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Asturias
Baterías de cok, el patrimonio industrial amenazado que dibuja la silueta de Avilés
Tras cerrar las baterías de cok de Avilés, en diciembre de 2019 la multinacional Arcelor-Mittal deja libres 400.000 m² de suelo industrial con una ubicación privilegiada, donde también se encuentran edificaciones de relevancia cultural. Así se suscita una controversia entre una disponibilidad total de la zona con el derribo íntegro de las construcciones o una parcial para la conservación de las mismas. La decisión corresponde a la dueña del espacio, la sociedad estatal Sepides, que ya en enero anunciaba que las derruiría por completo.
El 13 de mayo, con el desmontaje de la antigua central de aguas ─que no cae dentro de la disputa─, arranca una primera fase de su Plan Director de Baterías. Según la entidad, este responde a la intención de “impulsar y potenciar la actividad económica y el empleo en la comarca” y pone a disposición del mercado cuatro nuevas parcelas. Se identifican con aquellas urbanizadas (6.4, 6.5, 6.9 y 6.10) durante el desarrollo del AD-3 del Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA).
El Salto ha tratado de conocer si se mantendrá el grupo histórico o los plazos, en su caso, para su desaparición; pero el gobierno municipal se ha remitido a la entidad del Estado y esta no ha dado respuesta a las cuestiones planteadas. No obstante, la comparecencia del portavoz socialista en el Pleno de 20 de febrero mencionaba que se estaba redactando “la licitación de los pliegos para el conjunto de obras, la demolición y el desmantelamiento”; asimismo, calificaba de oportunista a la oposición por su actitud de “retrasar el proyecto más importante de la ciudad en décadas”.
El patrimonio que requiere protección lo componen cinco chimeneas, un taller mecánico, el almacén industrial y una batería completa y un gasómetro
Sin embargo, al Gobierno del PSOE en Avilés le llueven las críticas. La portavoz del PP, Esther Llamazares, se queja de la falta de información sobre los usos posibles del conjunto, los costes o el tiempo necesario para las actuaciones y argumenta que “sin estudios y números es difícil decidir con criterio”. De la misma manera, la edil Tania González, de Cambia Avilés, reclama un análisis, aboga por detener el proceso de desmontaje y acusa al Gobierno de oponer falsamente empleo y patrimonio industrial, porque no solo son compatibles, sino que este último puede “ser un impulso para una transición hacia un nuevo modelo económico sostenible”.
Arancha Martínez Riola, concejala de Vox, se alinea con la propuesta de detener el proceso, realizar un examen de gastos, de posibles reutilizaciones y apuesta por no perder las señas de identidad que puedan procurar riqueza en el futuro. Por su parte, la representante de Ciudadanos, Carmen Pérez Soberón, acepta reflexionar sobre la consideración de esos bienes como significativos, pero no admite frenar el programa de baterías porque “retrasar 40 millones de euros para invertir en nuestra ciudad en un momento de recesión mundial y con la crisis industrial que estamos pasando es muy difícil de entender”.
En una línea similar se expresa Abel Suárez, del sindicato UGT en la Comarca de Avilés, ya que no es partidario de “alargar plazos que supongan un retraso de unos terrenos totalmente necesarios para la creación de puestos de trabajo en Avilés”, aunque no se cierra a mantener aquello que no interfiera en su competitividad y comercialización. José Manuel Baltar, secretario de la Unión Comarcal de CC OO de Avilés, cree que es “descabellado paralizar cualquier tipo de cuestión sobre el suelo”, pero propone buscar un término medio que no implique paralizarlo o tirarlo todo. Entiende que lo ideal sería reconvertir esos componentes para otras finalidades y respetar así la identidad de Asturias, que es industrial.
Los elementos controvertidos
Pero ¿de qué instalaciones estamos hablando exactamente? Según indica Rubén Domínguez, historiador del Arte, experto en Patrimonio Industrial y presidente del Centro de Estudios del Alfoz de Gauzón, se trata cinco chimeneas, un taller mecánico, el almacén industrial, una batería completa y un gasómetro. Este último, cuyo diseño está patentado por la casa MAN, posee algunas peculiaridades destacables, ya que existe otro gemelo, cada uno de 100.000 metros cúbicos de capacidad y 90 metros de altura que los convierte en los más grandes de España.
Sería interesante conservar el número 2, que establece contacto visual entre la fábrica y el poblado de Llaranes que se construyó para acoger a sus trabajadores. Además, con respecto al almacén, alberga en su interior pinturas murales anónimas que narran el proceso siderúrgico. El taller mecánico es un edificio de nave única y diáfana, de pequeño tamaño y que cuenta con un cuerpo bajo para oficinas que forma una plaza frente a su fachada principal. Marcos Balbín, arquitecto urbanista del Colegio de Arquitectos de Asturias, añade que existe maquinaria que testimonia cómo se funcionaba y es esencial preservarla para que en el futuro se pueda leer correctamente esa información.
