámicas que han guiado a estas circunscripciones en cuanto al voto han sido las mismas que al nivel del Estado español. Sin embargo, han funcionado de una forma distinta, con un punto de partida desigual.
Podemos ver que en las primeras elecciones analizadas, las del 2008, el bipartidismo era crucial y suponía el 92,24% de los escaños que se asignaban en estas circunscripciones, además de más de un 60% de la población total censada con capacidad de votar. Sin embargo también se aprecia que, en contraste con el resultado final de las elecciones a nivel estatal, el Partido Popular en las circunscripciones rurales supera al Partido Socialista, denotando una base más amplia conservadora que en el resto del Estado.
Las elecciones de 2011 suponen un verdadero descalabro del PSOE y la mayoría absoluta del PP tanto a nivel estatal como en las circunscripciones rurales, suponiendo el votante del PP un tercio de toda la población con capacidad de votar en estas circunscripciones. Vemos que el bipartidismo pierde fuelle debido al PSOE en cuanto a votos, apenas superando ambos partidos la mitad de todo el electorado llamado a votar.
Si embargo, no parece afectar demasiado al número de escaños de ambos partidos, pues con 104 escaños de 116, obtienen más de un 89% del hemiciclo que aportan las provincias rurales. El aumento de votos de IU y UPyD no afectan al reparto de representantes, que sólo rompen fuerzas nacionalistas en territorios como Galicia, Cataluña y Canarias debido al funcionamiento de las circunscripciones que premian a fuerzas pequeñas en términos relativos, pero concentradas en ámbitos territoriales pequeños, como es el caso de los artidos nacionalistas periféricos. Los otros premiados son partidos enormes que funcionan a nivel estatal y que consiguen movilizar el suficiente electorado en todos los territorios, como lo fueron PP y PSOE.
En 2015 la aplastante mayoría conservadora del 2011 se mantiene a las mínimas en las provincias rurales. La irrupción de Ciudadanos y Podemos es evidente y hacen bajar la abstención casi a niveles de 2008. El tablero representativo se fragmenta, y el bipartidismo cae de los 104 a 79 diputados de los 116 que están en juego, a pesar de que el sistema representativo siga jugando en su favor. Cae la representación de los partidos periféricos con la pérdida de un escaño de Coalición Canaria y de la representación del BNG debido a la irrupción en el escenario electoral gallego de la coalición En Marea. En cuanto al ámbito catalán simplemente se da un trasvase de votos y representantes entre la Antigua CiU y Esquerra Republicana de Catalunya.
La famosa repetición de elecciones supone, en primer lugar, la evidencia del vaciamiento de las zonas rurales, ya que el bloque de estas circunscripciones pierde un diputado por León, pasando de 116 a 115. Por otra parte supone una reafirmación conservadora en estas zonas con un aumento del Partido Popular en 222.055 votos, pudiéndolo considerar casi de “notorio arraigo”, seguramente utilizando el votante conservador ese voto hacia el PP como respuesta más contundente para la formación de un gobierno de derechas, dejando a un lado los problemas (corrupción, mala gestión,...) que hicieron cambiar su voto o irse a la abstención ante la posibilidad de creación de un ejecutivo socialista.
Esto resulta en una pérdida importante de votos en ciudadanos y aún más importante de escaños en estas circunscripciones rurales donde fuerzas de tamaño medio pueden conseguir o dejar un escaño por un puñado muy pequeño de votos. La coalición Unidos Podemos y sus confluencias pierden mucho voto logrado en las anteriores elecciones, pasando de un 15% de todas las personas llamadas a votar a apenas un 12%, perdiendo escaños en algunas circunscripciones y rentabilizando la alianza en zonas como Murcia donde apenas unos pocos votos más le otorgaron mayor representación.
