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Colombia
Ángela María Robledo: “Yo no marché para que caiga Duque, creo que hay que aspirar a un cambio de régimen político en Colombia”
Ángela Maria Robledo, candidata por Colombia Humana en las últimas elecciones estatales junto con Gustavo Petro, se define como “tejedora” y “un bicho raro en una sociedad patriarcal y tradicional”.
Coordinador de la sección de economía
Cinco días después del paro nacional en Colombia, las caceroladas espontáneas y las concentraciones siguen resonando en las calles de las principales ciudades. A las imágenes de las multitudinarias marchas pacíficas les han acompañado el despliegue de patrullas combinadas del ejército, la policía y las fuerzas aéreas, cierre de fronteras, leyes anti-alcohol, expulsión de extranjeros y toques de queda en localidades como Bogotá.
Para el actual presidente uribista Iván Duque (Centro Democrático) esta delicada situación de indignación e ingobernabilidad se suma a los resultados de unas elecciones locales y regionales colombianas en el pasado 27 de noviembre que dieron un vuelco político del país. El uribismo perdió alcaldías, entre ellas Bogotá, Cali y Medellín y, aunque no se pueda decir que el partido del conocido ultraderechista Álvaro Uribe esté muerto, se perciben las grietas. Por ellas parecen emerger las protestas y diferentes opciones electorales donde las agendas ecologista, feminista y anticorrupción son protagonistas.
Ángela Maria Robledo fue candidata por Colombia Humana en las últimas elecciones estatales como fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro. Académica, feminista y ‘tejedora’. Se define como “un bicho raro en una sociedad patriarcal y tradicional” y se le reconoce su labor de puente entre sectores del centro e izquierda y un valioso apoyo para la candidata ganadora del Partido Verde en Bogotá, Claudia López. Analizamos con ella la situación actual del país, qué significaron los últimos resultados electorales y la situación de la mujer en la política colombiana.
Estos días estamos viendo cómo Colombia está alzándose también en contra de su Gobierno. ¿Qué significa este paro en Colombia y cuáles son las razones que han impulsado la convocatoria?
Hay que leer el llamado paro del 21N, y las reacciones posteriores, recordando lo que ha significado el proceso de paz en la apertura democrática de Colombia. No estamos ante una manifestación espontánea, esto viene de tiempo atrás, es parte de una lucha por ampliar el espacio de la democracia en Colombia. Esta posibilidad se abre con el Acuerdo de Paz, los resultados para Colombia Humana [coalición de izquierdas en las últimas elecciones estatales], la consulta anticorrupción o la llegada de nuevos alcaldes y alcaldesas de fuerzas alternativas.
Todo esto, junto a el trabajo que ha venido tejiéndose entre movimientos sociales y políticos, desemboca en este paro, que si bien ha tenido expresiones de violencia —expresiones que a algunas nos generan enormes sospechas— fue una convocatoria abierta, democrática, pacífica. No podemos dejarnos arrebatar esta expresión de democracia en la calle por un pánico inducido o por prácticas de violencia.
En un momento tan difícil como el que estamos viviendo, con la ultraderecha aún controlando el Estado, esta victoria también es una enorme fisura para el poder tradicional en Colombia¿Y qué ha pasado tras el éxito de la movilización?
Estamos viendo una segunda movilización que tiene una expresión muy bella: el cacerolazo. Aún en tiempos de toque de queda, Bogotá —creo que no había vivido un toque de queda desde hace 40 años— es la prueba de la resistencia en cada hogar colombiano que ha decidido apoyar el paro y continuar para decir “no estamos de acuerdo con el desgobierno de Duque y queremos vivir en un país donde se cumpla el Acuerdo de Paz”. En este momento es clave que la ciudadanía indignada entendamos que la movilización debe ser pacífica, no podemos caer en la violencia y no queremos más formas de violencia en Colombia, estamos hastiados de la violencia y esto tiene que resolverse, como dicen nuestros hermanos indígenas “caminando la palabra”.
Este paro se convoca solo unas semanas después de las últimas elecciones locales donde el partido del actual Gobierno perdió las principales ciudades del país, entre ellas Bogotá. Usted acompañó y apoyó a la finalmente ganadora, Claudia López, de Alianza Verde. ¿Qué significa para Colombia que una mujer, lesbiana y ecologista haya ganado la alcaldía de la capital del país?
