Ecología
Salazar, las tres muertes de un río

El río Salazar se enfrenta a su tercera amenaza de muerte. Esta vez es un trasvase lo que pone en peligro este curso fluvial.

Río Salazar
El río Salazar a su paso por Lumbier. Ione Arzoz
27 jul 2019 06:36

En la vertiente sur del macizo de la Sierra de Abodi, en pleno Pirineo navarro, las aguas caídas del cielo se desparraman desde las calizas paleocenas de las cumbres y descienden esquivando pinos albares, brezos y helechos para, a este y oeste, acabar en los ríos Anduña y Zatoya. Algo más abajo, ya en Ochagavía, ambos afluentes se unen para dar paso al Salazar, cuyo angosto recorrido de 55 kilómetros atraviesa el valle, para transcurrir después por las comarcas de Almiradío y Romanzado, la foz de Arbayún y acabar en la villa de Lumbier.

Un entorno fluvial único, sin vertidos industriales, con permiso del colector de la fábrica de carnes y embutidos de Argal. Su tubería arroja las aguas residuales, previamente tratadas, a escasos cien metros de la desembocadura en el río Irati, cuando éste último se escora hacia el sur, dibujando un meandro antes de encarar la foz de Lumbier, como si quisiera esquivar las estribaciones occidentales de la Sierra de Leire. El paisaje es evocador.

CAUSAS NATURALES

El río Salazar acaba en Illunberri. Las raíces etimológicas vascas harían alusión, según algunos, a la neblina matutina tan habitual en el municipio, cuya ocupación humana viene de antiguo: hay yacimientos de la Edad del Bronce y de la Edad de Hierro. En tiempos no tan lejanos, en este enclave llegó a haber 20 hornos alfareros alimentados por las cargas de leña que se recogían en los montes colindantes con las recuas de borricos. Los alfareros eran los únicos que tenían dinero contante y sonante, el resto del pueblo se manejaba con una economía de trueque. Plinio el Viejo ya menciona los vinos de Lumbier, hace 2.000 años, seguramente porque disponer de buenos recipientes por aquel entonces no era habitual. En Lumbier cada casa tenía su bodega y las tinajas se almacenaban en la cuadra para mantener la temperatura, porque la vendimia es tardía en la zona.

Antes de que, a finales del siglo XIX, la revolución industrial y el tren del Irati trajeran la modernidad y arruinaran los oficios tradicionales, fue un lugar con 40 guarnicioneros, una curtidora de pieles, cinco herrerías, en una de las cuales trabajó como aprendiz el tenor roncalés Julian Gayarre, alpargateros y carreteros. No eran raras las bibliotecas en las plantas nobles de las casas particulares. La harinera proveía a las comarcas colindantes. Sus 80 hectáreas de vega aseguraban el sustento de las familias. Y más: la primera conservera navarra se puso en marcha en Lumbier. Del norte bajaban los montañeses con el ganado, y a comprar herramientas de labranza, caballos y carros. Por el río venía la madera en las almadías. El río Salazar era fuente de riqueza. Varias familias, incluso, vivían enteramente de la pesca. En los hogares se comía pescado variado con regularidad, normalmente frito, salvo la anguila y la rana, que se cocinaban en salsa verde o al ajillo, o algún barbo grande, que se comía cocido y con mayonesa. El río, en definitiva, era importante en la vida de la gente.