Las circunscripciones rurales solían ser terrenos relativamente arados para los partidos, donde podían conseguir un colchón de escaños seguros. En las provincias que reparten 3 diputados (ávila, Cuenca, Palencia, Segovia,...) el terreno solía estar seguro para una repartición 2-1 a favor del Partido Popular con un representante para el PSOE. No hacía falta crear campañas grandilocuentes, pues el baile de escaños real se producía en las grandes circunscripciones urbanas. Precisamente las circunscripciones rurales que reparten más escaños suelen dar un resultado menos diverso y cambiante que el panorama general.
Debido a la “sobrerrepresentanción” relativa de las circunscripciones rurales y a su pequeña magnitud (número de escaños en liza) obtener el escaño es relativamente “barato” (necesitas menos votos para conseguirlo) y fácil si se es un partido grande, pues sabiendo el elector que su voto debe ser lo más “útil” posible, el voto se concentrará en aquellos partidos con una mayor base y con mayores probabilidades de obtener representación, lo que se puede llamar como efecto “agujero negro”. Es por esto que partidos a nivel estatal pero minoritarios no consiguen tanto voto en comparación al nivel general.
Existe la España rural votante y la España rural abstencionista como podemos observar por los datos de participación media en las últimas cuatro elecciones generales
Por lo general el Partido Popular y la derecha catalana son los que más “barato” consiguen el escaño, contrariamente a lo que le sucedió a Ciudadanos, un partido lo suficientemente grande para conseguir representación en algunas circunscripciones con magnitudes lo suficientemente elevadas, pero no lo suficiente para rentabilizar muchos votos.
El caso de Coalición Canaria es paradigmático, pues consigue representación por una circunscripción (Santa Cruz de Tenerife) por su arraigo, pero no en Las Palmas, donde no tiene la masa crítica para conseguir el escaño pero sí que consigue votos, lo que encarece en el panorama general la obtención de representantes. Por otra parte el caso de Podemos es similar al de Ciudadanos, pero contrarrestando ese efecto con su importante base en las zonas de las confluencias (Galicia y Cataluña).
En cuanto a Esquerra Republicana de Catalunya podemos observar cómo se abarata el escaño conforme consigue la suficiente masa crítica de votantes para pasar el umbral de la representación mediante el trasvaso de voto desde la derecha nacionalista catalana debido al “Procés”. Sin embargo el efecto de tener una base asentada de esa propia derecha especialmente en estas circunscripciones rurales catalanas le garantiza un suelo de votos suficiente para obtener representación.
La participación
Una figura muy importante es la de la participación en las elecciones, que varía conforme a la opinión púbica. Las elecciones de 2011 mostraron un hartazgo y una denuncia ciudadana a los métodos ejercidos desde el gobierno, puesto que la abstención aumentó a nivel general, pero especialmente en las circunscripciones rurales en términos relativos como podemos observar en el gráfico.Al igual que en el resto del Estado, la participación aumentó en 2015, pero la sorpresa llega cuando observamos que en 2016, cuando la abstención volvió a aumentar, en las circunscripciones rurales se redujo, debido seguramente a la movilización del electorado conservador en torno al PP. El gráfico muestra que en conjunto las circunscripciones rurales votan menos de lo que “deberían” y menos de la media del Estado. Sin embargo, vemos dos facetas muy distintas dentro estos territorios. Existe la España rural votante y la España rural abstencionista como podemos observar por los datos de participación media en las últimas cuatro elecciones generales en cada una de las circunscripciones rurales:
Podemos deducir que la España rural votante se concentra en el centro peninsular, con un mayor voto conservador centrado en torno al PP, mientras que va descendiendo conforme nos alejamos del centro hacia la periferia que son zonas más pobladas y de voto más diverso. Es especialmente paradigmático el caso de Canarias donde hay un voto diverso con una relativa mayoría conservadora pero con una participación media de apenas 64% en contraste con la circunscripción más votante, Cuenca, con una participación media del 78% que tiene un voto mayoritariamente conservador y una magnitud de escaños a repartir pequeña. Las causas de una mayor participación en estas áreas puede ser desde un mayor envejecimiento hasta la concentración de voto por motivos tácticos.
