Este artículo fue publicado originalmente en la revista Labor Notes
La huelga de profesores de Chicago de septiembre de 2012 fue histórica por su carácter democrático y militante, con la implicación de miles de activistas y tomando todas las decisiones importantes desde las bases en lugar de hacerlo los altos cargos del sindicato. Todo comenzó en 2008 con un grupo de profesores que formaron una corriente interna dentro de su sindicato, que llevaba años cediendo ante los recortes en educación. Durante dos años tejieron una red de contactos en las escuelas, y en 2010 ganaron las elecciones internas para dirigir su sindicato. Durante dos años más prepararon a sus 29.000 afiliados para ir a la huelga. En septiembre de 2012, el 90% participaron en la votación en la que decidieron ir a la huelga, con un 98% de votos a favor. Tras siete días de huelga negociaron un convenio con el que por primera vez en muchos años recuperaban parte del terreno perdido.
El éxito de su lucha inspiró muchas otras. En los siguientes años estallaron revueltas y huelgas en las escuelas de la ciudad de Los Ángeles y de estados tradicionalmente conservadores como Virginia Occidental, Kentucky y Arizona. Muchas otras luchas laborales han empleado el mismo método, como la huelga de los hospitales de Berlín de septiembre de septiembre de 2021 o la de los hospitales de Renania (Alemania), de 77 días de duración, en la primavera de 2022. También se emplea con gran éxito en el sector privado estadounidense en las cafeterías de Starbucks, en la oleada de sindicalización en las redacciones de medios de comunicación y en varios almacenes de Amazon.
Consideramos que esta forma de lucha, participativa y democrática, es muy similar a las ejemplares luchas laborales de la Transición española y ha demostrado sobradamente que da resultados y es una respuesta ante la falta de movilización que vivimos en España en estos años. Hemos traducido este artículo, en el que explican cómo lo hicieron, con la intención de dar a conocer esta forma de organizarse. Nuestra victoria fue posible gracias a varios años de organización paciente, centrada en conseguir que los afiliados dieran un paso adelante.
La huelga de siete días del Sindicato de Maestros de Chicago (CTU) en septiembre de 2012 no sólo hizo retroceder a un alcalde empeñado en imponer unas “reformas educativas” muy dañinas. El sindicato también desarrolló una nueva y sólida capa de líderes entre sus afiliados y ganó un amplio apoyo público. Una encuesta mostró que el 66% de los padres se puso de nuestro lado.
Nuestra victoria fue posible gracias a varios años de organización paciente, centrada en conseguir que los afiliados dieran un paso adelante. El trabajo comenzó al salir elegido un nuevo equipo directivo, procedente de una corriente transformadora, en las elecciones internas del Sindicato de Profesores de Chicago (CTU, Chicago Teachers Union) en junio de 2010. Muchos de los miembros del grupo habían luchado desde 2001 contra los cierres de escuelas que afectaban a los barrios negros y latinos.
Sabíamos que teníamos que fortalecer el sindicato para estar preparados para la huelga si fuera necesario, para defender nuestro convenio colectivo y a nuestros estudiantes. Pero la gran mayoría de nuestros afiliados no había vivido ninguna de las nueve huelgas que nuestro sindicato llevó a cabo en la ciudad entre 1967 y 1987. Los nuevos dirigentes se comprometieron a construir un sindicato impulsado por sus afiliados para luchar junto a los padres y los estudiantes y hacer de nuestra campaña por el convenio un frente de una lucha mayor para salvar la educación pública.
Para conseguir que los afiliados estuvieran en condiciones de luchar, nuestro primer paso fue poner en marcha un Departamento de Organización, formado principalmente por profesores y otros profesionales de la educación (logopedas, orientadores, etc.) que dejaron su trabajo para trabajar en el sindicato. Cada organizador era responsable de 100 escuelas próximas entre sí.Organizamos cursos de formación para los delegados (los representantes elegidos en cada una de las más de 600 escuelas) y otros activistas, con talleres sobre el cumplimiento del convenio colectivo, la lucha contra el cierre de escuelas y la proliferación de escuelas concertadas, las formas de luchar por una financiación suficiente, cómo utilizar la investigación, y la participación de madres y padres. Docenas de militantes de base pasaron los veranos recibiendo formación y trabajando en la comunidad en un programa de prácticas de organización.
LÍDERES EN CADA ESCUELA
Los organizadores trabajaron para desarrollar líderes en cada escuela. Llegaron a conocer a todos sus delegados: quiénes tenían un pésimo director, quiénes rara vez organizaban reuniones sindicales, quiénes tenían a los compañeros de su edificio bien organizados. Los organizadores dirigían las reuniones escolares para escuchar a los afiliados y activarlos, no para “servirlos”.Los afiliados sabían que las amenazas eran reales: miles de despidos, recortes de fondos y críticas antisindicales a los profesores en la prensa lo habían dejado claro. El objetivo de los organizadores era educar a los afiliados sobre el origen de estos ataques y convencerlos de que era posible ganar si un gran número de nosotros se ponía en movimiento en las escuelas, las calles y las comunidades.
