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Culturas
Javier de Isusi: "La vida de Wilde sirvió para que aquella sociedad se mirara con vergüenza en su propio espejo"
El pasado mes de junio vio la luz La Divina Comedia de Oscar Wilde, la última novela gráfica del extremeño Javier de Isusi. El Salto de Extremadura no ha querido desaprovechar la ocasión de plantear unas preguntas al autor y dar a conocer así a un público más amplio la potencia creativa de esta obra y en general de la novela gráfica y el cómic.
El pasado mes de junio vio la luz La divina comediade Oscar Wilde, la última novela gráfica del extremeño Javier de Isusi. El Salto de Extremadura no ha querido desaprovechar la ocasión de plantear unas preguntas al autor y dar a conocer así a un público más amplio la potencia creativa de esta obra y en general de la novela gráfica y el cómic.
Haznos una presentación para el público extremeño, que seguramente no te conoce. ¿Quién es Javier de Isusi ? ¿Dónde vive? ¿Cuál es su obra anterior?
Javier de Isusi es arquitecto de formación, pero autor de cómics de profesión y vocación; vasco de nacimiento, pero extremeño de adopción, un migrante más en estos tiempos de movilidad máxima. A ellos, a los migrantes, iba dedicada la anterior obra publicada: Asylum, y de viajes trataba su primera obra, la tetralogía de Los viajes de Juan Sin Tierra. Ambas obras, así como las que hizo entre ellas, Ometepe y He visto ballenas (la segunda con el conflicto vasco de fondo) han sido editadas por Astiberri y traducidas a varios idiomas. Ahora se acaba de publicar La divina comedia de Oscar Wilde, una nueva novela gráfica que se adentra en los últimos años de vida del escritor irlandés.
Tus novelas gráficas anteriores se sitúan en nuestra contemporaneidad y en general tocan temas sociales de actualidad (desde el zapatismo a los refugiados o la paz vasca, etc.). ¿Por qué en esta ocasión te has ido al siglo XIX y a la literatura, en un giro también estético?
No sé si la pregunta “por qué” en este caso es la adecuada… Cuando hago cómics por encargo te puedo contestar por qué los he hecho, pero en este caso, como en la mayoría de mi obra, había una historia deseando ser contada y que me eligió a mí para salir. Realmente vivo así mi labor creativa, no soy un editor que elige a ver qué proyecto va a sacar adelante sino un autor que para crear con honestidad tiene que dejarse hacer, convertirse en canal… En este caso, eso me ha llevado al siglo XIX y también me ha llevado al giro estético del que hablas. Pero ambas cosas son más fruto de la escucha que de una decisión previa.
Este libro surgió a partir de la lectura de De Profundis, el libro póstumo de Oscar Wilde, escrito cuando estaba en la cárcel. En esa carta, Wilde detalla cómo fue su estrepitosa caída de lo más alto de la gloria social a la más honda ignominia
¿Por qué elegiste al admirado Oscar Wilde?
Siguiendo con lo que decía antes vamos a cambiar la pregunta: ¿que por qué Oscar Wilde me eligió a mí, dices? Será porque hemos tenido una larga relación, Oscar y yo, desde que era pequeño… Pero por acotar la respuesta podemos decir que este libro surgió a partir de la lectura de De Profundis, el libro póstumo de Oscar Wilde, escrito cuando estaba en la cárcel. En esa carta, Wilde detalla cómo fue su estrepitosa caída de lo más alto de la gloria social a la más honda ignominia y relata cómo en la cárcel experimenta la vivencia de haber tocado fondo y aspira a una especie de renacimiento. Al leerlo me surgió la pregunta de si habría conseguido ese renacimiento y comprobé que hay cierta unanimidad en considerar que no, que no lo consiguió.
Pero entonces pensé: ¿quién puede saber lo que ocurre por dentro de uno? Sobre todo si ese uno es alguien tan complejo como Wilde. ¿Y si sí? ¿Y si sí lo consiguió, pero desde fuera no se puede apreciar con facilidad? Entonces empecé un proceso de investigación doble: investigación documental, proceso en el que descubrí que en sus últimos años de vida hubo más luz de la que normalmente se habla; e investigación literaria, que es el libro propiamente dicho: una investigación creativa para descubrir cómo podría haber sido esa vivencia del final de su vida si por dentro, junto con el sentimiento de derrota, hubiera alcanzado un estado más libre, sereno y, por qué no, feliz.