PP y derechas hispanistas
Si por algo se caracteriza el Partido Popular es por su omnipresencia y casi hegemonía en el espacio ideológico conservador. Podemos observar cómo en todas las elecciones analizadas el PP ha conseguido comparativamente un mejor resultado en las circunscripciones rurales que en el total del Estado español. Todo esto debido a una fuerte presencia en todo el territorio con ciertas excepciones, que en este caso son las circunscripciones catalanas, donde en las elecciones de 2016 no obtuvo escaño por Girona, y en 2015 no lo obtuvo ni en Girona ni en Lleida. Es un partido muy fuerte en estas circunscripciones rurales donde siempre obtiene representación y tiene una base de electorado bastante fiel.Por otra parte el proyecto de Unión, Progreso y Democracia no llegó a cuajar del todo, ni a nivel estatal ni en las circunscripciones rurales, probablemente a causa de la fortaleza del Partido Popular (especialmente en estas áreas rurales) y a una estrategia que no les llevó a ser el partido masivo que se pudiera haber esperado. El resultado precisamente en estas zonas rurales ha sido menor que a nivel estatal por el arraigo del voto conservador, la incapacidad de conseguir el suficiente voto progresista, y el efecto “agujero negro” que arrastra votos en las provincias con menos magnitud a las opciones mayoritarias.
Sin embargo, UPyD llegó a ser tercera fuerza en algunas provincias del interior, donde parece existir una mayoría social conservadora que daba suficiente voto al Partido Popular como para seguir siendo hegemónico, pero también el suficiente voto descontento como para tener una fuerza alternativa sin tener posibilidades reales de conseguir representación.
Ciudadanos fue un auténtico bombazo mediático al que le afectó el aferrado voto conservador en las circunscripciones más pequeñas. Si bien obtuvieron unos resultados mucho mejores que su antecesor en ese espacio político, UpyD, gracias a los mismos empujes que en el resto del Estado, se vieron afectados también (en menor medida) por el efecto agujero negro. Esto se ve especialmente en a repetición de elecciones en 2016, donde perdió más voto porcentual (-10,6%) que en el total del Estado (-6,37%).
El partido socialista
El partido socialista siempre ha sido el segundón de la arena electoral rural, exceptuando áreas como la catalana o extremeña. El efecto del “voto útil” le ha beneficiado, sin embargo las circunscripciones rurales (en especial las castillas) no han parecido ser un terreno lo suficientemente fértil para el programa socialista, pues suelen ser áreas con una población más conservadora. En las elecciones del 2008 ni la victoria socialista le llevó a la victoria en las circunscripciones rurales.En 2011 sufrió un enorme bajó a nivel estatal correspondido en las áreas de las que hablamos. Sin embargo, en las últimas dos elecciones el PSOE obtuvo un mejor resultado en las circunscripciones rurales que en el nivel estatal. Podemos deducir que estas circunscripciones se han comportado de forma favorable al bipartidismo no sólo por el efecto “agujero negro” antes mencionado, sino también por unas poblaciones de voto más estable y basado en la confianza depositada una vez tras otra como le ocurre al Partido Popular. Es un voto menos volátil.
A la izquierda del PSOE, ¿qué pasa?
La única figura a la izquierda del PSOE de relevancia antes de la irrupción de Podemos fue Izquierda Unida, con unos resultados bastante peores en las circunscripciones rurales que en el general. Esto nos puede indicar que el voto de izquierda puede estar más urbanizado o territorializado que en el caso de otros partidos. Ejemplos de gobernanza de la izquierda en zonas rurales no faltan, sin embargo se encuentran mayoritariamente en el sur, concretamente en Andalucía, y no participando Almería de las dinámicas electorales de otras zonas rurales del sur debido a su propio modelo productivo o las características demográficas que le son propias que no comparte con municipios como Marinaleda o Cuevas del Becerro, con tradición obrera debido al latifundismo extremo.Podemos fue una gran irrupción en las elecciones de 2015, y consiguió en gran parte gracias a las confluencias un peso considerable en las circunscripciones rurales. Sin embargo es posible observar dinámicas anteriormente explicadas en el PSOE o en IU.
