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Coronavirus
Xi Jinping emerge como líder mundial frente al coronavirus en pleno declive occidental
China ayudará a luchar contra el covid19 a casi un centenar de países. Se erige así como actor fundamental en la lucha contra la pandemia después de haber ocultado datos y silenciado a médicos en el inicio de la crisis.
“La solidaridad europea no existe… es puro cuento. Los únicos que nos ayudan son nuestros amigos de la República China”. Así de contundente se expresó a mediados de marzo el presidente serbio, Aleksandar Vučić, después de solicitar ayuda médica a la Unión Europea sin éxito.
Más diplomático fue Sergio Matarella, presidente italiano y nada sospechoso de ser euroescéptico a diferencia de Vučić, después de comprobar que tras la activación del Mecanismo Europeo de Protección Civil para el abastecimiento de material médico, ni un solo país respondió a su solicitud de ayuda: “Cabe esperar, por tanto, con buena razón y, por lo menos, en el común interés, iniciativas de solidaridad y no movimientos que puedan obstaculizar la acción”.
Matarella dio un toque de atención del sentimiento de soledad y falta de solidaridad de sus socios comunitarios. Al igual que en las crisis del euro o la de los refugiados, así como en los terremotos en L’Áqüila e Italia central, el país transalpino se siente nuevamente abandonado por Europa. Quien sí respondió fue China.
En cuestión de días, el presidente chino, Xi Jinping, ha pasado de esconderse de los medios de comunicación mientras empezaba a tambalear el régimen a liderar la respuesta global contra el covid19, intentando hacer olvidar al mundo que ocultaron durante semanas la aparición de la enfermedad, silenciaron a los médicos que alertaron del brote y no impidieron que se extendiera durante gran parte del mes de enero, algo que podría haber salvado centenares de vidas.
El presidente chino, Xi Jinping, ha pasado de esconderse de los medios de comunicación mientras empezaba a tambalear el régimen a liderar la respuesta global contra el covid19
A pesar de ello, el país se ha autoerigido como líder mundial en la lucha contra el coronavirus aprovechando la falta de respuesta de la Unión Europea y, en especial, del aislamiento e inacción de los Estados Unidos. Para ello, desde hace semanas China ha iniciado una intensa campaña de comunicación —ayudada por sus medios estatales— en la cual asegura ayudar a casi un centenar de países a combatir el virus.
Sea una honesta preocupación por evitar que sus mayores clientes se desplomen o sea por una estrategia política bien estudiada, lo cierto es que China está saliendo reforzada de la crisis más importante desde la Revolución. Y no solo a nivel de su imagen pública sino que, sobretodo, está empezando a tejer una amplia red de alianzas formales e informales con países fuera de su órbita tradicional.
Es evidente que las motivaciones de las autoridades chinas no son inocentes: no solamente desean hacer olvidar que el origen y posterior expansión del virus fue a causa de su muy tardía respuesta y gestión local, haciéndose perdonar gracias a sus donaciones a países que actualmente están sufriendo el azote del ovid-19, sino que desean proteger la imagen de China, tanto en el interior del país como, especialmente, en el exterior.
Los últimos tres meses, especialmente a principios del pasado mes de febrero, China se encontraba en medio de su mayor crisis de las últimas décadas: un virus propagándose con una enorme celeridad en el centro del país, un líder desaparecido y miles de ciudadanos preguntándose a través de las redes sociales qué les iba a suceder.
China se encontraba en medio de su mayor crisis de las últimas décadas: un virus propagándose rápidamente en el centro del país, un líder desaparecido, y una población preguntándose qué les iba a suceder
En estos meses la situación ha dado un vuelco para que nadie culpe a China de la propagación de la epidemia y, sobretodo, para demostrar que el país que la sufrió en primer lugar ha gestionado mucho mejor la enfermedad que el resto de países del mundo.
Y esto no solamente es una campaña de comunicación; es, sobretodo, una herramienta que tiene como objetivo principal apuntalar la autoridad de Xi Jinping en el país que rivaliza para devenir la primera potencia económica mundial. Es por ello que Trump insiste, una y otra vez, en calificar el covid19 como “virus chino”, asociación que China rápidamente ha tachado de “abiertamente racista”.