muerte accidental

En algún momento de 1978 todo empezó a cambiar. O mejor dicho, ya había cambiado antes, pero fue entonces cuando el profundo y sistémico deterioro ecológico que había ido fraguándose durante décadas quedó a la vista de todos. Como suele decirse, y viene al caso, cayó la gota que colmó el vaso: la enésima transformación de los insumos en el modelo productivista agrícola de los valles pirenaicos aguas arriba. Se sustituyó el viejo abono que se echaba a los cereales y a las patatas por un abono nuevo, en una época en la que estas últimas se cultivaban en Salazar para ser vendidas como semillas, y cuyo elevadísimo valor de mercado fue responsable de que se hicieran verdaderas fortunas. De aquellas plusvalias da fe la esplendorosa y restaurada arquitectura que recorre el valle de norte a sur. Se cambió el nitrato de Chile, aquel que los mozos de carga de 14 años descargaban en sacos de 80 kilos, por los nitratos del petróleo. Y, nuevamente, los iones volvieron a pasar de los campos de cultivo al nivel freático y, desde ahí, al río Salazar. Quizás el pH del agua tan sólo se modifico una décima, o quizás la cantidad de veneno decantado en el lecho del río tras décadas de uso de DDT, líndano, pesticidas, herbicidas y fungicidas, superó algún umbral crítico en una fracción infinitesimal. El caso es que las tortugas, animales muy respetados y queridos en un pueblo donde rara era la casa en la que no había una, desaparecieron. Algunas tenían 100 años, pero todas murieron.

Luego les llegó el turno a las culebras, algunas enormes, a las viborillas, a los cangrejos, a las dragas amarillas y rojas, a los marros que se camuflaban mimetizándose con las piedras, y a los pequeños camarones con los que la gente cocinaba sus tortillas. Y a lo largo de la década de los 80 también fueron desapareciendo las madrillas, los mejillones, las ratas de agua, un manjar en la mesa, los gardachos, el lagarto ocelado verdoso que llegaba a alcanzar los 80 centímetros, y las nutrias, por una de cuyas pieles se llegaba a pagar en los años 50 y 60 el jornal de tres meses. Toda aquella fauna exhuberante, que en primavera se amontonaba por millares de criaturas en las aguas del Salazar, a la sombra de los frutales y chopos de Lumbier, fue extinguiéndose poco a poco.

Por último, ya en los primeros años 90, sucumbieron las bandadas de barbos, algunos de hasta dos kilos y medio. Aquellas que cuando hembras y machos desovaban y soltaban el semen, cubrían con una manto blanco los remansos y que subían por el alisadero por el que bajaban las almadías. Y las truchas, aunque ahora venga todos los años, por mayo, un camión cisterna del Gobierno de Navarra y suelte 1.000 o 2.000 ejemplares estériles para que las pesque la gente, porque hay 200 personas que se han sacado la licencia de pesca y algo tendrán que pescar.

En aquella época, con lo que la cooperativa de Lumbier vendía a Cataluña se hacía un champán rosado de mucho éxito. Era un rosado de mucha calidad, porque las viñas eran viejísimas. Pero llegaron las Políticas Agrarias Comunitarias de la Unión Europea y tuvieron que quitar aquel patrimonio vitícola del pueblo, para poner las nuevas, para optimizar la producción vendimiando con máquinas, como se hacía en Francia. Se arrancaron viñas que tenían 117 años, que habían resistido a la filoxera que a finales del siglo XIX vino desde Francia y que arrasó las vides. Cepas que habían sobrevivido gracias a que cien años antes la asociación de viticultores del pueblo se las ingenió para que sobrevivieran haciendo injertos con variedades americanas que eran resistentes a la plaga. Hubo ancianos del pueblo que lloraron cuando vieron morir aquellos ceparrones enormes, cepas de 6-7 kilos de uva, que ellos no habían visto ni plantar. Pero había que poner viñas nuevas y mecanizar el campo. Son esos viñedos convencionales por los que cuando pasa una cosechadora ni brinca un saltamontes, ni se escapa una lombriz, ni echa a volar un pajarillo.

