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Economía
Salario Mínimo Interprofesional: Controversia disparatada
Desde hace varios meses, políticos, empresarios y sindicalistas están enredados en el debate sobre el aumento del salario mínimo interprofesional (SMI). Aún no se ha concretado y una parte del gobierno promete que se sobrepasará el número mágico de los 1000 euros. Quienes se oponen (empresarios todos, políticos o no) vaticinan efectos más que negativos sobre la economía y por tanto también para el incremento del empleo tan necesario, dicen, pero que destruyen. Además de que el gobierno dice de subir pero estos son los “paganinis” de esta subida que por ley les tocará pagar. La organización patronal (empresarios) dice que “la propuesta del Gobierno es inasumible para sectores especialmente vulnerables como el agrícola y aquellos intensivos en mano de obra (limpieza, hostelería, etcétera), que llevan años soportando sobrecostes de todo tipo”, bastantes más sectores y sobre todo a la pequeña empresa le supondrá una carga adicional a las delicadas situaciones que se están viviendo en este país desde 2019. No todas las empresas enfrentan por igual la subida del SMI porque, además de las grandes y medianas empresas, también hay pequeñas, pequeñísimas empresas y mucho autónomo. Tanto estas últimas como estos lo tienen muy crudo. Además que las medianas y grandes empresas, que lo único que venden es “mano de obra”, al experimentar el aumento de costes de la misma, repercutirán en sus precios el aumento, con lo cual la diabólica espiral experimentará un nuevo impulso…
Los partidarios del aumento del SMI se conformarían con una leve subida, eso sí por encima de los míticos 1000 euros. Porque es evidente que con sueldos actuales no se pude vivir con dignidad. No obstante, muy pocas mentes reinan sobre las causas de los desequilibrios que padece desde hace años la economía española en un libre mercado globalizado mundialmente. Porque la madre de todos los desequilibrios se encuentra en negociar con los derechos humanos y en España con los constitucionales para más inri.
En plena dictadura de Franco, pedir aumento salarial era más que un pecado. A pesar de ello y dadas las estrecheces que se sufrían y que indujo a más de tres millones de españoles y españolas a emigrar, en el seno del sindicato vertical, el único existente y controlado por el partido único Falange Tradicionalista y de las JONS, se llegó a plantear en distintos momentos, a través de los “enlaces sindicales”, alguna que otra subida salarial. Mi padre, persona con una inteligencia innata, además de notable y agudas dotes de observación, me decía: “salarios y precios están íntimamente unidos. Si se controlan los precios el tema salarial siempre tiene arreglo”. Y me razonaba esta sencilla frase contándome cómo desde su niñez había vivido bastantes subidas de precios, seguidas de subidas salariales, para volver a subir precios y así hasta la actualidad. El Índice de Precios de Consumo (IPC), en el último año, ha subido desde el 0,5, en enero de 2021, hasta el 6,5 de diciembre de ese año. ¿Piensa alguien que en 2022 no pasará otro tanto? El SMI en septiembre pasado se subió 15 euros llegando a 965 euros, ahora para actualizarse a la subida del IPC debería experimentar un incremento hasta los 1022,9 euros para que compense al menos el porcentaje de subida del IPC. No obstante los precios seguirán subiendo y los sueldos incrementados irán perdiendo su poder adquisitivo. Esto provocará no a mucho tardar la vuelta a requerir nuevo incremento del SMI y así desde que mi padre tenía memoria.
Los precios seguirán subiendo y los sueldos incrementados irán perdiendo su poder adquisitivo. Esto provocará no a mucho tardar la vuelta a requerir nuevo incremento del SMI
Y los precios suben, aunque no sólo, porque lo que se vende también ha experimentado una subida en el costo de ser producido. Conclusión: el desequilibrio se encuentra en las subidas de precios. Y si se regula por ley el salario mínimo con el que debe “comprarse” el trabajo ajeno ¿por qué no se regulan por ley los precios máximos de los productos de primera necesidad? Si alguien responde a esta pregunta con aquello de que “en una economía basada exclusivamente en el ‘libre mercado’ y acelerada por la globalización eso es imposible”; reconoce que este “libre mercado” no funciona para el común de los mortales y si el común dicen que es “soberano”, ¿por qué no se regulan los precios de los artículos de primera necesidad? Quien gobierna debe cumplir la Constitución y su artículo 35 deja claro lo siguiente: “1. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”. ¿En qué quedamos?