A lo largo de estos casi tres largos meses, China también vio como su guerra comercial con los Estados Unidos no cesaba; es más, se recrudecía. Y se reabrían otros frentes, como el político-informativo: a lo largo del mes de marzo, tanto las autoridades norteamericanas como las chinas han vetado o, incluso, expulsado a periodistas de ambos países en una escalada que pasó desapercibida para gran parte de los medios europeos.
Y es que ante las elecciones del próximo mes de noviembre y sabiendo que ningún presidente ha sido reelegido en tiempos de recesión económica, Trump centra sus actuaciones en contentar a su ala más conservadora.
Durante este tiempo, los Estados Unidos ha utilizado un tono con Europa que dista mucho del que se debería dispensar a unos socios fiables, especialmente con los países del Este, y cerró inmediatamente fronteras con la Unión Europea en un gesto que sorprendió a propios y extraños y, por supuesto, dejó a Bruselas desnuda.
Pero Bruselas tampoco puede dar lección alguna de gestión de crisis. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, respondió a la petición de ayuda de Aleksandar Vučić diciendo que el material estaba destinado a ser compartido por los países de la UE, aunque Alemania y Francia pusieron todo tipo de reparos en compartirlos con el socio con más contagiados y muertos, como es Italia.
Con unos Estados Unidos erráticos y a punto de devenir el foco central de la pandemia, y una Unión Europa con su cohesión interna en entredicho, su estabilidad económica en riesgo y su papel geopolítico totalmente desprestigiado, China emerge con fuerza para devenir la primera potencia del planeta; y no solo a nivel económico.
Cabe recordar que Trump no solo se ha desmarcado unilateralmente de amplios consensos como el pacto nuclear con Irán sino también de uno de los más importantes para la humanidad: los Acuerdos de París contra el cambio climático.
Por su parte, la Unión Europea ha desaparecido, y no solo a nivel diplomático sino que ha renunciado a cualquier tipo de papel en favor de los Estados miembro. China, en cambio, no solo se ha erigido como un actor fiable, sino que ha mantenido su compromiso con estos y otros acuerdos de ámbito multilateral, de un modo aparentemente tan estético como real.
La Unión Europea ha desaparecido, y no solo a nivel diplomático sino que ha renunciado a cualquier tipo de papel en favor de los Estados miembro
Esta crisis del coronavirus que estamos viviendo es el último capítulo de una serie que podemos ver en todas las plataformas: la de la primacía mundial. El conflicto económico entre las dos primeras potencias económicas mundiales a lo largo de más de una década —acentuado por la imprevisibilidad de la administración Trump que ha dinamitado gran parte de los cimientos de sus relaciones con Europa y el resto de aliados— debe enfrentarse a un elemento imprevisto.
China ha vislumbrado una ventana de oportunidad para dar otro paso más y prepararse a dar el gran salto hacia el liderazgo global. Trump sigue camino del aislacionismo, el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Luiggi di Maio, continua asegurando que “no hay riesgos geopolíticos” y que “solo son relaciones de amistad” con China, pero el gigante asiático se prepara para despertar.
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Programa de la RAI del año 2015 que cuenta la creación de un virus en China con ayuda americana. https://youtu.be/YHD5bflghNU
Han mentido con el número de muertes por Coronavirus, han ocultado la realidad de la pandemia en China, están haciendo negocio de nuestra tragedia, sus industrias son contaminantes, y ahora hay que ser IDIOTA para idolatrar a este personaje que es un dictador comunista. Comunismo español es miseria para el pueblo y piscinas para sus dirigentes.
Comunismo dice..... Me parto.....
Tenga cuidado no se trague la bilis y tenga un disgusto...
Encima hay que darles las gracias. Lo que no entiendo es cómo se las arreglan los gobiernos para importar material de China pudiendo intervenir industria de aquí. Hasta en mi pueblo están haciendo mascarillas a mano. De verdad, que alguien me explique cómo no se producen aquí una buena parte de esos materiales.
Es muy notoria la perdida de control mundial por parte de la otrora superpotencia Yankee, sobretodo en el plano político y económico. Eso sí, todavía poseen un ejército enorme y ultrafinanciado, así como un poder mediático que juntos son capaces de seguir imponiendo gobiernos de turno en muchas partes del globo.
Para mi, ni el estatalismo chino ni el ultraliberalisml Yankee pueden devenir en mejoras sustanciales para las clases populares del planeta, sino más bien en experiencias locales transformadoras