Crisis climática
Por qué necesitamos un New Deal Verde europeo

Si el socialismo en un solo país era una quimera, también lo será la idea de una transición ecológica en un solo país. Para hacerlo funcionar, el New Deal Verde tendrá que internacionalizarse.

esmog pekin
Esmog en Pekín. Imagen: 螺钉
Traducción: Eduardo Pérez
11 mar 2019 07:01

El daño causado por la contaminación del aire está siendo comparado con los efectos del tabaco. Según la Organización Mundial de la Salud, la contaminación del aire supone la mayor amenaza medioambiental para la salud global en 2019, matando a siete millones de personas prematuramente cada año, lo cual es similar al número de muertes causadas por los cigarrillos.

No sorprende que una broma común sobre la contaminación del aire en la India contemporánea diga que “vivir en Delhi es como fumarse 50 cigarrillos en un día”. O que un chiste en China incluso sugiera formas de afrontar la contaminación del aire en la forma del mejor Groucho Marx: “Terapia individual: ponte una máscara. Terapia familiar: compra un seguro médico. Si tienes dinero y tiempo: vete de vacaciones. Si eres de clase baja: emigra. Terapia nacional: espera que venga el viento”.

Por desgracia, como suele pasar con el humor negro, el chiste es una realidad. Cuando en enero de 2017 China anunció por primera vez la alarma de niebla de nivel rojo a escala nacional, evitar el humo se convirtió pronto en una tendencia y cientos de miles de chinos empezaron a viajar al extranjero durante los meses de invierno —cuando la contaminación es crítica— específicamente para escapar de la contaminación atmosférica. Al mismo tiempo, aquellos que no tienen los medios para escavar tienen que quedarse con máscaras y literalmente esperar al… aire.

Cuando oímos o leemos sobre la contaminación del aire, inmediatamente pensamos en India o China. Pero la tasa de mortalidad por la contaminación atmosférica en Hungría resulta ser la segunda más alta del mundo, justo por detrás de China. Hasta 10.000 personas mueren prematuramente en el país cada año debido a enfermedades vinculadas a la contaminación del aire.

En 2018, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) publicó un informe que mostraba que la contaminación del aire causa casi 500.000 muertes prematuras en Europa cada año. El informe advertía que el efecto sobre la salud era peor en países de Europa del Este que en China e India.

Ciencia ficción china, ¿la realidad de Europa?

Hace solo unos años habría sonado grotesco comparar el presente de Europa con la ciencia ficción china: ¿cómo podría una fantasía sobre el futuro proveniente de la China actual estar contándonos una historia sobre el propio destino de Europa? Pero, para entender la actual catástrofe ecológica europea, es útil acercarse a uno de las mejores escritoras de ciencia ficción contemporáneos de China, Hao Jingfang y su Entre los pliegues de Beijing.

Retrata un Beijing futuro que está dividido en tres clases sociales, cada una de las cuales viven en una superficie física diferente de la ciudad. Lo que describe Entre los pliegues de Beijing es una distopía contaminada en la que el protagonista trabaja en el procesado de residuos y pertenece a la tercera clase. La luz solar es tan escasa que se raciona en base a la clase económica. La tecnología y la automatización sirven a los ricos que viven en un primer espacio con aire fresco, mientras que los pobres viven literalmente en y de la basura.

Es una representación realmente inquietante de un futuro donde los mundos están literalmente separados —incluso el mismo tiempo es dividido y repartido cuidadosamente para las clases separadas— como un tipo de “realidades paralelas”, que están, sin embargo, interconectadas y son parte de la estructura del mismo mundo que sirve a los que viven en el primer espacio.

Como en toda buena ciencia ficción, esta historia no describe tanto un futuro distante, sino un mundo que ya se está desplegando bajo nuestros pies. Pero ¿y si Entre los pliegues de Beijing no está sólo atendiendo a las desigualdades sociales actuales en China y a su rápido desarrollo hasta su conclusión lógica para retratar un futuro inevitable si las tendencias actuales continúan? ¿ Y si puede representar la catástrofe ecológica y el colapso medioambiental actuales de Europa?