Balbín sugiere que se atienda a la singularidad y el carácter identitario de las edificaciones, porque los gasómetros y chimeneas forman parte de la imagen de Avilés
Domínguez justifica que estamos ante “piezas clave en la historia reciente de la ciudad” y afirma que derruirlas supondría un error y un grave atentado contra el patrimonio. A ese planteamiento se han adherido una veintena de entidades, entre ellas la Asociación de Arqueología Industrial Incuna, el Colegio de Arquitectos de Asturias, el Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea), más de medio centenar de docentes de la Universidad de Oviedo, la Asociación Profesional Española de Historiadores del Arte, la Sociedad Española de Defensa del Patrimonio Geológico y Minero, Hispania Nostra, The International Committee for the Industrial Heritage o Save Industrial Heritage.
Balbín sugiere que se atienda a la singularidad y el carácter identitario de las edificaciones, porque los gasómetros y chimeneas forman parte de la imagen de Avilés. Encima, con 70 años de historia de la compañía en la villa, se acumulan muchas anécdotas y experiencias humanas alrededor de la fábrica, tales como la manifestación de 1978 por su posible desmantelamiento, la huelga de hambre del año siguiente que protagonizaron los aprendices encerrados en un taller de la acería LD-2 o las dos subidas de trabajadores a los gasómetros números 1 y 2 en los años 1986 y 1992 respectivamente, según recuerdan Baltar y el libro Aprendices de Ensidesa. Historia de una escuela.
Ante las dudas de qué se puede entender por identidad, Yolanda Cerra, antropóloga y Presidenta de la Asociación Asturiana de Antropología y Patrimonio Etnológico, aclara que el patrimonio es un constructo sociocultural. Ello quiere decir que “son las sociedades quienes crean esa idea, que no es objetiva y universal, no existió siempre y no existe en todo el mundo”.
Cerra explica que a partir de los años 70, el concepto se democratiza coincidiendo en España con un cambio de régimen que incluye el nacimiento de las autonomías. El patrimonio ya no se nutre solo de catedrales, palacios o expresiones artísticas tradicionalmente reconocidas como tales, sino que se abre a la noción de bienes culturales. En estos “cobran enorme importancia los valores que transmiten. El más destacado es su capacidad para representar a un colectivo que rememora un pasado asociado a él”. Es decir, el patrimonio compone una personalidad, supone un símbolo de “lo que somos en el tiempo, una herencia de los antepasados que queremos conservar y genera un sentimiento de identidad y pertenencia a un grupo”.
Mantenimiento de las instalaciones
Pero para tomar decisiones, resulta necesario tirar no solo de sentimientos y cultura, sino también de cifras. Así, según una medición aproximada de Domínguez, esas estructuras podrían representar un 5% del total de la superficie. Por otro lado, el saneamiento del lugar originaría costes que son muy difíciles de calcular, como reconoce Fruti Pontigo, portavoz de la Coordinadora Ecologista de Asturias ─que asimismo defiende la conservación de ciertos integrantes simbólicos de la ciudad─. Expone que esos suelos llevan décadas filtrando residuos y los gastos variarían, “porque no es lo mismo realizar una perforación a 1 que a 10 metros de profundidad. Aunque en nuestra región las labores de descontaminación suelen ser superficiales, porque una buena limpieza eleva mucho el desembolso económico y quien lo sufraga es el erario público”. Asimismo, como apunta Balbín, de los 40 millones de euros previstos para llevar a cabo el conjunto de las obras, alrededor de 10 o 12 se dedicarían a demoler lo existente. Sin embargo, si esos elementos se reutilizan, en lugar de emplear el dinero para ese fin, se podría invertir en una dinamización del área.
En ese sentido, se lanzan diversas proposiciones para generar actividad económica en la zona. Domínguez remarca que el Alfoz nunca ha concebido establecer un museo, sino un reciclaje para otros usos tecnológicos, de investigación o industria. Igualmente, Baltar manifiesta que “no se puede vender este solar a cualquier negocio, debe destinarse a firmas de transformación potentes, como la industria del automóvil eléctrico, nuevas tecnologías o I+D+i”. Entiende que atraerán a otras compañías que dependan de ellas e impulsarán la ocupación, pero reclama que no se especule con esas parcelas o se ofrezcan al primero que pase, porque no estamos en un ámbito cualquiera.
De igual manera, Balbín afirma que “no se puede ir dando a trocitos, por ejemplo a Química del Nalón o al Puerto porque lo necesiten. Se trata de algo mucho más trascendente” y percibe un riesgo de que la superficie se malvenda a empresas comarcales porque no hay planes industriales comarcales o regionales. “Lo que subyace es si lo que quiero es sacar rendimiento económico y político a corto plazo o estoy pensando en beneficios de largo recorrido para Avilés y por ello no se puede aplicar el modelo de hace 10 años, sino el del futuro que permitirá originar trabajo para 20 o 30 años. Y cuando dicen que hay que demolerlo todo aprisa y corriendo para generar empleo es que no han entendido lo que es crear empleo ahora”.
