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Energía nuclear
Nuclear, o llamar bala de plata a dispararse en el pie
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
La idea de que la lucha contra el cambio climático necesita apoyarse en la energía nuclear evita hablar de las consecuencias de dicha estrategia: casi nunca menciona la efectividad de los costes y la velocidad nucleares, que resultan esenciales ante esta cuestión. Al no relacionar las variables de las emisiones (que sí mencionan) con la velocidad y el tamaño de la inversión, se pierde de vista lo que la transición energética debe ser.
El argumento pronuclear asume que, dado que la generación de energía nuclear no emite CO2 de manera directa, se trata de una evidente solución climática. No lo es, porque los costes de generación nucleares, tanto futuros como existentes, costarían más por KWh que sus obvios competidores: la eficiencia y las renovables. De esta manera, la nuclear ahorra menos carbono por dólar/euro/libra (o por año, lustro, década) por unidad de magnitud. Estamos hablando de hasta diez veces menos que las otras. Como declaré en una carta no publicada al New York Times:
“El editorial insiste dos veces en ‘eólica, solar y nuclear’ como si tuviesen unos beneficios climáticos idénticos. No es el caso. La nueva generación de electricidad cuesta entre 3-8 (de acuerdo con Lazard) o 5-13 (de acuerdo con Bloomberg) veces menos si se apuesta por las renovables que si se apuesta por la nuclear. Traducido, las renovables desplazan entre 3 y 13 veces más combustibles fósiles por dólar invertido que la nuclear, y mucho más rápido. La eficiencia es aún más barata, superando los costes de operación de la mayoría de centrales nucleares. Se mire por donde se mire, se ahorra más en emisiones”.
Los costes de generación nucleares, tanto futuros como existentes, costarían más por KWh que sus obvios competidores: la eficiencia y las renovables.
Así, la energía nuclear no solo no es una bala de plata sino que, al recurrir a ella, nos estamos disparando en el pie. Por tanto, reducimos y ralentizamos nuestra lucha contra las emisiones que si comparamos con las herramientas más rápidas y baratas que conocemos. Es esencial hablar en estos términos cuando consideramos las distintas transiciones energéticas posibles. Necesitamos hablar de tiempos, necesitamos hablar de costes. Esta comparación es clave si queremos considerar a la nuclear como energía esencial o no.
Los ‘pro’ solo se centran en el suministro. Y, sin embargo, la Agencia Internacional de la Energia, hace notar que, de 2010 a 2016, tres cuartas partes de la descarbonización del mundo procedieron del ahorro energético. La AIE también dice que, de 2010 a 2020, las renovables descarbonizaron cinco veces más que la nueva nuclear. Pese a todo, cuando los ‘pro’ comparan la nuclear solo con las renovables, eliminan de la discusión la mitad más barata (y quizás más de la mitad) de la solución: un uso más eficiente de la energía.
Por ejemplo, los EEUU en 2020 usó un 60% menos de energía por dólar del PIB que en 1975. En este periodo, los ahorros acumulativos fueron 27 veces el aumento acumulativo del suministro en su desplazamiento de nuclear hacia renovables. Existe una clara relación entre los dos fenómenos. De cara al futuro, Reinventing Fire (2011) evidencia con rigurosidad cómo cuadruplicar la eficiencia eléctrica estadounidense para 2050, con una velocidad tan histórica como razonable, y a un precio medio de una décima parte el coste de comprar electricidad a día de hoy. Los hallazgos de este estudio han seguido de cerca la evolución de los mercados ante el crecimiento de la eficiencia.
La Agencia Internacional de la Energía hace notar que, de 2010 a 2016, tres cuartas partes de la descarbonización del mundo procedieron del ahorro energético. La AIE también dice que, de 2010 a 2020, las renovables descarbonizaron cinco veces más que la nueva nuclear. Pese a todo, cuando los ‘pro’ comparan la nuclear solo con las renovables, eliminan de la discusión la mitad más barata (y quizás más de la mitad) de la solución: un uso más eficiente de la energía.
Expresé y desarrollé estas ideas en mi charla de 20 minutos con el Instituto de Estudio de la Energia y el Medio Ambiente ante varios congresistas. El contenido también comparte mucho con un articulo anterior en Forbes. La base del análisis técnico, incluyendo los tiempos de la sustitución renovable ante un cierre nuclear, se basa en las paginas 228-256 del Informe de la Industria Nuclear Mundial de 2019, que presenta abundantes ejemplos desde California hasta Nueva York.
Un mito urbano bien repetido es que las renovables usan mucha mas tierra que la nuclear. Esto lo abordo en mi artículo técnico, ‘El mito de la huella de la energía renovable’. El uso de superficie de la solar es comparable, quizás inferior, al de la nuclear. Si incluimos el mal llamado ciclo nuclear, no solo la icónica central. Lo cual evitan hacer los ‘pro’.
El uso terrestre de la eólica es 1-2+ órdenes de magnitud inferior al de la solar. Un informe de Bloomberg, aunque mayormente equilibrado, ignoraba esta comparación por completo, influido por un cuestionable informe de un think tank de los hermanos Koch, lo cual no impidió a Bloomberg presentarlo como una fuente legitima.
Los puntos que sueltan los ‘pro’ se caracterizan también por sus vagas referencias a las baterías y al hidrógeno, dos de las diez formas demostradas de equilibrar una red 100% renovable. Algunos estudios muy citados que intentan demostrar que esto es imposible, o inasumiblemente caro, omiten todas o casi todas las otras opciones. En mi artículo, ’12 mitos climáticos y energéticos’ afronto las mentiras implícitas de estas perspectivas y explico lo que sí está pasando en Alemania y Japón.
Si la pregunta sobre si la nuclear es, o no, una opción para frenar el cambio climático sigue siendo debatida, como la prensa nos quiere hacer creer, entonces debe responder las preguntas verdaderamente importantes. Y comparar la demanda, el suministro, el coste, la velocidad y, todo junto entonces, la eficiencia climática.
Y si el debate termina por apoyar el uso de nuevos tipos de reactores ante la crisis climática, entonces no tendremos un final feliz. Esto se debe tanto a las razones económicas ya establecidas, como al factor de tiempo: estos reactores no se pueden construir de manera significativa hasta los 2030, y para entonces la red eléctrica estadounidense debería haber quedado descarbonizada al completo.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.