En el mapa se aprecia que el interior, donde precisamente se reparten menos escaños, le es menos propicio a Podemos. La clave en zonas rurales para Podemos ha sido su unión en confluencias: en 2015 consiguieron escaños en todas las provincias rurales de Galicia y Cataluña (territorios donde iba en confluencia), y en 2016 en todos salvo en Orense. También consiguieron buenos resultados en el ámbito de Canarias, donde disminuyó la abstención beneficiando a Podemos.
Entre los territorios de confluencia y Canarias consiguieron en 2016 el 58,82% de su representación rural, y en 2015 el 61,1% (10 de 17 y 11 de 18 respectivamente). Sin embargo la confluencia de 2016 en Unidos Podemos no resultó en una ganancia de votos, sino en una pérdida para Podemos de 102.689 votos, y para la comparativa de la suma de ambos en 2015 de 256.619 votos, es decir, un 17,82% menos, en comparación con el nivel estatal donde se perdió el 17,38% de los votos. Esto nos indica que se perdió comparativamente más voto en las circunscripciones rurales que en el nivel estatal, pero por una diferencia mínima.
Los nacionalismos periféricos
Los distintos partidos nacionalistas han jugado un rol muy importante en cada uno de sus territorios, especialmente en Cataluña. El caso gallego es paradigmático, siendo el BNG tercera fuerza y teniendo más de 200.000 votos en 2008, pasó en 2016 a tener menos de 50.000, en gran parte debido a que el espacio ideológico que ocupaba se vio invadido por En Marea, y perdiendo la representación en el Congreso. En Canarias, el partido que consigue representación es Coalición Canaria, que, como el BNG ha ido perdiendo voto y no tanto por la ocupación de su espacio político como tal, sino por una mayor competencia, y un arraigo limitado a la provincia de Santa Cruz de Tenerife.El caso catalán es el más importante, pues la influencia del “Procés” es decisiva para entenderlo. Antes del mismo, en las elecciones de 2008 y 2011 podemos observar que la fuerza hegemónica en el espacio del nacionalismo catalán era la liberal-conservadora Convergència i Unió, que no tenía la dimensión independentista. En las elecciones de 2015 observamos como ésta pierde representación en favor de Esquerra Republicana de Catalunya, siendo 2016 el año en el que Esquerra también se impone como fuerza dominante del nacionalismo catalán también en todas las circunscripciones rurales.
Los mensajes rurales en campaña
A pesar de la “revuelta de la España vaciada” del 31 de marzo, parece que la campaña no ha girado demasiado hacia los intereses de los habitantes de estas zonas. Sigo siendo mucho más recurrente Cataluña, los “batasunos” como dice Pablo Casado o cómo van vestidos cada uno para el debate. Sin embargo sí que podemos analizar cuánto se habla de los problemas de los ámbitos rurales en los programas electorales de los principales partidos a nivel estatal.En cuanto al PP, hay 16 medidas destinadas al mundo rural con apartado propio, y se menciona 33 veces la palabra “rural” en 106 páginas de programa. Por otra parte el programa del PSOE tiene 21 medidas concretas en un apartado sobre despoblación, envejecimiento y medio rural; y se menciona 36 veces la palabra “rural” en las 297 páginas que lo componen. El programa de Unidas Podemos en su formato PDF no tiene ningún apartado específico, pero sí en su formato web donde cuentan con 35 medidas relacionadas con el mundo rural y la despoblación, haciendo referencia 11 veces a “rural” y mención al concepto de “España vaciada” en el programa de 105 páginas. Ciudadanos por su parte tiene el apartado 11 de su programa dedicado a la despoblación con 10 medidas. Debido a la imposibilidad de acceder a un formato de conjunto no se ha podido conocer el número de veces que se decía “rural”. El último partido que nos ocupa, Vox, es el que más sorprende, pues teniendo bastante presente en su discurso el tema rural, apenas dedica dos medidas al mundo rural en un apartado denominado “Tradiciones y cultura”. Se hace tres referencias a la palabra “rural” en 33 páginas.