En los últimos años ya nos hemos acostumbrado a las fotos del esmog de Beijing como uno de los peores lugares en cuanto a calidad del aire del mundo. Pero estos días estamos siendo testigos de imágenes parecidas de Serbia, Macedonia, Bosnia y Herzegovina, Rumanía, Bulgaría, Hungría y otros países europeos menos desarrollados.

A finales de enero de 2019, 1,7 millones de habitantes de Belgrado, la capital serbia, se despertaron por la mañana para encontrarse en la ciudad más contaminada del mundo. Ese día, en una ciudad y un país con protestas antigubernamentales continuas y crecientes, los activistas del movimiento social Don’t Drown Belgrade (No ahoguéis Belgrado) enviaron una máscara de gas al alcalde con un sencillo mensaje: “Pronto todos necesitarán una máscara de gas”.

Aire fresco en el oeste, máscaras en el este

Y aquí llegamos desde Entre los pliegues de Beijing a “Entre los pliegues de Europa”. Hay una aguda división en la calidad del aire entre el oeste y el este de Europa. Incluso la revista Forbes la denominó recientemente “el nuevo telón de acero”. Pero aparte de nombrar los motivos de esta contaminación del aire, como el carbón marrón como principal fuente de energía de los países postcomunistas, Forbes no mencionó el verdadero origen del problema.

El problema no es tanto que los países de Europa Oriental —la exYugoslavia y los estados del Bloque del Este— no estén lo suficientemente “desarrollados”. El problema es que la arquitectura actual de la Unión Europea está en realidad basada en una profunda y creciente división entre el centro (Europa Occidental) y la periferia (Europa Oriental). Sin el Este subdesarrollado, el Oeste no podría realmente pasar por esta “transición verde”  o lo que los alemanes llamarían Energiewende.

Si alguna vez fue tangible que Europa se está transformando rápidamente a sí misma en una distópica “Entre los pliegues de Europa”, con diferentes espacios de calidad del aire dependiendo de si perteneces al centro o a la periferia, a los ricos globales o a los pobres globales, entonces fue con la actual prohibición del diesel en Alemania –y sus consecuencias para el este.

La prohibición misma, por supuesto, es un desarrollo en la dirección correcta, pero no resuelve el problema ecológico y económico más profundo que va más allá de las fronteras nacionales. Aunque Alemania está en este momento, como uno de los países más desarrollados de Europa, atravesando su “transición verde”, esto tiene consecuencias medioambientales y sanitarias devastadoras para el resto de la Unión Europea.

A finales de enero, cuando los niños en Bélgica estaban protestando contra el cambio climático, se hizo más claro que nunca que no puedes simplemente “deslocalizar” o “exportar” la contaminación del aire mientras que al mismo tiempo los colegios estaban cerrados en Macedonia debido a niveles extremadamente altos de contaminación atmosférica. Ya en diciembre de 2018, dos ciudades de Macedonia –la ciudad occidental de Tetovo y la capital, Skopje- fueron nombradas por el Índice de Calidad de Aire Europeo como las ciudades más contaminadas de Europa.

En otras palabras, Europa Occidental está literalmente exportando “contaminación del aire” a la periferia de la UE. Según Handelsblatt, de Alemania, la exportación de coches diésel usados alemanes aumentó hasta 233.321 en 2017, un 18% más que el año anterior. Aunque la principal exportación es todavía a Francia, Austria e Italia, un número significativo fue a Europa Oriental: 11.841 fueron a Hungría, 9.439 a Eslovaquia y 10.899 a Rumanía. En 2017, la importación de coches diésel de segunda mano desde Alemania a Croacia aumentó un 89%.

Pero de nuevo, esta vez explícitamente, el planteamiento de la historia fue una típica negación del verdadero problema. El periódico alemán llevaba el título “El apetito de Europa Oriental por los sucios y viejos diésels”, como si la gente Hungría, Serbia, Macedonia, Bosnia y Herzegovina, Rumanía y Bulgaria no fuera a estar contenta con un Energiewende y no prefiriera respirar aire fresco en vez de… llevar máscaras de gas.

