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Racismo
De autorepresentación, colores y censos. Con entrevista a Mba Bee Nchama
Sobre la representación y políticas de la identidad en la política española. Una opinión panafricanista de Mba Bee Nchama, entrevistado por Pablo Muñoz Rojo, sobre la elección a destiempo de Rita Bosaho “No habrá Antirracismo Político dentro de la Izquierda, ni debe existir una Izquierda otra cosa que no sea blanca. Por eso lo de Izquierda blanca no me convence. Todos los referentes teóricos, históricos y políticos de la Izquierda han dejado fuera la cuestión de la racialización como opresión que está en la base de la construcción del Estado Español. No es raro que la Izquierda actual haga lo mismo”
[DEBATES ABIERTOS_COLABORACIÓN EXTERNA]
En los últimos días desde Estados Unidos nos han dejado bastante perplejos una vez más. Resulta que Antonio Banderas ha sido señalado como “person of color” (persona de color) en varios medios estadounidenses en referencia a su nominación para los Oscars.
Rápidamente la gente ha saltado a decir que los españoles no son “personas de color”. No quieren ser identificados con ellos. En España, hace tiempo, se llevó a cabo un ejercicio para desprenderse de todo lo que les vinculaba cultural, e incluso biológicamente, a la llamada África negra.
Porque aquí, Banderas es blanco y mucho, pero los contextos importan. Y eso puede que signifique que en EEUU no lo sea, sobre todo desde una perspectiva del racismo cultural más que del racismo biológico. O quizás nunca fue blanco, ya que como siempre recuerda el historiador Antumi Toasijé, en los españoles hay mucho más de negro de lo que creemos. Lo queramos o no, somos más africanos que alemanes.
Pero igual que Banderas es-leído como un hombre blanco en España, es decir goza de los privilegios que significa serlo, Alba González también lo es.
Alba fue seleccionada para ser la directora general de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial, dependiente del Ministerio de Igualdad que encabeza Irene Montero. Esto evidentemente fue recibido como un chorro de agua fría por parte de la población racializadade de ahí que se iniciara una campaña señalando cómo una vez más la izquierda abanderada de las luchas sociales dejaba sin representación a estas poblaciones. Las preguntas que surgieron fueron varias: ¿no había otra persona preparada para ese cargo que no fuera blanca? ¿A día de hoy nos imaginaríamos una Oficina de la mujer dirigida por un hombre? ¿Una oficina de diversidad sexual dirigida por una persona heterosexual? ¿Entonces por qué se imaginaron a una mujer blanca dirigiendo este espacio?
Sobre esto nos ha dado su opinión durante una entrevista Mba Bee Nchama, portavoz del Movimiento Panafricanista de España y psicólogo comunitario:
- Tanto de Irene Montero como la propia Alba González se presupone, o se espera de ellas, que tengan asumido el discurso de la importancia de la autorepresentación en tanto que mujeres que exigen desde sus posturas políticas la necesidad de esta para las mujeres dentro de la política. Siendo esto así, ¿Por qué no se eligió en un primer momento a una persona racializada para el cargo que asumió Alba González?
Eso viene de muy lejos. Históricamente las personas racializadas siempre ha sido desposeídas de su derecho de autorepresentación. Antes en la metrópoli, los colonos eran los que decidían sobre los asuntos relacionados con los colonizados y, de alguna manera, la Izquierda ha heredado de manera acrítica ese rol de representante de las personas racializadas. Por lo que no importa mucho si nos identificamos o no con quien tiene que gestionar políticas relacionadas con nosotros.
-¿Por qué es importante que haya una persona racializada en ese cargo?
Porque es una manera de reconocer al sujeto político racializado. Ya no solo desde el discurso decolonial. Desde el Enfoque de Derechos Humanos, la participación efectiva y vinculante del titular de derechos es básica y eso incluye los puestos de toma de decisiones. Sin embargo, hace falta aclarar que todavía estamos en el ámbito de la representación simbólica, desde mi punto de vista, Rita Bosaho sigue siendo parte de Podemos y no ha sido nombrada por la conciencia política de Unidas Podemos y sus ganas de aliarse con el Antirracismo Político, sino por todo lo contrario, porque no quisieron reconocernos y nosotros nos hemos impuesto.
-¿Por qué a la izquierda blanca aún le cuesta entender esto?