¿Qué pasa cuando descubres que el personaje que te has construido para estar en este mundo no eres tú, que por debajo de ese personaje hay mucho más? La historia de Wilde en ese sentido es paradigmática
¿Por qué sus tres últimos años de vida?
Porque el Wilde que me interesa es el Wilde roto, no el Wilde triunfador. Me interesa el Wilde cuyo personaje ha estallado en mil pedazos y tiene que sobrevivir con los despojos para rehacerse otro personaje… Es el mismo argumento de fondo de Los viajes de Juan Sin Tierra y de He visto ballenas: ¿qué pasa cuando descubres que el personaje que te has construido para estar en este mundo no eres tú, que por debajo de ese personaje hay mucho más? La historia de Wilde en ese sentido es paradigmática, y para entenderla bien hay que comprender en toda su profundidad sus dos máximas, la que tenía antes de su ingreso en prisión, que el secreto de la vida está en el Arte, y la que tenía después: que el secreto de la vida está en el dolor. Son frases que encierran mucha más sabiduría de lo que parece en una primera lectura. Y en el libro buceo en las dos.
En los textos de Wilde, por encima de los argumentos que cuenta, que no suelen ser demasiado novedosos, destaca su concepción de la existencia, sus ideas sobre la vida que están llenas de ingenio, inteligencia e, incluso, sabiduríaEl título es bastante sorprendente y deliberadamente ambiguo, ¿no?
Es verdad que para quien no sea un estudioso de Wilde sorprende relacionarlo con La divina comedia, pero él, en sus últimos años, estableció muchas veces ese paralelismo entre su vida y la obra de Dante. No se me ocurre un título que condense mejor el viaje que hizo desde el Infierno que supuso para él la cárcel, pasando por el Purgatorio de su exilio parisino y esos atisbos de Paraíso que, a ratos, gracias a la tremenda lucidez que el hombre tenía, estoy seguro que vislumbraba también. Y bueno, de eso trata, en resumen, mi libro.
Aunque tu obra es muy rigurosa históricamente y se nota que está documentada exhaustivamente no es tanto otro estudio de la vida de Oscar como un juego imaginativo para profundizar en el fascinante personaje, ¿no es así?
Exactamente. De hecho, aclaro al principio que lo que va a leer el lector es una obra de ficción… aunque también pudiera ocurrir que sea todo rigurosamente cierto. Casi todas las escenas me las he inventado, pero están tan documentadas, tan ancladas en la realidad, que a lo mejor he acertado y lo que cuento es exactamente lo que ocurrió. Ya decía Wilde que las obras que produce la imaginación son más reales que la propia realidad.
Pero ocurre otra cosa, y es que la vida de Wilde no se puede disociar de su obra. Mucho de lo que vivió previamente lo había escrito, y mucho de lo que escribía previamente lo había dicho. Él, hablando, era aún más genial que escribiendo, y sus famosos aforismos y paradojas le surgían en las conversaciones. En sus textos, por encima de los argumentos que cuenta, que no suelen ser demasiado novedosos, destaca su concepción de la existencia, sus ideas sobre la vida que están llenas de ingenio, inteligencia e, incluso, sabiduría. Por eso, para entender a la persona, todo eso tenía que aparecer y, por eso, el Wilde que aparece en mi libro habla realmente con la voz de Wilde: prácticamente todas las frases importantes que dice son realmente suyas.
Wilde insistía en que la vida imitaba al arte, en que todo nace en nuestra imaginación, en que lo que percibimos de la realidad previamente hemos tenido que imaginarlo… No lo hacía en términos científicos sino poéticos, pero estaba adelantándose a la física cuántica.Ya te habías acercado antes a la obra de Oscar ilustrando uno de sus libros, ¿no? De lo que se deduce que el interés por este autor viene de lejos...
¡Ya lo creo! Tanto es así que al final del libro he incluido una biografía wildeana mía. Mis cuentos favoritos de niño eran dos de Oscar Wilde: El gigante egoísta y El príncipe feliz, a los que posteriormente sumé Los sueños del joven rey. Pero en mi adolescencia apareció El retrato de Dorian Gray, una obra fascinante que años después intenté llevar al teatro. Lo que más me intrigaba era que esa novela, tan turbadora que en su tiempo llegó a ser calificada de inmoral, hubiera sido escrita por la misma persona que había hecho aquellos cuentos tan tiernos, incluso moralistas, que había leído de niño.
