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Violencia machista
Eliminando violencias, creando comunidades
Cuando se habla de eliminar la violencia que sufren las mujeres, presentar estadísticas resulta algo frío. Ninguna estadística o dato puede transmitir el dolor y la angustia que la violencia, de cualquier tipo, origina en las víctimas. Sin embargo, permite cuantificar la realidad, ofrece elementos para su análisis y permite tomar decisiones. Desgraciadamente, todas conocemos casos individuales de violencia contra la mujer, porque la sufrimos en primera persona, porque la sufren nuestras compañeras o porque aparecen en los medios. Nos emocionan, nos causan dolor, tristeza y amargura. Sin embargo, para dar respuesta a los problemas hay que afrontarlos conociendo la realidad que muestran los números.
El entorno laboral, un entorno en el que el ejercicio del poder se exhibe sin ningún pudor, la violencia es un problema grave. Insultos, amenazas, menosprecio del desempeño laboral, insinuaciones sexuales, agresión física, violación, son violencias que se sufren en el entorno laboral. Estos ataques provienen en su mayoría de superiores jerárquicos pero también de compañeros de trabajo o clientes. Las mujeres son las víctimas más frecuentes de este tipo de violencias que se soportan, a menudo, debido al estigma y al miedo a represalias.
Según datos de la OIT a nivel mundial, más de una de cada cinco personas empleadas (743 millones, es decir, un 22,8%) “ha sufrido al menos una modalidad de violencia y acoso en el trabajo durante su vida laboral” (1). Se estima que del total de mujeres residentes en España que tienen entre 16 y 74 años y que ha trabajado alguna vez en su vida el 28,4% (4.489.219) ha sufrido acoso sexual en el trabajo en algún momento de su vida (2). Las mujeres con mayor formación y que residen en un área densamente poblada son las que más aparecen como víctimas de este acoso. Del total de mujeres víctimas de acoso sexual en el trabajo, en el 88,5% de los casos el agresor ha sido un hombre, siendo este porcentaje 8 veces superior al de agresoras mujeres, que representan el 10,8%.
Opinión
25N Acoso sexual en el trabajo: seguimos siendo suyas, solo cambia el escenario
Otra de las violencias más evidentes contra las mujeres en el ámbito laboral y que reduce el desarrollo de las sociedades, es la que se lleva a la práctica a través de los salarios. La brecha salarial de género es una forma clara de violencia económica. En 2020, en el Estado español, el salario anual más frecuente en las mujeres (13.531,7.-€) representaba el 73,2% del salario más frecuente en los hombres (18.491,7.-€). Es decir, las mujeres perciben un salario 26,8% menor del salario más frecuente en los hombres. Si consideramos el salario mediano en las mujeres, representa 81,5% del salario mediano de los hombres y si nos centramos en el salario medio bruto, el de la mujer representa el 81,3% respecto al del hombre (3).
Siguiendo con las estadísticas, la brecha de género en los salarios por hora aumenta según va aumentando la edad de la mujer, pasando de un valor de 1% en el tramo de los trabajadores de 25 a 34 años, hasta 15,7% en el tramo de 55 a 64 años. También se puede decir que los valores más altos en la brecha de género en los salarios por hora, según el sector de actividad económica, corresponden a las actividades sanitarias y de servicios sociales, sectores muy feminizados, con un 21,4% de brecha salarial. Por otra parte, según el empleador, se aprecia que los valores de la brecha son mayores en el sector privado, con un valor del 13,9% frente al público 8,2%.
Los valores más altos en la brecha de género en los salarios por hora, según el sector de actividad económica, corresponden a las actividades sanitarias y de servicios sociales.
Otras violencias económicas en el ámbito laboral son las dificultades en los ascensos, en un trato objetivo en comparación con los compañeros a la hora de la distribución de tareas en los distintos puestos de la empresa o en la baja representación en ciertos sectores y puestos de trabajo de alto nivel.
