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Actualidad árabe (y más)
Expulsiones en Egipto, poesía en Gaza y violencia en Sudán
Las autoridades egipcias detienen a docenas de residentes de Alejandría “por poner en peligro la paz social” después de que protestaran por el posible derribo de sus casas. Los manifestantes acusan al estado de querer construir hoteles y centros comerciales sin ofrecerles una compensación. En la franja de Gaza, un grupo de personas acude a la poesía para aliviar el dolor de los bombardeos y lamentan la destrucción de una reputada librería del territorio, hoy reducida a escombros.
En Sudán, continúa la pugna entre comunidades en la región del Darfur, donde persisten los enfrentamientos por el acceso al agua y a la tierra en ausencia de las misiones de paz internacionales. En Bahrain, centenares de personas salen a la calle para protestar a raíz de la muerte por covid19 de un preso político completamente vacunado contra el virus.
Expulsiones sin compensación en Alejandría
Protestaban contra la demolición de sus viviendas y fueron detenidos por “poner en peligro la paz social”. Eso es lo que les ocurrió a docenas de personas el pasado fin de semana en Ezbet Nady al-Seid, un barrio de clase baja de la ciudad costera de Alejandría, en el norte de Egipto.
Centenares de personas salieron a la calle el viernes 4 de junio para frenar el derribo de sus casas. Aseguran que las autoridades pretenden vender esa y otras zonas habitadas por clases populares a inversores inmobiliarios para que se construyan hoteles y centros comerciales. Los residentes afectados y potencialmente desplazados de sus barrios denuncian que no se les ha ofrecido compensación y que tampoco se les ha consultado su opinión al respecto.
Centenares de personas salieron a la calle el viernes 4 de junio para frenar el derribo de sus casas. Aseguran que las autoridades pretenden vender esa y otras zonas habitadas por clases populares a inversores inmobiliarios para que se construyan hoteles y centros comerciales
Dos semanas antes, el diputado local Mahmoud Qassema anunció sin previo aviso que los residentes de la zona deberían abandonar el lugar y prepararse para reubicarse en viviendas alternativas, según cuentan algunos residentes. “Sabíamos que seríamos expulsados y que no podríamos hacer nada contra ello, pero al menos nos deberían ofrecer compensación”, dijo una persona en condición de anonimato en declaraciones a Mada Masr: “Decidimos mantener protestas el viernes para hacer presión y que los responsables políticos nos den explicaciones”, añadió.
Según Middle East Eye, las protestas de Alejandría no recibieron la atención de la mayor parte de la prensa egipcia, pero sí que fue cubierta por el diario favorable al presidente Abdel Fattah al-Sisi, llamado Youm7, que acusó a los manifestantes de querer vivir en chabolas y de rechazar las soluciones proporcionadas por el estado. Algunos representantes políticos han declarado en medios saudíes que la zona es un “territorio inapropiado donde la gente vive de forma marginal, lo que supone una escena inadecuada para ser vista en Egipto”.
Mientras tanto, continúa la represión contra las mujeres que se expresan en las redes sociales. El martes, un tribunal de El Cairo condenó a Rena Emad a tres años de cárcel y a una multa de 6.000 dólares por el contenido “indecente” —vinculado a la moda— que cuelga en Instagram y en Tik Tok. Emad denuncia el deterioro de su salud mental debido a la brutal represión que afronta: “acabaré haciéndome algo que no quiero hacer”.
Poesía para aliviar el dolor de los bombardeos en Gaza
“Esa madrugada del 18 de mayo, a las 5.50h de la mañana, las noticias informaban que la librería Samir Mansour de Gaza había sido golpeada por un misil. Mis recuerdos se llenaron de repente con las caras amigas con las que había estado en ese lugar, y con las cubiertas de los libros que había leído o comprado allí. Nuestros libros estaban en llamas como lo estaban nuestros recuerdos. Nuestros lugares más vitales estaban siendo aniquilados”.
Mohammed Moussa, autor de estas palabras publicadas en Al Jazeera, es un residente de la franja de Gaza que acude a la poesía para aliviar el dolor de los bombardeos contra su tierra. Lo hace desde la ofensiva de 2014, cuando escribió su primer poema bajo los misiles israelíes durante las tres horas de electricidad diarias de las que disponía. Crecer en Gaza, afirma el joven, es inspirador: “la vida aquí es poesía rota en pedazos y esparcida por todos lados. Hay poesía en las bodas, en el lamento por la pérdida de un niño o en el azul de las costas de Gaza, que me llevan a donde quiero estar y a quien yo fui”.