¿Quién era esa persona? ¿Cómo podía escribir obras aparentemente tan distintas? Esa pregunta me acompañó durante muchos años, hasta que leí De profundis y de pronto todo se aclaró. Ahí se ve a Oscar Wilde en estado puro, mostrando alternativamente sus distintas facetas. Y uno puede usarlo como espejo y reconocer que todos somos así, complejos, no unívocos, y podemos ser al mismo tiempo desprendidos y egoístas, hedonistas y místicos, rencorosos y compasivos…
¿Se puede calificar esta novela gráfica como metaliteratura? ¿literatura que habla de literatura? ¿arte que se inspira en el arte?
Supongo que en parte sí. La creación artística y su relación con la vida está presente en todo el libro. Ese es un tema muy wildeano. Él insistía en que la vida imitaba al arte, en que todo nace en nuestra imaginación, en que lo que percibimos de la realidad previamente hemos tenido que imaginarlo… No lo hacía en términos científicos sino poéticos, pero estaba adelantándose a la física cuántica. En el libro eso lo recreo a través de su obra, mostrando hasta qué punto es sorprendente que todo lo que le ocurrió al final de su vida lo había escrito previamente él con una precisión asombrosa. Pero, además, también hay muchas capas de realidad que se superponen, el principio del cómic habla de que vas a leer un libro, pero te muestra una obra de teatro en la que después aparecen entrevistas… Y hay una trama oculta en todo el libro que no es otra que la de su cuento El gigante egoísta. Hay muchas capas de creación literaria que se van superponiendo y luego, en un momento, el personaje de Wilde descubre, al menos en parte, el montaje.
Creo que, aunque a primera vista (Rimbaud y Wilde) no se parezcan en nada, tenían mucho en común: los dos cultivaron en vida y obra a su propio personaje, un personaje que en ambos casos era excesivoY, sin embargo, también hay denuncia en tu Divina Comedia ¿quizá porque la propia vida y muerte de Oscar es una artística pero contundente denuncia del puritanismo y del convencionalismo?
El puritanismo es forzosamente hipócrita, no puede ser de otra manera, y la vida de Wilde, si no fue la de un activista y un luchador, sí sirvió para que aquella sociedad victoriana se mirara con vergüenza en su propio espejo. Desde luego si en mi libro hay denuncia no es hacia la sociedad puritana del siglo XIX, cosa que me parecería bastante estéril hoy día, sino hacia dentro de cada uno de nosotros, una invitación a que revisemos qué es lo que estamos haciendo cuando señalamos a otros con el dedo. Lo de escupir al que está en la picota es una manera muy vieja de tratar de ocultarnos a nosotros mismos nuestras propias miserias.
Por tu obra desfilan muchos secundarios que son relevantes figuras de la literatura y el arte europeos como los hermanos Machado, Toulouse-Lautrec, Verlaine, Rimbaud, André Gide, etc., más metaliteratura, más luz...
Y de cada uno podría decir algo diferente (risas). En aquel París, en que todos los artistas se conocían más o menos, también todos querían conocer, aunque fuera un poco, al mítico y defenestrado Oscar Wilde. Y la verdad es que no debía resultar difícil: se pasaba los días por los bares y cafés ofreciendo su conversación a quien quisiera escucharle. En el caso de Rimbaud la asociación es mía, ellos no se conocieron en realidad, pero creo que, aunque a primera vista no se parezcan en nada, tenían mucho en común: los dos cultivaron en vida y obra a su propio personaje, un personaje que en ambos casos era excesivo. Y los dos dejaron de escribir cuando ese personaje se derrumbó.
La diferencia es que a Wilde se lo derrumbaron mientras que Rimbaud renunció deliberadamente a él. En ese sentido pienso que Rimbaud tenía mucho que enseñarle a Wilde, y además tenía el tipo de carácter que a Wilde le atraía fatalmente. Sin embargo, si se hubieran conocido, esa atracción no se habría producido porque un ingrediente fundamental para que Wilde se sintiera atraído por alguien era la juventud. Y Rimbaud tenía exactamente la misma edad que Wilde: nació sólo cuatro días después que él.