“No hay transición verde en un solo país”

Lo que esta realidad de “Entre los pliegues de Europa” –menos ciencia ficción, más realismo capitalista- hace cada vez más evidente es que la solución a los problemas universales de hoy (como el cambio climático o el colapso medioambiental) no puede estar en soluciones que ya están distribuidas de acuerdo a las diferentes realidades o “categorías” de la Europa contemporánea: “transición verde” para el Oeste, diésel para el Este.

Este “desarrollo desigual” no se manifiesta sólo en la marcada división entre el centro y la periferia, que se hace tangible con la contaminación atmosférica; es al mismo tiempo una profunda división de clase dentro de las sociedades, como se visibilizó con las protestas de los Chalecos Amarillos en Francia, donde eran –una vez más- los pobres quienes estaban destinados a pagar los costes de la “transición verde” a través de un “impuesto al carbono”.

Lo que se está haciendo más obvio cuando nos enfrentamos a los recientes informes sobre un completo colapso medioambiental planetario es que la “transición verde” para los ricos, y la catástrofe ecológica para los pobres, no es una solución si queremos tener un planeta habitable.

Por ello la externalización de la contaminación atmosférica o un simple “impuesto al carbono” como insuficientes e inherentemente “desiguales” respuestas a la necesidad de Europa de una urgente “transición verde” –quizás incluso “transición” es la palabra equivocada- no pueden representar la solución adecuada para un problema planetario mucho más profundo. Necesitamos una completa desinversión en carbono que redirigiría las inversiones energéticas desde los insostenibles combustibles fósiles a la energía limpia y renovable.

Si alguna vez estaba claro que necesitamos un New Deal Verde, es hoy. Y en 2018 esta urgencia ha sido finalmente reconocida a ambos lados del Atlántico, con el impulso al nuevo New Deal Verde por parte de demócratas progresistas alrededor de Alexandria Ocasio Cortez en Estados Unidos, y en el otro lado del Atlántico por DiEM25, con su New Deal Verde que supone un plan de inversión masiva de 500.000 millones de euros al año sin aumentar impuestos, llevando a una genuina “transición verde” sin “desarrollo desigual”.

Parafraseando la famosa lección del siglo XX de que “no hay socialismo en un solo país”, el lema del New Deal Verde para el siglo XXI debería ser: “No hay transición verde en un solo país”.

srecko horvat
Srecko Horvat es filósofo y cofundador de Democracy in Europe Movement (DiEM25). Entre sus libros están What Does Europe Want? (con Slavoj Zizek), The Radicality of Love, Subversion! (La radicalidad del amor, Katakrak, 2016) y, más recientemente, Poetry from the Future, publicado por Penguin en 2019.

roar
Artículo publicado originalmente en Roar Magazine.

 


Archivado en: Crisis climática
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Estados Unidos
Crisis climática El portazo de EE UU al Acuerdo de París, una decisión que costará vidas
El magnate promulga en su primer día una batería de leyes anticlima y saca a Estados Unidos del plan global para frenar el cambio climático en el año en que el planeta ha sobrepasado los 1,5ºC de calentamiento.
El Salto n.77
El Salto 77 La desastrosa gestión de la dana en la nueva revista de El Salto
A las vidas que se perdieron en el fango y la riada, a la gestión del desastre, dedicamos la portada de nuestro número de invierno de 2025.
Estados Unidos
El regreso de Trump Trump saca a Estados Unidos del Acuerdo de París y cierra la frontera con México
Con una batería de órdenes ejecutivas, Donald Trump declara la “emergencia nacional” en la frontera sur, indulta a 1.600 condenados por el asalto al Capitolio y saca a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud.
Pensiones
Pensiones públicas El Gobierno y el PP sacan adelante la reforma de las pensiones para incentivar el trabajo hasta los 72 años
Con apoyo de la patronal, los grandes sindicatos y el partido de Feijóo, el Gobierno aprobó la reforma que permitirá retrasar de forma voluntaria la jubilación.
Congreso de los Diputados
Ley ómnibus El Congreso aplasta el ‘escudo social’ del Gobierno
La moratoria de desahucios y de cortes de suministros para familias vulnerables del ‘escudo social‘, así como los descuentos en el transporte y en el bono social eléctrico quedan suspendidos tras la derrota del Gobierno en el Congreso.
Fiscalidad
Impuestos Junts y PNV eliminan el impuesto a las grandes energéticas
Las derechas vasca y catalana se suman al PP y Vox para que no se prorrogue el impuesto pese a las concesiones.
Palestina
Genocidio No hay tregua para Israel, que multiplica sus ataques sobre la población de Cisjordania
Las Fuerzas Armadas de Israel han lanzado la operación “muro de hierro” sobre Jenin, donde se han producido más de diez asesinatos y docenas de detenciones en las últimas horas.
El Salto n.77
El Salto 77 La desastrosa gestión de la dana en la nueva revista de El Salto
A las vidas que se perdieron en el fango y la riada, a la gestión del desastre, dedicamos la portada de nuestro número de invierno de 2025.

