We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Actualidad africana
Entre la fuerza de los hechos de Museveni y el ejemplo esperanzador de Lumumba
Las elecciones ugandesas han cumplido con el guión más previsible, el poder se ha impuesto a la democracia y, por el momento, se han frustrado las esperanzas de cambio que se habían depositado en las elecciones, pero las fuerzas renovadoras han dejado una puerta abierta, aún quedan pasos por dar. El mismo patrón se cumple en Zimbabue donde las voces críticas pasan por la cárcel. Mientras la segunda ola de la Covid19 amenaza al continente y los países reaccionan con la mayor rapidez posible y siguen trabajando para conseguir la vacuna. Y las energías de la sociedad civil siguen alimentándose del ejemplo de figuras como la de Lumumba.
En Uganda el poder gana a la democracia
Uganda ha suscitado la atención en las últimas semanas por unas elecciones que estaban cargadas de interés y de tensión y con todos los ingredientes para atraer todos los focos: un presidente que lleva 35 años en el poder y que pretende continuar aferrado al cargo; un candidato que despunta entre la oposición y que promulga una renovación del sistema y personaliza un cambio en la forma de vivir y percibir la política institucional; y una campaña cargada de épica que oscila entre la represión descarnada y los actos heroicos.La violencia fue aumentando a medida que se acercaba la jornada de voto y la última pieza del drama se colocó cuando la víspera de los comicios se cumplieron las peores sospechas y se bloqueo Internet. A toda la tensión y la incertidumbre se sumaba, en ese momento, el silencio informativo que las autoridades pretendían imponer.
Y así fue como se produjeron el jueves 14 de enero las elecciones presidenciales en Uganda, en medio de un clima de tensión, de una violencia contenida (y a veces desatada), de un incierto silencio y de las muestras de la resistencia de aquellas y aquellos que se revelaban frente al escenario de miedo propiciado por la dinámica de represión de los últimos tiempos.
En las elecciones ugandesas, junto al bloqueo de la información, se sumaban las acciones contra iniciativas de observación ciudadanas y el asedio de la vivienda del principal candidato opositor, Bobi Wine.
Desde esa jornada de voto hasta que el sábado la comisión electoral hizo públicos los resultados oficiales del recuento parecía como si la nación y las diásporas ugandesas contuvieran la respiración. La información se hacía confusa en medio del apagón de las plataformas digitales y los datos que se transmitían con cuentagotas iban preparando el terreno para los resultados definitivos, sin conseguir generar demasiada credibilidad.
Al bloqueo de la información se sumaban las acciones contra iniciativas de observación ciudadanas y el asedio de la vivienda del principal candidato opositor, Bobi Wine. Las autoridades aseguraban que habían establecido un dispositivo de seguridad en torno a la residencia de Wine para garantizar su integridad, pero impedían el acceso a la casa de periodistas, compañeros políticos e incluso de observadores internacionales como la embajadora de Estados Unidos.
El sábado, las Comisión Electoral anunció los resultados el 58,64% de los votos para Yoweri Museveni, presidente durante los últimos 35 años, y el 34,83% para Robert Kyagulanyi Ssentamu, el heterodoxo candidato de la oposición más conocido como Bobi Wine, que inmediatamente no reconoció los resultados. Tanto Bobi Wine como Mugisha Muntu, otro de los candidatos opositores, han defendido que los resultados se han falseado y Wine, que seguía encerrado en su casa, ya ha anunciado que se está preparando la reacción con las pruebas del fraude, en medio de confusos registros policiales y ataques a las sedes de su partido. Como Muntu ha comentado en las redes sociales, parece que la lucha política en Uganda entre en su “siguiente etapa”.
La segunda ola se cierne sobre el continente
Como ya hicieron cuando se detectó por primera vez el virus de la Covid19, la mayor parte de las autoridades africanas están tomando medidas drásticas ante el repunte de casos en lo que constituye la segunda ola en el continente. Desde mediados de diciembre se han ido produciendo los anuncios de diferentes gobierno en relación con los planes para detener los contagios. En las últimas semanas, países como Ruanda o Guinea Ecuatorial han ido endureciendo las medidas de restricción, de la misma manera que lo han hecho Sudáfrica o Malawi, donde la pandemia se está mostrando especialmente virulenta, tanto que los planes de contingencia se han reformulado en menos de una semana, después de que en los últimos quince días se hayan registrado casi el mismo número de positivos que en los nueve meses anteriores y que dos ministros hayan fallecido por la enfermedad.
En Senegal, por ejemplo, el gobierno ha modificado la ley de estado de urgencia y de sitio que databa de 1969, en los primeros tiempos de la independencia, para incorporar “un tercer régimen jurídico” especial para situaciones de emergencia, destinado a la “gestión de catástrofes naturales o sanitarias”.
En Malawi, en los últimos quince días se han registrado casi el mismo número de positivos que en los nueve meses anteriores y dos ministros han fallecido por la enfermedad
Mientras tanto continúan los movimientos para garantizar el acceso a las vacunas en los países con rentas más bajas, entre las promesas de colaboración de los países del Norte global(que no se cumplen), las estrategias diseñadas por los organismos regionales y continentales, las acciones de cooperación con otros países del Sur, como China e India, y las propias medidas adoptadas por algunos estados africanos.
En todo caso, como respuesta a algunas voces que intenta atribuir el retraso en la llegada de las vacunaciones en África a cuestiones logísticas y ambientales y no de desigualdad, se alza la aseveración de John Nkengasong, el virólogo camerunés que dirige CDC Africa, la red africana de centros de control y prevención de epidemias. Nkengasong ha sentenciado sin titubear: “Todos los países africanos tienen la capacidad para realizar vacunaciones masivas”. El experto camerunés ha criticado el acaparamiento que han protagonizado los países del Norte global y ha recordado la lucha por revisar el modelo de patentes para los bienes sanitarios.
