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Barrios
Los barrios excluidos de Sevilla, carne de abstención electoral
Sevilla es una de las ciudades más desiguales de toda España. Esto no se debe a que existan barrios muy ricos, que los hay, sino más bien a la presencia de demasiados barrios pobres. Sevilla lleva siendo la vergüenza nacional en el ámbito de la vivienda desde el 1960. Es por ello que la exclusión en los barrios afectados se ha disparado a medida que las viviendas se iban deteriorando, unas veces por el tiempo, otras por el entorno en el que se encuentra.
Los orígenes
Cualquier persona de Sevilla que conozca la historia de la ciudad o que tenga más de 60 años recordará el desbordamiento del arroyo Tamarguillo en 1961. Este acontecimiento catastrófico dejó al descubierto que gran parte de la población pobre vivía en chabolas en la periferia de la ciudad. En aquel momento, las autoridades franquistas hicieron balance y tan solo en Sevilla existían 50 núcleos de viviendas improvisadas.
Tal y como explica el geógrafo Francisco José Torres Gutiérrez, aun en 1968 “los problemas continuaban, y había asentamientos chabolistas reconstruidos como el del Vacie”, que a día de hoy sigue existiendo para vergüenza de todos los alcaldes sevillanos hasta la fecha. Las consecuencias de este hecho son minimizadas, cuando fue el detonante de la situación actual de la vivienda en Sevilla junto con la especulación inmobiliaria comenzada en el franquismo.
Sevilla
Sevilla, la ciudad desigual
A pesar de ser la capital de Andalucía y una de las ciudades más importantes de España, Sevilla tristemente obtiene los primeros puestos en número de barrios con exclusión social.
Las autoridades de la dictadura, como no tenían una estrategia clara en materia de vivienda, actuaron por un lado creando refugios temporales en el Polígono de San Pablo, Charco Redondo y la barriada de la Corchuela, y, por otro, construyendo barrios enteros de manera urgente, con materiales baratos y sin estrategias geográficas coherentes. Se comenzó entonces la construcción de los barrios que ahora protagonizan muchas portadas de prensa local: Los Pajaritos, Torreblanca y Polígono Sur.
Hay que aclarar que la barriada de Los Pajaritos forma parte de un barrio más grande llamado Tres Barrios, a los que se suma la zona de Madre de Dios y La Candelaria, que también tiene problemas similares al del anteriormente mencionado. Este núcleo se comenzó a construir en 1950 con el éxodo de personas del campo a la ciudad. En este marco había que hacer polígonos de viviendas baratas para que los trabajadores estuvieran cerca de su puesto de trabajo. La forma de construcción fue experimental, y de este modelo se exportaron las demás formas de construcción de los barrios obreros sevillanos. En muy pocos años se había terminado parte de este barrio entregándose las casas a los nuevos habitantes. El optimismo de salir de la pobreza para comenzar a vivir en comunidades estables y cercanas a la ciudad era palpable en la ciudadanía.
La prensa de masas ha contribuido a esta realidad con noticias sensacionalistas en estos barrios. Este tipo de tratos en la información no ayudan, sino que estigmatizan aun más zonas que están marginadas
Este fenómeno, a pesar de ciertas diferencias, fue similar en Torreblanca de los Caños. A pesar de expandirse en la época posterior a la Guerra Civil, este barrio comienza su apogeo expansionista en los momentos de mayor desarrollismo franquista. Es ahí cuando se construyen las viviendas blancas sociales para los antiguos vecinos de la zona que vivían en chabolas. Pero en este caso las viviendas eran más grandes: es el comienzo de la composición del barrio obrero y de un paisaje industrial que con la desindustrialización posterior se vendrá abajo.
Finalmente, Polígono Sur es el último de los barrios que se construyó. Las obras acabaron en 1982, pero el barrio tardó poco tiempo en degradarse. La zona popularmente conocida como Las Vegas, que formalmente se llama Martínez Montañés, en pocos años presentaba graves signos de degradación física.