La batalla de escaños
115 escaños en juego en las circunscripciones rurales. Un 32,86% del Congreso se juega en estas circunscripciones, muchas de ellas decisivas especialmente para un PP que ha parecido hegemónico en las de menor tamaño hasta que llegó Vox por la banda derecha. Sin embargo, no podemos meter en el mismo saco a todos los jugadores por igual. Habiendo analizado previamente lo ocurrido en las anteriores 4 elecciones generales nos damos cuenta de que no existe un sólo escenario rural, sino que posiblemente sean cuatro: el gallego, el hispano-castellano, el catalán y el canario.El escenario gallego se caracteriza por una bipolaridad interesante. De un lado un PP absolutamente hegemónico en la derecha ante un Ciudadanos con una enorme falta de implantación, y por otro la lucha en la izquierda entre el PSOE y el espacio a su izquierda representado primero únicamente por el BNG y desde 2015 con la irrupción de En Marea un proyecto que de hecho supera al PSOE y que se ha llevado al BNG por el camino.
En estas elecciones, antes la implosión del espacio que suponía En Marea, podremos ver una batalla encarnizada entre en nacionalismo gallego y las opciones cercanas a Podemos (divididas también a su vez) que pueden jugar en favor del PSOE y de una posible fuerte unión en la derecha con un PP que goza de su mejor implantación territorial en territorio gallego donde puede combatir cómodamente a Ciudadanos o Vox.
El escenario hispano-castellano es el crucial. Aquí se producirá la verdadera batalla dentro de la derecha por una zona donde relativamente abunda el votante conservador poco abstencionista. Es precisamente por ese tipo de votante por el que la estrategia discursiva de los tres mayores partidos de la derecha se centra en el sacrosanto concepto de “Unidad de España”. Si añadimos la dimensionalidad rural del electorado y la fuerte apuesta de la ultraderecha con respecto a las tradiciones tendremos un resultado del todo incierto que puede jugar incluso a favor del PSOE ante un Podemos que no cosechó ni en sus mejores momentos lo suficiente como para quitarle la hegemonía al PSOE en estas zonas.
El escenario catalán es singular, pues el resto de escenarios en gran parte dependen de lo que ocurra en este gracias a la estrategia discursiva de las derechas. A pesar del tradicional conservadurismo catalanista del campo catalán, parece ser que Esquerra se ha impuesto debido a la dimensionalidad del conflicto territorial, y parece que así va a seguir siendo según la tendencia que se ha mantenido a nivel de sondeos. No cabe especial sorpresa en este ámbito además de la incertidumbre que supone el espacio ideológico que implica En Comú y que consiguió importantes resultados. Podemos observar que Girona y Lleida son espacios especialmente prolíficos para las fuerzas nacionalistas catalanas (que luego no se traducen tanto en escaños por lo reducido de su magnitud) mientras que Tarragona lleva una dinámica distinta, con más protagonismo de los partidos de nivel estatal.
Finalmente, el escenario canario es distinto por un mayor protagonismo de Unidos Podemos y por el factor que supone el regionalismo canario representado en el Congreso por Coalición Canaria, que tiene una importante asimetría de voto entre las dos provincias. Tampoco hay que olvidar que el espacio conservador, hasta ahora ocupado por el PP y recientemente diversificado con la competición de Ciudadanos (que no le ha desplazado de su posición de primera fuerza) puede verse alterado por el auge de Vox.