Hace tiempo que la posverdad rural se extendió por los terrenos agrícolas, las ganaderías y las reservas medioambientales. Son esos espárragos con denominadión de origen en la Ribera Alta navarra, cuyas zarpas, las raíces y yemas que se plantan, son traídas en trailers desde Alemania y Holanda. De esos países son las publicitadas variedades de calibres extragruesos y de alta productividad, pero mientras hay en Lumbier esparragueras que tienen 80 años, la vida media de las que se traen del norte de Europa es de ocho años. Son también esos quesos de oveja de Roncal, donde apenas queda ya algún que otro rebaño de ovejas, en el que el producto se elabora con leche que se trae en camiones de otros valles, y que se cuenta que es de oveja latxa, aunque originariamente el queso autóctono se elaborara con leche de cabra y oveja rasa, esta última de mucho menor rendimiento que la oveja latxa. Y es también la Foz de Lumbier, reserva natural que todavía hoy es una de esas postales turísticas emblemáticas navarras que ha perdido su sentido como espacio de ocio y de baño. Sus aguas a nueve grados de temperatura, en pleno agosto y debido a que el río Irati se enfría hasta los cuatro grados antes de escaparse del pantano de Itoiz por los aliviaderos de fondo, cada vez están más muertas.

REGRESO AL PASADO

En los años 80 y 90 se prometía el abastecimiento para centenares de miles de hectáreas de nuevos regadíos, aquí y allá. Se planearon muchos pantanos, pero algunos no llegaron a ejecutarse. En 1987, el Plan de Cuenca de la Confederación Hidrográfica del Ebro planteaba por primera vez dos escenarios secundarios que ponían fin al carácter salvaje del río Salazar: varias presas o, directamente, el trasvase al Pantano de Yesa. La propuesta hidráulica contemplaba el almacenamiento y el traspaso de distintos volúmenes de agua a partir de hasta una quincena de combinaciones entre tres embalses en el valle del Salazar, dos en la cabecera —uno en el cauce del Zatoya, con entre 40 y 50 hm3 y otro en el del Anduña con opciones de entre 25 y 40 hm3— y un tercero ya en el propio río Salazar, a la altura de Aspurz (entre 20 y 40 hm3). Todo aquello se proyectó cuando se planificaba aquel primer recrecimiento de Yesa diseñado en 1.400 hm3 y en previsión de que los caudales de los ríos Esca y Aragón fueran insuficientes. El mar de los Pirineos se está ampliando finalmente hasta los 1.079 hm3, aunque todavía se desconoce el alcance de los problemas que generará la ladera derecha cuanto empiecen los llenados y desembalsados controlados de la puesta en carga.

En todo caso, los propios informes técnicos oficiales no descartan escenarios hidrológicamente pesimistas con cualquiera de las dos obras de ingeniería, la presa de materiales sueltos entre la Foz de Arbayun y Navascues o la perforación de tres metros y medio de diámetro durante nueve kilómetros en las tripas de la Sierra de Leire. La historia, sin embargo, ha mostrado que, en ocasiones, las cautelas técnicas no son un obstáculo suficiente ante la voluntad prometeica de los cuerpos de ingenieros, sobre todo cuando está alineada con la voracidad de lobby de las grandes constructoras, dopada con el cemento de la obra pública. Quién sabe qué ocurrirá en el futuro con el río Salazar.  