Así que Balbín articula un modelo que integra la Isla de la Innovación, localizada en las inmediaciones y las baterías. Detalla que aquella forma parte del Plan General del Ayuntamiento para la transformación y regeneración de la villa e implica el soterramiento del tren y abrir la ciudad a la ría. El ferrocarril debe funcionar como metro y conformar un área metropolitana entre Oviedo, Gijón y Avilés para moverse con fluidez entre estos núcleos. Cada uno tendría un rol, Gijón con su Milla del Conocimiento, Oviedo en el campo de la biotecnología y Avilés en el ámbito industrial. “Arcelor se mantiene aquí porque existe un polo de acero, aluminio, zinc, de empresas auxiliares muy competitivas, muy innovadoras y que son fuertes en el mercado exterior”, explica.
Aunque el conjunto de la antigua Ensidesa está incluido en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial, este instrumento no tiene fuerza jurídica vinculante
Por eso Sepides, que es la propietaria de baterías y de la Isla de la Innovación, debe tener claro el objetivo y aprovechar los metros cuadrados pensando en el conjunto de ambas. Debe seguir una metodología que inventaríe lo que hay, analice sus potencialidades y tenga en cuenta que a las entidades de innovación “les gustan los sitios industriales que las permitan ser identificadas con esa imagen de marca”. Incluso asevera que este es un parque tecnológico de cuarta generación que “no puede reproducir los usos del PEPA, que es un simple parque empresarial y que además resulta que está al lado de una ciudad con probablemente el casco histórico más atractivo de Asturias”.
Dificultades y modelos europeos
Sin embargo, para implementar cualquier actividad económica las mayores barreras provienen de la burocracia. Si se facilitaran los trámites, se tuviera un espacio público en orden y liberado, “te salen pretendientes por todas partes, hay un montón de firmas en el mundo que están buscando lugares donde exista actividad rica en conocimiento, que sean inmediatos a entornos urbanos y bien conectados”, comenta Balbín.
No obstante, existe otra dificultad extra, porque aunque el conjunto de la antigua Ensidesa está incluido en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial, este instrumento no tiene fuerza jurídica vinculante, como confirman fuentes de Incuna. Ninguno de los elementos localizados dentro del sector de baterías está actualmente “catalogado, inventariado o registrado, por eso carecen actualmente de protección”.
Domínguez especifica que tampoco están incluidos en el catálogo urbanístico del consistorio avilesino, donde figuran los edificios con interés histórico, artístico, cultural que disfrutan de defensa. En el verano de 2019, el Alfoz, Incuna y el Colegio de Arquitectos de Asturias solicitaron a la Dirección General de Patrimonio Cultural del Principado su inclusión en el Inventario de Patrimonio Cultural de Asturias para que puedan contar con esa salvaguarda, pero aún no se ha recibido respuesta al requerimiento.
Otra inseguridad que se puede suscitar se centra en el éxito de la reconversión de estructuras industriales para funciones distintas de las originarias. Paz Benito, profesora de la Universidad de León, recoge en Patrimonio industrial y cultura del territorio múltiples ejemplos positivos de recuperación de edificaciones históricas. Así, antiguas fábricas de curtidos, de cristal y de calzado, se transforman en los centros de empresas de La Curtidora en Avilés, Cristasa en Gijón, Can Pellers y Can Ferrer en Mallorca.
Más llamativa resulta la rehabilitación de los cuatro gasómetros en Viena para 600 viviendas, oficinas y un centro de ocio que ha provocado un florecimiento de pequeños negocios a su alrededor y ha cuadriplicado casi a sus habitantes por hectárea. Igualmente, la arquitecta Laura Hernández Gil detalla en Gasómetros. Historia y reciclaje de una tipología industrial en Europa otras 28 provechosas intervenciones como las de los gasómetros en Alemania con voluntad museística en Oberhausen, Hünfeld o Pforzheim; usos residenciales en Stade, Fichtebunker o un set de grabación de televisión y mirador en Berlín.
Con todos estos aspectos sobre la mesa, una buena parte de los agentes sociales y políticos reclaman un plan director con un examen de costes, beneficios y que se siga el patrón de transformación de ciudades postindustriales del mundo. Incuna lo resume declarando que es compatible implantar nuevos negocios con la defensa del patrimonio, esto es, no tiene por qué darse un enfrentamiento entre respetar la tradición e innovar y reclaman “dar un futuro a nuestro pasado”.
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Artículo que explica perfectamente la situación y muy bien documentado
Muy bueno y muy interesante el artículo sobre las baterías de cok en Avilés.