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Centrales nucleares
El agujero económico de la nueva nuclear
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Perdón. ¿Esa central nuclear de dos reactores en Hinkley Point C que pensabas que costaría 19.000 millones de dólares? Ahora va a costar 26.000 millones. En realidad, son 35.000 millones. Espera, lo siento, no, la cifra real está más cerca de los 40.000 millones. ¿Cuándo estará lista para funcionar? Um, bueno, actualmente dice el contratista francés, EDF, ¿tal vez 2027? ¿Con suerte?
¿Y esos dos reactores estadounidenses Westinghouse en Georgia, en la planta Vogtle 3 y 4? 14.000 millones de dólares como máximo. Esa predicción se hizo en los buenos tiempos, hace diez años. Hoy, sin ninguno de los dos reactores terminados, el coste es de al menos 34.000 millones de dólares. Hace poco, Southern Company dijo que añadiría otros 200 millones de dólares al precio y retrasó la fecha de puesta en marcha de la unidad Vogtle-3, la más próxima a su finalización. ¿Y la unidad 4? La empresa dice que para ya mismo. Otros predicen 2024. O puedes tirar unos dados o mirar fijamente a una bola de cristal. Todas las opciones son igual de fiables.
Volvamos a los pequeños reactores modulares (SMR), que supuestamente lo solucionarán todo. En 2008, la empresa estadounidense NuScale anunció que sus SMR suministrarían electricidad en 2015-2016. Estamos en 2023 y no hay reactor. Pero oye, dice NuScale, ¡tenemos una certificación de diseño! Para un reactor de 50 MW. Pero en realidad planean construir un modelo de 77 MW. Y ya no 12, como estaba previsto en un principio. Sólo seis, con un coste de 5.320 millones de dólares.
Volvamos a los pequeños reactores modulares (SMR), que supuestamente lo solucionarán todo. En 2008, la empresa estadounidense NuScale anunció que sus SMR suministrarían electricidad en 2015-2016. Estamos en 2023 y no hay reactor.
Ese precio, en términos de coste por kilovatio instalado, “es alrededor de un 80% superior a la cifra correspondiente al proyecto AP1000 gemelo de Vogtle, en Georgia, y eso antes de que los costes de Vogtle se dispararan de 14.000 millones de dólares a más de 30.000 millones una vez iniciada la construcción”, explica M.V. Ramana en el Informe sobre la situación de la industria nuclear mundial 2022 (WNISR).
Pero incluso esas cifras han cambiado desde que se publicó el WNISR en octubre de 2022. Desde entonces, las previsiones de costes para un paquete de seis NuScale-SMR se han disparado hasta los 9.300 millones de dólares.
Y luego está el proyecto SMR en la India. En 2000, se preveía que estaría operativo en 2011. Hoy, 12 años después, todavía no hay planes reales de construcción.
Si te gusta ver cómo se seca la pintura o cómo crece la hierba, mira este espacio. Va a estar en blanco durante mucho tiempo.
Mientras tanto, como ya escribimos, la central EPR de Flamanville-3 (Normandía), buque insignia de EDF, lleva 12 años de retraso y su presupuesto inicial de 3.700 millones de dólares en 2007 ha aumentado hasta 21.500 millones. Al cierre de esta edición, EDF anunciaba que la carga de combustible de Flamanville-3 se había retrasado de nuevo, al menos hasta el primer trimestre de 2024, y las estimaciones de costes seguían aumentando.
Mientras tanto, como ya escribimos, la central EPR de Flamanville-3 (Normandía), buque insignia de EDF, lleva 12 años de retraso y su presupuesto inicial de 3.700 millones de dólares en 2007 ha aumentado hasta 21.500 millones.
Olkiluoto 3, otra EPR francesa que parpadeó brevemente en Finlandia, empezó a construirse en 2005. El presupuesto se ha más que triplicado, hasta rondar los 11.000 millones de dólares. El pasado septiembre, rodeado de mucha fanfarria, el reactor alcanzó la plena potencia por primera vez. Al mes siguiente, una avería en las cuatro bombas de agua de alimentación obligó a parar el reactor. Podría volver a intentar el funcionamiento comercial a gran escala.
Si el concesionario de tu barrio te ofreciera una oferta como esta -un coche que parece no llegar nunca al concesionario pero cuyo precio no para de subir-, cancelarías el pedido. Pero lo que no harías es quedarte con el concesionario y pagar el triple o más por un coche que ha tardado años en llegar a tu casa. Ninguno de nosotros es tan estúpido.
Pero nuestros gobiernos sí. De hecho, les encantan este tipo de ofertas. El presidente francés, Emmanuel Macron, está exhibiendo la EPR-2 (y los SMR) como la próxima gran cosa, como si la EPR-1 fuera un éxito rotundo. El gobierno del Reino Unido está decidido a dejar que EDF tenga otra oportunidad de estafar a los contribuyentes y a su propio tesoro, con dos EPR más en el emplazamiento de Sizewell-C en Suffolk (donde ya se está permitiendo a EDF destrozar el hábitat y el precioso campo). El Reino Unido está igualmente loco por los SMR.
Ya en 2017, el periódico británico The Guardian se preguntaba sobre el proyecto Hinkley Point C en un titular: “Construir el primer nuevo reactor nuclear de Gran Bretaña desde 1995 costará el doble que los Juegos Olímpicos de 2012 - y para cuando esté terminado, la energía nuclear podría ser una cosa del pasado. ¿Cómo ha podido el Gobierno llegar a un acuerdo tan malo?”.
Mientras tanto, EDF registró unas pérdidas netas de 19.000 millones de dólares en 2022, lo que eleva su deuda neta a la asombrosa cifra de 68.000 millones de dólares. Para poner esta cifra en perspectiva, corresponde al orden de magnitud de todas las participaciones del gobierno francés en todas las empresas de titularidad pública.
En Estados Unidos, hemos sido objeto de un bombardeo de relaciones públicas durante meses y meses, insistiendo en que los SMR son la panacea para todos nuestros males climáticos. Si los editores hicieran su trabajo, eliminarían estos artículos de inmediato. En lugar de eso, pasan por alto el hecho de que las descabelladas afirmaciones de estos artículos de “opinión” no pasan la prueba del ácido. Todo es alquimia verbal.
Las nuevas centrales nucleares no son minas de oro. Son agujeros económicos.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.