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Antifascismo
El movimiento antifascista exhibe su pulso en las calles de Madrid
En marcado contraste con el recogimiento en clave depresiva propiciado por la pandemia, las políticas públicas y la atmósfera mediática, el movimiento antifascista madrileño acaba de dar muestras de potencia y vitalidad en un terreno donde caben pocos equívocos: las calles.
Josué Estébanez de la Hija, militar de filiación neonazi, acuchillaba el 11 de noviembre de 2007 al joven Carlos Palomino en un vagón del metro, en la estación Legazpi, causándole la muerte. Carlos y otros activistas se proponían boicotear una manifestación racista promovida por el partido de extrema derecha Democracia Nacional en el que militaba el asesino, que fuera condenado a 26 años de prisión por el crimen. Desde la semana pasada. los colectivos antifascistas han protagonizado una serie de eventos conmemorativos en la ciudad de Madrid, que culminaron con una nutrida manifestación de alrededor de mil personas —la mayoría jóvenes— que marchó anoche por el Paseo de Las Delicias, desde Atocha hasta Legazpi.
Ordenados en filas, manteniendo las distancias de seguridad y con mascarillas, los manifestantes partieron a las 19:30h precedidos por una pancarta que decía Carlos vive, la lucha sigue, el mejor homenaje es continuar la lucha y en el pie, la fecha de su asesinato: 11/11/2007. Mientras portaban estandartes con la imagen del joven, entonaban las clásicas consignas La lucha es el único camino, Madrid será la tumba del fascismo, Fuera fascistas de nuestros barrios, Aquí están los antifascistas, De Norte a Sur, de Este a Oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste. Las más coreadas fueron sobre todo las que hacían referencia al militante antifascista: “Carlos vive, la lucha sigue”, “Carlos, hermano, nosotros no olvidamos”, entre otras.
Los colectivos antifascistas han querido mostrar su músculo con acciones de diferente tenor, realizadas a lo largo de varios días. Así, en el Centro Social Okupado La Traba el jueves 5 se proyectó —a sala llena— la película La Mort de Guillem, que evoca a Guillem Agulló, joven valenciano asesinado en 1993 por un grupo de extrema derecha. También tuvo lugar allí una charla sobre Richard, activista de Alcorcón asesinado por un grupo de neonazis, que se convirtiera en uno de los primeros símbolos de la lucha antifascista madrileña.
Posteriormente, en la noche del lunes 9, grupos de jóvenes sumamente organizados realizaron una conmovedora acción en recuerdo a Carlos en el metro de Legazpi, en la que dejaron un cartel recordatorio, coronado por profusión de flores adheridas a las paredes de la estación.
Y el martes 10, también por la noche, en un alarde de habilidad y destreza poco comunes, desplegaron una pancarta en la Gran Vía madrileña, frente a la plaza de Callao para reivindicar la memoria del joven, donde se leía Siempre contigo, Carlos, acompañado de la ya clásica imagen del rostro del muchacho con su gorra de visera.
En el comunicado con el que convocaban a la manifestación de anoche, los colectivos quisieron enfatizar el carácter simultáneo de evocación y de lucha, en clave memorialista, para resaltar la figura del activista asesinado.
“Puede parecer que mucho ha cambiado desde entonces en la sociedad, pues en trece años grandes acontecimientos han agitado nuestras vidas, pero hay cosas que siguen siendo idénticas a aquellos años”, alertaba el comunicado que puso fin a la manifestación
Y, al mismo tiempo, destacar su impronta ideológica de perfil irreductiblemente anticapitalista y antirracista: “Puede parecer que mucho ha cambiado desde entonces en la sociedad, pues en trece años grandes acontecimientos han agitado nuestras vidas, pero hay cosas que siguen siendo idénticas a aquellos años. Mientras la juventud obrera se organiza para rechazar cualquier atisbo de odio entre los pueblos que habitan en sus barrios, en la trinchera de la burguesía, donde conviven en sometimiento hacia las elites financieras policías, militantes de ultraderecha, medios de comunicación e instituciones del reino, la consigna es clara: la ley está para cumplirla y todo vale contra quien la cuestione, la critique o la combata por muy injusta que esta sea”, declara.
El texto también denuncia “la degradación de los servicios públicos, la falta de oportunidades y la creciente miseria que asola nuestras calles y da alas a la criminalidad y la degeneración que en ellas vemos.” Y, al evocar las circunstancias del asesinato de Carlos, no ahorra críticas al Partido Socialista al que acusan de haber hecho gala de permisividad ante el fascismo, señalando a la delegada del gobierno en la época, Soledad Mestre, al mismo tiempo que hacen cuestión de destacar su inspiración internacionalista y antirracista.
El comunicado culminó reiterando su vocación de movilización y autoorganización, de matriz antifascista: “Hemos estado, estamos y estaremos en las calles y en donde haga falta para combatir a aquellos que quieren imponer el imperio del terror y la avaricia. Hoy como ayer, ni un respiro al fascismo”.
La manifestación terminó sin incidentes en la estación de metro de Legazpi, donde fue depositada una corona de flores en el sitio donde Carlos Palomino fue asesinado.
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