La batalla del discurso
Esta es sin duda la más importante y crucial. El discurso determina en gran parte la opinión pública y la decisión final del voto, más en base a sensaciones que a medidas concretas. Ese es el juego al que juega Vox precisamente. Un programa muy corto con las mismas medidas para todos los territorios y que estimula más a una parte del electorado muy concreta pero determinante. Es un electorado muy tradicionalista, conservador y que se hallaba relativamente silenciado y ocultado en el PP hasta la irrupción del partido de ultraderecha.Es precisamente gran parte de ese votante el que se concentra en áreas rurales que podemos denominar “hispanistas” del centro de la península, donde existe mucho votante conservador y es relativamente “barato” conseguir un escaño si se tiene el público objetivo suficiente. La ultraderecha sabe que lo tiene en potencia, y que será determinante para la predominancia de unos partidos u otros dentro de la derecha.
Recientemente nació Alianza Rural, un conjunto de 150 organizaciones con la intención de ser un lobby que luche para que los problemas del ámbito rural se escuchen en Madrid. De tendencia conservadora, son el público objetivo de Vox. “Pesca, caza, agricultura, ganadería, tauromaquia, ecuestre, forestal, socio-económico y otros sectores” denominaban en “Jara y Sedal”, revista sobre pesca y caza. Se sienten desprotegidos y atacados por el “animalismo urbanita”. Solo hay que atar cabos para saber que Vox va a tratar de conseguir ese público como sea. Van a querer defenderlos más que nadie del temible Pacma plagado de animalistas comehiebas habitantes de ciudades que viene a quitarles las aficiones. Este es el discurso.
En la contraparte, tenemos un auge del ecologismo y del pensamiento antiespecista que mayormente se desarrolla en ambientes urbanos. Las líneas de fractura social se superponen en el Estado español, alineando estos pensamientos mayormente con la izquierda, mientras que el mundo que defiende la “Alianza Rural” queda en un espectro de derecha (en este caso representado por Vox), adueñándose así del discurso ruralista que aunque aún minoritario es un valor al alza.
El antídoto no es precisamente un discurso agresivo desde las ciudades contra este pensamiento, sino el desarrollo del mismo en ámbitos rurales. Ruralizar de una forma real el ecologismo y especialmente el antiespecismo es una cuestión extremadamente necesaria en estrategia política si se quiere minar el discurso de la ultraderecha. Si es que se quiere minar de verdad.
Se está a tiempo de que el discurso ruralista no se encuentre monopolizado y se consiga combatir también no sólo en el ámbito social rural, también en el electoral. Fraguas o el resto de ecoaldeas son islas en un mar de despoblación, conservadurismo y acaparamiento de tierras. Pueblos en Movimiento es un ejemplo de un discurso que se reafirme en lo rural, defendiéndolo desde valores que confluyen con la soberanía alimentaria o la democracia, en este caso desde el sur andaluz. Se da así voz a las necesidades de los habitantes rurales desde su propia voz, sin que la sede de ningún lobby o partido en Madrid (la ciudad) vengan a decidir nada por nadie. Los pueblos se dan voz a sí mismos mediante la unión. Así encontramos muchos ejemplos de resistencia rural: la lucha contra las torres de alta tensión en la Alpujarra y Valle de Lecrín en Granada, la resistencia contra la mina de uranio en Retorillo de Salamanca o los esfuerzos de la Red Terrae para que no se abandonen tierras.
La reapropiación del discurso es necesaria para conseguir esa “hegemonía” gramsciana tan deseada. Apoyarse entre las poblaciones rurales, enfrentarse a la despoblación y a un modelo alimentario injusto y acaparador. Todo va de la mano para conseguir un viraje ideológico y práctico que permita una vida digna en el medio rural.
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Cualquier reforma electoral que vaya en el sentido: una persona, un voto (que favorecería a las grandes ciudades); resultaría lesiva para ese estatus.
Hay que repoblar el mundo rural y a medida que pasen los años y los combustibles fósiles se vayan utilizando menos esto se va a hacer mas patente. En manifiestoisterico/wordpress.com hay un texto donde se desarrollan unas comunidades eminentemente rurales, feministas, ecologistas, autosuficientes y laicas.