Críticos en la cárcel en Zimbabue
Zimbabue parece haberse zambullido en una nueva oleada de represión de las voces críticas, en este caso a cuenta de la difusión de informaciones falsas a través de las redes sociales. El primero en ser arrestado días después de comenzar el año fue el periodista de investigación Hopewell Chin’ono, mientras que en los días siguientes fueron detenidos el vicepresiedente del MDC Alliance, el principal partido de la oposición, Job Sikhala y poco después la abogada y portavoz de la misma formación zimbabuense Fadzayi Mahere. Los tres están siendo acusados de difundir noticias falsas después de haber compartido en Twitter una información que afirmaba que la policía había acabado con la vida de un bebé en una acción para imponer las restricciones por la Covid19. El mensaje iba acompañado por un vídeo que se hizo viral.
Zimbabue parece haberse zambullido en una nueva oleada de represión de las voces críticas, en este caso a cuenta de la difusión de informaciones falsas a través de las redes sociales.
Durante la semana pasada, la abogada Mahere fue liberada bajo fianza a la espera de un juicio que se señaló para febrero, mientras que el periodista Chin’ono y el político Sikhala fueron devueltos a la cárcel después de sus vistas de fianza. Chin’ono ha sido detenido tres veces en los últimos seis meses y se ha hecho especialmente popular por investigar los casos de corrupción ligados a la compra de material para luchar contra la pandemia.
La última gran ola de acoso a la oposición y los actores sociales críticos de Zimbabue se produjo en el mes de julio, después de una oleada de manifestaciones con las que la población zimbabuense se quejaba por la corrupción imperante en las administraciones.
La sombra alargada de Lumumba
El pasado 17 de enero se cumplieron 60 años del asesinato de Émery Patrice Lumumba, el primer Primer Ministro de la actual República Democrática del Congo y una de las figuras más destacadas de los procesos de independencia africanos. Las acciones del propio Lumumba marcan la enorme talla del personaje que aún hoy sigue acogiendo bajo su sombra cualquier reivindicación de dignidad y soberanía en el continente.
En el día del aniversario de su asesinato por parte de aquellos que pretendían seguir expoliando el territorio del Congo más allá de su independencia, la figura de Lumumba ha vuelto a ser ampliamente reivindicada. Porque el pecado, o más bien la coherencia que llevo a Lumumba a la tumba (en sentido figurado, porque sus asesinos se deshicieron de su cadáver), no fue la reclamación de la independencia del Congo que las autoridades belgas ya habían asumido que tenían que conceder, sino el anuncio de que la riqueza del Congo serviría para edificar el futuro de los y las congoleñas y no para llenar los bolsillos de las empresas extranjeras. Ese es un atrevimiento que no se perdona.
En un contexto en el que crecen diversas corrientes que convergen en la reivindicación de la soberanía africana frente a las políticas y las medidas neocoloniales, la reivindicación de Lumumba es más representativa que nunca
Sesenta años después, en un contexto en el que crecen diversas corrientes que convergen en la reivindicación de la soberanía africana frente a las políticas y las medidas neocoloniales, la reivindicación de E. Patrice Lumumba es más representativa que nunca. Los actores de las sociedades civiles congoleña y muchos otros países del continente han vuelto a recordar su figura y el discurso que acabó costándole la vida y otros textos que no dejan de ser reclamaciones de un futuro mejor.
Además, en esta ocasión, hace ya unos meses que se anunció que durante este año las autoridades belgas devolverán a la familia de Lumumba un diente del padre de la independencia congoleña, los únicos restos que se conservan del político panafricano después de que sus asesinos se asegurasen de hacer desaparecer su cuerpo con la vana esperanza de hacer desaparecer su ejemplo.
El precio de los votos en la ONU
Puede parecer una simple anécdota (y quizá lo sea) pero desde el 13 de enero el continente africano tiene menos peso que el resto de regiones del mundo en las Naciones Unidas, si es que se acepta la pretendida democracia del organismo. Y ha sido básicamente por una cuestión económica, tal vez en una especie de metáfora de lo que supone el organismo.
El impago de las correspondientes cuotas ha hecho que diez países, nueve de ellos africanos pierdan el derecho a voto en la Asamblea General de la ONU, se trata de la República Centroafricana, Comores, la República del Congo, Libia, Níger, Santo Tomé y Príncipe, Somalia, Sudán del Sur y Zimbabue (la lista se completa con Irán). En los casos de Comores, Santo Tomé y Príncipe y Somalia, se les permite votar hasta el final del actual periodo de sesiones porque se considera que los retrasos en los pagos se han debido a motivos fuera de su control. En el caso de Níger, por ejemplo, pagando 6.733 dólares estadounidenses, el país recuperaría su derecho a voto; mientras que Somalia tendría que cubrir un mínimo de 1,4 millones de dólares.
Relacionadas
Migración
María Iglesias “Hay que conseguir que dé vergüenza lo que estamos haciendo con África”
Armas nucleares
Lesoto Lecciones de Lesoto
Actualidad africana
Actualidad africana Unas elecciones clave invisibilizadas o la reiteración del menosprecio a las realidades africanas
Cuando aquí en el "primer mundo" de la Cañada Real, el paro estructural, la explotación laboral y los desahucios también se colapsaron servicios y hospitales, y topamos con carencias propias de la posguerra, muchos nos seguimos acordando de la corrupción de estos últimos años. Salvando las diferencias entre paises, la corrupción siempre hace daño allá donde se enquiste, no importa dónde.