Entre octubre de 2011 y febrero de 2012, el Consejo de Educación votó a favor de cerrar o “dar la vuelta” (convertir en concertadas) 17 escuelas, lo que provocó grandes luchas que involucraron a muchos afiliados y padres. Los afiliados acudieron a las reuniones regionales del sindicato, a los mítines, a los foros, a las llamadas y visitas de concejales y legisladores, a los bancos de llamadas, a las reuniones del Consejo de Educación, a las audiencias sobre el presupuesto, a los autobuses a la capital del estado y a testificar en las audiencias sobre el cierre de escuelas.
Las tácticas de nuestra coalición fueron de confrontación y se intensificaron a lo largo del tiempo. Interrumpimos y tomamos una reunión del Consejo de Educación; los padres y los activistas de la comunidad ocuparon una escuela; y las organizaciones de la comunidad organizaron una vigilia frente a la casa del alcalde. Estas acciones fomentaron la confianza de los afiliados en el tipo de tácticas que utilizaríamos durante la huelga y proporcionaron ejemplos visibles de la acción conjunta del sindicato y la comunidad.
En todas las acciones, hicimos hincapié en el panorama general: que nuestra lucha consistía en mejorar la jornada escolar y en conseguir que los recursos se destinaran a las escuelas de barrio en lugar de a las escuelas concertadas. Dejamos claro que el sindicato no estaba solo, sino que formaba parte de una amplia coalición. Calificamos de racistas las políticas del Consejo de Educación y señalamos que, en las comunidades negras y latinas, los estudiantes, los profesores y las escuelas estaban abocados al fracaso, allanando el camino para los cierres y las escuelas concertadas.
CAMPAÑA POR EL CONVENIO COLECTIVO
Comités de acción
Un año antes de que expirara el convenio colectivo, creamos Comités de Acción Contractual en cada edificio. Cada miembro del comité era responsable de comunicarse con unos 10 empleados cara a cara, incluyendo a los profesores y otros profesionales de la educación, así como a los ingenieros, al personal de seguridad y a los trabajadores del comedor de otros sindicatos.
El mensaje fue siempre que los afiliados crearan sus propias actividades locales y llegaran a los padres y a la comunidad, especialmente a través de las reuniones del consejo escolar local.
Los comités hicieron circular una carta abierta para que la firmaran padres y profesores. La carta decía que, si íbamos a tener una jornada escolar más larga, debía ser una jornada escolar mejor, con un plan de estudios rico, más trabajadores sociales y orientadores, e instalaciones de alta calidad.
Esta carta ayudó a los afiliados del comité a desarrollar sus habilidades organizativas al hablar con todos los afiliados del CTU en su edificio, y les dio confianza para relacionarse con los padres líderes.
Desarrollo de las reivindicaciones
Para desarrollar nuestras reivindicaciones, nos dirigimos a nuestros 28 comités existentes, que cubren temas como la primera infancia, suplentes, educación especial, exámenes y muchos más. Cada comité planteó sus reivindicaciones y recogimos otras aportaciones en las reuniones regionales del sindicato. Las reivindicaciones se terminaron de concretar en nuestro Comité de Problemas Profesionales con una gran participación de las bases.
Reuniones regionales
Celebramos reuniones al salir de clase, abiertas a todos, en varios lugares de la ciudad. Cada vez que surgía un tema importante, como la legislación antisindical “Performance Counts” a finales de 2011, enviábamos un correo electrónico a los afiliados para que vinieran a escuchar y decir lo que pensaban.
También celebramos reuniones regionales específicamente para los otros profesionales de la educación que no son profesores, a menudo olvidados.
Banco de llamadas
Nos propusimos hacer un “phonebanking” (reunión de activistas para ponerse en contacto telefónico con mucha gente) para contactar con los afiliados nuevos, los peor pagados y menos protegidos, desde principios de 2012. Los afiliados formados por el departamento de organización (a veces voluntarios y otras veces pagados) explicaron lo que estaba haciendo la junta directiva del sindicato, escucharon las opiniones de los afiliados y proyectaron una visión de cómo podíamos ganar.
En estas llamadas se pedía a los afiliados que hicieran algo, como acudir a nuestra gran manifestación, asistir a una formación, participar en el comité sobre el convenio colectivo de su escuela o llenar los autobuses para ir a la capital del estado. Comprobamos si estaban dispuestos a votar a favor de la huelga.
Equipo de negociación
Formamos un gran equipo de negociación con 30 afiliados de todos los sectores, rangos de antigüedad, categorías laborales y corrientes. Esto ocurrió justo después de tomar posesión del cargo porque teníamos que negociar los despidos de 1.500 afiliados. Trajimos a los mejores líderes de otras corrientes internas del sindicato, lo que funcionó bien para crear consenso y cooperación.
Informe especial
Nuestro departamento de investigación elaboró un informe de 45 páginas con gráficos, tablas, fotos y datos -Las Escuelas que los Niños de Chicago Merecen- que proyectaba una visión en la que todos los niños, independientemente de los ingresos o el código postal de sus padres, recibirían una educación de primera clase.
