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Crisis climática
Las empresas causantes de la crisis climática reciben 20 veces más fondos que la lucha contra ella
El mundo está retrasado en su lucha contra la crisis climática y necesita un cambio de rumbo en materia económica, y para eso hacen falta fondos. Sin embargo, el dinero no parece estar fluyendo hacia donde debería si la humanidad quiere frenar el cambio climático. Un informe publicado este 14 de septiembre saca a la luz que la banca internacional canaliza en el Sur global 20 veces más financiación hacia las principales industrias causantes de la crisis que a los Gobiernos para luchar contra ella.
El estudio, titulado Así se mueve el dinero: los bancos echan leña a la crisis climática y publicado por Alianza por la Solidaridad-ActionAid en colaboración con Profundo, una organización centrada en la investigación de temas ambientales, pone cifras al dinero recibido en los países más desfavorecidos tanto por la industria de los combustibles fósiles como por la agrícola —el segundo sector más responsables del calentamiento global—.
3,6 billones
La industria de las energías fósiles, principal causa de la crisis, recibió flujos financieros por valor de al menos 3,2 billones de dólares durante los últimos siete años en los 134 países del sur global que ha estudiado el equipo encargado de la investigación. Las fechas corresponden a los años 2016-22, el tiempo transcurrido entre la adopción del Acuerdo de París y la actualidad.
Crisis energética
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Entre los mayores receptores de financiación dedicada a la extracción, tratamiento y comercialización de combustibles fósiles en el Sur Global se encuentra la china State Power Investment Corporation, que ha recibido 203.900 millones de dólares desde 2016, además de otras empresas productoras de energía de origen chino con fuertes inversiones en carbón. La comercializadora materias primas Trafigura; y petroleras globales como Saudi Aramco, Petrobras, Eni, Exxon Mobil, BP y Shell, son otras de las multinacionales que aparecen en el listado de receptoras de financiación millonaria.
Las grandes empresas del sector agroindustrial —el segundo sector global que más peso tiene en la crisis climática— con actividad en los países más desfavorecidos también han obtenido fondos millonarios. Al menos han recibido 370.000 millones de dólares en el mismo periodo, según el informe.
Bayer, propietaria de la polémica multinacional de biotecnología y agroquímica Monsanto, es la mayor beneficiaria de fondos en el sector agrícola del Sur global, con 20.600 millones de dólares en siete años, según los datos recopilados por Profundo y ActionAid. ChemChina (Syngenta), COFCO Group, Archer-Daniels-Midland (ADM) y Olam Group, todos ellas implicadas en la venta de productos agroquímicos, o de piensos y biocombustibles que contribuyen a la deforestación, también aparecen en el listado de más beneficiados.
Banca sucia
Respecto a las entidades emisoras de fondos destacan HSBC, BNP Paribas, Société Genérale y Barclays, en Europa; y Citibank, JPMorgan Chase, Bank of America, en América. Sin embargo, son las entidades financieras chinas las que destacan, muy por encima de sus homólogas occidentales. Tres entidades del país asíatico —Industrial and Commercial Bank of China, China CITIC Bank y Bank of China— han proporcionado 420.000 millones de euros a la industria fósil y agrícola de los países en desarrollo, con más de 120.000 millones de euros cada una.
El equipo investigador destaca que “muchos de estos bancos se han comprometido a alcanzar emisiones 'netas cero' o 'neutralidad en carbono' en su cartera de financiación para 2050, pero ninguno cuenta con políticas adecuadas para descarbonizar realmente su cartera”. Además, varias entidades —entre las que se encuentran Barclays, BNP Paribas, HSBC y Citigroup—se han fijado como objetivo a largo plazo eliminar gradualmente los préstamos al carbón, pero mientras tanto siguen financiando a algunos de los mayores productores de electricidad y empresas mineras de carbón.
Desde ActionAid recuerdan que la financiación pública tiene capacidad para contribuir en gran medida a solucionar la crisis del cambio climático, pero sigue siendo una gran parte del problema. “Los gobiernos siguen canalizando fondos públicos hacia los combustibles fósiles y la agricultura industrial a través de una red de subvenciones públicas, empresas estatales, bancos estatales, fondos soberanos y de pensiones y ayuda oficial al desarrollo”, lamentan.
Desinversión fósil y reorientación financiera
Isabel Iparraguirre, responsable de Transición Ecológica de Alianza por la Solidaridad-ActionAid, ha señalado que “los bancos tienen que asumir la responsabilidad y el daño que están causando a las comunidades y al planeta, y acelerar sus planes de desinversión y dejar de financiar la destrucción que provocan los combustibles fósiles y la agricultura industrial de forma urgente".
Al respecto, el informe recoge alternativas a lo que considera como “inversiones nocivas”. Una financiación adecuada a proyectos de energía renovable con base democrática y una priorización de las actividades que promueven la soberanía alimentaria como objeto de financiación son dos de las principales claves.
“Esta transformación requiere que los gobiernos y los financiadores prioricen la soberanía alimentaria, pasando de un enfoque extractivo centrado en la producción de materias primas para la exportación y el uso excesivo de productos agroquímicos, a un enfoque que se centre en las contribuciones de los pequeños agricultores, y en particular de las mujeres agricultoras”, proponen desde ActionAid. “La promoción de la agroecología requiere un mayor apoyo financiero y técnico, incluida una formación profesional que tenga en cuenta las cuestiones de género, apoyo para la comercialización y el acceso a los mercados, incentivos en las subvenciones e inversión en infraestructuras e instalaciones de producción y procesamiento”.
“Los gobiernos y los financiadores deben apoyar más estas iniciativas que, a mayor escala, contribuyen a fomentar el fin de la deforestación y terminar con el uso excesivo de productos químicos para producir alimentos. Apoyar este tipo de soluciones es invertir en nuestro futuro, en lugar de en nuestra destrucción”, ha afirmado Isabel Iparraguirre.