Estos barrios construidos entre 1950 y 1982 presentan ciertas similitudes.
1. Realojos y flujos demográficos perjudiciales. Los tres barrios anteriormente mencionados eran formados principalmente por vivienda barata. En ellos se realojaron personas de bajos recursos y que nunca habían vivido en pisos y barrios, algo que llevó a que muchas de las normas de convivencia no se cumpliesen.
2. La catástrofe del arroyo Tamarguillo. Este desbordamiento llegó a casi todas las zonas de la ciudad. La urgencia por los realojos hizo tomar estrategias erróneas a largo plazo.
3. La desindustrialización. Durante la época dorada del PSOE de Felipe González se cometieron muchos atropellos económicos, entre ellos la privatización de numerosas empresas públicas, entramos en la Comunidad Europea y esto hizo cambiar nuestra economía de un día para otro. El sociólogo James Petras afirmaba que la modernización socialista había sido profundamente negativa para la clase trabajadora, y con énfasis en los jóvenes.
4. La entrada de las drogas duras en los barrios obreros en los años 80. Aunque estos no fueron los únicos barrios afectados, fue donde la droga dura más se extendió. Esto hizo que se creasen asociaciones para luchar contra esta situación. Si no viviste la época es recomendable ver cine quinqui de Eloy de la Iglesia: frente al relato idílico de los años 80 que se vende desde los medios, la realidad social era de mucha pobreza.
5. Errores de la Administración Pública. Hay errores desde el inicio de estos barrios debido a su localización, que fue periférica y alejada de la vida económica de la ciudad. La conformación geográfica de calles pequeñas y sus malas comunicaciones asentaron la idea de lejanía. A todo esto hay que sumarle el abandono que tuvieron estos barrios durante años, y que siguen teniendo en algunos ámbitos.
6. Magnificación de los problemas. La prensa de masas ha contribuido a esta realidad con noticias sensacionalistas en estos barrios. Aun no se me olvida el documental sobre Polígono Sur con música aterradora de thriller para narrar cómo habían detenido a un narcotraficante. Este tipo de tratos en la información no ayudan, sino que estigmatizan aun más zonas que están marginadas.
Pobreza y elecciones
Estos procesos excluyentes tienen consecuencias en la forma de comportarse electoralmente de los vecinos de estas zonas. En los casos estudiados, los barrios con menor renta registran una menor participación electoral.
La exclusión social es una mancha de aceite que permea y se extiende por todas las relaciones interpersonales y procesos sociales, y tiene, por supuesto, una vertiente política. ¿Podemos afirmar que el voto es un mecanismo igualador si amplios sectores sociales no votan? Por supuesto que no, y esta tragedia está ocurriendo en los barrios que cumplen con estas características.
El Puche, La Cañada Real, Polígono Sur y Palma Palmilla tienen algo más en común que procesos de exclusión social graves: han tenido siempre tasas de abstención electoral muy altas
El Puche, La Cañada Real, Polígono Sur y Palma Palmilla tienen algo más en común que procesos de exclusión social graves: han tenido siempre tasas de abstención electoral muy altas, algo que debería ser preocupante para los defensores de la democracia y la participación electoral. A pesar de que el voto sea un derecho y no un deber, es problemático que grupos con graves necesidades no puedan introducir sus preferencias en el debate de ideas.
La pregunta que siempre aparece es ¿por qué las personas de estos barrios no votan? Hay varias pistas que pueden servir para responder a esta pregunta:
Pobreza
Fuera de foco, El Puche y la Chanca
1. Integración y desintegración. La profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona Eva Anduiza explica que “cuanto más integrado está un individuo en la sociedad, más numerosos son los estímulos que recibe de su entorno, y por tanto, menor es la posibilidad de que se abstenga”. Esta afirmación de Anduiza es muy poderosa, es extrapolable a muchas otras zonas de España e incluso Europa, y nos ayuda a entender que un ambiente propicio hace que la población participe más en los procesos electorales.