Lo primero es que yo no utilizaría aquí el término Izquierda blanca, de hecho no me convence mucho, a pesar de que a veces lo utilizo. Izquierda, Derecha y Centro político son categorías que, según he podido leer, nacen en el contexto de la Revolución Francesa, a la izquierda del presidente de la Asamblea se situaron quienes no estaban de acuerdo con que el rey tuviera poder de vetar decisiones de la asamblea, a la derecha los que sí y en el centro los dudosos. Pero lo importante es que en ese momento, las personas negras, por ejemplo, la esclavitud nos había colocado en la misma categoría jurídica que una mesa. De hecho, contra esa realidad nuestros ancestros hicieron la Revolución Haitiana. Luego podemos analizar la práctica política histórica de la Izquierda, es colonial o paternalista, que es lo mismo. No por nada, un texto referente del Antirracismo Político o decolonialidad militante en Francia como es «Los blancos, los judíos y nosotros» de Houria Bouteldja empieza ordenando el fusilamiento de Sartre, quien es un referente de la Izquierda en el siglo XX. Es muy importante asumir el antagonismo entre la Izquierda y el Antirracismo Político, que no imposibilita la alianza, siempre que nos reconozcamos mutuamente. No habrá Antirracismo Político dentro de la Izquierda, ni debe existir una Izquierda otra cosa que no sea blanca. Por eso lo de Izquierda blanca no me convence. Todos los referentes teóricos, históricos y políticos de la Izquierda han dejado fuera la cuestión de la racialización como opresión que está en la base de la construcción del Estado Español. No es raro que la Izquierda actual haga lo mismo. Cuando Unidas Podemos dice que quiere un país que sirva los intereses de la «gente», se ve que nosotros no formamos parte de esa gente, o si es que formamos, parte, vamos como invitados por la Izquierda, no con voz propia.
-¿Qué llevó a Alba a dimitir? ¿Por qué crees que finalmente se tomó esa decisión?
Alba dimitió por la fuerza que va cogiendo el Antirracismo. Y, tal vez, también porque la Izquierda actual, mientras igual de racista y colonial que la Derecha, tiene cierta vergüenza, es decir, las políticas racistas las hace con cierto remordimiento. Con lo cual, la rectificación se transforma en una cuestión moral y no de responsabilidad política. Es decir, siempre que puedan hacer políticas racistas sin que nadie les pueda censurar, las llevarán a cabo. Por eso Pedro Sánchez sacó pecho, frente a Abascal en el debate a Cinco de las últimas elecciones generales, de haber conseguido reducir la llegada de personas migrantes a las costas españolas sin mediar el discurso racista desacomplejado de VOX. Lo que vino a decir Sánchez es algo así como que nosotros somos igual de racistas que ustedes en nuestros actos, pero lo andamos gritando a los cuatro vientos.
-Hemos visto todo tipo de reacciones en la prensa tras la rectificación de Alba. Una de ellas presentaba un titular que decía... “Si Alba fuese negra tendría trabajo; si Rita fuese blanca, no”... ¿Tienes algo que decir sobre estas reacciones?
Sobre las reacciones, algunas son abiertamente racistas y otras muestras un analfabetismo muy grande sobre la cuestión del racismo y el antirracismo. Yo añadiría simplemente que esas reacciones solo son el comienzo. Tenemos que aprender a enfrentar todas las reacciones porque si seguimos avanzando sin renunciar a ninguna línea del antirracismo político, las reacciones irán in crescendo.
-Mucha gente al hilo de este asunto se ha topado por primera vez con la palabra racializados, y parece ser que no la entienden por un lado o que no les gusta por otro. ¿A qué crees que se debe?
Bueno a muchas razones, la primera es el desconocimiento. El término racializada/o es muy reciente, tendrá entre 10 y 15 años. Luego está el rechazo que viene tanto del universalismo blanco que, siendo el que racializó a la humanidad, después han decidido que las razas no existen y se han quedado en esa trinchera, incapaces de entender que de este lado, nadie está reivindicando las razas como realidad biológica, sino la raza como constructo y, sobre todo, como construcción social del poder. Por último están quienes nunca lo van a aceptar cuando se enteren de lo que estamos cuestionando y poniendo en tela de juicio.
-¿Cuáles dirías que son los principales retos de Rita en ese puesto?
Uno de los retos es que la próxima persona blanca que sea nombrada a ese cargo lo rechace antes de que se haga oficial. Otro reto, sin ir más lejos, dentro de la misma lógica de representación simbólica, el área de igualdad de género, el de políticas LGBTIQ o el mismo Instituto de la mujer los ocupe una mujer racializada.
-¿Cuál debe ser la relación ahora de Rita con los colectivos antiracista? ¿Cómo de exigentes tienen que ser estos al ser un cargo público?
No tenemos que ser más exigentes con Rita que con Pedro Sánchez, con Pablo Iglesias o con la propia Irene Montero. Los objetivos del antirracismo no pasan por ir situando a personas racializadas dentro de los partidos, al contrario, para que Rita pueda tener fuerza en ese puesto, debe haber un movimiento antirracista radical. Sólo poniendo a gente racializada en puestos de representación simbólica no habrá cierre de CIEs, ni reparación por la colonización y la esclavitud, como exigimos desde el Movimiento Panafricnaista de España, ni una Ley de Memoria Histórica que tenga en cuenta nuestros muertos, víctimas de la colonización y el imperialismo. A Rita no hace falta que le pongamos más presión de la que ya le hemos puesto encima al haber reclamado públicamente que ese puesto lo ocupara una persona racializada y ella ser nombrada como consecuencia de ello.
…….
La pregunta de quién es negrx, dónde lo es, y la importancia de la identidad y la autodefinición nos lleva a la trascendencia del censo.