El triunfo de Claudia está cargado de simbolismo. En un país donde muchos han llegado al mundo de la política por su cuna o mediante partidos tradicionales, Claudia es una mujer que ha elegido otra manera de hacerlo, la formación. Además es una mujer lesbiana, que ha vivido ese lesbianismo y su relación de pareja en el ámbito de lo público y ha encarnado —en un mundo donde todo lo público ha sido apropiado por los grandes capitales y multinacionales— la anticorrupción. También, al igual que hizo Gustavo Petro, ha sido una persona que ha denunciado en repetidas ocasiones y hace muchos años en Colombia, no solo el paramilitarismo, sino el mundo de la parapolítica en este país, enfrentado a los grandes poderes.
Así que en un momento tan difícil como el que estamos viviendo, con la ultraderecha aún controlando el Estado, esta victoria también es una enorme fisura para el poder tradicional en Colombia. Por eso estoy muy feliz de haber apoyado a Claudia.
¿Cómo se superan unas condiciones tan adversas y violentas?
Pese a que estamos en un momento muy difícil, en este tránsito a medias de la guerra a la paz, Bogotá siempre ha sido una ciudad rebelde que ha conseguido tomar distancia de los partidos tradicionales, y ha formado y cultivado una ciudadanía mucho más autónoma para votar.
Por eso Mockus fue alcalde dos veces, y Lucho Garzón, e incluso Gustavo Petro puso ser alcalde, exguerrillero que desde el Congreso denunció la parapolítica. Bogotá siempre ha logrado tener un voto mucho más libre y Claudia recogió parte de ese proceso. También, en el caso de las mujeres, emerge una lucha que viene desde hace mucho tiempo en Colombia que portamos las mujeres que hemos estado fundamentalmente en procesos sociales del movimiento y ahora estamos dando el paso a ser parte de una fuerza política. Por eso Claudia hace un reconocimiento en su discurso de victoria a lo que ha significado el movimiento sufragista en Colombia, que nos dio el voto el 57, y cómo desde el movimiento se ha conseguido poco a poco una mayor representación de las mujeres en el mundo de la democracia representativa.
Tú te presentaste en las pasadas elecciones estatales como fórmula vicepresidencial de Petro por Colombia Humana. ¿Por qué no apoyaste al candidato de la formación, Hollman Morris, en estos comicios?
Nuestro programa, y fue parte de lo que yo puse como mujer, establecía un decálogo con el que nos comprometimos con las mujeres, con las jóvenes y con las niñas. Un decálogo con la premisa de cero tolerancia a cualquier tipo de violencia, sexual, familiar, económica, política la que fuera, y eso fue un compromiso. Nosotras no tenemos que ser juezas ante una denuncia [Hollman Morris fue denunciado por violencia de género justo antes de postularse como candidato en estas elecciones] pero cuando uno encarna la pretensión de ser el alcalde de Bogotá no solo debe ser, sino parecer. Creo que igualmente esto abre una reflexión profunda sobre el feminismo, las mujeres y el tema de la política, de hecho de esto nació un grupo de mujeres que estamos reflexionando sobre las dinámicas y prácticas machistas en los partidos políticos y en los movimientos.
Las fuerzas alternativas vuelven a tomar fuerza en Bogotá y a otras ciudades. Es una señal, aire fresco y oxígeno para la paz ante un gobierno que ha sido totalmente ambiguo con el tema del acuerdo y ajeno a lo que está pasando¿Qué significan los resultados de las últimas elecciones territoriales en Colombia?
Diría que las fuerzas alternativas vuelven a tomar fuerza en Bogotá y a otras ciudades. Es una señal, aire fresco y oxígeno para la paz ante un gobierno que ha sido totalmente ambiguo con el tema del acuerdo y ajeno a lo que está pasando en el Cauca, en Florencia… por decir algunas capitales. Si una escucha lo que se expresa es una ciudadanía libre y agendas emergentes, ambientalistas, indígena, derechos de las mujeres… Todo ello fue parte de lo que en Colombia Humana logramos recoger y hacerle eco y es una señal, no solo para este uribismo rabioso y los señores y señoras de la guerra en Colombia, sino para otro posible gobierno. Es un aire fresco que ojalá ayude en las elecciones de 2022.
¿Un aire fresco que acumula otras alternativas más allá del la izquierda clásica?