Estas violencias en el ámbito del trabajo hacen que las trayectorias laborales de las mujeres sean claramente desiguales. La mayor parte de la investigación existente coincide en señalar que, mientras la trayectoria laboral de los varones es lineal y ascendente, en el caso de las mujeres se caracteriza por una serie de hitos que marcan sus carreras y que van a darlas forma, bien de U o bien de cordillera (4). Este tipo de trayectorias desiguales, lleva a una menor tasa de participación en el mercado laboral y a unas carreras laborales discontinuas, puesto que las trabajadoras se ven obligadas a reducir su actividad con contratos a tiempo parcial. En 2022 el porcentaje en los contratos a tiempo parcial respecto al empleo total, varía de un 3,5% para hombres frente a un 10% para mujeres (5). Esta disparidad en la trayectoria laboral también trae consigo en más ocasiones de las deseadas, la interrupción del trabajo, con la consiguiente dificultad de volver al mercado laboral pasado un tiempo o dejar definitivamente el empleo.
Dado el espacio de este artículo sólo apuntar algunas consecuencias de esta menor remuneración y vidas laborales irregulares. Por una parte, su derivada en las pensiones, que serán menores. Por otra parte, su derivada en la pobreza, que afecta más a las mujeres. Por último, señalar otro gran efecto que proviene de estas situaciones de violencia de las que venimos hablando: la limitación en la participación de la mujer en la vida política. Esta limitación no es baladí, sin su participación en el ámbito de decisión, este queda cojo sin las aportaciones que las mujeres pueden hacer para solucionar los problemas de toda la comunidad.
Una característica de las estadísticas es que son muy tozudas, y nos dan año tras año una visión muy negativa de la realidad que vivimos las mujeres y que nos puede llevar a la parálisis. Sin embargo, debemos reclamar soluciones. Hay que exigir con fuerza políticas para prevenir, atender y sancionar este tipo de violencias en el entorno laboral. Es cierto que las empresas son cada vez más conscientes de la importancia de tener entornos laborales seguros para todos sus empleados, incluidas las mujeres, para mejorar sus resultados económicos, pero esto no es óbice para reivindicar que las normas en los centros de trabajo garanticen la dignidad y un entorno seguro para todos los trabajadores. Hay que exigir la adopción de medidas disciplinarias para los agresores. Hay que solicitar a nuestros representantes políticos y sindicales una y otra vez la igualdad en salarios, mejorar las pensiones no contributivas, reclamar más derechos para las ocupaciones más desprotegidas, adecuar el diseño de las políticas a las diversas trayectorias de vida femeninas, una conciliación efectiva y una reducción en la jornada laboral.
Feminismos
Contra las violencias machistas Contra las violencias machistas en el entorno laboral
Ahora bien, más allá de todas las acciones reactivas que se puedan implementar ante estas violencias, no habrá un cambio significativo si no se cambia la estructura sobre la que construimos nuestras vidas. Ver más allá de nuestra situación concreta y crear entre todas, una disposición social en la que lo productivo y lo reproductivo esté igualmente representado. Profundizar en un feminismo más progresista e independiente que ponga en el centro a todas las personas, hombres y mujeres y que se aleje de ese feminismo liberal en el que predomina el sálvese quien pueda, la meritocracia y los mercados. Una vida distinta es posible porque una economía distinta es posible. Una economía justa desarrollará la sociedad sin el dolor de las mujeres.
Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión de la autora y ésta no compromete a ninguna de las organizaciones con las que colabora.
(1) Experiencias de violencia y acoso en el trabajo: Primera encuesta mundial. Resumen de los resultados: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/documents/publication/wcms_863167.pdf
(2) Encuesta europea de violencia de género 2022: https://violenciagenero.igualdad.gob.es/violenciaEnCifras/Encuesta_Europea/docs/EEVG.pdf
(3) Según datos del INE: https://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INESeccion_C&cid=1259925408327&p=1254735110672&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout¶m3=1259926137287
(4) Frutos y Titos, 2001; Bodoque, 2008; Hewlett, 2002, por ejemplo citados en Trayectorias laborales de las mujeres que ocupan puestos de alta cualificación: https://www.igualdadenlaempresa.es/DIE/jornadas/monograficos/docs/Trayectorias_laborales_mujeres_ocupan_puestos_alta_cualificacion.pdf
(5) Según datos del INE: https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=10896&L=0