Los movimientos sociales (blancos) no incluyen en sus demandas problemáticas asociadas al racismo debido al desconocimiento de esta realidad a veces por banalizarla y otras literalmente por negarla, situación que se vuelve compleja porque en principio esta realidad no está recogida en datos. ¿Cuándo ha crecido o se ha normalizado el feminismo? Cuando han podido comprobar, más allá de sensación, subjetividades y experiencias personales sociabilizadas, que las mujeres ganan por lo general menos que los hombres, acumulan tasas de paro mayores, son asesinadas en un número mucho más amplio por el mero hecho de ser mujeres, son violadas y acosadas mucho más que los hombres, están en una menor proporción en puestos de poder, y así un largo etc.
El politólogo y activista antirracista Yeison F. García señalaba en un artículo en El País hace unos años que en el Informe del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de la ONU que elaboró tras su visita a España en el 2016 se pedía “que se recaben datos demográficos sobre la composición de la población desglosados por comunidades territoriales, garantizándose la auto adscripción identitaria, y el anonimato, es decir, que existamos estadísticamente hablando. Actualmente no sabemos el número de las personas pertenecientes a la comunidad africana y afrodescendiente y las problemáticas específicas que nos afectan”.
A fin de cuentas, el censo debe ser el retrato más ajustado posible de la población de un país. Sin datos difícilmente se puede conocer la situación de estas poblaciones, y por lo tanto no se puede aplicar políticas concretas que vayan dirigidas a las realidades específicas que experimentan, como se hace por ejemplo con el caso de las mujeres u otros colectivos poblacionales.
Elaborar estos censos no es fácil, tiene mucho que ver con las identidades, y estas ni son estáticas ni son unilaterales. Así mismo el auto-reconocimiento, según qué, viene muchas veces condicionado por las cargas y connotaciones que implican unas identidades u otras, ya que como es sabido (o debería serlo) una persona negra o gitana no recibe el mismo trato ni tiene las mismas cargas simbólicas que una persona blanca. Sobre esto, es decir, sobre la construcción de identidad y el trabajo para reforzarlas, tienen mucha más experiencias en otros países de América. En varios de estos países se recoge en los censos, desde hace más o menos años según el país, el porcentaje que representa a las diferentes poblaciones en función de su raza (siempre entendida como una construcción social y no biológica). Cada país utiliza una pregunta distinta, la cual no siempre fue la misma. En Brasil, Estados Unidos y Colombia estas preguntas son:
En el caso de Brasil:
oSu color o raza es: blanco/negro/amarillo/pardo/indígena/
desconocido.
En el caso de Colombia:
o ¿De acuerdo con su cultura, pueblo o rasgos físicos, es o se reconoce cómo?: indígena/rom/raizal del archipiélago San Andrés y Providencia/ palenquero de San Basilio/negro(a)/mulato(a)/afrodescendiente.
En el caso de Estados Unidos:
o¿Cuál es su raza?: blanca/negra o africana americana/india americana o nativa de Alaska (opciones de varios pueblos indígenas) /blanco/negro/mestizo o mulato.
La precisión de los datos facilitará reconocer la situación y por lo tanto la toma de decisiones políticas sobre ella. Siempre teniendo en cuenta que los procesos de auto-reconocimiento los contextos son importantes, y los procesos históricos, las dinámicas sociales, las desigualdades y otras variables afectan a la construcción de las identidades. Por eso el sociólogo estadounidense Tukufu Zuberi, en su ensayo El estudio de raza: la transición demográfica racial en América, señala cómo “la persona que es blanca en Brasil puede ser negra en Colombia o Ecuador, una persona que es negra en Colombia y Ecuador puede ser “de color” en África del Sur, y puede ser que todos sean negros en los Estados Unidos de América”.
En tiempos que se hablan de la importancia de la Constitución, la cual como todo reglamento puede y debe ser modificado adaptándose a los tiempos, demandas y necesidades de las poblaciones, sería conveniente una revisión de esta para permitir que el Instituto Nacional de Estadística (INE) pudiera recoger esta categoría en las encuestas del censo. Portugal, con una situación similar a España, decidió que a partir del 2021 el censo incluiría la categoría de la “raza”. Y a España le vendría bien seguir ese camino. Ello facilitaría mucho el trabajo que va a tener Rita Bosaho, pero sobre todo, permitiría elaborar un diagnóstico más completo sobre la realidad de racismo que existe en España. Esto teniendo en cuenta, que los datos ni son todo ni nos cuentan todo.
España se acaba de dar cuenta de que Rita existe, de que hay negrxs, de que exigen representatividad y está en shock con esa nueva palabra “racializados”. Y eso, aunque pueda no parecerlo, es bueno. Porque es bueno entrar por lo menos en el debate. Existir.
Analizar y denunciar el racismo de Estado desde una perspectiva decolonial.
Revisar la construcción ideológica del Imperio español, su historia colonial y sus pervivencias, rastreando el origen de las relaciones de dominación y opresión que enfrentan las comunidades racializadas y/o provenientes de la migración postcolonial.
Desvelar las heterarquías del poder moderno en torno a la raza, la clase, el género, la sexualidad, la espiritualidad…
Afianzar las condiciones de posibilidad para el desarrollo de un antirracismo político en el Estado español.
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