En las elecciones locales hubo muchas coaliciones, algunas con partidos tradicionales otras con movimientos sociales, que muestran una convergencia en aspectos que Colombia está poniendo en el centro. Hay una emergencia y ese es el reto, entender que estas nuevas agendas de mujeres, ambientalistas, más que buscar nichos de partidos están buscando espacio para la representación de sus intereses y sus aspiraciones. Yo creo que es una oportunidad para los partidos aquí, parte de lo que llama Boaventura da Sousa como “democratizar la democracia” más allá de los partidos clásicos.
También hay que pensar el escenario de la geopolítica, lo que ocurrió en Ecuador, en Chile, en Argentina… Estos son países nuestros que copiaron al pie de la letra la fórmula neoliberal y aquí hay una alerta, hay que profundizar las propuestas sociales. En Colombia para la izquierda ha sido muy difícil encontrar convergencias, aquí vamos poco a poco aprendiendo y es una señal importante para el país y este gobierno de Duque.
Hay que tener cuidado, estos tienen más vidas que un gato. Álvaro Uribe ha sido astuto y se ha sabido conectar con una parte de un país roto, conservador, patriarcal… y él es esoY la fragilidad del uribismo, ¿cómo la interpretas?
Hay que tener cuidado, estos tienen más vidas que un gato. Álvaro Uribe ha sido astuto y se ha sabido conectar con una parte de un país roto, conservador, patriarcal… y él es eso. Pero sí que hay una señal y esto contribuirá en el tema de la justicia ya que por primera vez un presidente ha sido llamado a la Corte Suprema de Justicia y entonces vimos el rostro de un hombre compungido. Se ha roto una especie de mito, el del hombre todopoderoso y creo que es importante ver que ha empezado a fisurarse el teflón, que es algo que siempre se decía, que era un hombre con teflón que podía pasar lo que fuera y el hombre seguía y seguía. Ojalá pueda ser, como decía García Márquez el ‘Otoño del patriarca’, ese momento en que se marchita no solo él sino la parte del país que que ha guerreado, porque aquí los únicos que se han puesto a tomar las armas no han sido la guerrilla, sino la política, el partido conservador y liberal acudieron a las armas para hacer la política. Ojalá todo eso se desanclé y podamos, yo tengo esperanza, hacer otra política. Pero debemos estar alertas porque el Centro Democrático tiene muchísimos recursos, muchísimo poder y aquí hay unos poderes fácticos y económicos que afincan ese poder de extrema derecha y no van a ceder tan rápida ni fácilmente. Pero sí, esto es otro símbolo, pensar en esa cara compungida de Álvaro Uribe te permite pensar que no es todo poderoso, aortunadamente es humano y puede perder.
En Colombia muchas veces tener una agenda donde se hable de mujer no es tener necesariamente una agenda feministaDe nuevo con las agendas emergentes y enlazándolo con las elecciones, los cambios y la figura de la mujer en Colombia. ¿Que haya liderazgos femeninos es suficiente para llevar a cabo agendas políticas feministas?
No. Yo creo que en Colombia muchas veces tener una agenda donde se hable de mujer no es tener necesariamente una agenda feminista. El feminismo es un movimiento crítico, que subvierte cotidianamente el orden patriarcal en lo económico, en lo político, en lo social. El feminismo sí tiene hoy en día la potencia de ser un movimiento articulador en el mundo, porque creo que tener una agenda feminista es una agenda donde no solo están las feministas, es una agenda que, ojalá, sirva para el 99% de la población. Se está feminizando la política y eso es muy importante para el mundo. Ojalá en Colombia podamos seguir empujando toda esa movilización.
De hecho, esas agendas feministas y ecologistas que has citado apuntan a la raíz del sistema.
Claro, porque son anticapitalistas, son antisexistas y son anticolonialistas.
¿Y crees que Alianza Verde o Colombia Humana tienen esa agenda feminista y ecologista?
Yo creo que el movimiento que recoge mejor esa agenda feminista y ecologista es Colombia Humana. La Alianza Verde no tiene tanto esa agenda, aunque haya algunas mujeres que sí.
Los demás partidos y movimientos lo han ido retomando, pero esa es la tarea que tenemos ahora. O sea, haber salido de esta guerra un poco, aunque todavía la tenemos, ha permitido que surjan esas agendas que estaban ocultas y eso es parte de los nuevos retos de esta democracia. Una democracia precaria que tenemos, pero que al salir del conflicto armado nos va a permitir crecer.