2. Inmigración, desregulación documental y voto. La participación política tiene componentes sociales, como el comentario previo a las elecciones sobre candidatos y partidos. Es por eso que es algo contagioso. En este sentido, por ejemplo, las personas que no pueden votar porque no tienen regulada su situación administrativa fomentan la abstención en su círculo cercano. Esto se extiende y crea bolsas de abstencionismo en estos barrios, porque al ser de viviendas baratas este tipo de población esta sobrerrepresentada.
3. Eje izquierda-derecha. En Sevilla, los tres barrios mencionados anteriormente tienen tasas de votos al PSOE mucho más altas de lo normal. En Polígono Sur, el voto al Partido Socialista rondó el 65%-70%, unos datos muy positivos para la agrupación de Pedro Sánchez, pero aún así en el Distrito Sur ganó el Partido Popular porque las tasas de abstención en este barrio eran del 60% o incluso más dependiendo de la sección electoral a analizar.
Diversos estudios señalan que en condiciones normales las personas de izquierdas tienden a abstenerse más frecuentemente en las elecciones, es un factor a tener en cuenta en este caso.
Esta teoría se puede corroborar al analizar los resultados de las elecciones municipales de Sevilla de 2015 en estos barrios.
En el Distrito Sur podemos ver que las únicas secciones electorales abstencionistas se encuentran dentro del popular barrio de las 3.000 Viviendas. En este caso observamos que existen 16 secciones electorales que presentan una tasa de abstención superior al 50%, quedando casi todas las que conforman el barrio manchadas por el problema ya comentado. Tal como expliqué anteriormente, el voto al PSOE es mayoritario en este barrio, aunque esto no consiguió darles la victoria en el distrito sevillano, ya que quedaron por detrás de la formación de Juan Ignacio Zoido, actualmente sustituido por Beltrán Pérez.
En Distrito Cerro Amate, el PSOE sí obtuvo el primer puesto sobre la formación azul, pero la victoria en este distrito no se materializó en una victoria en el conjunto de la ciudad, debido al censo reducido de este distrito y a la alta abstención electoral que presenta, que es cercana a un 50%. Esta es una imagen de abstención generalizada, correspondiéndose con el barrio más pobre de Sevilla y que más secciones electorales abstencionistas presenta.
Granada
Acabar con la leyenda negra de Almanjáyar
Por último, el Distrito Este presenta una abstención reducida, solo unos puntos por encima de la media sevillana. El abstencionismo se focaliza en el barrio de Torreblanca, específicamente en la zona de la Plaza del Platanero, que es la que presenta mayor exclusión social de todas.
¿Debemos aceptar este fenómeno como algo natural? Yo defiendo que no, por dos razones principales:
1.No es algo natural. Es un proceso social que deriva de una falta de recursos económicos y materiales fruto de una situación injusta causada por políticas públicas nefastas.
2.Se puede solucionar. Un defensor del sector público debe aproximarse a estos problemas como lo que son, un problema social. Esta situación no es de carácter privado por mucho que la derecha quiera achacarlo a malos hábitos sociales y económicos, sino que son causados por malas prácticas de la Administración durante años y deben ser solucionados por esta en conjunto con los propios vecinos de las zonas afectadas.
Desde los partidos de izquierdas se deberían fomentar planes educativos para revertir esta problemática a largo plazo junto con planes de empleo para los padres. Esto debería de ir acompañado de un aumento en la seguridad y un cambio en las relaciones policía-ciudadano.
El vecindario debe tener protagonismo tanto en las políticas públicas como en la representación de sus barrios. Los partidos deben de ser valientes y tener en cuenta las justas reivindicaciones de personas que han sido olvidadas durante décadas. Quizás escuchándoles muchos políticos bajen de su particular torre de marfil desde la cual pontifican sobre los problemas de la clase obrera.
Desigualdad
Mujer y andaluza, el rostro de la pobreza
Un 37,3% de la población de Andalucía está en riesgo de pobreza y/o exclusión social, 10,7% por encima de la media española, una situación que afecta sobre todo a mujeres jóvenes con hijos.