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Culturas
La Kacharrería impulsa un crowdfunding “para seguir fabricando sueños en LaFábrika detodalavida”
Tuvo que producirse una pandemia para que se le pusiera nombre. Porque a veces, lo que no tiene nombre sí existe. En una antigua cementera de Los Santos de Maimona, en Badajoz, existía un almacén donde había tejas, pupitres, ventanas, puertas, telas, escaleras, andamios, cables metálicos, tornillos, tuercas… Miles de cacharros cubiertos de polvo casi barro, revueltos y enredados en una nave industrial de puertas oxidadas, de ventanas rotas y tapiadas, de tejados corroídos por el tiempo ―y por los falsos juramentos―.
La Kacharrería es “un espacio de creación colectiva que fomenta la autoconstrucción sostenible, el intercambio de conocimientos y la producción cooperativa”, dinámicas basales en LFTDV desde su creación
Tuvo que producirse una pandemia con su anhelada desescalada, para que una decena de personas se dedicara a limpiar y organizar con urgencia aquel almacén descuidado e innominado. Había que tenerlo listo antes del 17 de junio de 2020. Aquel miércoles, a las cuatro de la tarde del siempre incipiente verano pacense, se unieron a la decena de personas una veintena más, y entre todas descargaron en aquella nave ya limpia y organizada un camión procedente de Arganda del Rey, un tráiler de trece metros cargado de bastidores que habían servido para la construcción de escenografías en los teatros de Madrid. Y entonces hubo más cacharros, y un proyecto que, apremiado por la pandemia, abandonaba el centro y su anterior identidad para instalarse en el territorio rural en el que se ubica LaFábrika detodalavida bajo el innegable nombre de La Kacharrería.
Hoy, después de un año de trabajo, en el que además de un almacén de materiales reutilizados e inventariados se ha creado un taller provisto con unas pocas herramientas y un equipo de jóvenes profesionales de Extremadura con experiencia en Artes Escénicas, Arquitectura, Autoconstrucción, Diseño, Gestión de Recursos y Gestión Cultural, en las reuniones entre La Kacharrería y LaFábrika detodalavida (LFDTV) se habla de la primera como el germen de rehabilitación de la segunda porque, en su esencia, La Kacharrería es “un espacio de creación colectiva que fomenta la autoconstrucción sostenible, el intercambio de conocimientos y la producción cooperativa”, dinámicas basales en LFTDV desde su creación.
Pero es que, además, aquel zaguán lleno de archiperres en donde hoy se sitúa el proyecto ha servido, durante diez años, para la autoconstrucción de muchos de los artefactos que conforman el espacio de autogestión social y cultural que es LaFábrika detodalavida. Zaguán, ARchipeRRes, Artefakto… nombres aspirantes sin éxito ante la incuestionable LA KACHARRERÍA.
Tras ocho años de una primera campaña de micromecenazgo superada con éxito, LaFábrika detodalavida vuelve a ser el centro de un crowdfunding, promovido en esta ocasión por un programa social, medioambiental, cultural y educativo que deviene de la propia Fábrika y de otras dos experiencias previas: FRÉ! (Fondo de Recursos Escénicos), integrada por el cofundador de La Kacharrería Juanma Zapata, autoconstructor y escenógrafo zafrense, y GRRR (Gestión para la Reutilización y la Redistribución de Recursos), una plataforma colaborativa generada por la Red Arquitecturas Colectivas de la que LaFábrika es cofundadora junto a colectivos nacionales como Recetas Urbanas, Straddle3 y Makea tu Vida, entre otros.
Patrimonio cultural
LaFábrika detodalavida recupera su archivo histórico, una parte importante de la memoria de Los Santos de Maimona
En resumen, el almacén, taller y aula de autoconstrucción sostenible LA KACHARRERÍA nos pide apoyo para lograr dos objetivos concretos: el mínimo, equiparse de herramientas esenciales para generar actividad social y económica desarrollando proyectos escenográficos, de autoconstrucción y de creación artística y poder continuar rehabilitando el patrimonio industrial de la antigua cementera; el máximo, lograr recursos económicos que permitan rehabilitar y transformar un antiguo laboratorio en un espacio de creación con alojamiento: Autopías, una escuela y residencia rural destinada a artistas y profesionales en música, teatro, diseño, bioconstrucción y autoconstrucción, arquitectura, fotografía, etc.
El proyecto está dirigido a “aquellos sectores de la población que priorizan el reciclaje, el reúso y la recuperación de materiales frente a la cultura del ‘comprar, tirar, comprar’, así como a quienes entienden que la despoblación es una amenaza para el medio rural extremeño”
En la plataforma goteo.org, La Kacharrería explica que el proyecto está dirigido a “aquellos sectores de la población que priorizan el reciclaje, el reúso y la recuperación de materiales frente a la cultura del ‘comprar, tirar, comprar’, así como a quienes entienden que la despoblación es una amenaza para el medio rural extremeño y apuestan por la Creación Cooperativa desde el territorio”. Entre las recompensas, La Kacharrería ha diseñado paquetes que incluyen bolsas textiles y camisetas serigrafiadas en su taller, mobiliarios autofabricados en madera, charlas sobre reutilización de materiales y talleres de formación en autoconstrucción. Además, ha planteado una recompensa dirigida a empresas colaboradoras, y tres destinadas a compañías teatrales y diseñadores de escenografías e infraestructuras artísticas para la producción de espectáculos.
“Ya no tenemos un sueño…”, dice la voz del vídeo de la campaña, “lo que tenemos es una razón (o muchas razones) para quedarnos en el pueblo, y poder seguir fabricando sueños en LaFábrika detodalavida…”. Sueños materializados en proyectos sociales y culturales que se han arraigado en el territorio, como el sello discográfico Corralón, que da soporte a jóvenes artistas y desarrolla actividades en colegios e institutos de la comarca; el jardín público Siempre Viva, que ha logrado reverdecer buena parte de la cementera; o el referente Festival Cine Al Fresco, cuyos bancos prepandémicos surgieron de la reutilización de materiales sacados de aquel lugar sin nombre hoy llamado La Kacharrería. Lo que no tiene nombre a veces existe y lo que sí tiene nombre ha de existir: “Es nuestra Autopía y también puede ser tuya. ¿Te apuntas?”.
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