Últimas

Crónica
Palestina El viaje vacío: el espejismo de la ayuda humanitaria en la frontera de Rafah
Un enviado especial de El Salto a Rafah explica cómo se ha producido el primer acceso de los periodistas extranjeros a este punto de la frontera de Egipto con Palestina tras el anuncio de alto el fuego en vigor desde el 20 de enero.
Estados Unidos
Crisis climática El portazo de EE UU al Acuerdo de París, una decisión que costará vidas
El magnate promulga en su primer día una batería de leyes anticlima y saca a Estados Unidos del plan global para frenar el cambio climático en el año en que el planeta ha sobrepasado los 1,5ºC de calentamiento.
Estados Unidos
Ola antigénero Trump, pasado y futuro del infierno que viven las personas trans en Estados Unidos
Aunque los atentados más graves contra los derechos trans en EE UU en los últimos años han venido de parte de los Estados, Trump empieza su mandato cargando contra el derecho a la no discriminación o los tratamientos médicos para el colectivo.
Galicia
Galicia Noruega frena una celulosa similar a Altri amparándose en la directiva europea que regula los vertidos
La Agencia de Medio Ambiente del país da carpetazo a la construcción de una fábrica en su territorio y argumenta su decisión por las potenciales afecciones a la calidad del agua. El proyecto, señalado por Greenpeace, era más pequeño que el gallego.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Sanidad a la madrileña La policía levanta una mesa que recogía reclamaciones en el Hospital 12 de Octubre de Madrid
Vecinas y vecinos de barrios y pueblos de Madrid llevan un año recogiendo reclamaciones por el estado de la sanidad. Este miércoles la acción ha sido impedida por la Gerencia del hospital, en un contexto de lucha.

Recomendadas

Palestina
Genocidio “Felicidad mezclada con mucha tristeza”, gazatíes en Egipto reciben las noticias del alto al fuego
Las personas palestinas refugiadas en Egipto celebran el alto el fuego aunque reconocen muchas dudas sobre el posible retorno a su tierra, toda vez que la campaña de Israel ha terminado con las infraestructuras y diezmado a las familias gazatíes.
Galicia
Galicia La Xunta reparte 2,6 millones en 59 convenios con los grandes medios gallegos basándose en el “interés general”
En poco más de año y medio, las consellerías firmaron 59 convenios para la publicación de campañas y contenidos periodísticos relativos a sus ámbitos competenciales, reservándose el derecho a hacer observaciones en los contenidos.
Yemayá Revista
Yemayá Revista El feminismo saharaui, una lucha debilitada por el abandono de un pueblo
Pese a lo esencial de la lucha de las mujeres saharauis por reivindicar sus derechos y los de su tierra, 50 años de exilio y colonización han tenido impactos en los ejes patriarcales de los campamentos de personas refugiadas en Tinduf.
Migración
Derechos Humanos 2.465 personas han muerto o desaparecido intentando llegar a territorio español en 2024
El informe ‘Derechos humanos en la Frontera Sur’ de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía pone el foco este año en la situación de los asentamientos en Huelva y Almería donde viven más de 12.000 personas.