Este informe fue fundamental para conseguir apoyo, tanto dentro de nuestras filas como entre los padres. Lo difundimos por todas partes, entre padres y políticos, expertos en educación y la prensa. Llamaba al sistema de Chicago “apartheid educativo”.
Esa frase crucial, utilizada regularmente por los líderes sindicales, ayudó a demostrar que el sindicato estaba del lado de los niños negros y latinos y que estaba dispuesto a ser directo al respecto. Jesse Jackson la recogió. El informe dejaba claro para cualquiera por qué luchaba el CTU, y lo respaldaba con investigaciones que mostraban lo que necesitan los niños.
También resumimos el informe en un folleto de 10 puntos en inglés y español y lo llevamos a todas las reuniones.
VOTACIÓN SOBRE LA HUELGA
En 2011 la legislatura de Illinois aprobó una ley por la que el CTU necesitaría los votos del 75% de todos los afiliados (no solo de los que votasen) para convocar una huelga. Para superar ese umbral, no podíamos ir a la votación en frío.
Voto de práctica
Queríamos votar antes de que terminara el año escolar, mientras los temas estaban candentes y los afiliados mantenían conversaciones diarias entre sí. Hicimos un simulacro el 10 de mayo. Los afiliados, en sus escuelas, realizaron una encuesta de cuatro preguntas que provocarían un sí, como por ejemplo: “¿Las propuestas de negociación de la Junta Escolar faltan al respeto a los afiliados de CTU?”. Esta votación de práctica nos permitió poner a prueba nuestra maquinaria y señalar a los afiliados que se avecinaba una votación real para ir a la huelga. Los líderes de base tuvieron que impulsar la participación a una escala que no habían experimentado antes. El 98% rechazó las propuestas de la Junta Escolar, con la participación de 21.000 de los 26.000 afiliados, lo que demuestra que la campaña del convenio colectivo había funcionado. Incluso antes de esto, cuando los organizadores iban a las escuelas para celebrar reuniones, hacíamos votaciones a mano alzada preguntando “¿Cuántos votarían a favor de ir a la huelga?”. Surgían votaciones espontáneas de huelga “simulada” de los afiliados, simplemente porque estaban muy enfadados con la junta escolar. Recibíamos llamadas de los delegados: “Mi equipo se reunió ayer y votamos un 98% a favor de la huelga”. Manifestación
El 23 de mayo, después de muchas llamadas telefónicas, correos electrónicos y reuniones escolares, y tres semanas antes de que terminaran las clases del semestre, 7.000 afiliados con sus camisetas rojas de la CTU acudieron al centro de la ciudad a una marcha y una concentración. Nuestras pancartas decían “Sí al respeto”, “Sí a las clases pequeñas” y “Sí a las necesidades de los estudiantes”. La enorme afluencia de público reforzó el creciente estado de ánimo de euforia y poder. Los profesores cantaron al ritmo de “9 to 5” de Dolly Parton y “Respect” de Aretha Franklin. Dos padres y un estudiante de secundaria pronunciaron conmovedores discursos. Cuando la presidenta del sindicato Karen Lewis, una veterana profesora de ciencias, tomó la palabra, se coreó: “¡Huelga! ¡Huelga! Huelga!” -a iniciativa de los afiliados, no de los cargos del sindicato. “Nunca he estado tan orgulloso de estar en el sindicato”
La marcha nos unió a Stand Up Chicago, un grupo apoyado por sindicatos que organiza acciones militantes contra los millonarios y los banqueros. Miles de manifestantes de Stand Up y el público del centro de la ciudad recibieron a los afiliados de CTU con vítores y apoyo, lo que ayudó a ganarse a aquellos que habían temido la reacción del público si nos poníamos en huelga. “Nunca he estado tan orgulloso de estar en el sindicato”, dijo la gente después.
Votación de la huelga
La tremenda energía de la manifestación nos impulsó a la votación de autorización de la huelga, una votación secreta con un delegado a cargo de cada escuela. Un aliado de un centro de trabajadores reclutó a varios sacerdotes de distintas confesiones religiosas para que observaran el recuento de votos en previsión de las acusaciones de fraude del Consejo de Educación. Tras dos años de preparación, el 90% de los profesores -y el 98% de los votantes- votaron para autorizar la huelga.
Norine Gutekanst es una profesora bilingüe de tercer grado que ahora dirige el Departamento de Organización de CTU. Para obtener más información sobre el movimiento de reforma en el CTU, sus luchas contra el cierre de escuelas, la participación de los padres y la huelga, consulte otros artículos de Labor Notes o la página web del sindicato: ctulocal1.org
Una versión de este artículo apareció en Labor Notes #404, noviembre de 2012. Esta revista lleva desde 1979 informando y reuniendo a sindicalistas de base de Estados Unidos y otros países. Organizan una conferencia bianual para intercambiar experiencias. La edición de 2022 en Chicago fue un éxito absoluto: participaron 4000 personas de 125 países. No se pierda ningún número, suscríbase hoy en labornotes.org
Si quieres saber más, o compartir alguna experiencia de sindicalismo de base, escríbenos a cuadernosdetrabajo@outlook.com
Puedes suscribirte a las novedades de Cuadernos de Trabajo en este enlace.