Creo que el cómic tiene un potencial enorme en eso porque, al aunar dibujos y texto, entra en el cerebro por dos lugares distintos a la vez. El dibujo es capaz de entrar por un lugar más emocional, que en literatura sólo es capaz de hacerlo la poesía (o la prosa realmente buena)Estamos acostumbrados a que el cómic trate de aventuras, de acción, de viajes, y tú mismo tienes obra que va en ese sentido, sin embargo, ahora has utilizado este formato literario para contar una historia muy culta, un modo de adentrarse en la complejidad del alma humana...
Creo que el cómic tiene un potencial enorme en eso porque, al aunar dibujos y texto, entra en el cerebro por dos lugares distintos a la vez. El dibujo es capaz de entrar por un lugar más emocional, que en literatura sólo es capaz de hacerlo la poesía (o la prosa realmente buena), y al tener también textos puedes meterle toda la información intelectual que quieras.
Es verdad que el cómic fue, durante más de un siglo, un medio de expresión que estaba relegado (salvo discretas excepciones) a hacer propuestas de evasión y diversión que además tenían, mayoritariamente, un nicho de mercado muy concreto: varones mayoritariamente no adultos. Sin embargo, desde hace veinte años, esos límites han volado por los aires. Con la explosión de la novela gráfica se han ampliado todos los horizontes en el mundo del cómic: a nivel de géneros (ahora se hace en cómic desde poesía hasta ensayo); a nivel de temas (desde temas sociales hasta artísticos o históricos); y desde el punto de vista gráfico también se han borrado los límites que había. Ya no hay que circunscribirse a una escuela de dibujo (línea clara, escuela “bruguera”, escuela americana, manga…) y cada autor puede dar rienda suelta a un estilo propio.
La experiencia artística puede salvarnos, desde luego, y como muestra tenemos la cantidad de artistas que bordeaban la locura y que, gracias a la creación artística pudieron llevar una vida más o menos integrada en sociedadAl mismo tiempo, ¿no crees que la experiencia artística es un modo de construir un refugio habitable en el infierno de nuestra vida cotidiana cómo parece vindicar el propio Oscar?
La experiencia artística puede salvarnos, desde luego, y como muestra tenemos la cantidad de artistas que bordeaban la locura y que, gracias a la creación artística pudieron llevar una vida más o menos integrada en sociedad. Creo que tener unas herramientas básicas de expresión artística debería ser materia obligada y central en todas las etapas de la educación. Lo mismo que todas las personas acaban la secundaria sabiendo escribir y narrar mínimamente cosas, sería muy bueno que supieran usar, mínimamente, la herramienta del dibujo y la música. No se trata de que todas las personas lleguen a ser artistas que vivan de su arte, sino de que tengamos las herramientas para poder expresarnos, lo que lleva necesariamente a que tengamos más herramientas para poder entendernos a nosotros mismos y poder soltar cosas que nos agobian.
Te prologa y te elogia Luis Antonio de Villena, lo cual redunda en este carácter culto y profundo de tu obra...
Cuando empecé con el proceso de documentación para hacer el libro, la primera fuente que utilicé, y que probablemente ha sido la que más me ha ayudado e influido en todo el proceso de elaboración de mi libro fue uno de Luis Antonio de Villena, Wilde total. Por eso me atreví a pedirle el favor de hacer el prólogo, si es que el libro le gustaba, claro. Así fue, y eso para mí ha sido todo un honor, como me decían recientemente, es como recibir una especie de bendición papal. Y es cierto que, sumado al formato que tiene, con ese aspecto de novela rusa decimonónica, le da un toque aún más literario. Creo que es un libro que se debe sentir más cómodo en la sección de novela clásica que en la de cómic (risas).
¿Tienes proyectos futuros ya en marcha?
Sí, claro, la cabeza de los creadores es mucho más rápida que su mano. Proyectos tengo muchos, la cuestión es cuál saldrá por la bandeja de salida. Veremos. Me gustaría que fuera algo muy distinto a los últimos que he hecho, algo con más acción y menos anclado a hechos reales… Pero como decía al principio de la entrevista, son más las historias las que me eligen a mí, así que ahora mismo no estoy preparando nada sino, al contrario, intentando hacer silencio para poder escuchar cuál será esa próxima historia.
¿Cómo conseguir tu Divina Comedia? puntos de venta, editorial, etc.
En cualquier librería de cómic y en cualquier librería generalista de envergadura. Si no lo tienen, basta con encargarlo. Y para los adictos a la compra por internet, que entren en la web de la editorial.
Salud
Salud para ti también, compañero. Y gracias.