Muchas personas te ven como la bisagra que puede unir a la Alianza Verde y a Colombia Humana, la posible unión entre el centro y la izquierda. ¿Cómo ves esa posible alianza y escenario para las elecciones presidenciales de 2022 o para conformar gobiernos en coalición tras las elecciones locales?
Esa condición de tejedora o bisagra se hizo realidad en la segunda vuelta de Colombia Humana en las anteriores elecciones nacionales. Nosotros obtuvimos cinco millones de votos en la primera vuelta y en la segunda se sumaron otros tres millones de votos que tienen mucho que ver con esa convergencia. Fue difícil, pero lo hicimos con el partido de izquierda POLO, con la Alianza Verde y con sectores del liberalismo, incluso conservadores, que pensaban que esa propuesta podía avanzar y que veían cómo una victoria de Iván Duque era tener un tercer mandato de Álvaro Uribe, que es lo que está ocurriendo.
Con Claudia López pasó algo similar pero no logré conquistar a Gustavo Petro para que diéramos ese paso y encontráramos un punto intermedio para discusiones concreta como el metro de Bogotá, que era el asunto que dividió. No lo encontramos, pero creo que ahora, en la alcaldía de Bogotá y otras tantas ciudades, lo vamos a lograr. ¿Cuál es el reto de Colombia Humana ahora? Sobrevivir a lo que pasó en las urnas, entender que ese proyecto sigue vivo y organizarnos como movimiento político, sin jerarquías pero con un mínimo de organicidad que nos de un capacidad de interlocución y posibilidad de democratizarnos. No creo que se pueda seguir haciendo lo que hizo Gustavo Petro en estas elecciones donde algunos candidatos de algunas regiones fueron ungidos por Petro desde Bogotá, eso desvirtúa Colombia Humana. A mí me gustaría hacerlo así, pero no sé si será posible. Yo voy a seguir insistiendo porque creo que esa es la salida para Colombia, tenemos que encontrar convergencias en unos mínimos que son muy políticos y que nos permitan estar juntos en este país que nos ha dejado la guerra.
En estos meses de desgobierno estamos encontrando un enorme espacio y tenemos un enorme reto toda la sociedad civil de organizarnos, articularnos, no permitir que nos fragmenten¿Cuáles son los siguientes pasos?
Ivan Duque ha convocado a una conversación, bueno, a un gran acuerdo social. Tenemos que entender qué significa acuerdo social y debatir cuáles son las demandas y las exigencias. Tenemos que reconocer el enorme valor de esta convocatoria de las centrales sindicales y los estudiantes pero hay que decir que este paro en Colombia es mucho más amplio. Aquí hay una demanda por una vida plena, de las mujeres, de los pueblos indígenas que los están exterminando, igual a las comunidades afro, de los campesinos y campesinas de la colombia profunda… Y una urgencia por reinventarse Colombia en clave de democracia y de paz, esperamos que entienda Iván Duque.
Yo no marché para que caiga Iván Duque, yo creo que hay que aspirar a un cambio de régimen político en Colombia. En estos meses de desgobierno estamos encontrando un enorme espacio y tenemos un enorme reto toda la sociedad civil de organizarnos, articularnos, no permitir que nos fragmenten y encontrar una agenda política, social, cultural con la que converger y seguir trabajando juntos y juntas.
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Si al partido Colombia Humana le interesara el orden no agitaba en las redes
Angela Maria Robledo y Gustavo Petro Son dos agitadores profesionales. Que les divierte el caos generado por terroristas destruyendo con martillos y fuego todo lo que encuentran a su paso y "las barras bravas" de ladrones y atracadores que acudieron al llamado de PETRO. Estan felices al contemplar su obra.
Que pena que el entrevistador/a no se le hubiera ocurrido preguntarle a Robledo por su apoyo contradictorio a Claudia López, quien tan solo unas semanas antes y al inicio de ña campaña de las municipales, declaró su apoyo entusiasta a Fajardo, verdadero candidato "tapado" de las èlites opuestas al cambio en Colombia, hecho que generó multitud de críticas dentro y fuera de su formación Colombia Humana!
¿Tienes más información o enlaces que respalden esto que dices?