Archivado en: Navarra Ríos Ecología
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Ríos
Radiografía fluvial de España La tierra que no amaba sus ríos
Los ríos ibéricos agonizan. Casi la mitad de las masas de agua está en mal estado. Presas, sobreexplotación, contaminación y crisis climática son sus principales amenazas, con la agroindustria como mayor agresora.
Bienes comunes
En defensa del común ¡El río es mío! (y tuyo)
Reflexión del escritor jarandillano sobre la gestión del agua de los ríos en España a lo largo de la historia.
Catalunya
Catalunya Pere Aragonès, de presidente a segundo plato de Illa o Puigdemont
Las encuestas y el tirón de Pedro Sánchez acompañan a Salvador Illa, quien probablemente volverá a ganar las elecciones catalanas, como ya ocurrió en 2021. Esta vez, tiene más probabilidades de gobernar.
Genocidio
Genocidio La ONU advierte de que un ataque sobre Rafah colapsaría la distribución de ayuda en Gaza
Turquía suspende todo el comercio con Israel. El fiscal del Tribunal Penal Internacional advierte de que no admitirá “amenazas” después de que trascendiera que imputará a Netanyahu y los suyos.
República Democrática del Congo
República Democrática del Congo Chikuru quiere para la República Democrática del Congo esa paz que nunca ha conocido
La vida de Chikuru ha transcurrido en una República Democrática del Congo siempre en guerra, desde su organización FoBeWorld, aspira a ayudar a la infancia y juventud a construir un futuro mejor, frente al expolio que devora su presente.
Fútbol
Fútbol Vicente del Bosque como respuesta a las presiones de FIFA y UEFA
El nombramiento del exseleccionador como presidente de la Comisión de Normalización, Representación y Supervisión busca alejar los fantasmas de una intervención política de la RFEF.
Palestina
Palestina Bicicletada contra el genocidio palestino en Alicante
El núcleo local del BDS País Valencià ha realizado un recorrido reivindicativo para exigir el fin del genocidio contra Palestina por las principales calles de las tres capitales valencianas.
La vida y ya
La vida y ya Futuros laborales
Lo que está claro es que para mí pensar en mi futuro laboral tiene que ir acompañado de pensar qué puedo hacer para que el mundo sea un poco diferente.

Últimas

El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Cine
Cine 'Civil War', estética geopolítica en tierra de nadie
La sensación es que Civil War se queda en algunas ocasiones en una peligrosa tierra de nadie, tanto en sus cambios de estilo como en su contenido.
Que no te lo cuenten
Que no te lo cuenten De estrategias y misiones incumplidas
VV.AA.
La no dimisión de Pedro Sánchez y la imposibilidad de la Flotilla de la Libertad de llevar ayuda a Gaza marcan unas semanas intensas.
Memoria histórica
Memoria histórica Relatores de la ONU piden a España que actúe contra las leyes antimemoria de tres autonomías
Los relatores internacionales denuncian las posibles vulneraciones de derechos de dos normas en proceso y una aprobada por los Gobiernos de coalición de Partido Popular y Vox en tres comunidades autónomas.
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: Una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Más noticias
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Pueblo gitano
Pueblo gitano Silvia Agüero y Nicolás Jiménez: “Hay que gitanizar a los anarquistas que se han burocratizado”
Son pareja en la vida, en la divulgación y en la tarea de gitanizar el mundo. Silvia Agüero y Nicolás Jiménez acaban de publicar '¿Anarquismo gitano?' para romper estereotipos y profundizar en la realidad de su pueblo.
Comunidad El Salto
Palestina La campaña de apoyo a Gaza de El Salto recauda más de diez mil euros para la UNRWA
El pasado 26 de febrero, tras más de cuatro meses de ofensiva militar de castigo por parte Israel sobre la Franja de Gaza, desde El Salto decidimos ir más allá del periodismo ante la gravedad de los hechos.
Educación pública
Educación a la madrileña Huelga de profesorado en Madrid o cómo organizar la protesta desde abajo
El profesorado madrileño convoca los próximos 8 y 21 de mayo dos jornadas de huelga para que se reviertan los recortes de la época Aguirre en una protesta que tuvo su génesis al margen de la mesa sectorial.

Recomendadas

Colombia
Colombia Sostener la vida en un ETCR
En la vereda colombiana La Plancha, la convivencia entre excombatientes y población civil es una realidad marcada por necesidades comunes.
Rap
Rap Viaje a los orígenes del hip hop en España: “Nadie esperaba ganar dinero con el rap”
El historiador Nicolás Buckley y el periodista Jaime Valero, exredactor jefe de HipHop Life, publican Maestro de ceremonias, un libro sobre la historia de la cultura hip hop en España.
Sidecar
Sidecar Las reglas del juego
Aunque es poco probable que el reciente intercambio de fuego entre Israel e Irán desemboque en una guerra total, este ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de Israel en un momento político decisivo.