Moussa creó en 2018 la Sociedad de Poetas de Gaza. La conforman 30 artistas a quienes les gusta poner en común su afición por las palabras. Durante los ataques del mes pasado se escribieron mensajes online para darse apoyo e intercambiar sensaciones y versos
Moussa creó en 2018 la Sociedad de Poetas de Gaza. La conforman 30 artistas a quienes les gusta poner en común su afición por las palabras. A veces se reúnen para compartir los textos que componen y durante los ataques del mes pasado se escribieron mensajes online para darse apoyo e intercambiar sensaciones y versos. “Hace dos años descubrí que me encanta la poesía”, cuenta Nadine Murtaja, de 18 años y también miembro del colectivo: “Desde que me dí cuenta de ello, documento en el papel todo lo que ocurre en mi vida: las lágrimas y los gritos forman mi poesía, que se convierte en mi escape. Una palabra solo mía, lejana del mundo en el que vivo”. Murtaja siente debilidad por Mahmoud Darwish, el poeta palestino muerto en 2008 a quien generaciones de palestinos han leído en libros escolares: “cada vez que le leo, me encuentro a mi misma sumergida en sus palabras”.
“En Gaza no hay más salida que la poesía. Es el único medio que lleva nuestras almas a donde queramos”, dice Maha Jaraba, de 22 años y residente del campo de refugiados de-Nuseirat, en el municipio de Deir al-Balah, cercano a Gaza. “No habría sido poeta si hubiera nacido en una ciudad distinta a Gaza”, afirma Jaraba: “la vida más absolutamente oscura y sombría solo existe aquí. Los problemas que afrontamos y las emociones que nos habitan no existen en ningún otro lado. Y esos sentimientos son lo que nos lleva a hacer poesía”.
Enfrentamientos en Darfur
Al menos 36 personas murieron y docenas resultados heridas en el enfrentamiento que se inició el pasado sábado entre miembros de la tribu árabe de los Taisha y la no árabe de los Falata en la región del Sur de Darfur, ubicada en el suroeste del Sudán, según la Sudanese News Agency (SUNA).
El motivo del inicio de la pelea, que tuvo lugar en el área de Un Dafuq, no ha sido esclarecido. En el territorio existe una pugna por el control de la tierra y del acceso al agua, cada vez más escasa en la región. El enfrentamiento se postergó hasta el domingo, cuando el gobierno anunció un refuerzo militar en la zona y una investigación para averiguar lo sucedido. Las autoridades del sur de Darfur aseguran que la situación es estable y piden a los ciudadanos que “se mantengan alejados de los rumores y que preserven el tejido social”.
En abril, enfrentamientos entre comunidades árabes y la tribu de los Masalit en el oeste de Darfur provocaron la muerte de 132 personas, lo que llevó a los responsables políticos a imponer el estado de emergencia. En enero, otro combate entre grupos dejó más de 200 muertos y 116.000 personas desplazadas.
El gobierno de transición que lidera Sudán, después de la expulsión del dictador Omar el Bashir en abril de 2019, logró que varios grupos armados firmaran un acuerdo de paz en octubre. Sin embargo, los clanes implicados en los enfrentamientos ocurridos el pasado fin de semana no se encuentran entre los firmantes de dicho acuerdo. El pasado 31 de diciembre, la misión de paz impulsada por la ONU y por la Unión Africana en Darfur llegó a su fin.
Un preso político en Bahrain muere por covid a pesar de estar vacunado
Centenares de personas protestaron la noche del miércoles en las calles de Bahrain a raíz de la muerte de Husain Barakat, un activista de 48 años y considerado preso político, muerto por la covid19 a pesar de estar completamente vacunado contra el virus. Aunque el ministerio de Interior informó que Barakat había estado conectado a un respirador mientras se le atendía en un hospital, a donde le trasladaron el pasado 29 de mayo desde la prisión, los manifestantes profirieron cánticos contra el rey Hamad bin Isa Al Khalida, a quien responsabilizaron de la muerte del activista.
Bahrain atraviesa actualmente la peor oleada de contagios desde el inicio de la pandemia y ha recibido presión por parte de grupos defensores de los derechos humanos que exigen una mejora en las condiciones carcelarias
Bahrain atraviesa actualmente la peor oleada de contagios desde el inicio de la pandemia y ha recibido presión por parte de grupos defensores de los derechos humanos, que junto a las familias de los presos exigen una mejora en las condiciones de hacinamiento y de insalubridad que se sufren en las cárceles.
Las autoridades retiraron la ciudadanía a Barakat y le sentenciaron a cadena perpetua en 2018 en un juicio masivo en el que había 138 acusados más, según el Bahrain Institute for Human Rights and Democracy. El caso implicó a los miembros de un pequeño grupo considerado terrorista llamado las Brigadas de Zulfiqar. El colectivo toma el nombre de la espada del Imam Ali, el yerno del profeta Mahoma que recibe la veneración de los musulmanes chiitas. En Bahrain, un país de población mayoritariamente chií pero con gobernantes suníes, las autoridades han utilizado la desnaturalización y los juicios masivos como estrategias para reprimir la disidencia desde la primavera árabe de 2011. El propio hijo de Barakat, llamado Ali, cumple una sentencia de 22 años de cárcel después de haber sido condenado a la edad de 16 años.